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Anorgasmia: no llego

Anorgasmia: no llego

En torno al orgasmo femenino hay muchos mitos, parece ser que siempre, siempre tenemos que alcanzarlo cuando tenemos una relación con penetración. Sin embargo,  muchas veces no se llega por este camino. Hoy Arancha, sexóloga y colaboradora, nos habla de la anorgasmia en este interesante post.

Malasmadres_sexologa

* Podéis seguirla en @atajou y en la web de Sexorum.

Hay días perfectos. De esos en que el cosmos se alinea con tus deseos y todo te sale a pedir de boca. Son excepciones, no te vayas a creer, porque el cosmos sabe que te puede dar un ‘parrús’ por exceso de buena suerte o, peor todavía, te puedes acostumbrar.

Los buenoshijos se levantan de buenas y salís de casa en armonía, paz y concordia y con suficiente tiempo como para que no tengas que contar los segundos que tarda cada semáforo en pasar a verde.
Llegas al trabajo y encuentras sitio justo en la puerta. A la hora del desayuno sales a comprar unas cartulinas para una manualidad de la buenahija y ves esos botines que llevas buscando todo el invierno, 70% de descuento y justo tienen tu número: una ganga.

Como no has tenido que aparcar el coche en Pernambuco, te puedes permitir comer con un poco de tranquilidad y salir del edificio sin parecer una estrella fugaz. La tarde se desarrolla tranquila y casi sin peleas entre los dos niños. Baños, cenas y los dos en la cama y dormidos a las 9 de noche.
Alumbrada por la estrella de la buena suerte decides que esta noche será La Noche.
Te acercas con aviesas intenciones al buenpadre que se muestra encantado… Y tú piensas: “esta noche será como en las películas: ¡llegaremos los dos a la vez!”… pero no, tú no llegas y aunque todo ha sido fantástico te preguntas por enésima vez: “y yo, ¿por qué no tengo orgasmos?”.

¿A dónde queremos ir?

¿Qué es no tener orgasmos? A menudo con la expresión “no tengo orgasmos” se hace referencia a algo mucho más concreto: “no tengo orgasmos en las relaciones eróticas con mi pareja” o “no tengo orgasmos durante la penetración” o, más aún, “no tengo orgasmos durante la penetración y simultáneamente con mi pareja”… Conviene entonces coger el mapa y pensar dónde estamos realmente y luego… ¿a dónde queremos ir?

En el año 1977 se publicó el libro “El Informe Hite: Estudio de la sexualidad femenina”. Mostraba clasificados y ordenados los datos relativos a las costumbres y prácticas eróticas y amatorias de miles de mujeres norteamericanas anónimamente encuestadas. Algunos de los más polémicos resultados fueron que el 70% de las mujeres no habían tenido orgasmos mediante la penetración, pero eran capaces de alcanzar el orgasmo fácilmente mediante la masturbación u otras estimulaciones clitoridianas y sólo un 30% de las mujeres participantes en el estudio habían experimentado alguna vez un orgasmo durante el transcurso del coito.

Dentro de las críticas que tuvo el informe, una de ellas fue que era posible que la muestra de población que respondió el informe tuviera un sesgo, de manera que los datos obtenidos no pudieran extrapolarse al conjunto de la población. Sin entrar en esta polémica, diré que cuando el río suena, agua lleva. Y en este caso concreto, este ruido, ponía de manifiesto una realidad, que en materia de sexualidad el estudio científico se había hecho durante años (mejor, siglos) al revés: primero teorizando, para después observar la realidad y tratar de encajarla con las teorías creadas previamente. ¿Os imagináis que en física se hubiera formulado una teoría de la gravedad según las ideas o pensamientos de algún reputado científico, sin ninguna observación previa, y luego se hubiera intentado hacer cuadrar dentro de esta teoría los fenómenos físicos observados? Imaginad una teoría de objetos que se atraen según la intensidad del color que muestran, por ejemplo… Parece un sinsentido. Sin embargo, esto es lo que ha ocurrido con el estudio de los sexos durante muchos siglos, tanto de sus relaciones, como de su erótica, amatoria, orientación, etc…

En particular, esto ha ocurrido con los orgasmos femeninos, de manera que se ha dado por supuesto que las mujeres tenían que tener orgasmos durante las relaciones con penetración y gracias, precisamente, a esa penetración. Se tachó a las mujeres que no lo conseguían de incompletas o con sexualidad “infantil”, provocando que un buen número de ellas se sintiera mal por el hecho de no conseguir orgasmos de esta manera, aunque disfrutara enormemente de sus relaciones eróticas y aunque sí tuviera orgasmos de otras formas.

En nuestros días los orgasmos en la relacionas eróticas son como el valor en los toreros: se dan por supuestos. Y, si hay una vagina por medio, en muchas ocasiones se les ponen además las condiciones adicionales de ser conseguidos durante el coito y mediante la penetración de la pareja y, por si esto no fuera ya un reto suficiente, a la vez que él/ella. Si nos fijamos en las novelas y películas, románticas o no, y en las series televisivas, tenemos un sinfín de ejemplos en los que las relaciones amatorias se producen según este patrón.

Entrar en las relaciones eróticas a la búsqueda del orgasmo es convertir una oportunidad de tener una experiencia placentera en una búsqueda a “pico y pala”. Se entra ya con el deber en mente: hay que llegar. Pero el deber es el antónimo del deseo. Cuando el deber entra, el deseo suele salir por una ventana. Y, además, el orgasmo suele ser huidizo, si lo buscas, se muestra inalcanzable. Es como intentar quedarse dormida cuando se tienen pocas horas: meterse en la cama con la idea de que “tengo que dormirme en seguida porque estas pocas horas me tienen que cundir” es una estupenda manera de pasarse un buen rato con los ojos como platos, desvelada completamente, porque tanto el sueño como el orgasmo son procesos fisiológicos que tienen lugar cuando se producen unas condiciones previas… pero “cuando ellos quieren”.

Para dormir, una de las condiciones necesarias es relajarse lo suficiente como para poder abandonarse al sueño. Para alcanzar el orgasmo, o más bien, para que el orgasmo nos alcance a nosotras, disfrutar, abandonarse a las sensaciones que nosotras mismas o nuestra pareja nos producen son unos buenos primeros pasos para lograrlo.

Antes de acabar, me gustaría pediros unos momentos para responder unas preguntas que encontraréis en este enlace y que nos ayudarían a conocer qué necesitáis. ¡Gracias!

Y vosotras malasmadres, ¿qué opináis acerca de este tema?

Han comentado...

  1. Hola! les cuento que en 10 años que llevo con mi marido y dos hijos de 3 y 5 años. Jamás he tenido un orgasmo durante nuestras relaciones sexuales. Al masturbarme los tengo. No siento ganas inaguantables de hacer el amor cuando veo a mi marido (que es atlético y bien dotado), no logro realmente excitarme. Sé lo comenté en la crisis que tuvimos a los 8 años de matrimonio y algo mejoró, aun así seguí sin orgasmos. Me diagnosticaron depresión, tomé medicamentos que incluían derivados para reactivar la líbido, aún así no pasó nada. Por ahora estoy separada, por lo mismoo, no veo sentido seguir estando en una relación donde yo no siento pasión, ni deseos, ni gusto por él. Muchos años me seducia su inteligencia y cultura que es impresionante, pero hoy por hoy, pienso que no por ello deben seguir pasando los años al lado de una persona sólo para estar acompañada y seguir los estándares de familia ideal que te plantea la sociedad. Un saludo cariñoso a todas!

  2. El secreto es buscar el metodo que mejor te vaya, si no es penetracion, pues a otra, mi pareja yo llevamos 15 años entendiendonos de maravilla, pero al principio fue duro, pensaba que tenia algun problema.

    Gemma

  3. Se me cortó, como el orgasmo, jejejej. Bueno como decía descubrí que no tenía por qué tener orgasmos con penetración. Nunca los había tenido entonces y sigo sin tenerlos. Pero no me ha preocupado desde los 16 años en que lo leí. Lo que sí me preocupa más es que no llegue masturbándome. Tengo que usar cacharros y aún así es poco satisfactorio. Con mi pareja es mucho mejor, con cacharritos o con su dedo.

  4. Hola, yo como soy buenaabuela me leí el informe Hite en su momento. Descubrí q

  5. Hola. Recomiendo la serie “Masters of sex”. Es una ficción sobre el estudio real realizado en los años 60 por Bill Masters y Virginia Johnson entorno a la sexualidad. Maravillosa.

  6. Creo que hay que restarle importancia al origen del orgasmo..si es vaginal …por clitoris….es placer por favor….que más da. Generalmente hay todavía mucho mito en todo esto…como la.masturbacion que hace que luego no llegues…. Es fundamental quitar todos esos errores de la cabeza para que el cuerpo funcione!!!!

  7. Yo se si voy a llegar o no, depende de lo “hot” que esté antes incluso de empezar con los besos o mientras los besos. De eso depende muchas veces. Es decir, llego si yo me lo guiso, si yo me muevo… No esta en función de lo que el haga o deje de hacer…

  8. Yo casi siempre tengo orgasmos. Lo que no tenemos es mucha frecuencia desde q nacio la peque. Mas por mi. Asi que ahora cuando no estoy inspirada es casi un trauma en la relacion. Me persigue por si algo no esta bien o ha hecho algo mal. Es un poco agoviante…..

    1. Hola Marta:

      Este es el lio que hay ahora, que ya no se trata tanto de disfrutar con lo que se hace, como de conseguir el orgasmo sí o sí.

      Ánimo y un abrazo,
      Arancha

  9. Uffffff….creía que me pasaba algo! Y es que con la ratita tenemos poco tiempo para el tema y yo a veces no estoy concentrada al 100% con lo que me sentía frustrada! Y parece que cuanto más lo buscas más huye! Incluso los días que estamos solos, me cuesta ponerme a tono… Además, a ellos creo que les cuesta entender que no lleguemos siempre y por más que explicas, creo que no se convencen del todo y piensan que no disfrutamos.

    1. Hola Vicky:

      la erótica femenina y la masculina tienen claves diferentes. En la erótica femenina el componente emocional tiene un gran peso. Aunque una persona con una erótica de este tipo (sea hombre o mujer) no llegue al orgasmo durante un encuentro amatorio, la conexión emocional que se produce en ese momento con la pareja puede resultarle igualmente satisfactoria y gratificante.

      Dependiendo de las circunstancias y de tu gestión vivencial, puede ser difícil eliminar de tu cabeza preocupaciones, tareas para hacer, etc… durante las relaciones amatorias, pero tener la cabeza en otro sitio dificulta disfrutar lo que estás haciendo en el momento presente. ¿No crees?

      Un abrazo,
      Arancha

      1. No estoy de acuerdo en que, en la erótica femenina el componente emocional tiene un gran peso. Siempre estamos con los mismos tópicos.

        Creo que el componente esencial es el deseo, que no tiene que ver con la afectividad, puedes querer o no, a la persona con la que te acuestas.

        El mayor hándicap que veo a todas las que somos mamis, es el cansancio, debido al cúmulo de tareas que tenemos que hacer frente a diario.

        Tomarse un tarde o una mañana para nosotros mismos y para estar con tu pareja es una forma de “activar” el deseo.

        Creo que si se quiere, se puede conseguir ese espacio para disfrutar.

  10. Como siempre, Arancha, ¡GENIAL!; eso de poner palabras a lo que sentimos, experimentamos, pero no hablamos (o hablamos poco y de manera sesgada)…
    Me encanta sentirme una mujer normal, del montón. ¡GRACIAS!

  11. Me ha encantado el artículo!!!!! La verdad es que me sentía un poco “bicho raro”, y a veces incluso frígida… Me sentía culpable, y hasta me avergonzaba. Pero ahora veo que lo que me “pasa” es lo que tiene que pasar, y que soy una mujer completamente normal. Porque orgasmos, haberlos haylos, jajajajaja. Pero claro, no de la manera con la que ellos fantasean…

    1. Hola Teresa:

      Haberlos, haylos, como las meigas. Ahora, eso no significa que todas tengamos que alcanzarlos de esa manera.

      Un abrazo y me alegro de haberte hecho sentir mejor.

      Arancha

  12. Pero qué bien escribe esta chica siempre!!
    Me encantan tus posts y lo sabes.
    Por aquí no hay problemas con la ruta ni con la llegada a la meta, el problema es iniciar la marcha.
    Con lo que hemos sido! Bueno, con lo que he sido, porque mi señor esposo con una miradita ya está en marcha Pero en lo que a mí respecta, el día a día puede conmigo…
    Pero estamos trabajando en ello. Palabrita del niño Jesús.

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