¿Qué quieres encontrar?

2
¿Dónde está mi Navidad?  Enfocando las fiestas con niños

¿Dónde está mi Navidad? Enfocando las fiestas con niños

Malasmadres-maribel
* Puedes seguirla en su web ‘Sácate el carnet de padre’, un proyecto de formación de educación de los niños pero centrado en los padres y en las madres.

¿Recuerdas esa Navidad sola, o en pareja? Remolonear con las amigas, en casa de los padres, sin preocupaciones sobre qué comerás o si es juicioso tomarte el tercer gin tonic de la noche… no, la verdad es que yo tampoco me acuerdo. Y es que la experiencia navideña da un vuelco en cuanto aparece algún buenhijo… ¡Para bien y para mal!
Para empezar, como en tantas otras cosas, pasas de ser protagonista y estrella a mera actriz de reparto, las rutinas, las comidas, conversaciones y regalos empiezan a orbitar hacia otro centro de gravedad llamado buenhijo, y eso no hay quien lo pare. ¡Por lo menos hasta que empiece a hacer manualidades en el cole y sea él el que te regale un clásico cenicero de barro a ti! (aunque no fumes).
Otro cambio al que acostumbrarse es a ser “organizadora” de las actividades navideñas (aunque algunas ya teníamos cierta experiencia en esto). Hay belenes que ver, turrones que comprar, cabalgatas con camellos a las que acudir, Cortylandias que visitar y Papás Noeles con los que hacerse fotos… uf, perdone, ¿no puedo devolver al buenhijo hasta después de las fiestas?
Afortunadamente, los centros comerciales saben de nuestros problemas y nos van advirtiendo con tiempo de que se acerca esta época del año: la navidad… no creas que lo hacen para vender más, qué va, se trata de un aviso a las malasmadres para que no nos pille desprevenidas, que luego todo son prisas, nervios y llanto.
En fin, los cambios están ahí, pero al final, como todo, depende un poco de cómo te lo tomes. Actitudes ante la Navidad hay muchas: están los que “las odian”, los que las siguen celebrando como si tuvieran seis años, los que pasan… Sin embargo, entre los buenoshijos del mundo la actitud suele ser solo una: ¡esto es lo más! Y claro, estas cosas se contagian un poco, y son muchas las malasmadres y los buenospadres que reviven, aunque sea un poquito, la ilusión de cuando eran pequeños por estas fechas.
Según la edad de los buenoshijos, la experiencia cambia bastante. El primer año, claro, la cosa les da bastante igual a los pobres: bastante tienen con lo suyo, controlar esos apéndices que les salen y mandonear a los grandullones que están a su alrededor. Quizá sea alrededor de los tres años cuando van teniendo más consciencia de que algo especial está pasando, y se ilusionan con las luces y (¡ay!) con los regalos. La cosa va in crescendo y sobre los 6 años está en su pleno apogeo. Pero bueno, algunos consejos comunes se pueden dar para encarar las navidades siendo malamadre:
No hace falta inundarles a regalos: ¿qué es lo que más recuerdas tú de las navidades de tu infancia? Para mí, lo que me viene a la cabeza es la caza de los regalos la noche de reyes (mis padres me los escondían por todo el salón), las excursiones a comprar turrones, ir a ver los camellos de la cabalgata y ver a mis primos. Me acuerdo de algunos juguetes, claro, pero lo que recuerdo mejor y con más cariño son las actividades, las cosas que hacíamos en familia, y esto puede ser una buena guía sobre dónde orientar nuestros esfuerzos en la navidad: no hace falta tanto regalo si hacemos cosas chulas juntos.
Preguntarles a ellos qué quieren hacer: los niños pueden cambiar tanto de un año para otro que lo que les encantó las fiestas anteriores a lo mejor no les apetece tanto estas. O también podemos pensar que lo que nos gustaba hacer a nosotras les gustará también a ellos. Pero no necesariamente es así, y a lo mejor apetece más ir a Faunia a ver los pingüinos que volver otro año al Cortilandia. Con hacer una pequeña encuesta familiar, saldremos de dudas.
¡Esconde bien los regalos!: una amiga mía me contó que su hija de 3 años encontró por casualidad (¡eso habría que verlo!) un regalo que había escondido en el armario a principios de diciembre. Claro, la criatura fue corriendo a su mamá toda emocionada gritando ¡mami, me has comprado un regalo! Como no era cuestión de estropearle la sorpresa a la buenahija, mi amiga se lo tuvo que comer con patatas y ale, un regalo más a comprar para navidad. Procurad que no os pase lo mismo… yo, desde luego, llegada una edad (cuando ya sospechaba de qué iba todo esto) no dejaba rincón de la casa sin revolver buscando los regalos. Un punto para mis padres porque jamás descubrí nada sospechoso.
No te olvides de ti: las navidades son unas fechas muy centradas en los niños, y es fácil a veces olvidarnos de que estamos ahí. Haz pactos con tu pareja para tener vuestros momentos especiales. ¡No seas de esas que dicen “a mí no me regaléis nada, que ya tengo de todo”! Ya tenemos suficiente abnegación el resto del año.
Mejor prevenir que curar: con la vuelta al cole después de las fiestas, lo mejor es que se vayan haciendo un poco a la idea. Háblales del cole, retoma un poquito su horario normal, que haga alguna actividad para el cole (una ficha, un dibujo…) y, el primer día, que se lleve algún juguete para fardar, que es esencial en la infancia.
Se pueden decir muchas cosas de las navidades con buenoshijos, pero al final nos podemos quedar con una: aprovecha. Ver a los niños tan emocionados, con ilusión, hacérselo posible y compartirlo con ellos… ¡por cosas como estas nos hacemos malasmadres!
¿Y tú cómo vives la Navidad, eres de las que quieren que pase volando o las disfrutas más que los buenoshijos?

Han comentado...

  1. Hola Karen! No me extraña que trabajando en un supermercado se te atraganten las navidades… a tí y a cualquiera! Pero hacer estas cosas con los buenoshijos suele ser bastante agradecido y les encanta, no como otros sacrificios que hacemos por ellos (médicos, reuniones del ampa, actividades extraescolares…). Esto por lo menos les hace ilusión. Ánimo y felices fiestas!

  2. Estupendo el post! Es verdad, mirando para atrás lo que mas recuerdo son las actividades que mi madre siempre dejaba para navidad. Ella es funcionaria, tiene los días llamados “moscosos” y se los reservaba para cogerlos todos juntos en navidad y llevarnos a mi hermana y a mi al cine, al zoo, al parque de atracciones y, por supuesto, a cortilandia y a la cabalgata. Yo, como ya comenté en otro post, trabajo en un supermercado y desde entonces tengo las navidaddes atragantadas. Pero desde que nació la buenahija hago de tripas corazón e intento buscar las ganas y el tiempo para que disfrute de la navidad: llevarla a ver belenes, ir a ver a papa noel y a los reyes, cortilandia, la cabalgata… Que estrés!! Malasmadres dadme fuerzas!!

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *