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Cómo ayudar a los buenoshijos a construir su autoestima

Cómo ayudar a los buenoshijos a construir su autoestima

En muchas ocasiones,  hemos dicho que nos gustaría que nuestros buenoshijos tuvieran una buena autoestima. Que se quieran y se traten a si mismos es algo que me preocupa de las buenahijas. Maribel Gámez, psicóloga infantil y  nuestra colaboradora, ha preparado un post con herramientas y habilidades para el fomento de esta autoestima en nuestros hijos. Hoy, además, nos invita a bucear en nosotros mismos.
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*Puedes seguir a Maribel Gámez en su página web: www.otrapsicologa.com. En ella encontraréis diferentes temas que os pueden ayudar.

“Mi problema es que no tengo autoestima”

Si me hubieran dado un euro por cada vez que he oído esa frase, tanto dentro como fuera de consulta, sería rica. Es una de las explicaciones más frecuentes a las que se recurre para interpretar los problemas que vemos en los demás y en nosotros mismos. Todo el mundo quiere tener buena autoestima y que sus hijos la tengan. Se da por hecho que una persona que no se estime a si misma no va a estar bien nunca, psicológicamente hablando. El asunto tiene su importancia. ¿Una persona puede ser feliz tratándose mal así misma? Difícilmente. Si ya empezamos desde pequeños a no querernos, la cosa solo puede ir a peor. Sin embargo la autoestima es un concepto abstracto, difícil de enseñar. ¿Cómo se puede ayudar a un niño a construir la sensación personal de que es valioso e importante? ¿Una imagen de respeto y cariño hacia uno mismo, que le sirva en momentos difíciles en la vida cuando ésta le ponga a prueba (por ejemplo al sufrir fracasos académicos o amorosos, decir que no frente a un grupo, hacer valer su opinión, etc.)?
Al fin y al cabo es de lo que se trata esto de la autoestima, de conseguir quererse, estimarse a uno mismo a pesar de los envites que la vida vaya poniendo por delante.
Es útil echar la vista atrás y preguntarnos como hemos construido la nuestra. Tanto si la sensación es de una valía alta como si consideramos que realmente no merecemos mucho la pena, el origen de nuestra autoestima es el mismo. Del mismo sitio de donde aprendemos casi todo. De nuestras mayores influencias: los padres.

Me quiere a su manera

“Mi padre/madre me quiere a su manera”

Cuando somos adultos capaces de reinterpretar el pasado, lo que hemos vivido cuando éramos niños, entendemos que a veces nuestros padres nos querían de una manera que no nos llegó demasiado pero que ahora de adultos podemos comprender. Y es que ser capaz de transmitir la estima, el valor, la importancia que se siente por un hijo, provocando que a raíz de ahí brote ese sentimiento en su interior, no es fácil.
¿Somos capaces de transmitírselo, de que le llegue? Hacer sentir a un niño que es valioso no tiene que ver con lo que se sienta hacia él sino con lo que hacemos con ese sentimiento. Una cosa es lo que sentimos y otra cosa distinta es como hacemos llegar todo eso al pequeño.
Fomentar una buena autoestima se concreta en acciones específicas. Cosas que hacemos todos los días que hacen que el pequeño se sienta valorado y querido. Al final el mensaje, si cala, es más o menos así: “siento que para mis padres soy importante y valioso así que debo serlo”. Y entonces comienzan a interiorizarlo y a comportarse como tal.
Una forma para conseguir que un niño sienta que es valioso es partir de la idea de que es una persona a conocer, a descubrir. Es un desconocido que irrumpe en la pareja y que hay que explorar quien es. Probablemente le hemos soñado, imaginado, deseado, pero no sabemos cómo será su personalidad, su forma de ser, cosa que iremos descubriendo una y otra vez a través del tiempo ya que esta cambia. En ese descubrimiento, depende de como lo hagamos, conseguiremos que se conozca y se quiera tal y como es. Y eso se concreta en acciones del día a día.

Habilidades que nos pueden poner sobre la pista 

Voy a enumerar ciertas habilidades y situaciones que a veces no se relacionan con fomento de la autoestima y que, aunque algunas parezcan sencillas, un ejercicio de autoobservación sincero nos pondrá en la pista de si realmente las ponemos en práctica o no, y cómo.

Saber escucharle

No es tan sencillo como parece. Haced el ejercicio. Observad una conversación cualquiera en el metro, en una tienda… y comprobad como la mayoría de gente no hace más que pisar lo que dice el otro. Deseosos de dar su opinión sin haber prácticamente escuchado lo que la otra persona acaba de decir. Mucha gente no sabe escuchar. La verdadera escucha requiere grandes dosis de atención, la intención de comprender al que nos habla, lo que requiere muchas veces que hagamos preguntas para aclarar que realmente entendemos lo que nos han dicho, procesarlo, entenderlo y responder. Mucha gente piensa que las cosas que dicen los niños no son importantes. Son tonterías de la edad y no prestamos apenas atención. Tomarse en serio lo que dice, lo que siente, razonar con él sobre las situaciones hará que sienta que lo que dice es valioso para nosotros y por lo tanto eso irá calando en la percepción que tiene de sí mismo.

Perdón, permiso y gracias

  • Saber pedir perdón: porque los adultos, como es normal, a veces cometemos errores con los niños y les herimos, como hacemos con otros adultos. Si pedimos perdón a los demás cuando nos equivocamos: ¿por qué no lo hacemos con los niños cuando también ocurre?
  • Saber pedir permiso: al entrar en su habitación, por ejemplo. Porque a determinadas edades forma parte de tu privacidad o cuando se le pide que nos preste atención cuando esta haciendo los deberes.
  • Saber dar las gracias: por ejemplo cuando se le pide que nos traiga algo, cuando nos preguntan como estamos. Si lo hacemos con los adultos ¿por qué no con nuestros hijos?

Darle el espacio

El necesario para que cuente cosas importantes para él. Sin adelantarnos, sin meterle prisa.

Respetar sus tiempos

Tiempo para recoger sus juguetes, tiempo para despertarse por la mañana, para cambiar de actividad.

Observarle atentamente

Mientras salta, juega, explora, se relaciona con los demás. Así podremos saber en que momentos se encuentra más tranquilo, que juegos le gustan más, que hace cuando algo le cuesta mucho hacer algo: ¿lo abandona, insiste, pide ayuda?

Dejar a un lado nuestros propios problemas

A veces nos hacen preguntas sobre temas de los que no queremos hablar, por vergüenza, miedo o pereza. O porque nos hacen pensar y dudar de nuestras ideas. Dejamos que nuestras dificultades predominen antes de darle una respuesta que necesita. Otro ejemplo sería no dejarle jugar porque nos molesta. En definitiva, que nuestras necesidades estén por encima de las suyas ante comportamientos normales de su edad no ayuda a su autoestima.

Prestarle atención

Cuando juega, cuando salta, cuando baila. A veces simplemente quieren que estemos ahí viéndoles.

Tocarle

Hacerlo de la manera que sepamos que le gusta recibir afecto. Nos tenemos que fijar en, por ejemplo, si le gusta que le achuchen o prefiere que le toquen el pelo al acostarse o ver una película pegadito al adulto en el sofá pero los besos no le gustan nada…

Respetar el tiempo que estemos con él

Sin interrupciones, dedicándole un tiempo que sea solo para él. Que sienta que da igual lo que quiera interrumpir ese momento ya que ese tiempo es sagrado porque estar con él es más importante que todo lo demás.

Conocerle

Qué le gusta, cuáles son sus ritmos, qué teme…

Respetar su forma de ser

Su humor o las preferencias a la hora de elegir con que personas de la familia estar y con cuales no.

Incentivar sus gustos

Darle autonomía

Según su edad hay ciertas cosas que puede poco a poco ir haciendo solo. Eso le hará sentirse capaz, con la sensación de que controla su entorno y su sentimiento de autoestima se fortalecerá.
Es evidente que cuando se tienen hijos uno no se transforma inmediatamente en alguien con las habilidades necesarias para dar respuesta a todas las exigencias que la crianza tiene. Ni falta que hace. Pero sí hay que ser consciente de lo necesario que es autoobservarse. Estar atento a uno mismo y cuestionarse cómo se están haciendo las cosas, cosas como las de la lista anterior. La vida es un camino de mejora constante y de mirarse a uno mismo. Sobre todo si lo que se quiere conseguir es guiar a otros y convertirles en personas fuertes que se quieren a sí mismos.
Los niños nos colocan delante de un espejo donde se reflejan nuestras virtudes, nuestros miedos, nuestras capacidades, nuestras carencias. Es una oportunidad para vernos sin máscaras, sin escondernos. Nos ponen a prueba, sin quererlo. Solo por el mero hecho de necesitarnos tanto y tan completamente, en todos los sentidos y en todos los ámbitos. Aprovechémoslo.
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Han comentado...

  1. Me ha encantado tu post…unos consejos geniales la verdad!!! Yo intento practicarlos con mis hijas y creo que, es muy importante saber transmitirles autoestima y seguridad en sí mismas.
    También es verdad que depende del carácter de cada niño y del nuestro propio..y de la vida que llevamos..yo a veces también caigo en el error, por ejemplo en lo de respetar sus tiempos, los enfados…pero si hay algo que me gusta enseñarles es a saber pedir perdón (yo se lo pido cuando me equivoco), además en estas edades 2 y 5 años..son esponjas..
    Intentaremos hacerlo lo mejor posible…
    Muchas gracias y un saludo.

  2. muy interesante, aunque no siempre seamos capaces de llevarlo a cabo,… lo importante es tenerlo presente para mejorar cada día!
    Pena que quien no lo ve así no lea estas cosas ni se sienta necesitado de estos consejos….
    Problemas de autoestima por no haber tenido lo que necesitaban?? y el asqueroso orgullo para no admitir que todos nos equivocamos, aunque unos más que otros.

    1. Estoy muy de acuerdo contigo…lo importante es tenerlo presente cada día y luchar por conseguirlo. Y por otro lado reconocer que todos nos equivocamos y que al final esos tropiezos son los que nos permiten darnos cuenta de que hay que cambiar para hacerlo mejor. Y no pasa nada, al final la vida es eso ensayo y error en muchas ocasiones.
      Un abrazo

  3. Ayyy Maribel, lo de respetar los tiempos… que bueno… y que poco lo hago… hoy sin ir mas lejos mi buenhijo no se quería vestir para ir a la guardería… la prisa de la malamadre me ha hecho no tener paciencia, no estar calmada para darle su espacio y su tiempo .. al final enfado de ambas partes y la llegada al trabajo con mal sabor de boca.
    Gracias por los consejos, estos son los que te tienes que poner en la nevera para leerlos todos los dias y que no se olviden….en momentos de furia ….leerlos y contar hasta 10.. buen día!

    1. Pues no es mala idea lo de ponerlo en la nevera o en otro sitio visible! Equivocarse es normal, lo único es que hay que ser conscientes de lo que queremos para nuestros hijos e ir avanzando siempre con el objetivo en mente.
      Un abrazo!

  4. Muchas gracias
    Algún día sería interesante tratar nuestro comportamiento o nuestra respuesta con ell@s con nosotros o hacia ell@s, en esa dulce pero dificil etapa llamada adolescencia por unos tontolescencia por otros.
    Si, si las malasmadres de los adolescentes necesitamos seguir aprendiendo.
    Saludos

  5. Buenos días,
    gran artículo y buenos consejos, un tema que siempre preocupa, siempre queremos que se eduquen bien pero muchas veces desconocemos lo que hacemos mal.
    Besos!
    Anabel

  6. Gracias Maribel por hacerme ver todo lo bien que lo ha hecho la buena abuela conmigo. Todos los puntos que describes son la infancia que yo he vivido y aunque se que no es fácil a mi buena hija le inculcaré esos mismos principios.

  7. Muchas gracias como siempre Maribel.
    Unos consejos muy útiles.

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