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Yo malamadreo, tú malamadreas, ella malamadrea

Yo malamadreo, tú malamadreas, ella malamadrea

La maternidad en vez de ser un camino en el que las mujeres nos ayudáramos y nos diéramos la mano, que nos comprendiéramos y apoyáramos, se ha convertido en un campo de batalla donde el juicio de valor es nuestra mejor arma. A nadie nos gusta que nos juzguen por nuestra manera de hacer las cosas, acompañémosnos como nos dices hoy nuestra colaboradora Lucía Galán en esta gran reflexión.

Hoy es viernes, por fin ha salido el sol tras unos días de lluvias torrenciales, este fin de semana no toca trabajar y yo me siento llena de energía. Es por ello que en el post de este mes no vamos a hablar de pediatría, hoy no. Hoy hablaremos de Malamadrear, que es mucho más divertido. Porque mucho se ha hablado en los últimos meses de cómo se debe educar, de cómo se debe sentir y de cómo se debe actuar cuando una se convierte en madre. A Samantha Villar le caen palos por todos lados por explicar su sentir, repito, su sentir, el de ella. A la cantante Soraya casi la queman en la hoguera por salir a cenar con su marido, repito, por salir a cenar con su marido. Si se hubiese ido a cenar con medio equipo de fútbol aún daría un poquito de morbo el tema y ni siquiera ¿pero con su marido?

Pero vamos a ver, ¿a quién le gusta que le juzguen? A nadie, ¿verdad? Todas nos hemos sentido juzgadas ¿a qué sí? Yo muchísimo. ¿Y cómo nos hemos sentido? Muy mal. Y entonces ¿por qué seguimos haciéndolo? Aún voy más allá… ¿Qué creéis que piensan nuestros hijos cuando nos escuchan hablar tan duramente de los demás? Porque sabéis que vuestros hijos están ahí, ¿verdad? Que por mucho que te empeñes en darles lecciones de disciplina positiva, ellos están justo ahí, a tu lado, entre tus piernas, escuchando TODO lo que dices y CÓMO lo dices. ¿Cuántas veces has pillado a tu hija hablando exactamente como tú? ¿o a vuestro hijo utilizando las mismas palabras y los mismos gestos? Yo, muchas veces y en ocasiones he de reconocer que se me ha helado la sangre. Todo lo escuchan y todo lo imitan.

Un valioso aprendizaje

Si algo he aprendido en estos 10 años de profesión y 10 intensos, duros y maravillosos años de maternidad es aprender a respetar, aprender a escuchar, a ponerme ya no en los zapatos de la persona que tengo enfrente, sino en su piel, que es donde de verdad se siente. A no opinar si no me lo piden y sobre todo, he aprendido a acompañar. Creo que entre nosotras esto es lo que deberíamos hacer: acompañarnos. Que este viaje es duro, claro que lo es. Que nadie nos dijo que fuera fácil, de hecho es difícil. Que es verdad que dejamos muchas cosas por el camino, cierto. Que hay momentos de un miedo atroz, de una soledad asfixiante, de dolor, incluso. Que nos faltan horas de sueño y que en ocasiones no encontramos la salida. La hay, siempre la hay, os lo dice alguien que ya lleva unos cuantos túneles en su maternidad. Pero hay que buscarla, hay que luchar, hay que pelear, hay que perseguir la luz, el equilibrio, la paz y la armonía, esté donde esté. Que si no te gusta donde estás, que hagas el favor de moverte. Si no te gusta algo ¡Cámbialo! Por favor.

Hace unos días me escribía una lectora y me decía que tenía tres hijos, que tenía mis libros en su casa y no se atrevía a leerlos aún porque tenía miedo de descubrir todas las cosas que había hecho mal. Le dije: “No vivas desde el miedo. No lo hagas por favor. Esta noche vas a empezar a leer y a medida que vayas pasando las páginas descubrirás la madre tan maravillosa que eres”. Me contestó emocionada con un “Gracias Lucía. Gracias. Has dado en el clavo y me has dado la clave. No quiero vivir desde el miedo.” Esta mujer decidió moverse y estoy segura que le saldrá bien.

Y ahora no me voy a poner ñoña, que hoy no toca, pero no me cansaré nunca de repetir que el legado más grande que les vamos a dejar a nuestros hijos es el amor. El amor hacia ellos, el amor hacia las personas que nos rodean, el amor hacia la naturaleza y hacia nuestro trabajo, incluso. Que yo me niego a que mis hijos escuchen lamentos, quejas, juicios y sentencias. Que no, que ya tendrán tiempo. Que mi maternidad es mía. Que yo decido. Que nadie tiene derecho a juzgar, a criticar o a opinar sobre tu manera de vivir y de sentir. Es intransferible y es tuya.

Cuando vienen madres y padres a la consulta devorados por la culpa, yo les digo:

¿Esto que me cuentas te hace feliz? ¿Hace felices a tus hijos? Si la respuesta es sí a ambas no hay nada más que hablar. Da igual que no sea lo convencional, da igual que no coincida con lo que los demás piensan, hacen u opinan. Da igual que seas la única en sentir así. Yo misma no llevo una vida convencional pero ¿sabéis que os digo? Que he aprendido a no sentirme juzgada, ya no me afecta. ¿Y sabéis por qué? Porque cuando llego a casa, veo a mis hijos como me reciben cada vez, dando saltitos como si aun tuviesen 3 años y me pregunto ¿eres feliz? ¿tus niños son felices? la respuesta es SI.

Esto, queridas, es lo único que me importa de mi maternidad.

Y lo demás, es lo de menos.

Antes de irnos…

“Eres una madre maravillosa”

Nuestra colaboradora y pediatra Lucía Galán es autora de dos libros,  “Eres una madre maravillosa” y “Lo mejor de nuestras vidas” que puedes comprar aquí. Y si quieres asistir a algunas de sus conferencias o talleres no te pierdas el calendario de las ciudades que visitar aquí

Han comentado...

  1. Acabo de leer esto de Marzo! Me encantas Lucía. Te sigo por las redes desde hace tiempo
    En mi espacio vemos mucho de esto, pero nos respetamos en opiniones. Cada una tiene su propia forma de criar, algunas aún dan la teta como otras están con el bibe. Pero es bonito ver que cada una vive su maternidad, y que nada está reñido con nada.
    Ahora yo voy a ir con mi hijo pequeño cuando nazca. Lo mejor, es que se puede convivir con diferentes maneras de criar, sólo hay que ceder el espacio. Comparto lo que es para nosotras convivir nuestra maternidad así http://www.cofamily.es/eres-una-comami/

  2. Wow! Gracias!! Yo soy una mala madre por darle pecho a mi hijo a una semana de cumplir dos años, se despierta en la noche buscándome porque duerme conmigo todavía…Es verdad que a veces no duermo muy bien…Pero la gente no entiende ni me importa que entienda que durante el día trabajo y voy a la universidad y es en la noche donde él y yo nos sentimos cerca, donde le digo que lo amo en cada sorbo de leche que toma, donde le digo que mami esta ahí para él y que él esfuerzo que mami hace lo hace por él y por ella misma, porque mami le está marcando un camino a seguir…

  3. Laura… eso es juzgar. Si una madre que duerme con su hijo de 3 años y le da la teta se queja de sueño, está en su pleno derecho de quejarse.
    Me ha encantado el post.
    Seamos empáticas y, si no nos sale, no juguemos.

  4. Me parece genial este artículo. Yo aguanté carros y carretas por no haber dado el pecho a mi hija mayor, por un problema circulatorio que lo dificultaba mucho (aunque no era imposible, todo hay que decirlo). Llegué a oir que lo hacía para salir de fiesta y beber (que no lo hago desde hace más de 8 años…y mi hija tiene 3).
    Luego me separé de un papá que creyó, erroneamente, que al ser mamá, yo pasaba a ser criada, y cuando vió que o 50-50 o nada…se le fue la mano. Pues aún hubo quien me tildó de egoista por no aguantar por mi hija.
    Por suerte he sido madre con una edad, con una autonomia y una seguridad en mi misma, que me ha importado nada o menos…
    Cada cual que lo haga cómo crea que es mejor para su familia. Mientras te vayas a dormir pensando “lo hago lo mejor que sé y puedo”…está bien.

  5. Un post fantástico. Gracias Lucía y gracias al resto de malasmadres por acompañarme en esta aventura. Bss

  6. Gracias Lucía,
    Estas cosas deberían leerse muchísimo más a menudo que los cotilleos sobre otras mamas que hacen tal o cual y “fíjate tú…”
    Me parece maravilloso (se me pone la piel de gallina!) que las malasmadres que estáis en posiciones de poder mediático, además de abogar por la igualdad, la conciliación y el respeto a la labor de las madres (que hace mucha falta!), hagáis un poco de sanadoras de la sociedad quitando esos miedos (muchos inconscientes, heredados o programados por la sociedad) que llevamos en la chepa y nos hacen criticar a todo el que se los quita (o lo intenta).
    No hay nada mejor que criar desde la libertad, poder dar alas a nuestros peques y dejarles ser! Y para eso, primero, hay que trabajarse una misma y deshacerse de esos miedos limitantes. Pienso que el que “deja ser” a los demás no tendrá problema en “dejar ser” a sus propios cachorros, es más, sabrá guiarles para ser lo que han venido a ser a este mundo sin juzgar.
    Saludos!
    Por cierto, comparto que me ha encantado! ❤️

  7. Comparto la opinión de que cada uno haga lo que le haga sentir mejor , eso si, si tu hijo de 3 años que todavía duerme contigo y toma teta no te deja pegar ojo después no vayas tooodo el día lamentándote de lo cansada que estas de lo poco que duermes y de lo difícil que se te hace ir a trabajar. Que cada uno asuma sus métodos de crianza y sus consecuencias.

    1. y por qué no vas a poder quejarte si eso te sirve de desahogo???
      El que no quiera, que no escuche!!

  8. Pues yo me siento en una jaula… Juzgada 100% por mi círculo próximo! No me lo dicen, pero los actos valen mas que las palabras… Desde que soy madre me he planteado mil veces cambiarnos de lugar de residencia e ir a un lugar donde no nos conozcan y poder empezar de cero. Cuando ves que remas en el sentido contrario a tu entorno, un sentimiento muy raro se apodera de ti.

  9. Es cierto, Lucía, creo que en el club todas pensamos como tú a este respecto, cada maternidad es única y cada uno lo vive como quiere (y puede) … pero solo lo pensamos. Tu lo has dicho (¡¡¡y cómo lo has dicho!!!, me ha encantado) que a veces es necesario decirlo, leerlo, para reforzar ese sentimiento de comunidad.

    Gracias.

  10. Me ha encantado este post. Me ha llegado, me ha emocionado…
    Gracias Lucía
    Gracias Malasmadres

  11. Tuve mi primer sobrino cuando no había sido madre. Recuerdo que juzgaba a mi hermana: no sé por qué se queja de esto y de lo otro, debería hacer aquello… Cuando fui madre comprendí que sólo se sabe lo que es ser madre cuando se es. Y que la tarea no es nada fácil, pero no la hagamos más difícil juzgándonos unas a otras, mejor apoyar que juzgar. Cuando le hablé a mi hija del Club Malasmadres me dijo: mamá, no hay Malasmadres. Cada mamá es mamá a su manera y por eso es única.

  12. Hola,

    Es lo de siempre, hagas lo que hagas te van a criticar… en mi caso, pq decidí darle el pecho, pq no le quise darle un chupete… todo así, pero en lo que me daba la neurona en los primeros días siempre contestaba la misma frase: ¿es tu hija o la mía?, y ya dejaban de dar por saco. Hacemos lo que creemos que tenemos que hacer, seguimos nuestro instinto, mi niña es una niña feliz, y yo también. Si alguna mami amiga me pregunta algo porque tengan dudas yo contesto desde mi experiencia nada más. Que bonito sería el mundo si nos apoyáramos todas en vez de atacarnos

  13. Pues sí, hay que pensar que lo que los demás ven y sobre lo que juzgan, suelen ser trozos, cachitos, puntas del iceberg, y por lo tanto, careciendo de toda la información, ¿cómo vas a prestar oídos y atención a juicios basados en pedacitos de una vida? Mientras seamos felices, y no hagamos infelices a los demás, podemos seguir haciendo lo que hacemos, que equivocarse es de humanos y corregirse, también.

  14. Cuanta razón tienes. Nos sentimos juzgados continuamente y nosotros caemos en lo mismo y juzgamos a los demás. Hay veces, que son comentarios sin más, con tu pareja, dichos desde el respeto, según como y lo que digas, no lo tomaría a mal. Tipo “Manuel se ha comprado este coche”, “ah, que bien, me alegro por él, ya quería cambiar hace tiempo, aunque a mí me gustaba más este otro” No es lo mismo que “que tonto, le va a dar muchísimos problemas, verás como dentro de nada lo tiene en le taller, que rata, por no gastarse un poco más se habría ahorrado muchos disgustos…..” Todos comentamos-juzgamos, el tema está en la manera de hacerlo, en hacer un agravio hacia nosotros lo que haga el próximo, cuando, lo cierto, es que no nos toca nada. Y, efectivamente, los niños están siempre ahí. Crees que están jugando, viendo la tele, pero no, están a mil cosas a la vez. Crees que no escuchan, porque cuando les dices veinte veces que recojan las cosas parece que no te oyen, lo que ocurre es que tienen sordera selectiva, y escuchan, vaya que si escuchan. El mío este fin de semana le soltó a su tía donde y cuando nos íbamos a ir de vacaciones, con quien, que íbamos a ver, donde dormiríamos, comeríamos, y casi que le cuenta la ruta. con cuatro años y medio. Lo habíamos acordado la tarde antes, con una amiga, por teléfono. el estaba viendo la tele. Sólo le dije, a lo mejor vamos de vacaciones….
    Lo cuentan todo, y nos imitan en todo, como dices, hay que saber hablarles y hablar delante de ellos, a interaccionar sin miedo, eso los educa, les inculca positívamente, pero, a su vez, nos reeduca a nosotros a ser mejores personas y a ser más felices. Un beso.

  15. Estupendo, sincero y personal post. Estoy de acuerdo en todo. Solo un apunte, a Soraya, según leí,pediatras en redes sociales la criticaron por publicitar un cacharro que reproducía música a través de la tripa. Se notaba que era un tuit patrocinado y al señalarle que no se sabía si el ruido podía ser dañino para el feto, les respondió de malos modos. Ser buena madre implica ser responsable con tus hijos, si además tienes seguidoras futuras madres, hay que ser cuidadosa. Aun así, deberían haberla ignorado y dejado llevar su embarazo a su aire. Seguid ahí! Que haceis bien!

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