Ya lo sabía yo esto. Porque no soy nueva en esto del Malamadreo, sepan ustedes. Llámalo justicia divina, pagar la culpa o Malamadrear te acerca al infierno de las Malasmadres.
La semana pasada en mis días de soledad portuguesa, Lucía durmió del tirón en su cuna una noche completa y las otras dos noches, tuvo un solo despertar mágico para acabar colechando con su amantísimo padre. Fue llegar yo y se acabó la calma. Lucía demandante volvió a su ser. Pero hemos cambiado la dinámica… por la noche le estoy quitando la teta, entonces cuando se despierta y llora, doy un salto de la cama, que ni una atleta profesional, para salir antes de que perciba que estoy en su campo de visión. Huyo a la litera del cuarto de la segunda y duermevela el resto de la noche al lado de la Patrulla canina y Piolín, un tío majo este último. Aquí es importante no hacer ruido porque si no acabas con la segunda durmiendo contigo.
Anoche estuve otra vez fuera…
No era mi intención (me río cuando digo estas cosas), pero no podía decir que NO a la presentación de Diálogos por (mi) Andalucía de Cadena Ser en los que participé allá por 2019. ¿No os pasa que cuando habláis del año pasado es realmente 2019 y a la vez os parece el más allá? Tiene una explicación “no científica” que comparto con vosotras, no hemos construido recuerdos tangibles (viajes, experiencias, encuentros) en 2020 entonces nuestra memoria se lo salta… en fin, a lo que iba, que “no pude decir que no” a ir a Sevilla y pasar la noche fuera. Pero la mala suerte de Malamadre llega cuando llega la noche y otra vez no consigues dormir bien. Ya lo decía la semana pasada. Para huir bien hay que huir tres noches. Ja!
Tres cafés llevo hoy y a estas horas ya estoy muerta en vida
Me doy cuenta de algo “vivo como en continua resaca sin beber”. Luego dice Catalina Hoffman, nuestra querida invitada del podcast de esta semana que hay que hablarse bonito, respirar profundo y repetir mantras cada mañana para que la vida nos sonría. Ya sabes que soy FAN no, lo siguiente Catalina, pero en estos momentos de mi vida lo que me ayudaría es DORMIR a pierna suelta.
El caso es que pese a las consecuencias de Malamadrear, a la culpa a cuestas y a los daños colaterales le estoy cogiendo el gusto a decir que sí a ciertas cosas que suponen dormir una noche fuera de casa. Y en un par de semanas me toca otra vez. Lo sé, os doy envidia Malasmadres.
Pero os digo una cosa, compartir estos momentos con vosotras es liberador, que os riáis cuando huyo en pijama a reciclar y me persigue la buenahija2 es medicina para nuestros día de cansancio acumulado.
Porque de eso va esta comunidad Malasmadres, de compartir, de sentirnos menos solas y de confesar bajito que deseamos soledad y silencio. Y sí también los queremos infinito, pero eso ya lo saben hasta en La China.
Nos escuchamos esta noche en El Confesionario de Malasmadres, episodio 3: Los Yo nunca. Esta noche os voy a proponer un juego de los “YO NUNCA”. Todos esos “yo nunca” que nos prometimos antes de ser madres.
Soy malamadre a tope y cada día más! En el confesionario os he dejado una muestra… Te enfundó perfectamente Laura porque yo soy de las que se hace la dormida cuando te llaman para que vayas a su habitación sin decirte para que es porque si preguntas que es lo que quiere, estas perdida?♀️