Me llamo Àsia, tengo 40 años y soy viuda. Mi pareja, Jaume, murió hace tres años en un accidente laboral cuando nuestra hija tenía apenas 1 año y 8 meses. Llevábamos años juntos, habíamos construido una vida y una familia en común, pero para el Estado no existimos como tal. No nos reconocen como familia porque no estábamos casados ni registrados como pareja de hecho. A pesar de nuestra convivencia y de tener una hija en común, no tengo derecho a la pensión de viudedad.
Como yo, hay más de 10.000 familias en toda España que se encuentran en esta misma situación. Familias que han quedado desprotegidas por una legislación obsoleta que solo reconoce y protege a las parejas registradas o casadas. Pero mi pregunta es: ¿qué es una familia? ¿Una familia es una firma en un papel o la que construye y teje un proyecto de vida en común?
Nosotros éramos una familia. Teníamos un proyecto de vida, una convivencia, una hija. Pero para la ley, no fué suficiente.
¿Cómo hemos llegado hasta aquí?
Antes de 2014, en muchas comunidades autónomas como Cataluña, Navarra o País Vasco, se reconocían las parejas de hecho sin necesidad de estar inscritas en un registro. En caso de fallecimiento, podías demostrar la relación mediante cualquier prueba admitida en derecho. Es lo que llama el Código Civil catalán, las parejas estables. Y sin problema. Lo demostrabas y listo.
Pero ese mismo año, una sentencia del Tribunal Constitucional eliminó ese derecho. Desde entonces, si no estamos registradas o casadas, no tenemos derecho a la pensión de viudedad. Y es una injusticia que no podemos permitir que continúe.
Esta situación vulnera directamente la Constitución Española, en concreto el artículo 14, que proclama la igualdad ante la ley y la prohibición de discriminación por sexo, y los artículos 39 y 41, que se refieren a la protección de la familia y la protección social ante situaciones de necesidad, respectivamente.
Nos afecta principalmente a las mujeres
La pensión de viudedad es un derecho que, en la práctica, nos afecta sobre todo a mujeres. En España, el 96% de las pensiones de viudedad se otorgan a mujeres. Además, las familias monoparentales encabezadas por mujeres somos las más vulnerables a la pobreza y la exclusión social: el 53,3% de estas familias se encuentran en riesgo de pobreza, según el informe AROPE.
Pero es que esto no se trata solo de números. Nosotras venimos ya de una situación de desigualdad estructural. La brecha salarial, las reducciones de jornada o las excedencias que asumimos para asumir las cargas del hogar y cuidar de nuestros hijos/as nos dejan en una situación de desventaja económica. ¿Qué os voy a contar, verdad? Y cuando el sistema no reconoce nuestras familias, lo que hace es abocarnos a la pobreza.
Sin la pensión de viudedad, muchas no tenemos cómo seguir adelante porque hemos tenido que renunciar a nuestra carrera laboral. Y es entonces, en los momentos más duros, cuando tienes que volver a entrar a la rueda laboral. Pero no al 100%, al 200%.
Porque tienes los mismos gastos que antes, pero un solo sueldo. Y en ese momento es cuando tus buenos hijos y hijas pierden a las dos figuras más importantes, quién ha fallecido, y a ti, que estás buscándote la vida cómo puedes.
La carga emocional invisible
La pérdida de tu pareja ya es devastadora (desgarradora era la palabra que utilizaba en los primeros meses), pero cuando, además, te ves forzada a sostener a tu familia sola, sin apoyo económico, la carga emocional se vuelve insoportable. El duelo queda en segundo plano porque tienes que estar al 200%, mientras te enfrentas al estrés constante de sacar adelante a tu familia. El duelo a medio gestionar y el ser fuerte todo el tiempo te va desgastando.
Es hora de exigir una Ley de Familias para todas
Nosotras, desde Asociación Viudedad Igualdad, exigimos una Ley de Familias que realmente visibilice la diversidad de este país. Una ley que reconozca a todos los modelos familiares, incluidas las familias de uniones estables, sin necesidad de inscripción en un registro. No podemos seguir permitiendo que la burocracia decida qué familias son dignas de protección y cuáles no.
Porque nos hacen creer que podemos elegir nuestro modelo familiar. Nos dicen, que estamos en una sociedad democrática. Pero en realidad, nos están obligando a volver a la institución del matrimonio. Una institución históricamente diseñada para consolidar y perpetuar las estructuras de poder, controlando la herencia de la propiedad, manteniendo la división sexual del trabajo separando “lo público” de lo “privado”, y ejerciendo un control social: lo correcto y lo aceptable es la unión matrimonial, si estás fuera quedas estigmatizado/a.
Cada familia es libre de elegir su modelo familiar. Pero si en esa elección se pierden derechos, no es una elección libre. Todas las ciudadanas y ciudadanos debemos tener los mismos derechos, independientemente del modelo familiar elegido.
Apóyanos para proteger a nuestras familias
Nuestra historia no es única. Miles de familias nos encontramos en esta situación. Si no actuamos ahora con la Ley de Familias, muchas más seguirán desprotegidas. Por eso os pido que nos apoyéis en esta lucha, por y para todas.
Podéis firmar nuestra petición en Change.org para exigir una Ley de Familias que reconozca todos los modelos familiares.
También invitamos a entidades y colectivos a adherirse a nuestro manifiesto, apoyando la reforma de la Ley de Familias. Como madres, no podemos quedarnos de brazos cruzados. Nuestro futuro y el de nuestros hijos/as está en juego.