Malamadre separada con una buenhija de 6 años, diseñadora gráfica, fotógrafo, mamá blogera, cantante y ukelelista. Clara Paradinas es nuestra protagonista de hoy en el blog. Al vivir separada del buenpadre de su buenahija (tienen una buena relación) ha aprendido con el tiempo a valorar sus ‘vacaciones de madre’. Hoy nos cuenta cómo un viaje en autoestop le cambió la vida y la mejoró como madre. Su experiencia y su vivencia quiere recogerla en un libro, puedes ver su proyecto aquí.
Ser una malamadre separada, o divorciada con la custodia de los hijos no es tarea fácil. Toda la responsabilidad del día a día recae en ti. Conciliar es una utopía.
Yo me separé cuando la princesa rockera tenía algo más de año y medio.
Me comí enteritas las rabietas de los 2 años, que si dejar el pañal o empezar el cole, las peleas por no querer hacer deberes, no querer ducharse, no querer salir de la bañera, no querer vestirse, no querer ponerse el pijama, no querer cenar tortilla de quesito, no querer dormirse (¡ay! Dormir…). No, no, no, no…
Lo que viene siendo lo normal de la educación de un niño, pero tú sola. Por lo que nunca sabes si lo estás haciendo bien, no tienes con quién consultar tus dudas, si es mejor ir por uno u otro método educativo, alguien en quien repartir un poquito esa responsabilidad. Así que vas probando y equivocándote o acertando, depende del día.
Lo mejor es cuando llega su padre el domingo de su fin de semana y te cuenta lo maravilloso y fácil, lo dócil y obediente que es tu retoño, que a su padre hace caso en todo. ¡EN TODO!. Mi princesa rockera era otra, lo juro. Me la cambiaban en el trayecto de su casa a la mía, ¡no podía haber otra respuesta!.
Por supuesto, también se disfruta de esa etapa que el padre se pierde. Esa fase en la que aprenden a hablar y dicen expresiones casi de adulto pero con una vocecita absolutamente adorable. Y te ríes con sus ocurrencias. Te reconfortan sus abrazos y los besos que sólo te da a ti y a nadie más. Los “tequieros” que te derriten el corazón. Poder hacerle cosquillas todos los días. Despertarte por la mañana y descubrir (Oh! Sorpresa!) que duerme a tu lado y mirarla embelesada. El verla crecer poco a poco e ir convirtiéndose en esa pequeña personita increíble que es. Ver desarrollarse su carácter… y aceptarlo.
Por fortuna (y esfuerzo mutuo, “ojocuidao”), el buenpadre y yo, siempre nos hemos llevado bastante bien, aunque hemos tenido rachas malas, siempre hemos sido capaces de recapacitar y ponernos un poquito en la piel del otro.
Una cosa que tuve clara cuando me separé fue que respetaría siempre la imagen que la niña tenía de su padre. Quizás ser yo misma hija de padres separados, me ha dado una perspectiva transparente. Un niño necesita tener la figura de su padre y de su madre (o de sus dos padres, sus dos madres… lo que tenga). Los necesita a los dos por igual.
En mi caso, además, después de cuatro años y medio me he dado cuenta que la razón por la que me separé del buenpadre fue una depresión postparto de caballo que me duró más de 2 años. La situación de mamá full-time, separada y en paro se convirtió en una vorágine de emociones contradictorias. Locura total.
En esta situación una llega a plantearse que está perdiendo la cabeza. Y aquí es cuando se hace necesario tener una red familiar que te apoye, cuando el sólo hecho de plantearte, un día más, qué preparas de cenar, cuánto tiempo tendrás que esperar hasta que se duerma o cómo vas a pagar la casa, te provoca una llantina inconsolable. Necesitas que haya alguien más, que te diga que lo estás haciendo bien, que lo superarás y que todo pasará. Porque es cierto. No somos superwoman, pero nos acercamos bastante.
“Sólo” necesitamos creer en nosotras y esto es lo más difícil de todo.
Durante todo este tiempo te vas descubriendo a ti misma y de lo que eres capaz. Al principio no crees que vayas a poder salir adelante. Sola. Pero luego vas descubriendo las ventajas de no depender de la decisión, el tiempo o el dinero de nadie más. En mis “vacaciones de madre” he aprendido a disfrutar de esta situación. Puedes hacer algunas locuras como cuando eras joven y soltera y no tenías responsabilidades… Yo, el verano de 2014 me fui a Berlín en autoestop y fue una de las experiencias más satisfactorias que he vivido. De hecho me ha ayudado a ser mejor madre, porque me ha hecho mejor persona, en general. Más adulta, más segura de mí misma y de las decisiones que tomo.
Fue una experiencia tan catártica, que cuando volví decidí escribirla. Empecé revisando todas las fotos y colocándolas en un documento. Luego me di cuenta que sin un texto que las acompañara, no tenían mucho sentido. Así que escribí algunos pasajes siguiendo mi libreta, la que me llevé al viaje como diario. Cuando se lo enseñé a algunos amigos me pidieron más. -¿Pero más fotos? –¡No, más historia!
Y aquí estoy, intentando autopublicarlo con este verkami.
260 páginas, que se dice pronto. De mi segundo hijo que tampoco me está dejando dormir. ¡Ay¡ Dormir…
¿Y vosotras Malasmadres os habéis sentido identificadas? ¿Cuál es aquella experiencia que os ha enriquecido como madres?
TAAL CUAAAL!
Muy identificada con tus palabras, es durísimo criar a los hijos tú sola. Sobre lo que dices de las vacaciones de madre, yo también intento aprovecharlas al máximo, echando de menos por supuesto, pero hay que ver las cosas por el lado bueno. Cuando eres madre a tiempo completo es tan necesario encontrar un tiempo para ti y tan difícil.
Totalmente identificada, ese es mi día día desde que la buenahija tenía dos añitos…..con el tiempo te das cuenta de lo fuerte que puedes llegar a ser y de todo lo que puedes conseguir por ti misma..☺️