El confinamiento ha llenado nuestro carro de la compra con más caprichos de la cuenta. Las emociones vividas en estos días ha hecho que la alimentación cambié en casa de las Malasmadres. Ante una situación nueva, como la de este confinamiento es fácil pecar y no precisamente con un plato de lechuga o brócoli. El estrés, la incertidumbre, no solo ahora sino en otras ocasiones, hace que nos apetezca cosas dulces que nos den subidón.
Las emociones que hay detrás de los alimentos
Entrevista con Teresa Hernández
*Podéis seguir a Teresa en Instagram y en su web.
¿Cómo influyen las emociones en la manera en la que comemos?
De una manera técnica podemos decir que siempre se da el que una emoción y la alimentación vayan de la mano o sean secuencia, pero antes de explicar esto, me parece muy importante recordar que la alimentación es un vínculo a la vida, y como tal desde que nacemos es ese primer vínculo con nuestra madre que después pasará a ser con nuestro clan y desde el cual no sólo obtenemos los macronutrientes (hidratos de carbono, lípidos y proteína) y micronutrientes (minerales, vitaminas, inmunoglobulinas, etc.) que necesitamos si no que en esa alimentación también recibimos amor, recibimos aceptación y pertenencia a nuestro clan, recordemos que esto es esencial en un mamífero humano ya que no podemos valernos por nosotros mismos hasta los 12 meses de vida al menos simplemente para poder desplazarnos y buscar aquello que necesitemos.
Entonces diremos que las emociones afectan a lo que comemos de tal manera que a partir de la propia conducta tendemos a buscar satisfacer una propia necesidad emocional como la búsqueda de ese estar completos, de ese amor de la infancia, como el acallar lo que querría decir, o pagar mi ansiedad o mi cabreo con la alimentación. Así en función de nuestras experiencias, en función de lo aprendido de nuestro clan de origen, o de la emoción que se mueva tenderemos a buscar un alimento u otro para satisfacernos de manera inicial.
Así los grandes problemas de esta secuencia EMOCIÓN-ALIMENTO son:
- No ser conscientes de la emoción que me mueve.
- No ejercer acción sobre lo que comerías.
Y habría que encaminarlo en:
- Qué es realmente lo que necesito.
- Qué puedo comer que no me haga meterme en la rueda del hámster, si no salir de esa emoción.
Con esto lo que digo es que tal cual me siento, así como, pero también pasa lo contrario, tal cual como así me siento, por lo que podemos decir que la alimentación emocional SIEMPRE SE DÁ.
Así ahora me toca explicaros la otra secuencia la ALIMENTO-EMOCIÓN, aquí recordar que nuestro sistema gastrointestinal es una compleja red de inervación neuronal y que lo que se pensaba que era simplemente un tubo de entrada y salida, se sabe a día de hoy y gracias a la investigación presente que es mucho más que todo esto.
Hablamos del sistema nervioso entérico, y de nuestra microbiota intestinal. Es en ella dónde una vez que se digiere el alimento lo suficiente y se presenta ante nuestra microbiota para ser absorbida, ahí se produce la absorción de nutrientes, pero también la producción de ácidos grasos de cadena corta, de metabolitos como los GABA, además de neurotransmisores y hormonas que viajaran vía nervio vago y sanguínea a sistema nervioso central el cual ejecutará la orden que tenga que ejecutar.
Es decir, nuestra microbiota intestinal tiene mucho que decir, es principal ante nuestro sistema inmunológico, metabólico, y hormonal, y con todo lo anterior entendemos por qué también el emocional.
Así podríamos decir de una manera muy concreta que tal cual te cuides con tu alimentación tendrás tu microbiota intestinal y que todo esto condicionará tu estado de salud. Así todo es un reflejo de todo, y desde luego es de cómo intervienes en ti.
Entonces todos los nutrientes generarán una serie de metabolitos, neurotransmisores y hormonas, eso es así, pero el tipo de alimentación condiciona como hemos visto como está tu microbiota y en función de esto la generación mayor o menor de esas moléculas que hemos visto con anterioridad.
Sólo recordar que tenemos 3 hormonas de la felicidad: Dopamina, Serotonina, y Oxitocina. La primera tiene una producción intestinal, la segunda sobre el 80-90% se produce también en el intestino (no se ponen de acuerdo los autores). Así que, de 3, 2 son producidas a nivel intestinal. Ahora sabemos porqué podemos explicar la asociación de patologías como la depresión o el párkinson o una patología hormonal o autoinmune con nuestro intestino.
Con el confinamiento, muchas Malasmadres nos cuentan que les cuesta seguir unos hábitos saludables, ¿a qué se debe?
Aquí habría que ver cada uno de los casos en concreto porque cada una de las personas vivimos nuestra realidad de una manera y tenemos una realidad.
En general, lo que yo me encuentro en mi consulta son:
- Madres que quieren ser perfectas en cuanto a la educación de sus hijos en el hogar, en cuanto a la alimentación que deben de llevar sus hijos en el hogar, en cuanto a lo que quisieran que hiciesen sus hijos con este tiempo del que podemos o no disponer actualmente.
- Madres mujeres que se quieren cuidar, y que mientras se están poniendo la crema, están poniendo el café y haciendo la organización del día, encienden el ordenador y le están poniendo el desayuno a sus hijos, porque recordemos que no necesito pedir ayuda y yo puedo con todo.
- Madres profesionales que quieren estar al 100% en sus trabajos mientras explican las sumas a sus hijos o están poniendo las lentejas a cocinar…
- Madres pareja que sienten que en toda esa distribución de tareas no les queda tiempo para mirar a quienes les acompañan y que a veces no se reconocen ni a ellas mismas y otras veces no reconocen a quienes están enfrente.
- Madres amigas que echan de menos esos momentos de confidencias y de risas con sus iguales.
- Madres familia, que son hijas, que son hermanas, que son nietas y que además de estar preocupadas necesitan un abrazo de los suyos.
Así para mí en el confinamiento que estamos viviendo nos trae un aprendizaje en cuanto a paciencia, flexibilidad, reconocimiento de que no somos perfectas (ni lo pretendemos), que tenemos y queremos pedir ayuda a los demás (y no somos peores madres por esto), de soltar el control (porque no podemos controlarlo todo) y de gestionar de la manera más adecuada la frustración.
Es aquí, el sistema de recompensa, que es un circuito que se produce en nuestro encéfalo y mediante el cual ante una acción determinada se produce el aumento de dopamina y GABA, aumentando así el placer. Así ante determinado estado como la frustración como quiero salir de esa emoción en este caso esto puede acabar en una determinada conducta alimentaria para obtener como recompensa un pico de hormonas de la felicidad. Es aquí en la emoción y en la conducta alimentaria dónde se tiene que intervenir en pro de nuestra salud.
Tampoco olvidemos que en nuestra sociedad todo se celebra con comida, y estamos viviendo un duelo mínimo el de nuestra libertad, así ahí se juntan muchos más.
Así de manera general diría que nos cuesta mantener unos hábitos por:
- Necesidad de compensarnos ante emociones no gestionadas,
- Porque no priman unas rutinas, planificación y organización mínima sobre la comida.
- Por imposibilidad de comprar todo aquello que quisiéramos por no disponibilidad.
¿Por qué en estados de estrés y/o ansiedad tenemos más apetencia de productos azucarados, chocolates, procesados etc.?
- Aquí volvemos a hablar del sistema de recompensa, que tiene una mayor estimulación con alimentos con alto contenido en sal, grasas, y azúcares simples.
- También hablamos de que tal cual esté tu microbiota esos propios microorganismos van a comunicarse con tu SNC (sistema nervioso central) y pedirte aquello que quieren, y esto no tiene porqué ser bueno para tu salud.
- Y por último recordar que cada uno elegirá un alimento en función de a lo que le evoque ese alimento, es decir puede ser que nos recuerde a un momento feliz, que nos traiga una emoción positiva del pasado, que nos traiga a algún familiar que para nosotros es importante…
Y por supuesto decir, que sobre todo esto se puede trabajar para no poner el poder de sentirte mejor fuera de ti, en un alimento, salir de la emoción negativa y cambiar nuestra biología.
¿Qué consejo darías a esas Malasmadres que están comiendo para calmar sus emociones?, ¿algún truco?
Lo principal para mí es ORGANIZACIÓN Y RUTINAS (porque también las rutinas tienen mucho que decir sobre la secreción hormonal).
Después una adecuada gestión emocional y que cuando vayamos a tener una conducta alimentaria no adecuada, nos preguntemos antes ¿Qué es lo que realmente necesito?
A la situación que desgraciadamente estamos viviendo le queda aún un tiempo, ¿por dónde comenzar para empezar a establecer unos hábitos correctos y adecuados también a nuestro estilo de vida?
Para mí, ese mínimo sería lo anterior, de una manera más desglosada:
- Horario de desayuno, comida y cena.
- Horario de irme a dormir y levantarme.
- Horario de hacer ejercicio físico.
- Horario de no hacer nada (en este horario que pueden ser perfectamente 10 minutos para mí lo ideal es que lo apliquemos a nuestra esfera o dimensión mental o emocional, así como si quieres meditar o simplemente te quieres pegar un baño, mente en blanco).
- Comprar materias primas de calidad y de cercanía o cultivo nacional.
- No comprar procesados ni aquello que te haría difícil el resistirte, si tienes hijos, que ellos no sean tu baza, porque ellos tampoco lo necesitan.
Hola,
Me gustaría saber que significan los mensajes de vuestras camisetas.
Gracias, un saludo
Fernanda
¡Me interesa muchísimo este tema! Desde principio del confinamiento he estado comiendo galletas a todas horas. La decisión de dejar de comprarlas funcionó pero seguía con la necesidad loca de comer algo dulce. La fruta me ha servido como sustitutivo, pero sigo haciendo viajes a la nevera a deshora. ¡Ay! No me pierdo el directo!
Me siento muy identificada con lo que decís. Yo siempre que tengo un mal día, abro la nevera y cojo mi chocolate, para ocasiones especiales. Sin embargo, cuando me siento bien conmigo misma, me apetece comer sano, me apetece un bowl de frutas con chía y canela por ejemplo, platos un poco más “elaborados” o dedicándoles un poco más de mimo y tiempo.
Ya estoy ansiosa por ver el directo con Boticaria y Teresa. ¡Nos vemos luego!
No me lo pierdo, ya lo he apuntado en la agenda, el jueves lo siento pero a las 21.00… ¡mamá no está en casa!
Gracias!!!
Buenos días,
En mi caso me he sorprendida de mi misma porque en todo el confinamiento no me han dado “ataques de comer”, cosa que sí me sucede de normal y además bastante a menudo…jeje. Es llegar a casa del trabajo con un hambre voraz que no lo calma ni la fruta ni el yogur ni las tres nueces. Pero ahora eso no me pasa….¿será que es todo el mundo exterior (horarios, transporte, algunos compañeros, algunos jefes)…etc lo que me genera tal ansiedad?
Gracias por el post y buen día!