Mi madre

Mamá, no es el primer post que te dedico. Ni será el último.

El lunes estuviste conmigo todo el día en Madrid. Para mí fue un regalo. Aunque primero me dijiste que NO, sabía que me dirías que NO porque a ti no te gustan estos líos, luego lo hiciste por mí y creo que fue uno de los días más especiales de mi vida. Sentarnos cara a cara, hablar de lo que realmente importa, de lo que siento, de cómo me siento desbordada muchos días con este proyecto, de la suerte de tener a un compañero que me apoya, de lo graciosa que está la chica y de nuestra niña mayor. De que estoy más delgada, para ti siempre estoy más delgada, tanto que si fuera así ya tendría que haber desaparecido jajaja.

*Imagen de una vacaciones de verano en Galicia.
Siempre te he querido, ¿cómo no te voy a querer? Pero tengo la sensación de no habértelo dicho demasiado, ¿sabes?
Recuerdo perfectamente cuando de pequeña tenía pesadillas y te acercabas a mí cama y me decías: “¿quieres que me quede contigo a tu lado?” y yo en ese momento sentía que nada malo podía pasarme y las brujas y los fantasmas se iban lejos porque sabían que allí estaba mi madre y ya no podrían hacerme nada.
Recuerdo cuando por las mañanas para ir al cole siempre llegábamos tarde, mi hermana se enfadaba en la puerta y yo decía: “que no tenía la coleta bien tirante”.
Recuerdo cuando después salía del colegio con los pelos de loca, las gafas dobladas, las rodillas negras y tú me mirabas diciendo: “¿qué idea traes hoy?”.
Recuerdo cuando estaba malita y no te separabas, me cogías la mano y me dabas besos haciéndome sentir tan bien.
Recuerdo cuando venías al colegio a traerme la merienda rica antes de clases de flamenco.
Recuerdo también cuando discutíamos, claro que sí, cuando me sentía una incomprendida de la vida y quería irme de casa. También cuando iba a salir de fiesta y para ti siempre yo era “la más guapa”, aunque llevará la falda más corta.
Recuerdo cuando me decías que dejara de estudiar, que no podía exigirme tanto a mí misma.
Recuerdo cuando lloraba por un chico o por una amiga y me decías: “quiérete a ti misma, tú eres lo primero”, no merece la pena sufrir así. Y yo no quería escucharte porque me sentía la más desdichada del mundo, una drama queen ya desde la infancia. Pero las palabras que parecían en ese momento aire, se quedaron dentro de mi alma para siempre y me han acompañado hasta hoy.

*Imagen de las mismas vacaciones con mi madre en Galicia.
Me has transmitido el valor del sacrificio, el valor de no quejarse, de luchar cada día, de seguir adelante, de no perder la sonrisa pase lo que pase. Me hace gracia visualizar las comidas en familia, las discusiones absurdas y las risas al minuto. De mayor quiero ser como tú, mamá. Saber distinguir lo realmente importante de la vida, ser más paciente, más pausada, más feliz, no perder la sonrisa y las ganas de seguir adelante pese a los obstáculos que te ha puesto la vida.
Ahora te quejas porque no te llamo todos los días, pero cada día, te lo prometo estás a mi lado, eres mi guía, mi referente y la persona que me hace tener los pies en la tierra. Cada día me acuerdo de lo que me dices: “cuida de ti misma Laura”, para, respira, la vida son dos días y luego cuando te des cuenta ya será tarde.
Recuerdo el día que me dijiste “ya sé que no vas a volver”. Ese día dejaste de preguntarme: “¿cuándo vas a volver a Málaga?”. Y ahora que soy madre entiendo tantas cosas mamá. Entiendo lo que has tenido que sufrir, lo que has tenido que callar, lo que has tenido que olvidar. Entiendo las noches en vela, entiendo los miedos, los consejos y entiendo la culpa, la renuncia, el amor incondicional…
Ojalá mamá el día de mañana mis niñas me quieran como yo te quiero a ti. Me admiren como yo te admiro a ti. Ojalá sea capaz de ser una madre presente, generosa y feliz como tú lo has sido.

No me faltes nunca…
Pero una pregunta mamá, ¿cómo conseguías llegar a todo y encima montar esos cumpleaños donde no faltaba nadie?

*Uno de mis cumpleaños celebrados en mi Tierrasanta querida.