El escritor Alejandro Palomas vuelve a nuestro podcast para contarnos el episodio más duro y difícil de su vida. Fue víctima de abusos sexuales en su colegio y ahora ha querido contarlo todo con una misión: ayudar a dar voz a las niñas y niños violados y abusados. Hablar de su historia públicamente ha creado un movimiento necesario para visibilizar y romper todo el silencio que aun hay, para poner el foco en el abusador y su entorno y también ha propiciado una reunión con el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que le ha dado su compromiso de poner en marcha en breve un plan para investigar estos abusos en profundidad.
La conversación con Alejandro
1. Cuando lo cuentas a la familia
Alejandro recuerda perfectamente el momento en el que le contó a su madre todo lo que le había pasado. Sufrió un ataque de ansiedad por el miedo y la desesperación tan tremendas que tenía.
2. Sentirse culpable
“Una de las cosas que nos pasa a los niños que hemos sido abusados es que nos sentimos culpables por no haber dado señales a nuestras madres, pero claro los niños no podemos hacer esto, necesitamos la vigilancia de vosotras”, explica Alejandro en el podcast. Además, afirma que es muy importante las señales que los niños y niñas van dando: “los cambios de mirada, de posturas corporales, la relación física con nosotros, a mí me cambió mucho, durante años no he querido abrazar, tocar a nadie, pesadillas, no querer ir al colegio, no querer contar, hay un cambio en el relato”.
3. Estar al límite
Nuestro invitado quiso dejar claro hoy que un niño y niña en esta tesitura quiere morir, no encuentra ninguna salida, no sabe buscar la solución y no sabe más qué hacer.
4. La importancia de una madre
Nos cuenta Alejandro que las madres no debemos dejar nunca de preguntar, que es fundamental para que “nosotros hablemos”. Y como final del podcast nos aconseja esto: “Si os pasa, Malasmadres, quiero que sepáis que lo que más nos duele es que os hundáis y sufráis solas, hay que sufrirlo juntos, necesitamos hablarlo mucho sin tapujos. No dejéis nunca de preguntar porque al final responderemos”.
Tenía pendiente escuchar este post y por fin hoy lo he hecho. Espero que Alejandro se encuentre mejor y haya podido sanar más heridas. Me ha gustado mucho el hecho de que no guarde rencor por nadie, creo que eso es algo muy positivo en su curación, creo que él lo sabe como bien dice. Como madre a la que le preocupan estos temas me hubiera gustado que hubiera dado su visión de cómo se puede evitar que algo así pueda ocurrir, si cree que habiendo tenido una mejor comunicación con su madre quizá… comenta mucho que lo que más miedo le daba era hacer sufrir a su madre o sentir que le había traicionado de alguna forma, no se si él cree que de alguna manera su madre podría haber hecho que pudiese confiar más en ella nada más le pasó el primer hecho o si ella podría haberle transmitido alguna forma de defenderse ante lo que le estaba pasando. No es una crítica, es porque realmente me gustaría poder transmitir a mis hijas las herramientas para que no tengan que llegar a un punto así y que puedan confiar en mi desde el principio, no solo cuando ya no puedan aguantarlo más.
No entiendo que te hayas sentido atacada, ha tenido un respeto increíble en su forma de hablar, sin rencor, sin rabia, desde la serenidad y la prudencia.
Si te hubieras molestado en escuchar todo su discurso, habrías entendido que no es un ataque al catolicismo, pues meramente lo ha comentado para situar al agresor en el contexto en el que se produce el suceso.
Flaco favor haces a tu fe, al negar con tu falta de empatía que estás agresiones se producen, y se han producido por personas a las que se les presupone, un comportamiento ejemplar, al igual que en otras muchas que no tienen nada que ver con el catolicismo.
Como mala madre, me ha despertado un sentimiento de pena por pensar que no pueda descubrirlo si esto me sucediera, y de tristeza por qué la suya no lo hiciera.
He querido darle el abrazo que no sintió, y he llorado por las lágrimas que a él no le salieron.
Mil gracias por ayudarnos a proteger a nuestros hijos y por darnos más herramientas para hacerlo.
Me encanta escuchar tus podcasts, los pongo wn el coche mientras voy y vuelvo del trabajo voy a por los niños… me relajan y me aportan mucho.
Este no lo he podido escuchar, ni la mitad, el entrevistdo tenía una soberbia y altanería implicita que me ha resultado incluso violento escucharlo. Soy católica y me he sentido atacada.