*Podéis seguir a Maribel Gámez en su página web: www.otrapsicologa.com. En ella encontraréis diferentes temas que os pueden ayudar.
Las personas tendemos a simplificar la realidad para hacerla más manejable, más fácil de comprender. Una de las formas de simplificación más frecuente es dividir los asuntos en buenos y malos, aunque no admitan esas categorías porque son complejos. Así se crea la ilusión de construir una lista, aparentemente fiable, de los temas que supuestamente hay que rechazar, evitar o alejarse y de los que, por el contrario, hay que intentar acercarse y conocer.
Muchas madres y padres viven como un problema el inicio del uso de las nuevas tecnologías, por parte de los hijos, es un tema que creen que hay que evitar, por lo menos durante un cierto período de tiempo porque no va a traer nada bueno. ¿Qué hacen entonces? Impiden que sus hijos las usen hasta que ya no queda más remedio, hasta que todos los niños de su edad han tenido acceso a ellas y no exista otra solución al “problema” que permitirle, echándose las manos a la cabeza por lo que pueda pasar, su acceso.
No se puede luchar contra la existencia de las nuevas tecnologías, pero sí se puede controlar la coexistencia con ellas. Son, entre otras cosas, útiles y necesarias. Que los niños no sepan manejarlas correcta y críticamente, antes de que se haga inevitable su uso continuado, es exponerles a las consecuencias de los riesgos que cualquier tecnología mal comprendida entraña inevitablemente.
¿Cómo podemos preparar a nuestros hijos y adentran en el buen uso de las nuevas tecnologías?
Uno de los objetivos principales de la crianza es preparar y dotar a los hijos de estrategias y recursos para enfrentarse a la realidad con éxito. Es un mundo fuertemente ‘tecnologizado’ no podemos dejar de darles una educación útil en el uso de las nuevas tecnologías.
Cuando hablaba antes de usarlas correctamente no me refería a que sepan navegar por internet, bajarse aplicaciones o utilizar las redes sociales con soltura, habilidades que adquieren con una facilidad muy superior en comparación con las personas que han empezado a convivir con las nuevas tecnologías ya de adultos, sino de ayudarles a conocerlas a fondo, en todos sus aspectos, tanto negativos como positivos. Y a tener la conciencia despierta para discriminar qué es lo que las nuevas tecnologías les dan y qué pueden quitarles.
Es un tema educativo tan importante como el tratamiento en familia del sexo o las drogas. Son situaciones con las que tarde o temprano el niño tendrá contacto, más vale ayudarles a estar prevenidos e informados al respecto. Si no lo hacemos les dejamos indefensos y vulnerables. Y más vale, como padres, que cuando se acerquen a los adultos a preguntar sobre estos temas estemos bien empapados de ellos. ¿Podría una persona sin experiencia sexual ser la mejor elección para informar a un adolescente de los problemas que se puede encontrar en su primera y sucesivas relaciones íntimas? Alguien que no haya tenido contacto con el sexo puede proporcionarle información a nivel teórico, pero existe un mejor informador, sin duda, y es quien ha tenido práctica en estos asuntos y haya sabido solventar, con más o menos suerte, los problemas y dudas que le hayan ido surgiendo. Igual que no deberíamos dejarles sin educación sexual o sobre el uso de las drogas, o proporcionarles un corpus teórico únicamente, no debemos lanzarles al mundo de la tecnología sin manual de uso. Y para dotarles de una educación que les pueda proteger, el manejo de las nuevas tecnologías que deben tener los padres al respecto, para ser capaces de enseñarles todo el espectro de posibilidades y consecuencias, debe ser bastante y bastante buena.
Limitar el tiempo de uso, necesario pero totalmente insuficiente
Limitar el tiempo de uso del que disfrutan los niños en relación a las nuevas tecnologías, que es a lo que frecuentemente se circunscribe la orientación parental sobre este tema, es una medida necesaria pero totalmente insuficiente. Lo cierto es que es un asunto para tomarse en serio. La OMS (Organización Mundial de la Salud), señala que una de cada cuatro personas, sufre trastornos relacionados con las nuevas adicciones. En España, se estima que entre el 6 y 9% de los usuarios de Internet podrían haber desarrollado un trastorno adictivo. Fuentes ministeriales dicen que hasta un 20% de los niños entre 14 y 17 años podrían entrar en el perfil de adictos a las nuevas tecnologías y ha incluido, en 2018, las adicciones relacionadas con las nuevas tecnologías en el Plan Nacional de Adicciones.
Cómo entender la naturaleza de esta adicción
Para que entendamos un poco mejor la naturaleza de la adicción hay que saber que cualquier actividad que sea placentera puede ser susceptible de volverse adictiva. Hasta una actividad tan inofensiva como comer pipas puede serlo. Así que hay que imaginarse hasta qué punto puede convertirse el uso de las nuevas tecnologías en algo muy difícil de abandonar, aunque solo sea por unos momentos. Y esto es debido a muchos motivos; desde la posibilidad de encontrar en la red cualquier información que busquemos, hasta la capacidad que nos proporciona para comunicarnos fácilmente con todo el mundo que queramos, terminando por la belleza estética de su fabricación.
Enseñar un buen uso
Para poder enseñar a los niños como usarlas, sin que se vuelvan adictos hay que tener en cuenta lo siguiente:
- Lo primero que hay que hacer es entenderlas los adultos. Que los padres conozcan a fondo las nuevas tecnologías, usándolas de primera mano y guiando a los niños en un proceso de descubrimiento conjunto.
- Hacerles conocedores de para qué sirven y cuáles son las consecuencias de su utilización masiva. Los niños se enganchan con mucha facilidad a ellas y moldean, como cualquier otra tecnología, la mente de quien las usa. Desde la forma que tienen de presentarnos la realidad (por ejemplo, en solo 280 caracteres) y la manera que tienen de proporcionarnos la comunicación con ella.
- Dentro de esta tarea educativa, es necesario explicar a los niños la diferencia entre hablar cara a cara y por medio de una aplicación. Preguntarles que es lo que ellos perciben, de la observación de ambas situaciones, y poder establecer con ellos para que momentos son útiles las nuevas tecnologías para comunicarse y cuando las conversaciones cara a cara. Debemos ayudarles a que comprendan estas diferencias y que sepan cómo relacionarse con el mundo desde la tecnología y fuera de ella. Y que ellos elijan cuando. Hacerles críticos sobre las limitaciones y caras que ésta tienen es vital.
- Las nuevas tecnologías utilizan escenarios lúdicos y estéticos para vender ideas que parezcan sugerentes. Cada vez está más de moda, por ejemplo, las aplicaciones de productos bancarios para niños. Hay que enseñarles a diferenciar lo que es un juego de lo que no lo es y hacerles críticos con toda la información que las nuevas tecnologías les proporcionan.
¿Cómo saber si un niño es adicto a las nuevas tecnologías?
Si tiene síntomas de ansiedad o agresividad cuando por cualquier motivo se limita el acceso a ellas, es muy posible que tenga una adicción a las nuevas tecnologías. Como cualquier otra adicción, abandonar su uso provoca un profundo malestar que solo se puede acabar, a corto plazo, teniendo contacto con ellas otra vez. Este comportamiento está tan extendido en nuestra sociedad que no nos sorprende. ¿Quién no ha vuelto a casa, al darse cuenta de que le faltaba el móvil aunque solo vaya a comprar un par de cosas?
Es imposible educar en el buen uso de las nuevas tecnologías si los adultos no controlamos su manejo y si tampoco nos hemos parado a realizar una reflexión sobre de qué manera queremos usarlas ni realmente para que sirven y para que no. No es fácil hacerlo pero hay que intentarlo.
Hacerles autónomos, evitar la esclavitud que supone una adicción, es vital para educar personas libres. Si queremos que sean seres humanos autónomos y autocontrolados tenemos que ayudarles a que las utilicen como una herramienta más. Procurar que sea la tecnología la que esté al servicio de ellos y no al revés. Y para conseguirlo nunca podemos olvidar que somos modelos para los niños y que si nosotros somos esclavos de las nuevas tecnologías no verán como algo extraño o perjudicial serlo ellos también.
¿Cómo lo hacéis vosotras con los buenoshijos y las buenahijas, Malasmadres?
Muy bien planteado el asunto, en mi opinión. El problema puede estribar en que difícilmente unos padres que a su vez están enganchados al móvil van a marcar a sus hijos una hoja de ruta adecuada para relacionarse razonablemente con el mismo instrumento. Es el viejo asunto de “haz lo que te digo y no lo que hago”, pero multiplicado por la inmensa capacidad de adicción que generan los móviles y las redes sociales.
El tema que plantea Ana es interesante. No se trata de echar la culpa a los demás, pero es cierto que muchas familias acaban comprándoles el móvil antes de lo que desearían, porque todos los compañeros del niño lo tienen… Yo siempre me pregunto quién en el primero en darle un móvil a un niño de 10 años, y por tanto desencadenar una oleada de móviles en los demás. Porque no nos engañemos, podemos nadar a contracorriente un tiempo, pero ese tiempo es finito y acabamos claudicando para que nuestro hijo no sea “el raro”.
Mi hijo aún es pequeño, pero creo haber oído que hay una especie de acuerdo no escrito sobre esperar al instituto… aunque yo ya he visto a alguno de 9 con móvil, sin internet, solo para llamar, y ya de paso con algunos juegos instalados… Así, mal vamos, en mi opinión.
Mis sobrinos, como regalo de comunión, recibieron su primer móvil. Tenían todos entre 9 y 10 años. A mí me parece muy pronto, la verdad, y que no tiene ninguna necesidad de ser. Ellos viven en un pueblo y quizás por ello tengan una autonomía que no tiene mi hija, que ahora tiene 9 años. Yo no voy a seguir el ejemplo de mis cuñados, mi hija no va a tener móvil todavía cuando no va sola al colegio ni a casa de amigas ni a ninguna parte… En la ESO o a mediados de 6º de Primaria ya lo veo más lógico.
Mi hija mayor tiene diez años. Vivimos en una ciudad y la dejo salir a hacer pequeños recados siempre y cuando no tenga que cruzar una calle principal. En su clase, el 80 % de sus compañeros tiene móvil con acceso a internet. Como ella no tiene, me han metido a mi en sus grupos, que por supuesto no tienen ningún contenido solo emoticonos y mensajes de audio.
Yo no quiero que viva de espaldas a las nuevas tecnologías pero de verdad hay necesidad de que niños de diez años (que aún no salen solos a la calle) estén pegados al móvil?
Creo que como padres, estamos perdiendo el norte.
Parece inevitable que los niños cada vez accedan antes a las nuevas tecnologías. Llega un momento en que, como todos los demás niños las usan, el que no lo hace se puede quedar desplazados socialmente ya que las comunicaciones se hacen por esa vía. Para remediar los aspectos negativos de la situación lo mejor es educar y planificar el tiempo uso.
Un tema muy interesante y necesario el que tratas aquí, muchas gracias Maribel.
Hace poco hice una reflexión en mi blog sobre este tema. Comparto el enlace por si os interesa.
https://elblogderaquelreguero.wordpress.com/2019/01/07/mundo-virtual-y-mundo-presencial/
Un saludo,
Raquel.
Gracias, Raquel.
Ahora mismo echo un vistazo a tu enlace.
Un abrazo!
Maribel, estupendo post! super de acuerdo. Creo que, como todo lo demás, hay que acompañarles en el inicio sobre todo.
Gracias por el post
Gracias a ti, Paula.
Un abrazo.