La pandemia ha revolucionado (o al menos meneado) nuestras vidas y el hecho de que muchas empresas hayan vuelto a la presencialidad ha acelerado lo que ya venía siendo inevitable: que muchas personas se pregunten si están en el lugar adecuado y qué sentido tiene su trabajo.
Y muchas Malasmadres estamos entre ellas, después de haber vivido episodios de máxima intensidad y no haber tenido ninguna ayuda real para conciliar puede que a ti también te esté ocurriendo y sientas que no quieres volver a un empleo que no te llena. A veces esto es complicado porque necesitamos ese trabajo, sin embargo en este post hablaremos de cómo iniciar ese proceso de cambio si estás pensándolo y es posible.
El hecho de no querer renunciar no implica conformarse con un trabajo que nos hace sentir vacías, sino luchar por poder sentirnos plenas en cada una de las áreas de nuestra vida. Sentirnos merecedoras de ello es el primer paso.
Frases como: “el trabajo es solo trabajo”, “tanto ganas, tanto vales” o “trabajar es un medio para ganar dinero” han perdido valor después de la pandemia al ver como de un día para el otro nuestra vida puede no continuar, al ver que todos y todas estamos conectados y que existen diferentes fórmulas para tener un trabajo flexible que no restan productividad y mejoran la conciliación.
Esto ha hecho resurgir un concepto anglosajón que estaba olvidado: el workism
Este concepto promueve que el trabajo puede ayudarte a sentirte realizada y contribuir a que tu vida tenga más sentido. Y normalmente esto sucede porque trabajas con el convencimiento de que lo que haces tiene impacto y contribuye de alguna manera a mejorar tu entorno.
Va en contra de la visión utilitarista, que sitúa el trabajo como un mero trámite para después poder vivir cuando sales de él o llega el fin de semana.
Puede parecer utópico, ya que no estamos acostumbrados a verlo así. De hecho lo veo en cómo se arquean las cejas de mis alumnas cuando les pregunto “¿qué da sentido a tu trabajo?” , “¿qué te motiva para ir a trabajar cada mañana más allá del dinero?” o “¿por qué es importante lo que haces?”
Amar lo que haces no debería ser algo que consideráramos imposible, debería ser algo normalizado a lo que aspirar. Además cuando disfrutamos de lo que hacemos, siempre lo hacemos mucho mejor, con más compromiso y por lo tanto nos convertimos en personas más valiosas.
Hay dos formas de workism: hacer lo que amas o amar lo que haces.
Todos y todos los trabajos tienen su función y por lo tanto su contribución. Conectar con ella, es lo que te hará dar sentido a tu día a día laboral y que no trabajes solo por dinero, si no por mucho más.
Trabajamos más de 80.000 horas en promedio en nuestra vida. Trabajar puede ser un medio también para contribuir y aportar a la sociedad.
A continuación te dejo algunas preguntas para buscar qué da sentido a tu trabajo:
- ¿A quién ayudas con tu trabajo, directa o indirectamente?
- ¿Cómo contribuyes a mejorar este mundo con tu esfuerzo diario?
- ¿Qué valor aporta lo que haces?
- ¿Harías tu trabajo si no necesitases el dinero?
Reflexiones que te invito a hacer desde el amor propio, desde la responsabilidad de ser conscientes que tú diriges tu vida y todo aquello que no te guste puedes trabajar para cambiarlo.
Workism habla de un concepto tan simple como el amor por el trabajo. Concebir el trabajo como una forma de dar.
¿Te imaginas que todas las malasmadres viviéramos nuestro trabajo como una fuente de valor y sentido? Nuestros hijos creerían que para ellos también es posible.
Buenas, soy Fiscal, y aunque es muy estresante y llegar hasta aquí ha supuesto mucho esfuerzo y algunas renuncias, tengo la suerte de trabajar en algo que me apasiona y que además, en muchas ocasiones me hace sentir orgullosa y con la sensación de mejorar, aunque se un poquito, la vida de la gente.
Muchas gracias por contarnos tu experiencia, Blanca. Ha tenido que costar mucho esfuerzo llegar y muchas renuncias pero un orgullo poder sentirte realizada y saber que estas ayudando las vidas de tantas personas