- ¿Sabes qué? Creo que necesito huir.
- Vete, no pasa nada. Te conozco. Sé que en un par de días nos llamas para volver. Me dice el buenpadre con su sarcasmo característico y me da la risa.
- Sí, claro…
- Pero sabéis qué Malasmadres, que a veces fantaseo con esa huida y no tengo claro cuándo volvería. A ver, me explico, seguro que después de dos días volvería presa del pánico.
- ¿Estarán bien sin mí? ¿Podrán con todo? ¿Me echarán de menos? Dicen que sí, pero mi instinto de madre me dice que sin mí no pueden vivir…
- Pero si la culpa me dejara un par de días sola, ay si la culpa me dejara y ese auto juicio social, que me hago yo misma, quizás hasta me acostumbraba y empezaba a disfrutarlo. Hace unos días escribía a unas amigas con las que hablamos hace un tiempo de hacer un retiro de esos de yoga. De esos de mirar al infinito, escuchar los pajaritos cantar, levantarte sin alarma, tirar el móvil lejos y dejarte llevar en el placer del “dolce far niente”. Esos retiros por los que nunca creí que me sentiría llamada, pero he sentido “la llamada” y les mandé un mensaje:
- Ha llegado el momento. Lo necesito.
Lucía ya tiene 14 meses y aunque sigue con teta y grita cada vez que me alejo de ella, también es verdad que cuando salgo por trabajo, está fenomenal, hasta más tranquila dicen. No llora tanto. Y la verdad después de más de 9 años de madre, que no me eche de menos, no me pone triste o me preocupa, me hace soñar con que ella estaría bien sin mí. Y eso me hace fantasear con ser libre unos días. “Me estoy haciendo ilusiones y me están quedando preciosas”. Pero todo se queda en mi imaginario porque claro, ¿realmente soy capaz?
Y como si de un pensamiento impuro se tratara, me doy de bruces contra la realidad cultural que me aplasta. Nos han inculcado que somos imprescindibles y nos lo hemos creído. Tanto que lo llevamos al límite. En mi caso, que yo hablo por mí, este año tan intenso (y digo intenso pensando que esta palabra no incluye lo horrible que ha sido en tantos momentos) me ha pasado factura mental y física. Tengo el apego más apegado con Lucía que con sus hermanas. En su momento el trabajo o la situación no me permitían estar tan presente. Y pese a que esto es lo que siempre he querido y sentido, ahora siento que se me está yendo de las manos. No veo el momento de dejar la teta porque me da miedo dejar de ser su referente principal y perder esa conexión que tanto bien me ha hecho esta pandemia. Tampoco la dejo porque cuando la tengo en el pecho la miro y siento paz. Pero a la vez esto mismo lo estoy sintiendo ya como una cárcel. Cada noche sueño con que será LA NOCHE. “Esta noche dormimos del tirón” y al rato me despierto con las patadas en mi espalda sin recordar cuándo la metí en la cama.
Podéis llamarme quejica o ingrata, todo para mí. Estupendo. Pero si a este “ni contigo ni sin ti” le sumas haber trabajado como una burra para sacar mi empresa adelante, haberme metido en mil “fregaos” y dos hijas más, a mí la paciencia se me ha esfumado. Y eso que sí. “Yo tengo mucha suerte” porque este desahogo os lo escribo desde el tren camino a Sevilla, dejando al buenpadre todo el día SOLO con las tres. Y como la ley de Murphy nos ama a las Malasmsdres: esta noche Lucía ha tenido fiebre y esta tarde la mediana tiene cumpleaños de clase en un parque al aire libre. Justo este día que yo tenía bloqueado para este viaje de trabajo, que si me fuera de fiesta ya lo habría anulado, machacada por la culpa.
Y todo esto para qué os lo cuento, pensaréis. Pues no lo tengo muy claro, pero mi hermana Amelia me ha pedido una reflexión de lo que es la maternidad para mí. Y en estos momentos de fatiga pandémica sobrepasada solo os puedo decir que la maternidad para mí es ese estado de agotamiento extremo que te demuestra que tienes que cuidarte, que tienes que conectar contigo y RESPIRAR para disfrutar del amor de madre de verdad. Porque es lo más bonito de mi vida. Ellas son mi motor. Pero si yo no estoy bien, el cansancio supera y el amor pierde fuerza.
Feliz día de las Malasmadres. Creo que lo más razonable es que nos den el día libre. Y como decía esta semana en mi columna de La Sexta. Si cuando esto acabe, no me encuentran, no me busquen, que yo volver vuelvo, pero cuando me haya recuperado para amar como ellas se merecen.
Me identifico, amo a mi pequeño de 15 meses, llevamos 2 meses sin teta, doy gracias por que fue con calma y creo que ni el ni yo la pasamos mal en ese proceso, ya duerme de corrido aunque estamos en la etapa de mamá-colchón, me necita para dormir (y yo a el). Mi vida tiene un sentido más claro y bonito, digo respecto a antes de ser mamá, nunca estuvo en mis planes , hasta que conocí a la persona que creí perfecta para formalizar y comenzar una familia. Actualmente mi relación de pareja es un caos por no decirlo peor, mi pareja sale con amigos casi todas las semanas, diario por las mañanas se va a hacer ejercicio, ese tiempo 100% de el desde que nos conocimos, a pesar de que nos convertimos en padres, el jamás cambio su rutina a pesar de tener un trabajo demandante, el no está presente casi nunca, y yo como mama 100% dedicada a la casa y a mi bebe, me estaba sintiendo con mucha carga sobre mi, y últimamente explote, ya que no sentía apoyo de pareja ni de padre a su hijo. No es malo, solo que es ausente. Actualmente decidí (sola) por que no estuvo de acuerdo, a regresar a trabajar, soy profesionista, y me di un break de 1 año para disfrutar a mi bebe, encontré un trabajo excelente para tener tiempo para mi bebe y yo, buena paga, horario, zona… Pero mi pareja me lo recrimino, me siento fatal, por que a pesar que me conoció trabajando, ahora resulta que casi abandone a mi hijo… Creo que esta relación ya no va a dar para más, por que a pesar que siempre eh tratado de buscar soluciones que beneficien la relación para los 3, parece que lo único que mantiene a flote todo era yo. No puedo evitar sentir culpa por regresar a sentirme útil, y sentir culpa al querer que mi pareja se vaya. Lo amo, pero ya no me hace sentir bien, y parece que sus intenciones son esas, buscar un culpable para que todo termine. No se que hacer 🙁
Qué identificada en todo lo que dices, salvo porque yo soy malamadre de solo un buenhijo y también fantaseo con irme a un retiro unos días, olvidándome de que soy malamadre, aunque sea solo una ilusión temporal.
Mi buenhijo no ha sido de dormir. Desde que nació y durante meses (más de 12) me despertaba entre 10 y 18 veces a lo largo de una noche en la que el buenhijo solo necesitaba diez horas para estar descansado. Los días malos, por la mañana al vestirlo, yo lloraba, lloraba porque no sentía la alegría de volverlo a ver después de una noche de descanso, lloraba porque el cansancio no me dejaba disfrutar de lo maravilloso que era (y es). Cuando lo recuerdo, no sé cómo sobreviví…
A los dos años decidí que le quitaría la teta y empecé (como en el cuento de la lechera) a fantasear con poder irme unos días a la despedida de una amiga, volver a beber copas de vino (en plural) y ser libre de ponerme la ropa que quisiera (sin pensar en que tenía que dar el pecho). Y entonces, tres semanas antes del segundo cumpleaños de mi buenhijo, llegó la pandemia (la teta se la quité, pero con confinamiento)
Ahora acaba de cumplir tres años y cuando la gente se queja del año de pandemia, confinamiento y restricciones, yo siempre pienso en que yo empecé cuando me quedé embarazada, así que la fatiga pandémica, me viene ya de largo.
Y como tú, me siento afortunada por muchos motivos, pero como dicen, quejarse es gratis.
Yo ahora con el divorcio y adolescente solo quiero que me respete que se de cuenta que a veces no quiero estsr sols y tengo derecho a ser feliz y que no sly ls culpable de todo
Que identificada me siento!!!! Aunque cada vez lucho más por mi autocuidado aún me cuesta quitarme la culpabilidad de encima. Pero ya hace ya tiempo, a los dos años de mi hijo que estaba hecha polvo física y mentalmente, xq no me permitía prácticamente ningún momento para mí, que aprendí que si no te cuidas a ti misma no puedes cuidar de los demás. Así que aunque cueste ahora me permito esos momentos de autocuidado para luego estar más tranquila. Hace poco le pedí a una amiga que se quedara unas horas de un sábado con mi buen hijo simplemente para quedarme en casa y desconectar, cocinar tranquila, descansar, hacer yoga y meditar, una excepción que hasta ahora no me había permitido. Cuando lo recogí, a pesar de que se lo había pasado genial y estaba feliz, con sus cuatro años me dijo: Me lo he pasado bien pero tú, mamá, ¿donde estabas?. Y aunque me vino la culpa le mire y le dije: Mamá necesitaba un rato para ella e iba a hacer cosas aburridas para ti. Por eso preferi que tú estuvieras con la tita para que te lo pasarás bien. Me miró y me dijo:Vale. No sé si lo entendió pero a mi me sirvió para que a veces parar y dedicarte tiempo es mejor para todos. Pero gracias por compartir y ver que no estamos solas en estos sentimientos a veces contradictorios de la maternidad. FELIZ DÍA DE LA MADRE!!!!
Los hijos son lo mejor de nuestra vida y cuando no sientes a ratos eso, empieza la culpa, culpa por querer dormir, culpa porque deberías ser la madre comprensible y cariñosa 24 horas que el merece, culpa por querer que el duerma más, culpa por llevarle a la guarde si está con tos y mocos pero necesitas unas horas, culpa por no cuidarte porque así no puedes cuidar de él y culpa por sentir esa culpa que no te deja vivir. Yo también me iría a un retiro si la culpa no me hiciera pensar que está mal tener un par de días para mí. Y sé que la culpa por pensarlo es mía. Muchas gracias Laura por tus reflexiones con las que tanto nos sentimos identificadas.
Que bonito Laura y que duró es ser mama. Totalmente de acuerdo de contigo, yo también adoro a mi hija pero a veces me siento sobrepasada, nadie puede ser mamá las 24 horas del día sin tener un ratito de descanso, no no y no y la que diga que si miente. Lo del retiro me parece una pasada, yo también lo he pensado para mí y creo que pasar tiempo sola es como pasar tiempo con la pareja también a solas. Te recarga las pilas para volver con más fuerza. Yo sin esos ratos no podría seguir, lo prometo y me da igual lo que piensen de mi. Un abrazo
Leerte es como leerme. Bravo