Me estoy leyendo el libro de Tania Llasera ‘La vida a mordiscos‘. Me gusta mucho conocerla un poco más porque comparto mucho con ella de su visión de la maternidad. Habla de sus relaciones, como madre y como hija, de su infancia, de su pareja, de la vida… En un momento dice tajante “primero yo. Luego ellos”.
Primero yo. Luego ellos.
Para mí esto es una gran verdad. Y es un reto aún. Porque yo lo practico, pero luego me justifico o intento compensar o intento ocultarlo o lo que es peor, muchas veces me descubro aun intentando ser la madre que no soy. Y luego me cabreo conmigo por serme infiel en pensamientos y sentimientos. Pero pesa tanto el modelo de madre que creí que tenía que ser, que me aleja de lo que soy.
Hace mucho que maté a esa madre sacrificada de más, abnegada por naturaleza, que antepone a sus hijas por encima de su persona. Pero a veces resucita y tambalea los cimientos de mi realidad. He pasado unos días complicados. Me ha superado un poco la vida y he soñado con huir. Pero no con huir una hora a mojarme los pies, no. Cuando la vida te supera, eso no es suficiente. Esta vida que estamos viviendo es una continua montaña rusa, eso unido a mi intensidad emocional y profesional a veces hacen un cóctel molotov difícil de frenar.
El sábado pasado me levanté como si un camión me hubiera aplastado LITERAL. No hay exageraciones andaluzas en esta confesión. Me desperté con un dolor de espalda tan fuerte, que me tuvo paralizada dos horas. Nunca antes me había pasado. Y tengo clarísimo que fue el reflejo del cansancio, el estrés y la presión acumulada. La buenahija2 vino y con carita de pena me dijo:
- Mamá, ¿te vas a morir?
Pobrecita mi niña jaja. Me da la risa porque no penséis que me pillo mal llorando, simplemente estaba tumbada en la cama a las 9 de la mañana mientras todos estaban ya en marcha. Pero eso me ha hecho reflexionar. Ellas no están acostumbrada a verme tumbada sin más. Y creo que voy a tener que empezar a hacerlo más a menudo. El caso es que me da rabia porque no quiero que piensen que soy superwoman, quiero que vean que soy vulnerable, débil, que me canso y que paro, pero parece que no lo estoy haciendo bien. He tomado decisiones en mi vida para llevar un ritmo más lento. Pero hay semanas que todo se complica y yo me paso de frenada. Porque tengo mucha energía, tanta que no sé dosificarla. Y el sábado el cuerpo dijo STOP. Patri Psicóloga nos dice constantemente que tenemos que escuchar las señales que nos llegan antes de esos parones. Pero a mí me cuesta, a ver si de verdad voy a estar sorda jaja.
Ahora en serio Malasmadres, recordemos todo lo que aprendimos el miércoles en el encuentro de “La hora de cuidarse” y respirar. Pongámonos delante, no solo cuando estamos mal. ¡Antes! Yo estoy en el camino, recordándomelo cada día, comprometiéndome con vosotras porque ese compromiso me ayuda a conseguirlo. Y sobre todo intentando no dejarme llevar por las trampas de la maternidad.
Mi autocuidado
El otro día en mi rato de autocuidado en la manicura hablábamos de la trampa del amor incondicional. Mi amiga, Malamadre también, me decía que no cree en el amor incondicional. Que ella no ama a sus hijos por encima de todas las cosas. Está viviendo momentos complicados con su hija adolescente que no le parecen justos. Y que no cree que exista el amor incondicional sin límites de una madre. Que ella ama muchísimo a sus hijos, que lo ha dado todo por ellos, que lucha cada día, pero hay cosas que no va a permitir y que el amor no puede justificarlo todo.
Me pareció tan duro escucharlo, pero a la vez tan de verdad. Conectó con sentimientos ahí dentro que duelen, que remueven y que me hacen entender que nos hemos dejado engañar y que ese “amor incondicional” no solo nos limita sino que además no beneficia a nuestros hijos y a nuestras hijas. Porque si alguien nos ama incondicionalmente, ¿en qué posición egoísta del “todo vale” nos coloca? No todo vale ni en el amor de pareja, ni en el amor de amiga ni en el amor de hija o madre.
Me hace mucha gracia que solo hablan padres, y no hijos, y todos se ponen de víctima, a mi mi madre jamás me dio un abrazo y besos pies 2 en mi vida y porque se los di yo, con mi hermana pequeña es todo lo contrario, ya ves, después de 45 años sufriendolo y ella siempre culpando a mi de todo, decido que no tengo madre ya que cualquier persona de la calle ha sido más cariñosa y comprensiva que ella, y como yo hay muchísimos casos, así que las madres no son tan buenas, ni los hijos tan malos. y den gracias a todos los que tienen una madre de verdad
Hola Claudio! No sabes lo que siento leer tus palabras. Es una lástima que te hayas sentido así durante tantos años y que hayas tenido que decidir “no tener madre”. Se me ponen los pelos de punta solo de pensar en tener que tomar esa decisión y sin embargo, he de decirte que en parte te entiendo. Por suerte o por desgracia cada relación familiar es un mundo y por eso sentimos enormemente la falta de cariño que has vivido durante toda la vida. Ser madre no es nada fácil, te diría sin pestañear que es la tarea más difícil a la que me he enfrentado en la vida, tratas de hacerlo bien, pero muchas veces no llegas ni al suficiente, así es la vida, un aprendizaje continuo. Evidentemente la falta de cariño con la tuya ya no la podemos cambiar, pero si hay algo que te podamos decir es que no te sientas culpable y mucho menos por lo que te diga la gente, sea quien sea. Y si alguna vez se te olvida, nos vuelves a escribir que ya te lo recordamos nosotras 😉 ¡Te mandamos un abrazo enorme!
La verdad uno cree que el amor debe ser incondicional hasta que ellos crecen y te das cuenta qué debiste cuidar más de ti y amar incondicionalmente si, pero a ti misma. Para mi, el amor incondicional a los hijos es una de las mentiras más grandes y egoístas que nos han vendido a los padres, porque bajo esta premisa como madres aceptamos todo y seguimos ahí, sintiendo culpa de muchas cosas y aceptando unas otras que nos hacen daño, no podemos obligar a nuestros hijos que nos amen, pero tampoco debemos amarlos incondicionalmente, porque el amor debe ser recíproco, si no hay esa reciprocidad, por mucho que los ames debes tomar distancia y solo pensar en tu propio bienestar y no es egoísmo, simplemente como en cualquier relación, también ahí aplica el amor propio🙏🏻
el amor de las madres también muere, pero no muere solo, hay hijos que lo van matando poco a poco es increíble sentir como las puñaladas que te van dando, no solo no llegan a matarte sino que te resucitan más fuerte y con más amor propio y efectivamente llega el día que dices hoy voy a mirar para mí
Quizás el error es pedirle perdón. Si le pides perdón estás dando el mensaje de que te equivocaste al casarte y que ella es tu víctima. Quizás sería mejor tratarla como una adulta y decirle que si cree que por ser padre vas a sacrificae toda tu vida en pos de sus caprichos, va mal…hazla reflexionar y no la persigas como si ella te debiera la vida, es al revés
soy padre no incondicional, mi hija así me define ,y me rechaza por ello, aún pidiéndola perdón durante años.El motivo fué casarme con una mujer , yo era viudo, que no se entendía con ella.Sigo casado y mi hija continúa con una actitud fría.Un saludo a tod@s que estén en esta situación.
El amor incondicional nunca puede impedir que seas libre, todo lo contrario. Sin tener que ver nada con lo católico es cierto que el amor nos hace libres, pero el amor no es tonto, yo amo incondicionalmente a mi hijo siempre que me amo a mi primero, le doy lo mejor de mi, que no es lo más cómodo, a veces es decirle cosas que no le van a gustar y que me va a costar decir, desde estar presente, ser intuitiva y confiar en mi, cuidarme y así poder cuidarle o saber que ahora le toca a ella cuidarse. A veces es tomarme un respiro, siempre es darme a mi también lo mejor. al carajo las ideas que separan de quererme y quererle así. Me ha quedado muy radical pero para mi es así.
Gracias por este espacio de realidad materna. Creo que a la única persona a la que debemos un amor incondicional es a nosotros mismos… Soy madre, mi hija tiene 4 años y la adoro pero crecerá y se irá, tomará sus decisiones y hará su vida y todo lo que sacrifiqué por ese amor incondicional materno quedará hecho polvo, por lo tanto es mejor enseñarle a amarse a si misma y que cada uno tiene su espacio y sus necesidades.
“El amor incondicional es un amor que acepta al niño plenamente por aquello que el niño es, no por aquello que hace. Amamos a nuestros hijos de forma incondicional cuando los amamos al margen de su atractivo físico, de sus capacidades intelectuales y emocionales, de aquello que esperábamos que fuesen y más difícil aún, cuando los amamos a pesar de sus actos. Esto no implica en absoluto que nos sintamos cómodos con cualquier comportamiento de nuestros hijos. Quiere decir que les ofrecemos y les mostramos amor incluso cuando su comportamiento es reprochable. ”
Definición de amor incondicional en el libro” Brújula para navegantes emocionales” de Elsa Punset.
Hola. Yo llevo casi 18 años siendo y definiéndome como mala madre. Y con orgullo y alegría.
Obvio es decir que quiero mucho a mis hij@s.
Pero desde siempre mi forma de ser madre ha sido diferente a la socialmente aceptada. Yo nunca he dejado de quererme y cuidarme. Siempre he tenido tiempo para mi. Y para la pareja. Sin remordimientos
He seguido trabajando y viajando por trabajo. Al salir por la puerta de casa me preocupo de llevar lo necesario para mi viaje. De la casa y l@s peques, cuando viajo, se ocupa mi pareja.
También me definí como mala madre, hace 18 años, pq no pensé que el momento más feliz de mi vida fuera al nacer mi hijo. Nació por cesárea. Todo bien, ya que yo quería una cesárea y mi cuerpo hizo caso a mi mente. Pero cuando me dieron a mi hijo, lo miré y pedí que se lo llevaran. En ese momento me están cosiendo y quería estar tranquila.
Y no. No sentí un amor inconmensurable por él desde el momento cero. Ese amor fue creciendo día a día, a medida que lo conocía.
En la primera revisión la enfermera me pregunto cuántos hij@s tenía. Porque estaba feliz y tranquila. Seguramente porque no sentía ninguna presión. Jamás he permitido que las normas convencionales me presionen. Hago lo que creo que debo hacer en cada momento. Aunque la sociedad y sus normas dicten lo contrario.
Al nacer mi segunda hija, también por cesárea, tampoco la adoré. Y me pareció lógico querer a su hermano más que ella. Al igual que con su hermano, el amor apareció día a día, al ir conociéndola. Hasta iguale al que sentía por mi primer hijo.
Por eso tenía muy claro que querría muchísimo a mi tercer hijo, nacido en Etiopia, a medida que lo fuera conociendo.
Así que no hay presiones si no permites que te afecten; si eres capaz de vivir tu vida como crees que hay que vivirla, no como te digan que hay que vivirla.
Yo sí creo en el amor incondicional. Es decir, pase lo que pase y hagan lo que hagan, creo que siempre querré a mis hijos. Pero ese amor no nubla mi juicio. Y según lo que hagan seré la jueza más severa que puedan tener. Incluso si llegasen a hacer algo horrible estaría de acuerdo con la sentencia legal. Incluso dejaría de tener contacto con ell@s. Pero creo que siempre los querría. Siempre.
Me veo muy identificada en esa idea de desconstruccion de la madre que he creído que tenía que ser, y la construcción de la madre que soy. Cuesta mucho reconciliarnos con la maternidad real y no caer en idealismos inalcanzables que tanto nos hacen sufrir… ¡Ya vale de fustigarnos a nosotras mismas!
El amor a mis hijos es enorme, apasionado, lleno de vida, color, caricias y sonrisas. Pero tiene condiciones, la principal, que tiene que hacerme bien a mí. Si el amor a mis hijos, deja de hacerme feliz para convertirse en una esclavitud o una cárcel, algo no está bien. Hay que aprender a Amar Bien para no hacernos trampas. Un abrazo
Yo creo que el amor incondicional existe y es el motor de nuestras relaciones más profundas (familia, hijos, etc). Creo que sentir esa incondicionalidad no resta limitar el amor propio. Para mí la clave está en gestionar el momento oportuno para lo que corresponde, y poner límites a quienes quieran coartar (intencionadamente o no) ese amor propio y libertad propias.
No creo en el amor incondicional por encima de todo jamás ! E sufrido mucho en todo estos años por machacarme tanto .. cuando algo se rompió entre mi hija y yo pasando límites muy crueles .. supe que ya no había vuelta atrás y sentí que ese amor que creí que era para siempre se había esfumado … hoy le deseo lo mejor y solo le deseo felicidad .. porque yo también ya me la merezco
Pues yo creo que son conceptos distintos.. yo sí que creo que las amo incondicionalmente, pero ese amor no es darles ni aguantarles todo.. es criarles y guiarles. No creo que se trate de quitarles a ellos (los hijos) para quedárnoslo nosotras. Porque que yo decida irme y dejarles con el Buenpadre no es desatenderlas, ni pasar de ellas. Guardarme algo para mi de mí misma, no les quita nada.
Pienso que son cosas distintas. Puedo amarlas incondicionalmente, pero que sean ellas las que, cuando sean adultas, elijan su camino y tomen sus decisiones (aunque sean distintas a las mías)
Desde luego, ser madre me ha enseñado lo que es el amor trascendental (más importante que cualquier cosa). La relación entre nosotras cambiará, evolucionará.. pero mi amor hacia su persona es incondicional. Al menos eso pienso ahora.. jjejeje dentro de 40 años os digo si ha sido así¡¡ 😀
Esa malamadre amiga es muy sabia, Laura. Amor incondicional no significa permitirles todo, no significa estar a su servicio. Claro que todas daríamos la vida por ellos si estuvieran en peligro, pero quererles incondicionalmente significa educarles, ponerles límites, prepararles para la vida.
Y, sobre todo, ser su ejemplo. No pretendamos educarles como seres libres si nosotras no lo somos.
En primer lugar decir que me encantan estos post/reflexiones.
Gracias Laura por compartir, cada vez que te leo, me inspiras y escribo cosas… Ahí va mi parrafada del día:
Mi primer gran descubrimiento como malamadre, y probablemente el más traumático, es que nada más nacer mi hija, no sentí ese amor tan grande que dicen que se debe sentir al dar a luz, esa no era mi realidad. Estaba hecha polvo, había tenido un parto horroroso que acabó en una cesárea de urgencia, con la tensión por las nubes y vomitando en el quirófano.
A eso le añadimos que tenía un sentimiento de culpabilidad brutal por no sentir ese amor incondicional invadirme, porque lo único que quería era cerrar los ojos y dormir para recuperarme. Ni pecho, ni pañales, ni ná. Lo único que tenía en mente era la palabra descansar. Eso además de las mil visitas, etc. Mi cabeza, una olla express ¿acaso era yo una descorazonada que no siente ese amor tan grande por sus hijos? Sí, quería a mi hija, pero estaba hecha polvo. En las semanas que siguieron al parto, entre la revolución hormonal y culpabilidad, con la cantidad de lágrimas derramadas, subió el nivel del mar.
Porque claro, eso no es lo que se supone que hay que sentir. Una vez que das a luz, tu hijo es lo primero y único. Una parte de ese amor incondicional del que nos hablas.
Hasta que fui a la revisión bebé sano de los 15 días, y la pediatra que vio que estaba hecha polvo, me dijo una frase reveladora “lo único que necesita un bebé, es que su madre esté bien” esto lo extrapolo a “lo único que necesitan los niños, es que sus padres estén bien”.
Esto es solo un ejemplo, de los miles y miles que existen, de todo lo que se supone que una madre debe ser/hacer según los estándares de la sociedad, el quitarte tú para dárselo a ellos. No nos olvidemos que hay que poner límites a todo. Los límites son necesarios.
Ahora intento tomarme las cosas de otra manera; no sentirme culpable por tener aspiraciones profesionales, por querer seguir formándome, por salir con mis amigas y reírme un rato, incluso tomarme una copita de más, por irme de viaje, por delegar más al buenpadre, aunque a veces sea un poco desastre y quisiera que hiciera las cosas como las hago yo (ese es otro tema jajaja), por perder los nervios de vez en cuando, por ponerle límites a mi hija, o simplemente porque a veces me apetece estar sola.
Resumiendo, intento ser un ejemplo para mi hija.
Esto no significa que no haga examen de conciencia, siempre hay lugar para mejorar, pero sin culpabilidad.
También es verdad que siempre estará ahí “ese demonio que nos acecha” y nos dice : ¡eres una egoísta!, ¡lo estás haciendo mal! pero creo que cuando nos visita, hay que darle la mano y decirle, sí, SOYMALAMADRE, ¿y qué?
Has descrito a la perfección lo que yo sentí con mi primera hija. Gracias por tu reflexión
Creo que es incondicional mientras son bebés y dependen totalmente de nosotros. Cuando crecen es amor, una relación entre personas que se quieren mucho
Buenos días, yo también estoy en ese punto, agotada, con dolores por todo el cuerpo, de la tensión acumulada y el estrés, quiero llegar a todo y como no puedo me frustro. Ahora con bastantes problemas con hijo preadolescente, he decidido que me planto, que le amo, que voy a hacer lo que esté en mi mano, pero no a costa de mi salud física y mental y he empezado a cuidarme, a tener mis momentos y después veo que me siento renovada y con fuerzas. El amor no lo puede todo.
un saludo malamadres
Tan cierto como la vida misma, el amor incondicional no puede con todo. Muchas veces lo he pensado como hija, no hay que querer por encima de todo a una madre, solo por el hecho de ser madre, eso también hay que ganárselo.
Aun mis hijas son pequeñas, pero seguro que a lo largo del camino en algún momento pensaré que el amor incondicional de los hijos, tampoco puede con todo.