Con resacón emocional post 8M escribo hoy estas palabras de reflexión. Claro que “8M es todos los días”, pero cuando escucho que alguien dice esto, me da la sensación de que con eso nos están diciendo que tampoco es necesario gritar TANTO, salir a la calle TANTAS o ser TAN visibles el 8M, que tenemos que serlo todos los días del año dicen. Y a mí me huele a patriarcado esto. Para que no hagamos revolución. Y claro que 8M es todos los días, ¿acaso alguien lo duda?, pero este es EL DÍA y esos mensajes nos alejan de la importancia que tiene. Y para colmo siempre llega alguien que dice: ¿para cuándo el día del hombre? Como cuando me preguntan “¿para cuándo el Club de los Malospadres?”. Para cuando los hombres estén implicados en los cuidados, la corresponsabilidad y la igualdad como necesitamos. Porque esto no es un camino de unas pocas en soledad. Para mí es el camino de TODAS, con los hombres a nuestro lado, caminando en igualdad, entendiendo que somos las protagonistas de este día porque partimos de una desigualdad real que hay que corregir juntos.
El 8M es el día que toca reivindicar, si cabe con más fuerza, más que felicitar
Es el día que toca hacer un homenaje y recordar a las que se fueron y lucharon por nosotras. El día que toca alzar la voz por nosotras y por las que vendrán. Reconocer lo que nos queda para mirar al futuro. Conquistar espacios que son nuestros, pero se niegan a entenderlo. Un 8M, este que dejamos, con sabor agridulce, por la dichosa pandemia, por no poder llenar las calles, como símbolo de la igualdad que reclamamos. Una igualdad que sigue siendo un espejismo. Parece que la tenemos, pero no es real ni efectiva.
Claro que hemos avanzado mucho, negarlo sería negar las evidencias que nos hacen tener libertad. Y claro que somos diferentes los hombres y las mujeres, qué obviedad, pero tenemos que serlo en derechos y oportunidades. Y como decía mi querida Clara Campoamor: “la libertad se aprende, ejerciéndola” y la igualdad también. En todos los derechos y oportunidades.
No podemos aceptar la brecha salarial, no podemos tolerar el desequilibrio en el hogar, no podemos vivir con naturalidad la renuncia de la mujer cuando llega la maternidad y vestirla de elección. No podemos asumir como propia la invisibilidad de los cuidados y su nulo reconocimiento social y económico, la falta de medidas de conciliación en las empresas, las inexistentes estructuras de apoyo a las familias, la violencia machista y la negación de su existencia, el uso del feminismo como arma ideológica, la discriminación a cada paso, la violencia verbal, la no corresponsabilidad. Necesitamos que los hombres asuman los privilegios que les vienen dados por ser hombres, que rompan el silencio cómplice, como dice mi amigo Octavio Salazar… Si alguien a día de hoy sigue sin entender que feminismo es igualdad vive en una realidad social paralela.
La división nos debilita
Pero no nos dividamos, por favor. Eso nunca. Es mucho más lo que nos une que lo que nos separa a las mujeres. Hagamos de esta causa una lucha común, que nos representa y nos compromete juntas. Si nos dividen, conseguirán que no avancemos en igualdad, que aceptemos y que la culpa sea, como siempre, nuestra.
El 8M es emoción, compromiso, revolución, nervios, intensidad, orgullo y tristeza también. No solo ese día, sino todo lo que supone antes de que llegue, a nivel social, político y personal. Para mí es un auténtico tsunami, en el que se mezclan emociones, compromiso, visibilización, debates, medios y este año dos reconocimientos de los que me siento muy muy orgullosa. La mención de honor del Premio Claracampoamor del Ayuntamiento de Madrid y el Premio Meridiana de Igualdad de la Junta de Andalucía. Os imaginaréis el orgullo de recibir ambos premios de mis dos ciudades. Pero para mí lo que realmente suponen los premios es COMPROMISO. Compromiso de seguir trabajando por nuestro objetivo último: un Plan Nacional de conciliación.
El Plan Corresponsable, un paso más
Mientras llega la mesa de conciliación, que anunció la ministra de Igualdad, y donde representaremos nuestra causa, después del silencio en las calles, nos encontramos en la jornada de reflexión, el día después… Que este año llega con un nuevo paso que hay que celebrar: la puesta en marcha del Plan Corresponsable. Porque cada paso cuenta y nos acerca más a la igualdad. Esta pandemia ha puesto de manifiesto la gran crisis de los cuidados que estábamos arrastrando y que impacta directamente en la desigualdad laboral, en la precariedad de las mujeres y en la renuncia. Además de sostener un sistema envejecido, sin futuro y poco o nada sostenible.
He de decir que apuesto por las políticas transversales y los planes más ambiciosos, que impacten no solo en los cuidados, sino también en lo laboral y que representen al mayor número de familias porque con el presupuesto aprobado, que se repartirán las CCAA no vamos a llegar, pero siempre siempre, las primeras tienen que ser las familias más vulnerables. Y este plan Corresponsable supone 190 millones de euros para la conciliación de las familias.
- El Plan Corresponsables se concibe como una política semilla para el apoyo específico de las necesidades de conciliación de las familias con niñas, niños y jóvenes menores de 14 años.
- Se trata de una política semilla que, mediante los mecanismos habilitados con la colaboración de las Comunidades Autónomas y las ciudades de Ceuta y Melilla, facilitará la creación de empleo de calidad en el sector de los cuidados, además de dignificar y certificar la experiencia profesional del cuidado no formal.
Un plan que trabaja en el camino de que los cuidados (de menores y mayores) y por tanto para que la maternidad tenga el reconocimiento social y económico que llevamos reclamando todos estos años.
Me acuerdo en este momento de Carmen Flores, presidenta de la Federación de Familias Monomarentales con la que compartí debate hace unos días en la presentación del informe de Monoparentalidad del Alto Comisionado,que reclamaba que estas ayudas solo impactan en un % mínimo de familias.
Sigamos empujando Carmen, sigamos visibilizando para que las más necesitadas vayáis avanzando y en un futuro esto impacte en todas porque si no seguiremos renunciando muchas, demasiadas.
El camino se hace paso a paso. Y la corresponsabilidad, la conciliación están ya en el debate político.
- Más información del plan AQUÍ.
Y vosotras Malasmadres, ¿qué opináis?
Buenos días, Laura. Tienes toda la razón. Es importante que sigamos reivindicando porque aún hay muchas personas que no han entendido que feminismo es igualdad, ni más ni menos. Yo soy profesora y este año preparé un vídeo con los alumnos. Quería mostrarles la realidad que hay, a ellos y a ellas, para que entiendan por qué luchamos y para que comprendan que es un tema que nos implica a todos y a todas. Las compañeras de trabajo, cuando lo vieron, me dijeron que se sentían totalmente identificadas con lo que había plasmado en el vídeo. Y a los compañeros también les gustó y estaban de acuerdo en que queda mucho por hacer.
Como tú dices, debemos trabajar juntos y apoyarnos más entre nosotras.
Gracias por la labor que hacéis cada día desde el club.
Noelia.
Buenos días, me llamo Ana madre monoparental, feminista y por primera vez en muchos años de lucha el 8M me deja una sensación amarga y de tristeza, porque siento a mi alrededor y también en muchos políticos una voz que se extiende cada vez más, que supone para mí un retroceso. Tristeza porque mi sobrina de 22 años me dice que ya no hace falta nuestras reivindicaciones porque ya tenemos la igualdad y que somos unas pobres histéricas ancladas en el pasado. Siento cambios que nos llevan al pasado y me da miedo cuando veo a mi hija de tres años y eso me hace darme cuenta que ahora más que nunca tenemos que sacar fuerzas y luchar porque no se pueden decir en los medios algunas cosas y que no pase nada, que cada vez sea más generalizado.
un abrazo compañeras
“El Plan Corresponsables se concibe como una política semilla para el apoyo específico de las necesidades de conciliación de las familias con niñas, niños y jóvenes menores de 14 años.”
Hay que ampliarlo a los 16 años. Ya se pueden quedar solxs en casa, pero siguen necesitando a una persona adulta cerca porque están en la edad más difícil, en la edad en la que es más fácil descentrarse y perder el rumbo, si no tienen a alguien vigilando de cerca, aflojando la cuerda para que crezcan, pero dando tironcitos cuando están perdidxs.