Emprender es una aventura maravillosa, todo un reto que te pone a prueba pero también es muy exigente. Yo lo comparo con tener un bebé de alta demanda que hace que tengas que estar pendiente de manera continua. Por este motivo debemos ser fuertes emocionalmente para sobrevivir y poder llevar tu proyecto hacia delante. Hoy Leonor Cabrera, nuestra colaboradora, coach y también emprendedora nos da las claves para esta supervivencia emocional.
El emprendimiento se ha convertido durante los últimos años en una opción para muchas de nosotras. Algunas porque nos hemos dado cuenta de que ese trabajo por el que tanto hemos luchado, con un sueldo digno, nos está costando la vida. Otras porque tenemos un sueño que realizar y materializar y otras por necesidad, al quedarse en el desempleo y ver en el emprendimiento la única salida, muchas de ellas ayudadas por esa ola que ha arrasado el mercado laboral durante la crisis y que ha hecho que nos creamos que el autoempleo es la única salida.
Mi relación con el emprendimiento comenzó en 2012, cuando el periódico en el que entonces trabajaba hizo un expediente de regulación de empleo y me brindó en bandeja la posibilidad de conseguir una indemnización y 24 meses de desempleo para poder dedicarme a aquello que se había convertido en mi pasión: el mundo del desarrollo personal.
Con aquella indemnización para invertir y como colchón económico, además de la ayuda de mi hermana convertida en socia, en marzo de 2013 abríamos Viventi en la que había sido la casa de nuestros abuelos. Viventi en aquel momento nació como un centro de desarrollo personal para contribuir a que las personas vivan en ellas (de ahí el nombre, que viene de ‘vive en ti’), con ilusión y con una experiencia nula en el mundo del emprendimiento y de la empresa.
En aquellos primeros momentos, pequé de ilusa. Pensé que tan sólo por abrir los clientes iban a llegar a hacer coaching conmigo, a pesar de que hasta ese momento me había dedicado al periodismo y estaba todavía muy verde como coach, por no hablar de que nadie me conocía en ese rol (ni siquiera yo misma me reconocía, puedo confesarlo ahora).
Sobra decir que los clientes no llegaron en masa, ni mucho menos. Arrancamos haciendo cursos relacionados con la comunicación, que al fin y al cabo tenían que ver con lo tanto yo como nuestra otra socia Pilar Pineda habíamos hecho como periodistas durante toda nuestra vida laboral. Pero a Viventi no llegaba apenas nadie.
En aquel momento pensé muchas veces en tirar la toalla. En dejarlo, en cerrar y buscar trabajo en algún gabinete de comunicación que me permitiera tener las tardes libres para hacer sesiones a pesar de que era una idea que me ponía los pelos de punta. Cada fin de mes era un sufrimiento y si había una palabra que se había instalado en mi vocabulario era incertidumbre. Lo único que me mantenía a flote era saber que no tenía deudas y que poseía cierto colchón económico que menguaba mes a mes.
Vivir en la incertidumbre no tenía nada que ver con lo que había planeado. Por mi mente pasaba un futuro exitoso, con muchos clientes y reinventada laboralmente. Sin embargo, apenas tenía clientes de coaching y Viventi sobrevivía a través de los cursos que hacíamos con administraciones y con algunas empresas, algo que ni siquiera me había planteado en mi proyecto inicial y que, he de confesarlo, no era lo que me había movido a lanzarme a ese cambio.
Sostener la incertidumbre, pero ¿cómo?
Durante los últimos años he tenido como clientes a muchos emprendedores y emprendedoras que han pasado por la misma situación que yo y en este momento tengo abierto un programa de mentoring para que coaches, terapeutas y profesionales de la ayuda puedan dedicarse a vivir de lo que les apasiona. ¿Qué trabajo con ellos para que puedan sostener esa incertidumbre y sobrevivir emocionalmente al proceso de emprendimiento? Pues trabajo lo que a mí me ha servido para llegar hasta donde estoy en este momento y los invito a pasar por estas once etapas.
- Fija un objetivo claro. Lo primero que debemos tener es una imagen del lugar al que queremos ir y una imagen lo más nítida posible. De nada nos sirve decir que ‘queremos vivir del coaching’, por ejemplo. Es algo muy vago. Es preferible decir ‘mi objetivo es hacer 20 sesiones de coaching a la semana’. También es importante que te plantees los pasos que vas a dar para llegar hasta ahí. Una manera de hacerlo es imaginarte en el futuro con ese objetivo alcanzado, mira hacia atrás y detalla cuáles son los pasos que has seguido. Esa va a ser tu hoja de ruta, el camino del que debes intentar no salirte porque es el que te dará coherencia, será el faro que te guiará cuando te sientas perdida.
- Ten en cuenta tus valores. Es necesario que ese proyecto empresarial que has montado esté alineado con tus valores. ¿Te imaginas a un vegano montando una carnicería? No sería muy coherente, ¿verdad? Los valores te van a dar gasolina para llegar a tu objetivo.
- Haz números. Sí, ya sé que es algo de perogrullo, pero he conocido a muchas emprendedoras e incluso empresarias a las que les da pavor hacer números de cómo ha ido el mes o el año como si así pudieran evitar tomar conciencia de cuál es el suelo que pisan. Los números dan mucha información, de lo que funciona, lo que no funciona, lo que gastamos, lo que ganamos… Cuando nos lanzamos a emprender es para cumplir un sueño, está claro, pero para cumplir ese sueño y para poner en acción nuestros valores y nuestra misión a través de la empresa, lo primero es que los números funcionen. Es más, yo te aconsejaría que, al principio, evites endeudarte para iniciar tu proyecto. Supongo que si me escucha alguien de una escuela de negocios me diría que arriesgo poco. A mí algo que hizo que mantuviera Viventi fue el no tener ninguna deuda. Había hecho una inversión de algo más de 20.000 euros en reformar el local pero no tenía ninguna deuda. Eso me daba oxígeno y aún me lo da hoy cuando me planteo qué es lo peor que puede pasar. Y me respondo diciendo que lo peor que puede pasar es que durante algún mes nefasto no cobremos mi socia o yo.
- Deja de poner el dinero como excusa para no lanzarte a la piscina. Sabes que quieres un cambio de vida y dedicarte a lo que te apasiona, pero te cuentas la película de que no puedes hacerlo por el maldito dinero. Durante estos años he reflexionado mucho sobre si ahora haría la misma inversión que hice en Viventi y la respuesta es no. Empezaría con mucha menos inversión, intentando conseguir clientes con los medios que tengo a mi alcance y dejando la apertura del centro para una fase posterior, cuando ya tuviera ingresos. Si quieres darle vueltas a una pregunta retadora, plantéate qué puedes hacer ahora mismo con lo que tienes (hablo de tu formación y los medios a tu alcance) para comenzar a ganar dinero. Yo, por ejemplo, ahora mismo que estoy con mi ordenador, podría mandarle un mail o un whatsapp a mis contactos ofreciéndole sesiones de coaching. Así dejarás de poner como excusa tu hipoteca para no lanzarte a hacer lo que deseas. Si quieres inspiración, te aconsejo que veas Girlboss, una serie que cuenta la historia de Sophia Amoruso, quien comenzó comprando prendas vintage en tiendas de segunda mano por unos cuantos dólares para venderlas por Ebay y ahora tiene un imperio.
- Ten claro que no es necesario dejarte la vida en ello. Hace unos días cayó en mi ‘timeline’ de Facebook esta entrevista a Patricia Araque, consultora de economía digital. Dice que no es verdad que para emprender tengas que trabajar 20 horas al día. Estoy de acuerdo con ella. Yo pasé por esa fase en la que pensaba que tenía que trabajar mucho. Ahora eso ha cambiado y, por ejemplo, me cojo una media de tres tardes libres a la semana. Para atender bien a mis clientes yo he de estar bien y cuidarme. Además, una de los motivos que me llevó a emprender fue tener libertad de horarios. ¿Qué sentido tiene tener mi propia empresa si no puedo disfrutar de tiempo libre? El libro que me hizo cambiar el chip fue ‘La semana laboral de 4 horas’ que me hizo ver que con mucho menos esfuerzo podía lograr mejores resultados. A veces sostener este planteamiento es complicado porque aprendemos desde pequeños que es necesario esforzarse mucho para conseguir lo que queremos. Por mi experiencia, la abundancia llega cuando estás haciendo lo que tienes que hacer y estás donde te toca estar y para ello a veces es necesario no hacer nada, simplemente estar en el presente, en lo que hay y disfrutar del momento.
- Apóyate en quienes te quieren. Para mí emprender ha sido una gran cura de humildad. Siempre he estado acostumbrada a dar más que recibir y durante los últimos años he tenido que aprender a recibir de mi pareja, a que aporte más que yo a la casa e, incluso, tener que pedirle ayuda económica. Muchas personas ven como un auténtico horror recurrir a la ayuda de la pareja o de alguien cercano, pero piensa que también es una manera de aprender a confiar en la vida y de dejarnos sostener por quienes nos quieren. Si tú ganas, esa persona también gana y dejarte ayudar es un acto de valentía. Cuando te vaya bien, ya podrás devolver lo recibido.
- Flexibilidad, flexibilidad y más flexibilidad. Tu idea inicial puede ser muy buena pero si no funciona, busca otra manera de conseguir ese objetivo que te has marcado. Y si vuelve a no funcionar pues vuelve a inventarte otra alternativa. Así una vez, otra y si hace falta cien veces más.
- Imaginación. Para adquirir esa flexibilidad es conveniente aplicar buenas dosis de imaginación. Y no me vale eso de que ‘yo no tengo imaginación’. Todos tenemos imaginación y es algo que se puede trabajar. Muchas veces tener imaginación es simplemente ver la realidad desde otro punto de vista, desde otro ángulo desde el que no había mirado.
- Cuando haces coaching con personas que están emprendiendo o que tienen sus empresas es habitual que echen balones fuera. ‘Yo ya he hecho todo lo que podía hacer y no funciona’, es una queja habitual. Nunca se hace todo lo que se puede. Siempre hay alguna opción más. El trabajo es encontrarla y si está alineada con tu objetivo y con tus valores, ¡adelante! Para encontrar esa nueva opción es ser honesto con uno mismo y decirse ‘sí puedo hacer algo más y voy a encontrar el qué’.
- Hacer lo que te apasiona. ‘A mí no me gusta esto de las redes sociales, pero como es lo que ahora está de moda, pues me dedicaré a ello’. Esa idea es una trampa que te conducirá hasta la infelicidad más absoluta. Para ser felices, para sentirnos realizados, es necesario hacer en esta vida aquello que hemos venido a hacer. Nuestra misión. Hay personas con misiones que no tienen nada que ver con su faceta laboral pero hay otras que sí, que tiene mucho que ver con su faceta laboral. Si éste es tu caso, el primer paso es reconocerlo, admitirlo, gritarlo a los cuatro vientos y comprometerte con esa misión porque llevarla a cabo es lo que te hará sentirte en la vida.
- Probar y equivocarte. No tengas miedo a equivocarte. La mejor manera de saber lo que funciona y lo que no funciona es probando, lanzándolo y si no funciona como pensabas, pues a otra cosa. Probar hará que tengas mucha información sobre tus clientes, sobre lo que quieren y sobre aquello que les mueve.
Y tú, ¿cómo llevas lo de emprender? ¿Te has lanzado ya a desarrollar tu proyecto o por el contrario piensas que no es algo para ti o que no es el momento? Si ya has emprendido, ¿qué te ayuda a mantener la cordura mental?
Gracias por el articulo, esta muy bueno y describe casi a la perfección por lo que he pasado.
A mi me paso diferente en lo económico, renuncie hace 5 años, sin indemnización ni colchón alguno…fue emocionante jaja.
Creo que aprendo mucho, pero es importante también el saber contagiar o hacer equipo para emprender ( a mi no me funciona) trabajo solo y cada temporada es diferente y sigo buscando cosas nuevas…eso esta claro que debo mejorar..
Saludos.
Muchas gracias por tus palabras. Pero ese miedo a que no funcione, lo normal es estar desde el principio motivada no? Pues sin haber empezado aún y solo con plantearlo estoy aterrorizada. Y para mí tener un pequeño colchón ( cómo dice mi madre) es importante, más aún cuando estás parada y solo un sueldo en casa. No aspiro a un gran negocio, aspiro a realizar mis ideas desde casa. Pero me da pánico.
Gracias por tus palabras repasaré tu post unas cuantas veces y ya os contaré.
Desde Chile… un gran saludo… descubrí este club navegando y la verdad es que de acá no me muevo. Tu experiencia me cae como anillo al dedo y en verdad que no sabes a cuantas nos sirve para no dejar a un lado nuestros sueños…
Las mujeres de hoy las queremos hacer todas… queremos trabajar, pero no descuidar el hogar… pero acá en Chile por lo menos son muuuchas horas de trabajo, más el trayecto a nuestras casas… uf.. me siento muchas veces una malisima madre.. pero hay que trabajar… Trabajar… aunque si es posible hacerlo de una manera que te guste y no demande tanto tiempo…. Un gusto Leonor. Saludos de Viña del Mar.
Excelente artículo! Yo tengo un bebé de alta demanda y aún no encuentro la manera de emprender, tengo todas las ideas revueltas ni encuentro momentos para concentrarme sin interrupciones.
Hola a todas!! Estoy a punto de abrir mi sala de yoga y terapia de ayurveda en la Sierra Norte de Madrid. Esta profesión, igual que otras muchas, requiere de una formación continua, y esas formaciones cada vez son más caras y más lejos de casa…
Ahora en agosto tengo que irme 15 días y dejar a mi enano de dos años; me siento tan mala madre!!!! Jooooo, y eso que se queda con su padre!!!! Jajajajajajajaja
¿Alguna me entiende, verdad????
Muchas gracias por el post.
Yo comencé mi andadura en 2010, me quede en paro tras la crisis inmobiliaria después de seis años con un trabajo que me apasionaba y pase una especie de duelo. Mire hacia delante e inverti parte de la indemnización en un Master para reciclarme. Creía que haciendo el Master las ofertas llamarían a mi puerta, pero no, más bien huían de mi edad y de no ser bilingüe o trilingüe . Así que me di de alta como autónoma y comencé a trabajar como consultara y formadora. Me lancé al Ecommerce en mi caso con cabeza porque mi marido es programador y Seo, lo cual le tenía como los chinos sin sueldo y encerrado programando, bueno él es feliz , y le gusta. Mientras tanto , Yo comencé con inversión cero, salvo la cuota de autónomos que me parece un abuso, y aún así no podía permitirme ni un capricho, fue muy duro. Luego me quede embarazada, y luego un parto complicado , con un postparto complicado, y depresión que aún no he superado, porque todo el mundo me había hablado de lo bonito de la maternidad, pero no de noches sin dormir durante 4 años, virus,lloros, y el dedicar el 75% a la crianza y el 25% al emprendimiento . Además trabajar desde casa en mi caso un horror, no desconectas, estás sola que acabas como las locas hablando sola. Con la incorporación de mi buen hijo al cole, he podido dedicar un poco de más tiempo, pero aún así , hay que invertir muchas horas para que funcione, y aún así en mi caso Google tiene el poder de cambiarte de posición . Lo positivo Master en gestión del tiempo, que nadie te mande, que mi buen hijo pase tiempo de calidad conmigo, buscarte la vida y verte en una incertidumbre diaria aviva la capacidad de elaborar estrategias de marketing low cost para salir adelante y la satisfacción de ver cómo los clientes te felicitan por tu trabajo.
Confío en que mi hobby se convierta en emprendimiento, aunque sea a media jornada, si no da para jornada completa… Lo que yo no daría por poder actuar a mi libre albedrío y no tener que “sí bwana” cada dos minutos. Lástima de carencia de dotes de liderazgo. Además no soy team player, sintiéndolo mucho y aunque quede mal en estos tiempos de quedar bien. Prefiero trabajar sola. Ya solo eso, no tener jefes ni depender de compañeros, merece la pena meter horas, hacer números, apretarse el cinturón. Esa es la motivación. No se menciona en este post, la motivación, se comenta de “hacer lo que te apasiona”, pero a veces la motivación no viene de algo positivo en tu vida, sino de algo negativo, de lo que quieres huir o desembarazarte. Y es necesario tener una motivación fuerte para armarte de valor y aguantar contra viento y marea, hasta que el barco queda a flote.
Pues sí, también es importante eso de no tener jefes y de ser tú tu jefa. ¡Buena motivación esa!
Muchas gracias por el post. Me ha dado nuevas ideas y motivación.
Yo decidí emprender hace un año, cuando al volver de Alemania con un bebe de 6 meses, me di cuenta que en España el tema horarios y conciliación familiar era una utopía…me pedían trabajar hasta 7, 8 o 9 de la noche y es algo que ahora mismo me parece una locura.
Ahora mi hijo tiene dos años, yo trabajo hasta las cinco, pero con la tranquilidad de un horario que yo decido. Si necesito ver aún cliente por la tarde puntualmente lo organizo para dejar al niño con mi pareja, o cambio horarios en la guarde, etc
Para mi, y aunque no haya sido fácil conseguir clientes, ni sea fácil ahora cuando tengo un pico de trabajo y tengo que trabajar el fin de semana o noches, ha merecido la pena. Soy mi jefa, puedo llevar a mi hijo al parque todos los días, yo organizo mis horarios. Trabajo muchísimo esi está claro, mucho más que cuanto trabajaba para otros, pero la recompensa es mayor cuando lo haces por y para ti.
En cuanto al tema de la inversión, totalmente de acuerdo. Nosotras empezamos con la premisa, inversión cero o casi cero. Trabajando desde casa (lo cual resulta muy cómodo cuando tienes niños) y con ayuda únicamente de la página web y nuestro esfuerzo claro.
Mucho ánimo a todas las que decidáis emprender y a todas aquellas que como nosotras estáis luchando por sacar adelante vuestro proyecto!! Nos queda mucho camino por delante todavía, pero post como estos nos ayudan a continuar y mirar hacia adelante!
Gracias, Beatriz. Y mucha fuerza para tu empresa.
Hola! Pues a mí me llega en el momento adecuado este artículo… A una semana de salir de cuentas del segundo buenhijo, certificada en Coaching Ejecutivo desde hace año y medio, me planteo cómo dedicarme a esto que he descubierto que me apasiona… He recordado como con 15 años me encantaba escuchar a la gente, no para darle consejos, sino para dejarles que soltasen lo que tenían dentro… Cuando me certifiqué entendí que era mi talento… Así que, a pesar de tener un trabajo muy, muy bien remunerado (no todo el mundo tiene esa suerte) son un horario de 8 a 3 (horario reducido), no me siento realizada… y estoy en la tesitura de si me lanzo o no me lanzo… En la baja de maternidad, si la cabeza me da, será mi tiempo de reflexión y ahí veré si lanzarme o no y cómo.
Gracias por el pst. Me ha parecido muy útil. Me quedo con muchas ideas.
Un abrazo!
Regina
Hola, Regina. Si me permites, yo cuando trabajo con gente que se está pensando si dar el paso de dedicarse al coaching, la terapia o una profesión de ayuda le hago dos recomendaciones. La primera es que hagan todas las sesiones que puedan, aunque sea por intercambio (no sé si ya estás cobrando de ello o no). Ahí vas a coger experiencia y ver si te gusta o no en realidad. Y la segunda es que no paren de trabajarse personalmente. Para ser un coach o un terapeuta disponible para los otros, lo primero es el trabajo en uno mismo. Mirarse, bucear en sí y lograr que nada de ti te asuste para que así no te sorprenda nada de los otros. Mucho ánimo y un gran abrazo.
Muchas gracias Leonor.
Llevo un año sin parar de hacer sesiones. He completado ya 100 horas (algunas remuneradas, otras no), lo que me permite certificarme como ACC. Este tiempo, todos esos procesos han sido los que me han animado cada vez más a dar el paso.
No paro de leer libros que me hagan crecer a mí y ganar herramientas, conceptos, ideas para aplicar en las sesiones. Así que tu comentario me anima más todavía. Gracias por la recomendación. Te seguiré de cerca 🙂
BESOS
Muy muy bueno el articulo. Siempre que se lee sobre emprendimiento, todo son rosas y parece que desde el minuto uno, todo el mundo tiene 2000 clientes y se hace rico. Esta claro que la realidad es otra, y aunque también esta claro que hay que darlo todo y esforzarse, no hay que dejarse la vida. Me ha encantado, de verdad, ese punto intermedio de sensatez, realidad y sentido común. Y además no has hablado en ningún momento del garaje de Steve Jobs ni de su discurso de graduación 😉
Jajaja…. De eso ya he hablado en otros posts ;-)… Bueno, no todas somos Steve Jobs ni nos graduamos en Stanford. Se ve que nos ha tocado graduarnos en la vida. Un beso, Sandra.
Pero cuanta verdad en este post! Muchas Graciasss!!
Un abrazo, Joanna
Otro abrazo, Joanna.
Felicidades!! Está muy bien y dices verdades como puños. Yo empecé mi andadura en el mismo año, finales 2012. “Abrumada” por aquellos que me “quieren” y consideraban que estar en casa desempleada y con mi primera maternidad a cuestas, (sin colchón económico)era de ser una “mantenida” de mi marido, (el cual tampoco les llevaba la contraria) y por lo tanto, era necesario ponerme a currar ya que era insoportable sentir como si estuvieras “de prestado” en tu propia casa. (Si,aún hoy, criar hijos y mantener la casa no se ve como un trabajo)
Entonces, emprendí por necesidad. Te aseguro que la palabra incertidumbre cuando encima te has metido en algo que ni siquiera conoces, que ni siquiera has estudiado para ello, que encima no tienes ni idea de finanzas… Te aseguro, que pasas de incertidumbre a suicidio total. Encima, con la presión de los que te “quieren” para ver cómo va el tema… Esa presión y rezos a la virgencita para que fuera bien, y poder darles en los “morros” a todos. Porque cada vez que alguien preguntaba cómo iba la cosa, parecía que estuvieran deseando que les dijeras que estás al borde de la quiebra y al borde de la locura… Insoportable.
Con todo esto, quiero contaros que somos muchas emprendedoras que nos hemos visto obligadas a emprender por necesidad. Hay un nicho de mujeres desde los 33 a los 40 y pico que están absolutamente excluidas de las entrevistas de trabajo y se ven obligadas a emprender, como pueden, si no quieren soportar a familiares petardos, o presiones sociales verías, que se creen que si no les sale trabajo es porque no lo buscan.
Decir también, que en mi caso el aprendizaje ha sido tan grande que ni en las Universidades de Cambridge y Harvard juntas. Y completamente de acuerdo con el artículo, en que si lo tuviera que hacer ahora, probablemente no lo haría… o no lo haría de la forma que lo hice.
Pero paradójicamente, lo mejor de todo esto, ha sido la seguridad en creer en mi que me ha dado esta experiencia, en que ya no le tengo miedo a nada porque sé que puedo salir. Y descubrir mi gran capacidad de trabajo y creatividad para buscar soluciones acertadas. Es la fortaleza que me ha aportado vivir esta etapa en absoluta soledad ( y en el diván de mi psicólogo)
Gracias!
Qué bueno, Sonia. Eso de descubrir la gran capacidad de trabajo y de creatividad, también me suena. Un saludo.
Hola Leonor: muchas gracias por tu artículo. Yo si llevo ya 3 años instalada en la incertidumbre del emprendimiento y me he sentido muy identificada con lo que escribes. Un saludo, Rita
Hola, Rita. Tú tienes entonces también un máster en esto de emprender. Mucho ánimo y a ¡vivir con la incertidumbre!
Ay…! Asi estoy yo. tras muchos años de trabajar por cuenta ajena, lanzándome a emprender. Y como dices al principio, a punto de tirar la toalla. Es tan dificil. Hay tantas cosas que no dependen sólo de una misma ….. Pero tengo que intentarlo.
Muchas gracias por el post y con vuestro permiso ya os contaré mi proyecto porque es on-line.
Sí. Verás como cuando tú estés bien, alineada con tu proyecto, el proyecto también irá bien. Mucho ánimo.
Leonor, un post muy inspirador. Emprendí hace 5 meses en un proyecto queme encanta y apasiona pero aún veo que estoy muy lejos de ser independiente económicamente y tu experiencia, me dice que hay que tener paciencia y seguir perseverando, pivotando y cambiando lo que no funciona. Gracias
Gracias a ti por tus comentario y mucho ánimo con tu proyecto.
Buenos días,
No es por contradecir lo que has dicho, que me ha parecido muy bueno, pero desde una base primero hay que hacer un curso de emprendimiento, si no queremos gastarnos dinero, google actívate pone para nosotros cursos gratuitos y muy buenos, emprendimiento, e-commerce, crecimiento personal…etc etc.
Y es que perdonad que os diga pero hay que madurar mucho la idea, buscar si tenemos clientes y marcar los canales de venta. Os recomiendo siempre antes de hacer el plan de empresas hacer el modelo Cannvas (http://www.emprendedores.es/gestion/modelo-3). Y no lo digo porque vuestra idea no sea genial, que seguramente lo sea, pero poner una empresa no es coger un local o una idea y pagar para que un SEO nos la posicione. Ni tampoco trabajar cuatro horas es productividad, al principio una empresa te quita el tiempo de estar con tus hijos, marido, familia, pero es así, con gran esfuerzo cuando luego puedes empezar a delegar.
Y digo todo esto no para agua la fiesta, al revés para que salgáis reforzadas con vuestra idea, que a lo mejor haciendo una reflexión os dais cuenta de lo buena que es dando un pequeño giro, adaptándola.
Mi gran admiración para todas las emprendedoras.
Bueno, yo creo que cada una tiene su manera de hacer las cosas. Si a ti te viene bien así, genial. Hay otras personas que pueden, por ejemplo, aprender de la experiencia. Empezar a funcionar y a partir de ahí planificar. A cada uno, por nuestro carácter y por lo que sabemos, nos puede venir bien hacerlo de una manera u otra.
Yo de emprender, nada, pero el artículo me ha parecido buenísimo, muy claro y práctico para aplicar también en otras facetas de la vida, aparte de la laboral.
¡Cuánto me alegro!
Muchas gracias Leonor, me ha encantado el post. Que cuentes tu propia experiencia con tanta sinceridad me ha llegado. Me ha hecho replantearme ese proyecto empresarial que desde hace un tiempo me ronda la cabeza, pero que he dejado aparcado porque no es el momento. Tengo un buenhijo de dos añitos y otro de camino y un trabajo de 8 a 3, que aunque ya no me hace feliz, es difícil renunciar a él. Ahora me espera una etapa de dedicar todo mi esfuerzo en la buenahija que viene y su hermanito, después volveré a mi proyecto y contactaré contigo para pedirte ayuda 🙂
Hola, Belén. Qué bien que lo tengas tan claro. Mucha fuerza para tu proyecto y estaré encantada de echarte una mano cuando lo estimes precios 😉