“Disfruta ahora que tu hijo/a es pequeño/a porque cuando llegue a la adolescencia todo van a ser discusiones y problemas”. Esta frase o alguna similar la hemos escuchado la mayoría de familias mientras criábamos y observábamos lo rápido que crecían nuestros hijos e hijas. Unos consejos que nos advertían de lo complicado que iba ser convivir con un adolescente en casa y de lo mucho que íbamos a echar de menos que se mostrasen cariñosos y quisieran pasar su tiempo con nosotros.
Una etapa repleta de conflictos familiares, de emociones intensas, de desplantes y conversaciones subidas de tono. Donde el adolescente se siente incomprendido y juzgado y las familias agotadas y muy desorientadas.
Adolescencia es sinónimo de desarrollo y actualización cerebral
De transformación y reafirmación personal que hace actuar al adolescente de una forma impredecible y desmedida y vivir entre oscilaciones y extremos. Unos años de sana desobediencia, de búsqueda de independencia y nuevas relaciones y muchos tropiezos.
Un/a adolescente vive inmerso en un tsunami hormonal, cerebral y emocional que le provoca mucha inestabilidad y le lleva a actuar en muchas ocasiones de manera muy desajustada. Que le hace mostrarse poco comunicativo, irascible, provocativo y poco racional.
Que difícil resulta acompañar la adolescencia desde la calma y la empatía, entender las conductas impulsivas o los cambios de humor repentinos. Un período donde parece que todo se acelera y los límites y las normas que hasta ahora nos habían funcionado ya no nos dan buenos resultados. Unos años en los que no dejamos de entrelazar discusiones y parece que hablemos un idioma diferente.
Terco, inmaduro, egoísta o irresponsable son algunas de las etiquetas que colgamos a un adolescente. Si únicamente vemos estos adjetivos en él será muy complicado poder acompañarle dando respuesta a sus necesidades y aspiraciones. Si algo necesita una persona adolescente es sentir amabilidad y cariño por parte de sus padres, que entiendan que para él es difícil hacerse mayor. Que le acompañen sin reproches y expectativas que le ahoguen. Que le expliquen que los tropiezos y los errores son parte esencial de su aprendizaje y camino. Que le acepten tal y como es y le ayuden a construir una nueva identidad con una autoestima sana.
Nuestros adolescentes necesitan sentir con los acompañamos sin dramatismos y con grandes dosis de sentido común y de humor. Por eso es esencial prepararse bien antes de llegar a esta etapa para poder comprender y acompañar esta fase de desarrollo, evitando así una sensación repentina de pérdida de control, de angustia y desconexión.
Si el adolescente en casa siente que no se tiene en cuenta sus opiniones o deseos, que no se respeta la intimidad que necesita o que no se confía en él será muy complejo establecer un vínculo basado en el respeto y el amor incondicional. Un adolescente que buscará fuera de casa el apoyo y la compañía que tanto necesita y no acaba de encontrar.
Claves para conectar con un adolescente desde la serenidad y la empatía:
- Aunque no lo demuestre, tu adolescente necesita que estés muy presente y disponible en su vida. Que muestres interés por todo aquello que le sucede y le ayudes a dar respuesta a la metamorfosis de cambios físicos, psicológicos, cognitivos, emocionales y sociales que experimenta y que le producen tanta vulnerabilidad.
- Ayúdale a modular correctamente las emociones que siente a tan alto voltaje. Validándolas y enseñándole a identificarlas, regularlas y gestionarlas correctamente. A calibrar riesgos y controlar impulsos, a ser responsable de sus palabras y sus decisiones.
- En este período tan convulso, necesita que le regales a diario muestras de cariño que le reconforten y le hagan sentirse protegido. Aunque haya crecido tanto sigue necesitando tus abrazos, besos y palabras que le alienten a estar tranquilo y ser valiente. Precisa que le ayudes a encontrar sus fortalezas y a entender el mundo que le rodea, que en ocasiones, lo percibe como hostil.
- Tu adolescente necesita que le respetes sus ritmos de aprendizaje, que consensues con él nuevos límites y normas, que pactéis nuevos horarios y compromisos. Que le hables con respeto y asertividad cuando veáis las cosas distintas y le pidas disculpas cuando te equivoques.
- No olvides que ninguno de sus enfados, sus salidas de tono, muestras de desprecio o portazos son contra ti. Son fruto de su malestar emocional que tanto daño le hace. Con ellos, de forma muy incorrecta, te está pidiendo ayuda para poder encontrar la estabilidad que no encuentra en su interior. Tu paciencia y sostén serán esenciales para que vaya entendiendo los cambios que experimenta.
La adolescencia es un período de pleno despertar a la vida, una etapa del desarrollo que va asociada al riesgo y a las nuevas experiencias. Por esta razón, el adolescente necesita que sus padres le muestren su mejor versión, que sigan siendo aquel refugio donde acudir cuando todo se tambalea, cuando las emociones son demasiado intensas difíciles de controlar o no encuentra su lugar en el mundo. Que conecten con él emocionalmente proporcionándole la seguridad que necesita.
Que sea una etapa tan agitada no significa que también pueda ser maravillosa. La adolescencia puede convertirse en un momento vital repleto de oportunidades para seguir creando un buen vínculo positivo antes que tu hijo o hija decida volar del nido.
Y vosotras Malasmadres, ¿cómo lleváis esta etapa?
uno de mis mayores miedos de mis hijos que poco a poco se van haciendo mayores es que empiezen a fumar. Me niego pero el problema es qie yo fumo desde hace muchos años. Ellos siempte me ven fumando y cuando les explico lo malo que es para que no fumen me dicen que y yo qué. No sevque hacer pero solo de pensar que fumen me pongo mala y me dan ganas de acabar conmigo misma. Me preocupa mucho el tabaco y la adolescencia.
Fácil: deja de fumar.
que facil de decir eso verdad?? Yo no puedo fejarlo,tengo 46 años y fumo desde los 15. toda una vida. Estoy muy viciada y además por motivos diversos estoy muy nerviosa y medicandome para la ansiedad. Se nota que tú no fumas. una vez empiezas ya no puedes dejarlo aunque te digan que te estas matando. Ahora mismo estoy escribiendo y fumando sin querer dejarlo. Yo tengo muy claro que fumaré hasta el final sin importatme lo que me pase pero me niego a que mis hijos fumen. Yonsoy adulta,ellos no.
Muy buenos consejos, nosotros ya tenemos miedo y tienen 10 años y 5 el peque…
Muchas gracias! Qué alegría que te guste el artículo 😉
Algunos días repletos de desacuerdos y otros estupendos. Intentando con sentido del humor y paciencia infinita que no sea todo un drama.
Mucho ánimo, no es fácil eso está claro. Espero que el post te haya ayudado 🙂