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Cómo educar en el aliento y no en el halago

Cómo educar en el aliento y no en el halago

Cuando creamos una familia, comienzan a asaltarnos muchas dudas sobre los valores esenciales que queremos inculcar y trasmitir a nuestros hijos e hijas y nos ponemos muchos objetivos a cumplir en un corto periodo de tiempo.

En este punto es fundamental que nos sentemos en pareja y dialoguemos sobre aquellos aspectos que son esenciales a la hora de criar y educar a nuestros hijos, teniendo en cuenta nuestros valores individuales y comunes y los aspectos que son imprescindibles para nosotros y nuestra pareja.

Muchos de estos valores pueden ser: el respeto, la lealtad, la solidaridad, la empatía o el esfuerzo, entre otros.

Dentro de cada uno de ellos, puede que reforcemos más unos aspectos que otros, pero siempre siguiendo una base y teniendo como objetivo educar a nuestros hijos de una manera consciente y meditada.

El modelo educativo que escojamos a la hora de acompañar a nuestros hijos e hijas, puede ayudarnos mucho en cuanto a algunos parámetros como, por ejemplo, cómo trasmitamos los valores, qué ejemplo les demos en el día a día o cómo les hagamos llegar el mensaje.

Seguro que habréis oído hablar de la disciplina positiva, que nada tiene que ver con lo que muchos aún creen que es, ya que no debemos confundirla con una educación permisiva o basada en el halago o en el premio, sino que entre muchas otras cosas, se trata de educar de un modo más empático, consciente y sobre todo empleando las normas siempre con cariño y respeto, conociendo las necesidades del niño y su desarrollo en cada momento.

Por eso es importante diferenciar que alentar no es halagar. No se trata de premiar al niño por todo lo que hace, ni buscar una motivación extrínseca a él, ni estar resaltando verbalmente de manera continua aquello que hace o no bien.

Cómo educar en el aliento y no en el halago

Alentar es mucho más:

  1. Alentar es impulsar: ser la mano donde se agarren si necesitan ayuda o consejo, pero nunca ponerles límites respecto a nuestras creencias o nuestras propias vivencias o limitaciones.
  2. Alentar es acompañar: hay que comprender que nuestros hijos se van a marcar unas metas diferentes a las nuestras y debemos respetarlas y comprenderlas, dándoles la mano en aquello que nos necesiten. Deben aprender a elegir sus vidas y nosotros debemos aprender a acompañarlas sin juicio ni condicionamiento.
  3. Alentar es estar presentes: mostrarnos disponibles cuando nos necesitan, estar de una manera activa, jugar, dialogar, mirarnos a los ojos, compartir tiempos…
  4. Alentar es respetar: comprender que nuestros hijos no nos pertenecen y que tienen sus propios gustos y opiniones. Debemos poder compartir nuestras diferencias pero siempre validando las diferentes opiniones y respetándoles, dando ejemplo en aquello que queremos transmitirles.
  5. Alentar es ser apoyo, no guía: podemos ser el punto de seguridad donde se apoyen e impulsen, pero no caminar el camino por ellos.
  6. Alentar es dar alas: es fundamental que les dejemos volar, siendo conscientes de lo que pueden lograr con esfuerzo, motivación y perseverancia. Debemos enseñarles a luchar por sus metas y a trabajar en sus objetivos, a esforzarse, ser constantes y luchadores.
  7. Alentar es confiar: es esencial que trabajemos la confianza tanto nuestra en ellos como de ellos en sí mismos. Si no les alentamos, sentirán que no les vemos capaces de hacer por ellos mismos, y esto es una desmotivación enorme para cualquier objetivo que se propongan. Un padre o una madre que cree en su hijo, le proporciona unas alas enormes para crecer en autoestima y alzar el vuelo.
  8. Alentar es motivar: si algo le cuesta o le supone un gran reto a mi hijo, debo ser apoyo y motivación para él. Resaltemos sus cualidades y virtudes y hagámosles creer en sí mismos, confiar en sus capacidades y en sus metas.
  9. Alentar es admirar: querer a nuestro hijo tal y como es, con sus virtudes y defectos, tal y como nos quiere él a nosotros. Comprender que él nunca será yo, ni yo nunca seré él, y así, podamos amarnos de manera incondicional.

La vida nos va marcando nuestros límites y nosotros nos vamos adaptando a ella, según tomamos diferentes caminos. Por eso es importante que alentemos a nuestros hijos e hijas, invitándoles a ponerse grandes metas y objetivos, y que, sobre todo, se esfuercen en alcanzarlos, perseveren, sean constantes y busquen satisfacerlos con trabajo, ilusión y entusiasmo.

Han comentado...

  1. Leo esto y me digo que habré hecho mal, ya que siempre lo hicimos con mi hija. Hoy ella con 16 años esta pasando por una etapa de depresión y no se como ayudarla. Siento que soy la peor madre no solo mala, es un momento dónde todos te dicen que acompañes, que tengas paciencia, que ya ayudas con llevarla a los profesionales, pero nada cambia y ella está en un estado que me produce impotencia y mucho dolor. Solo deseo que mi hija sea la de antes y feliz. Es horrible no saber que hacer o que no hacer porque todos te lo dicen pero uno lo hace y nada cambia. Sumado a que busco por todos lados grupos de ayudas a padres y no hay, leo todo,de hecho así llegué a esta pagina, Pero la soledad en estos casos se re siente. No está aun nuestra sociedad preparada para los problemas de salud mental tanto del paciente como de su entorno.

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