El miedo es algo que existe. Todos hemos tenido miedo alguna vez. Yo recuerdo que de pequeña me daba mucho miedo la oscuridad, los ruidos en el silencio de la noche. El momento de acostarme suponía todo un reto porque me daban miedo los monstruos. A medida que te vas haciendo mayor esos miedos se van disipando y aparecen otros con los que ya podemos luchar con más armas. En casa con la buenahija, que tiene 3 años, vivimos situaciones en las que el miedo aparece. “Mamá tengo miedo de los monstruos”, y al igual que a mí me ocurría, la historia se repite. Muchas de vosotras nos habéis pedido que abordaramos este tema y hoy nuestra colaboradora Sonia López profundiza en él.
* Podéis seguirla en @sonpa70 y en su BLOG.
– Mamá, ¿tú alguna vez tienes miedo?
– Claro que sí, a veces sí que lo tengo.
– ¿Y es malo tenerlo?
– No, ¿por qué debería serlo?
– Porque cuando tengo miedo me siento inseguro y triste.
– A mí me pasa lo mismo, pero a medida que crezcas, aprenderás que la mayoría de esos miedos sólo existen en nuestro pensamiento.
– A mí a veces me dan miedo los sitios oscuros, los ruidos fuertes o las personas que no conozco. Y los mayores, ¿a qué tenéis miedo?
– A veces tengo miedo a no hacer bien mi trabajo o a no esforzarme al máximo para alcanzar mis sueños.
– Y tú, ¿qué haces cuando tienes miedo?
– Intento no darle demasiada importancia, compartirlo con los que quiero y esforzarme para superarlo.
– Yo a veces cuando me voy a la cama tengo miedo a que esté tan oscuro o me pase algo malo.
– ¿Sabes? Recuerdo que cuando era pequeña buscaba mi peluche, lo apretaba bien fuerte y pensaba en todo lo bueno que me había pasado ese día.
– Mamá esta noche apretaré tan fuerte a mi peluche que tendré que ir con cuidado para no dejarle sin respiración y pensaré que tu estás al otro lado de la puerta para defenderme de cualquier maléfico personaje.
Los miedos juegan un papel fundamental en el desarrollo evolutivo de nuestros hijos. El miedo es un mecanismo de protección y supervivencia que enseña a las personas a ser cautelosas y valorar los riesgos. Superar los miedos hará a nuestros hijos mucho más fuertes.
Nuestra ayuda será básica en la superación de tales sentimientos, seremos el mejor modelo de referencia. Los miedos infantiles son frecuentes y normales, todos los niños manifiestan algún tipo. No existe una edad concreta para su aparición, un mediador de intensidad o un mismo motivo para que surjan. El miedo es una emoción natural con la que nuestros pequeños deben experimentar y que desaparecerá de forma natural a medida que crezcan.
Animo a mis hijos que compartan sus miedos conmigo, ignorarlos no hará que desvanezcan. Les transmito que tenerlos es normal, que es un estado pasajero. Busco su complicidad para que me expliquen lo que les asusta, me esfuerzo a entenderlos, les animo que describan las emociones que les produce.
El mejor antídoto para ayudar a superarlos es ofrecerles dosis extras de amor, afecto, protección, tranquilidad y confianza. Respeto el tiempo que necesitan para vencerlo y la forma de hacerlo. Pongo énfasis en felicitarles cuando son capaces de ponerle nombre al miedo, de compartirlo, de pedir ayuda, de buscar refugio entre mis brazos. Les encorajo a superarlos de la mano formando el mejor de los equipos. La complicidad será la clave para que se abran a nosotros, expliquen lo que les atemoriza, sin vergüenzas ni reproches.
Les ayudo a identificar sus miedos, a que sean cada vez menos intensos, a buscar la mejor estrategia para enfrentarnos a ellos. Les explico la diferencia que existe entre la realidad y la fantasía. Pintamos monstruos molones, leemos cuentos de niños que se enfrentan a sus temores, jugamos a espías o exploradores con nuestras linternas para vencer a la oscuridad o descubrimos de donde vienen los ruidos inesperados.
Buscamos el rincón mágico en casa donde explicamos nuestros secretos, donde los mimos, la ternura, la privacidad y la tranquilidad serán el sillón donde nos aposentemos.
Pongo los cimientos para que sean valientes fortaleciendo su autoestima, fomentando su independencia, sin sobreprotegerlos. Les animo a que tomen sus propias decisiones, alabo sus esfuerzos, sus logros, recompenso con entusiasmo sus éxitos.
Nunca utilizo el miedo como una estrategia educativa explicando que si se portan mal vendrá el “hombre del saco”. No les obligo a afrontar el miedo en solitario y les explico que mamá y papá a veces también tienen miedo. Les animo a utilizar la alegría, la seguridad, el humor o la risa como los mejores aliados para enfrentarse a la situación que temen. Inventamos juntos frases de valentía y coraje que nos ayudan a hacer frente al miedo.
Hijo recuerda siempre que lo verdaderamente importante no es si uno tiene o no miedo, sino lo que uno hace con su cobardía. El valor no es la ausencia del miedo, es la conquista de este.
¿Qué relación tienen vuestros buenoshijos con el miedo?, ¿lo han pasado mal?, ¿cómo le habéis ayudado?
Y por cierto pongo tip de fondo de whatsapp con tu permiso me ha encantado la frase
Mi madre hizo una cosa muy chua dibujo un lobo, lo metio en una caja cerrada con llave esa caja en otra y así en una estantería y aso mi hijadejo de tener ppesadillas con el lobo.
Yo soy inmensamente miedosa o sea que tengo que intentar que ella no lo sea.Me ha encantado el post y a ver cuando te veo en persona tengo ganas
Como muchos de vuestros hijos, mi hija tiene miedo a la oscuridad y a los monstruos. En mi caso para combatirlos hacemos una pócima mágica (agua con polvos de bicarbonato) que luego echamos con un spray por encima de la cama mientras recitamos lo siguiente:
” monstruos y cosas negras, no os queremos en esta gela (habitación en euskera). Fuera los sueños malos, solo con los buenos nos quedamos”. Ella se duerme más tranquila sabiendo que la pócima los aleja.
Muy bonito post.
Me ha encantado el post, como todo lo que escribes Sonia. Compartimos la manera de ver la infancia y eso es fantástico! Un abrazo
Muchas gracias Alejandra, un fuerte abrazo!!
Mis hijas no son miedosas. La mayor (5 años) ahora, utiliza la estrategia del “tengo miedo” cuando se quiere venir a nuestra cama, pero yo sé que ese miedo no es real, es una excusa, así que la acompaño a la cama, la doy un muñeco y la digo que le abrace fuerte.
Me ha encantado lo del rincón mágico!!
El rincón mágico en casa cada día se llena de miles de confidencias y complicidad. Anímate a buscar uno en tu casa!! Un abrazo
Hola!
Mi buenahija de 6 años ha sido bastante miedosa a la oscuridad, ruidos y hasta moverse sola por casa, asi que me invente que la cancioncilla de los pitufos (que es bastante pegadiza) nos protegia de las cosas feas…y de vez en cuando la oigo por el pasillo cantarla, pero ya no m pide que vaya con ella!! Tambien la ayuda ir acompañada del buenhijo de 3 años, que tiene alma de superhéroe jeje.
Gracias por los consejos, el del rincon mágico muy chulo!
Saludos a todas!!
El rincón mágico en casa nos ayuda a encontrar el mejor lugar para compartir todo aquello que nos pasa o nos asusta. Allí la complicidad es máxima!!
Cuando mi buenhijo comenzó con los miedos, los reconocí: todos y cada uno de ellos los había tenido yo también a su edad (e incluso mayor!!).
Le dije que le entendía perfectamente porque yo también los había tenido. Le hablé de mis miedos de pequeña (a la oscuridad, a quedarme sola en el mundo…), y le expliqué que poco a poco, según me hice mayor del todo, fueron desapareciendo todos. Y cuando me preguntó, le hablé de mis miedos de mayor (a perderle, a quedarme sin dinero para darle de comer…)
Le dije que estaba al otro lado de la pared y que si me llamaba, iría. Lo cumplo todas las veces (le oigo, tengo el sueño ligero jeje). Y ahora que tiene 6 años, casi nunca me llama ya porque lo sabe, y porque hemos descubierto juntos que cuando cierras los ojos también está oscuro, pero no cambia nada, así que por la noche seguramente tampoco 🙂
Que importante es que se sientan escuchados por nosotros. La complicidad hará que se sientan fuertes para enfrentarse a todos los obstáculos que vayan surgiendo en la vida!! Un fuerte abrazo
Hola!!
Cuando mi hija empezó a tener miedo por las noches le conté que los monstruos tenían miedo, mucho miedo a los gatos y que nuestro gato no les dejaba pasar.
Cuando fue un poco mas mayor, tres años, ya pase al humor y a reírnos de los monstruos, como comenta Sonia.
A día de hoy, 10 años, todavía tiene algo de miedo a la oscuridad pero lo maneja con valentía y a veces con un poco de nuestra ayuda.
Buen fin de semana!!
Me encanta la idea de que los monstruos son miedosos! Un fuerte abrazo
Me encanta la idea que los monstruos tengan miedo!! Un abrazo!
Muchas gracias Raquel me alegro que te haya gustado. Un abrazo
Me ha parecido estupenda tu forma de abordar el miedo con tus hijos. Mis hijos no han sido muy miedosos. Al mayor le tranquiliza mucho su Osito de peluche y al pequeño le presté un cocodrilo con la boca abierta (que era mío cuando era niña) para que se comiera los monstruos que aparecieron durante unos días en su habitación.
Me ha encantado el “Rincón Mágico” en tu casa. Creo que todos deberiamos tener ese rincón y no el “Rincón de Pensar” que seguro que lo conoceis.