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Ellas opinan: carta a mi futura hija

Ellas opinan: carta a mi futura hija

Si tuviéramos la posibilidad de escribirle una carta a nuestros buenoshijos antes de nacer, ¿qué le diríamos? Sobre todo cuando somos primerizos surgen muchas dudas y miedos ante lo desconocido. Hoy Elena Huertas, futura Malamadre, ha querido dedicarle unas palabras a su buenahija que está a punto de nacer. El miedo porque no les pase nada y la necesidad de protegerles es inevitable pero hay que luchar contra ello. ¡No os perdáis su relato!

Allá donde la vista no me alcance, hija, tendré miedo de que vayas.

Se suceden las noticias, los acontecimientos: el juego de la ballena azul recorre los institutos, tiene lugar un atentado en el concierto de Ariana Grande, lleno de niños y adolescentes, hay chavales que juegan con la muerte entre los vagones del metro de Madrid, menores que agreden y menores que son agredidos, menores que mueren de hambre y guerra y lo gritan para la vergüenza de quien lo graba.

¿Qué da más miedo, ser menor o ser padre?

Me encuentro en la delicada situación de que en menos de seis semanas, Dios mediante, traeré una nueva integrante a este mundo. Durante los meses que ya llevo a la espalda no me he preguntado aún si seré una buena o Malamadre; lo que me atormenta es cómo proteger a una hija si el peligro es tan incierto pero tan cercano, tan ajeno a mis manos, a mi red de seguridad. Pero intento ser optimista, ¡qué suerte hija, nacerás en España! No, España no va bien, pero más allá de sus fronteras el peligro para ti es, seguro, mayor. Allá donde la vista no me alcance, hija, tendré miedo de que vayas.

Mientras que los hijos de otros están seguros en sus jaulas de plata pagadas por todos, a ti, hija, a saber dónde te consigo plaza y en manos de quién te dejo. Dios quiera que no te alcancen más virus que los habituales de las guarderías, que tus heridas se puedan lavar con agua y jabón y se sequen al aire, que alcances la profesión que desees y no solo la que yo te pueda pagar. Hija, ojalá te dejen ser una persona durante toda tu vida.

Tu padre, sin embargo, no está de acuerdo conmigo en adelantarse a tanta preocupación; últimamente tiene su foco centrado en elegir la mejor sillita para el coche, con tantos puntos de Isofix como existan, pues él, amante de la velocidad y los circuitos, teme a los especímenes de carretera más que a los que van a pie. Le doy dos meses para que comparta conmigo el pánico en el que vivo yo desde aquél positivo en el palito. Cuando te vea por primera vez seguro pasarás a ser la niña de papá. Seguro que al ver tu tamaño, tomará conciencia de a qué mundo perverso hemos traído.

Ojalá mi salud me permitiese acompañarte no hasta que te hagas una mujer, sino hasta que te hagas viejita y así, juntas y arrugadas las dos, pudiésemos terminar de la mano nuestro paso por esta vida. Solo así podría estar segura de que no pasaste a engrosar una estadística negra, una lista macabra de nombres, casi todos femeninos, que cada año tiñe de minutos de silencio y de vergüenza nuestro país, esta España que va bien.

Y es que aquellos que deben legislar para educar, condenar y velar por ti, hija, están a otras cosas. Últimamente andan con el rollito de perseguir la corrupción unos, y defenderse de ella otros, pero ninguno de los millones recuperados irá a parar a un paquetito que sea útil para garantizar tu seguridad, tu salud o tu educación. Vete haciendo callo para aguantarme, hija, porque allá donde la vista no me alcance, hija, siempre tendré miedo de que vayas.

Pero hija, aun así, ven a este mundo tranquila. En la soledad que nos espera como padres, y sin el apoyo sólido de las instituciones diseñadas para garantizarte el Estado del Bienestar, intentaremos suplir con nuestro esfuerzo e incluso con nuestra vida todas las carencias del sistema. Será duro ocultarte todo lo expuesto en este texto, pero con el tema de los Reyes Magos y el Ratoncito Pérez iremos aprendiendo a mostrarte solo la cara amable de este Madrid, de esta España, de este mundo.

Te esperamos y te queremos, pequeña Elisa.

Y vosotras Malasmadres, ¿qué miedos tuvistéis? ¡Os esperamos en los comentarios!

Antes de irnos…

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¡Te esperamos!

Han comentado...

  1. Gracias por tu comentario Esther, me consuela saber que los miedos son intrínsecos a la maternidad y que no soy la única que se ve sobrepasada por lo que se oye en las noticias.
    Una madre, en Facebook, me puso un comentario diciendo que si ella hubiese pensado así antes de tener hijos no los hubiese tenido.
    Pero es que en el momento de que ese ser está creciendo dentro de ti ya no hay vuelta atrás, ya eres madre. Y madre y miedo son dos palabras, por lo que leo, que van unidas.
    Intentaré, como tú, centrarme en el hoy y carpe diem. Por suerte creo que mi marido es como el tuyo, menos intenso que yo jajaja.

  2. Nosotros le hicimos a nuestro hijo una especie de diario desde el día en que me quedé embarazada. En él escribimos los dos, su padre por su lado y yo por el mío. No escribimos a diario, ya vamos espaciando los comentarios. Y es curioso porque hace dos días escribí después de casi dos meses de no hacerlo y justo le “hablaba” una vez más a mi hijo de esto, del miedo que da el mundo al que lo hemos traído, del miedo que da que algo pueda ocurrirle y de lo mucho que me afecta todo lo que veo, oigo y leo en las noticias. A veces creo que estamos sobreinformados y que no deberíamos saber tanto de lo que ocurre fuera de nuestro entorno. A veces se convierte en una tortura sólo de pensar que a nuestros pequeños les pueda ocurrir algo, siquiera parecido a lo que se oye.
    Y digo una vez más le “hablaba” a mi hijo porque desde el principio, ya en el embarazo, escribía mis temores, mis “y si…” . No hay nada más puñetero que un “y si…”. Es pensar en el y si y ya, estás perdida. O lo controlas o la mente te juega una muy mala pasada: te crea un miedo del que deshacerse es harto difícil!!!
    Y acompañando al miedo y todos tus temores, tachaaan!: la joía ansiedad! Esa compañera de viaje insufrible que odias por encima de todas las cosas y a la que debes mantener a raya para que no te fastidie la experiencia más increíble de tu vida, la maternidad. Porque sí, todas sufrimos, nos sacrificamos, nos quejamos, lloramos, reímos y hasta renunciamos a mil cosas por nuestros hijos, pero sin duda es lo mejor de nuestras vidas, el proyecto más bonito y lo que más amamos!
    Y no soy más madre que nadie, al contrario, soy una madre que como todas intenta hacerlo lo mejor que le sale y que como todas sufre por el mundo al que ha traído a su hijo y el futuro incierto. Carpe diem que decía aquel. Pues eso, centrémonos en hoy y disfrutemos.
    Por cierto, su papi tiene las mismas inquietudes con el peque, a un nivel menos intenso, yo soy la malamadre intensa jajaja!!

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