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Ellas opinan: cuando ser Malamadre no era tan común

Ellas opinan: cuando ser Malamadre no era tan común

Mi nombre es Rosalía y soy una buenahija que hace unos días escribió un mensaje en busca de una sección para Malasmadres jubiladas, y es que sí, mi madre, mujer jubilada, es una malamadre. Ella, mujer trabajadora desde los 19 años y que ha desarrollado su carrera hasta los 58 años cuando se prejubiló, hasta hoy mismo ya jubilada sigue con esa carga que nos impone la sociedad sobre la maternidad y el desarrollo profesional, sobre la dedicación a la familia. Y cuando digo hasta el día de hoy es tal cual, hasta el día de hoy.

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*Foto de Rosalía junto a su madre y su abuela. Tres generaciones juntas y unidas.

Durante la comida familiar de hoy con el buenpadre, buenhijo, buenanuera y la menda, nos ha comentado que durante un café la tarde anterior se había sentido una extraterrestre, ya que otras madres y abuelas hablaban de todos los tupper y demás tareas que estaban preparando de forma express durante este puente para los hijos y nietos… y ella sin embargo, no, así que de nuevo una vez más le tuvimos que recordar que no se tenía porque sentir así, que todas esas tareas no son obligatorias, que no por no pasarse el día preparando comidas es menos madre, ni demuestra querernos menos, ni estamos peor atendidos, nosotros no queremos eso. Han sido muchos años siendo una Malamadre en los que nos ha enseñado a ser unos hijos mucho más independientes y a valorar mucho más cada tarea. Así que ahora por el hecho de estar jubilada no tienen porque cambiar las cosas, nos encanta que las horas que antes eran de jornada laboral hayan pasado a ser de jornada personal.

La sensación de culpa, siempre presente

No sabría explicar muy bien si es porque es de una generación en la que la mayoría de madres de su edad decidieron dedicarse a la familia, decisión por otra parte muy válida siempre y cuando sea una decisión propia y no impuesta, pero tiene una especie de trauma, sensación de culpabilidad, por haber seguido trabajando fuera de casa, piensa que no nos ha dedicado el tiempo suficiente, que si se hubiera quedado en casa hubiera sido diferente, y sí, claro que hubiera sido diferente, pero diferente no implica mejor.

Y esa sensación de culpabilidad se hace mayor porque por si no hubiera sido suficiente plantearse una vez el seguir trabajando o no al ser madre, cuando ya todo se puede decir que estaba encarrilado, con 50 años se encuentra de nuevo con la misma disyuntiva, trabajo o casa… la empresa donde trabajaba cerraba y tenía que decidir si coger la cuenta o un traslado a otra ciudad. El traslado implicaba que el buenpadre y el buenhijo, que todavía estaba en el instituto, se quedaban y la malamadre y yo, que ya había empezado la universidad, nos trasladábamos a otra ciudad. Nosotros lo teníamos claro, después de tantos años no podía renunciar a su vida laboral, así que la animamos y apoyamos.

Por supuesto que no fue nada fácil, de repente dos casas, chicos por un lado y chicas por otro, todos los fines de semana con el coche en danza y bolsas de un lado a otro… pero ahora no puedo estar mas orgullosa de que tomara esa decisión,  creo que los últimos años de su vida laboral han sido los años en los que más se ha desarrollado y en los que mayor reconocimiento profesional ha tenido. Mi hermano y yo hemos crecido viendo y valorando todo el esfuerzo que hacía para intentar conciliar, tanto en esa primera etapa cuando éramos unos niños pequeños como en la segunda cuando seguíamos siendo sus niños aunque no tan pequeños, y queremos que siga siendo una Malamadre en esta tercera etapa.

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Estamos muy orgullosos de todos sus logros, y de llevar por bandera la frase de “a lo que te pongas” la frase de la abuela, de la gran malamadre. Y es que ella puede con todo lo que se pone. Así que quiero dedicarle estas líneas a ella y a todas esas Malasmadres a las que de vez en cuando les inunda ese sentimiento de culpa, para decirles que por favor arrojen fuera de sus cabezas esas ideas, porque los buenos hijos para nada sentimos falta de nada sino todo lo contrario, estamos llenos de otros valores mucho más importantes, y que sólo queremos que sean ellas mismas, que no se sientan obligadas a tener que renunciar a nada.

Han comentado...

  1. Me parece super valiente tu madre! Es duro renunciar pero tan duro o mas seguir trabajando a tiempo completo cuando tienes hijos pequeños. A veces es mas facil renunciar pero creo que no da buen ejemplo a los hijos y hijas que casi siempre es la mujer quien lo haga.

  2. Y aquellas que queremos que nuestras madres sean más independientes? Que se cuiden más y sean más independientes?. A veces es duro que tu madre te agobie demasiado con cuidarte y demás, pq cree q es toda su vida. Cómo hacerle entender que lo que hace no es por mí, si no por ella… Por supuesto es la mejor madre del mundo, pero me hubiera encantado q fuese mucho más independiente y demás.
    Al final cada uno es como es…

  3. Que bonito! Gracias por este post. Las malasmadres de generaciones atrás han cuidado a sus hermanos, a sus padres, a sus hijos, a sus maridos, a sus nietos… Que bien lo ha hecho tu malamadre por haber criado a una hija como tu. En mi caso, mi abuela, que nació a principios de siglo, mandó a paseo a su marido por malos tratos, e hizo lo posible y lo imposible por sacar a sus 6 hijos adelante ella sola… ella también era una gran malamadre, ojalá hubiese vivido en esta época para que las cosas hubiesen sido un poco menos complicadas para ella… . Mi malamadre, dejó de trabajar para cuidar de nosotras, y siempre me ha dicho: hija, tu no renuncies. Y así lo hago, quizá por eso mi sentimiento de culpa aparece muy poco… Doy las gracias a las mujeres de mi vida ( también a mi buen padre) por hacerme creer en mi y hacer de mi una mujer independiente y feminista al 100%

  4. Yo tambien creci en un hogar de madre trabajadora,tengo 48, mi madre 75 y fue una supermalamadre,estuvo muchos años con turnos de tarde fijos,( por aquel tiempo el cole era partido) y mi padre hacia equipo y nos cuidaba por la tarde,nunca nos hemos sentidos ni mal cuidado ni nada,al contrario crecimos con la responsabilidad de que habia q arrimar el hombro en casa,quizas eso me ha servido a no tener esa culpa,si yo lo vivi y no tuve trauma mis hijos tampoco,hay que normalizar mas todo .Ole por todas esas malasmadres que hoy son buenasabuelas

  5. Me ha encantado el post. ¡Ole esas malasabuela! Mi madre, con 76 años, aún se mantiene muy activa, pero nunca ha sido ni madre ni abuela de tuper. Ha trabajado fuera de casa toda su vida y con mi padre viajando todo 3/4 del tiempo y tres hijos, ha tirado del carro ella sola con una independencia y una cabeza que aún me admiran. Me quedo con eso: con los valores que me ha inculcado, la importancia de la independencia y la seguridad en una misma.

  6. Salvo por el sentimiento de culpa, me siento plenamente identificada con esa malamadre jubilada, yo trabajé desde los 22 a los 64 años, y además por turnos y creo que mi experiencia sirvió y sirve a mis hijas para ser malasmadres de pro.

  7. Aayysss!!!
    ¿Cómo se consigue la jubilación anticipada?? Que me quedan meses para los 58!
    Jajajajaja
    Somos una extraña generación puente, entre las madres que no tuvieron opciones de trabajar fuera de casa y las que podéis elegir cada vez mas!

  8. Mi madre era azafata en una época en la que las azafatas-madres no tenían tantos Derechos como ahora. Cuando yo tenía 3 meses, mi madre ya pasaba 20 días al mes fuera de casa. Todos sabemos el gran sentimiento de culpa que siempre ha cargado, y el dolor que le suponía dejarnos malitos en casa para irse a volar. Pero nosotros, mi hermano y yo, en ningún momento sentimos su falta. Ella se desvivía por nosotros cuando estaba en casa y cuando se iba también ¡Siempre teníamos los mejores disfraces de carnaval cosidos en los hoteles de medio mundo!. Cierto es que hizo equipo con mi padre en un momento en el que los hombres no cambiaban tantos pañales como ahora, y eso fue fundamental. Ahora que soy madre, tengo su ejemplo, y sé que si alguna vez debo ausentarme por trabajo eso no le supondrá un trauma a mi hija, pero los momentos que esté con ella deberán merecer la pena de la ausencia.

  9. Me parece una historia espectacular y que demuestra una gran valentía porque lo que ha hecho, en el momento en que lo hizo, aún le aporta más valor. Sin duda creo que os ha dado una lección para toda vuestra vida.

  10. Un aplauso para la buenahija, la malamadre y la granmalamadre, tres generaciones de mujeres que me han inspirado con su historia. Leo esto con 47 años, ya me voy enterando de que la culpa nunca termina, pero la esperanza tampoco: nuestro desarrollo personal y profesional es importante, no renunciemos. Un abrazo y muchas gracias por contar esta historia, necesitaba leerla hoy.

  11. Comparto totalmente la opinión, tengo 67 años y me encanta este club de malasmadres, este calificativo siempre lo he tenido y antes lo tenía como una cosa negativa y desde que os conozco me habeís ayudado a sentirme orgullosa de haber sido una mala madre e incluso ahora digo siempre que soy una mala abuela. He de añadir que tengo una familia encantandora y muy unida y aún trabajo fuera de casa.

  12. Me parece tan bonito como necesario un recuerdo como este, a esas madres de antes, abuelas y bisabuelas de hoy, que se echaron a sus espadas millones de familias. Su esfuerzo silencioso hoy más que nunca merece tener voz
    y memoria. Gran post, Rosalía.

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