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El verano está a la vuelta de la esquina, y todas las Malasmadres estamos haciendo encajes de bolillos para ocupar a los/as buenoshijos/as durante esos tres meses de calor: ¿campamentos?, ¿buenosabuelos?, ¿cuál es vuestra solución? En fin, que es una época complicada, cierto, pero al final seguro que nos queda otra que jugar con las cartas que nos dejan. Las que no lo ven tan claro son las Malasmadres embarazadas: ¿cómo van a sobrevivir a estas fechas? ¿Cómo combatir el calor y no desfallecer en el intento? Aquí os propongo algunos trucos y os doy algunos consejos, creedme que con dos buenoshijos de principios de octubre y uno de finales de junio, el tema del calor y el embarazo lo domino bastante.
Las 7 claves para sobrevivir
1. Lo primero y más importante: el medio acuático en todas sus versiones se ha de convertir en vuestro mejor amigo.
Pasad el día en el agua, todo vale (piscina, playa, río…). En el agua no pesas, te sientes más ligera, no te puedes caer ni hacer daño. Además, la natación te ayudará a mantenerte activa, a combatir el calor y te hará sentirte ligera (cosa que se agradece en las fases finales del embarazo). Mejorará la circulación de las piernas y la sensación de piernas cansadas, mejorará la hinchazón de los pies y te ayudará a conciliar mejor el sueño. ¿Por ponerle una pega? Cuidadín con las meriendas o picoteos post-piscina, que la natación da una sensación de hambre voraz.
2. Hidratación
Y seguimos con el tema agua, pero esta vez para beber: es vital que os mantengáis bien hidratadas durante el embarazo. Un botellín de agua siempre en el bolso, lo ideal sería beber unos dos litros al día. Además de ayudar a vuestro tránsito intestinal, una buena hidratación es básica para la piel, para prevenir mareos por bajadas de tensión y para contrarrestar la pérdida de líquidos que podéis experimentar por la sudoración. Conviene también que en vuestra dieta sean protagonistas los alimentos ricos en agua, como la sandía, la piña, el tomate, etc… y si además os tomáis un té frío, ideal como diurético.
3. Ojo con las intoxicaciones alimentarias
En otro orden de cosas, un poco más serias, está el tema de las intoxicaciones alimentarias. Recordad que en verano aumenta la probabilidad de intoxicación por salmonella, que si bien es cierto que no tiene repercusión fetal directa puede llegar a ser muy incómoda para quien la sufre. Además, aumenta la probabilidad de contraer una listeriosis, que esta vez sí que puede tener una afectación fetal grave.
La listeria es una bacteria que se puede encontrar en quesos y leche no pasteurizada, pero también en alimentos en mal estado de conservación o en alimentos precocinados que no han estado correctamente manipulados. Hay un repunte claro de esta infección en verano, por lo que os recomiendo que os volváis muy escrupulosas con las comidas: evitad las salsas y mayonesas, no abuséis de comida preparada y extremad las medidas de higiene en la cocina.
Por último, de tapeo: siempre mejor una tapa de queso manchego que una ensaladilla rusa, y siempre que podáis comida fresca y recién cocinada, ¿ok?
4. Hábitos de alimentación saludables
Y ya que estamos con la comida, cómo hacemos para sentirnos ligeras. A ver, es verdad lo de la mayor retención de líquidos en verano, lo de que las piernas se hinchan más fácil y que el picoteo es una tentación difícil de combatir. Pero también es verdad que en el fondo es mucho más fácil seguir unos hábitos saludables en verano que en invierno, las comidas por lo general son mucho menos contundentes, hay menos salsas, menos guisos, más fruta y ensalada, y si te lo propones, lo de comer sano y fresco se puede lograr.
Abonaos al gazpacho, las ensaladas, el pescado a la plancha y la fruta fresca. Obviamente caerá algún helado, claro que sí. ¿Truco muy básico? Siempre mejor un helado en tarrina que en cucurucho (te ahorras las calorías de la galleta) y mejor un helado tipo polo que uno cremoso. Y tema cañas, como en el embarazo alcohol cero patatero, os tocará experimentar con la cerveza sin alcohol pero ya puestos aprovechad y pedid agua, lo más sano que hay (sin azúcar y sin gas).
5. Practica algo de deporte
Sí, chicas, sí. Embarazada hay que practicar deporte. Todo son ventajas, ayuda a controlar el peso, a que conciliéis el sueño, a vuestro tránsito intestinal, a afrontar el parto con más energía, a disminuir la probabilidad de cesárea y a que el parto sea más fácil. ¿Y qué deporte escoger? Natación (sí, otra vez insistiendo, lo sé), senderismo, bici, marcha nórdica, pilates, yoga.
6. Ponte ropa ligera y cómoda
Ropa: no hace falta parecer un saco, pero tampoco es plan de ir embutida en plan chorizo. Mi consejo? Mucho lino, algodón, vestiditos ligeros, camisetas anchas con un cinturón debajo de la tripa para afinar la figura, , bikini sin complejos en la playa, poco estampado en general y en los pies bailarinas o sandalias planas. No es el momento de mega cuña de esparto, que el equilibrio no está en su mejor momento! Y olvidad los tejanos súper skinny, entre el calor y la retención de líquidos es muy probable que os resulten de lo más incómodos.
7. Sol y mosquitos
- El sol: básico que os pongáis muchísima protección solar, todo el rato, en todo el cuerpo. Pero tened especial cuidado con la cara y el escote, en el embarazo pueden salir unas manchas que se llaman cloasma y que luego cuesta bastante que desaparezcan. Además, embarazadas os vais a poner más morenas que cuando no lo estabais, a pesar de que es normal que notéis que tenéis menos tolerancia al sol.
- Los mosquitos: si vais a ir a algún destino en el que sabéis que os van a acribillar los mosquitos, tranquilas, podéis usar repelente en el cuerpo (Isdin, Autan o Relec) y además podéis poner en los enchufes dispositivos eléctricos anti-mosquitos, tirar spray si veis a alguno volando despistado o poner velas de citronella.
Y antes de terminar…
Si vais a viajar, tomad nota
- Planead bien vuestros viajes: si tenéis pensado viajar en barco o en avión informaos bien de los requisitos que soliciten las compañías o las agencias de viajes. Normalmente, se puede volar en avión sin problemas hasta la semana 36, con un informe del ginecólogo a partir de la semana 26-28. En barco (hacer un crucero, por ejemplo) sólo se puede viajar hasta la semana 24-26.
- Escoged un destino “lógico”: con hospital, sin necesidad de ir vacunado contra la malaria o la fiebre amarilla, que no sea un país en riesgo de Zika, que el objetivo del viaje no sea practicar deportes de riesgo tipo barranquismo o que las comunicaciones sean relativamente sencillas.
- Hablad con vuestro ginecólogo de cuántas visitas, ecos, analíticas y controles médicos os van a tocar en el periodo vacacional, preguntadle si en su consulta u hospital hay algún cambio de horarios en verano y tened claro cuál es el circuito a seguir en caso de Urgencia.
Hasta aquí el post de hoy, Malasmadres. Espero que os haya resultado útil, que os haya gustado y que este verano lo disfrutéis como nunca.
Genial este post para prepararnos para el calor que está a la vuelta de la esquina :/ La verdad es que la ola infernal del finde pasado ya nos sirvió de advertencia, por eso es genial tener esta info. ¡Gracias!
Me ha ido genial leerte.
Mi primer hijo nació en agosto así que viví la recta final en verano y la verdad es que muy bien! La verdad es que hice todo lo que indicas en el post.
Ahora de nuevo embarazada me toca para final-principio de año si todo va bien así que ahora me lo como entero!! Seguiré los consejos!
Holaaaaaa. Soy una malamadre trabajo, horarionpartido , nada de conciliación y embarazada d 6 meses en junio asi q emabarzadisima en agosto ?? Me ha encantado el post y seguire los truquis. Mi niña nació en marzo y no tiene nada q ver el anterior embarazo a este. ❤️