Se habla mucho sobre la necesidad de pertenencia del ser humano pero ¿qué es? ¿A qué se refiere? Para hablar sobre la necesidad de pertenencia tenemos que conocer de dónde vienen estos términos y qué bases científicas tienen.
El primer autor en tratar sobre ello fue el médico y psicoterapeuta Alfred Adler (1870-1937), en su teoría de la psicología individual, donde habló sobre la necesidad del sentimiento de pertenencia, al que denominó Sentimiento de Comunidad. Adler afirmaba que todo comportamiento del ser humano está encaminado a la búsqueda del sentimiento de pertenencia, de estar integrado en una comunidad y en sociedad.
Años más tarde, en 1943 Abraham Maslow, psicólogo humanista, creó la pirámide de las necesidades humanas donde estableció el orden de prioridad de las necesidades humanas, y señaló como tercera necesidad la de pertenencia.
Así pues la primera necesidad hablaría de aquellos aspectos fisiológicos (alimento, descanso, respiración…), la segunda necesidad abordaría la seguridad (protección, estabilidad laboral, familiar…), y en el tercer escalón se encontraría la necesidad de pertenencia, dándole así un papel fundamental en el desarrollo y bienestar del ser humano.
Y, ¿qué es la necesidad de pertenencia?
La necesidad de pertenencia se refiere al sentimiento y la necesidad de pertenecer a un grupo para sentirse parte de él, sintiéndose útil, parte activa y fundamental de éste. El ser humano es un ser social, que desde que nace lleva a cabo conductas para obtener respuesta de la comunidad a la que pertenece.
Por ejemplo, cuando un bebé tiene hambre, sueño, o necesita que cubran cualquier otra de sus necesidades, emplea el llanto para así recibir respuesta, pero si no la recibe, dejará de emplear el llanto para comunicarse, ya que no le es útil ni funcional, ni le hace conseguir aquello que necesita.
Lo mismo sucede en cualquier otra conducta a lo largo de la vida. El ser humano trata de ser parte de la comunidad en la que vive, intentando desempeñar un papel fundamental y útil en ésta, colaborando, ayudando, mostrándose presente y cada vez más autónomo.
La familia es clave en todo este proceso
Debemos favorecer estos aspectos en nuestros hijos e hijas desde pequeños, fomentando la autonomía personal, permitiendo que realicen las tareas por sí mismos, aunque no las hagan igual de rápido o perfectas que nosotros las haríamos, pero reforzando así aspectos tan importantes y fundamentales como la pertenencia al grupo familiar, donde puedan ver potenciado su autoestima, sus capacidades de esfuerzo, alcance de objetivos, resolución de conflictos y colaboración dentro del grupo.
Es por esto que la necesidad de pertenencia se trabaja desde el momento en que nacemos, ya que un bebé que no recibe respuesta de sus cuidadores cuando necesita satisfacer alguna de sus necesidades, deja de sentirse parte del grupo o que pertenece a él.
Incluso hay quienes afirman que algunas de las conductas inadecuadas de los niños también van unidas a esta necesidad de pertenecer al grupo, ya que son consecuencia de la dinámica de éste.
Incluso hay quienes afirman que algunas de las conductas inadecuadas de los niños también van unidas a esta necesidad de pertenecer al grupo, ya que son consecuencia de la dinámica de éste.
El psiquiatra y educador Rudolf Dreikurs (1897-1972), lo llamó “Metas equivocadas de la conducta”. Él decía que el niño desarrollaba una creencia equivocada sobre sí mismo y entonces actuaba conforme a esa creencia para conseguir una meta: ser tenidos en cuenta.
Y si nos centramos en esta teoría parece tener mucho sentido. El niño o la niña pueden pensar que su papel dentro del grupo puede ser el de llamar la atención de manera equivocada, ya que los adultos reaccionamos más rápido ante conductas inadecuadas que ante aquellas políticamente correctas.
¿Por qué es tan importante que los niños y niñas se sientan parte del grupo?
Es fundamental para la niña y el niño sentirse parte del grupo porque tener la sensación de ser útil, funcional y parte de él:
- Le hace sentirse bien a todos los niveles.
- A nivel emocional, le motiva para seguir esforzándose por conseguir nuevos logros y metas y a nivel cognitivo y motor, favorece nuevos hitos en su desarrollo.
- Con esta motivación que se genera, se favorece la creatividad, la iniciativa propia, la autoestima y la ilusión por pertenecer a su comunidad.
- En general, los niños y las niñas no son diferentes al adulto y cualquier ser humano tiene la necesidad de sentirse parte del grupo y pertenecer a sus círculos más cercanos, como son la familia, el trabajo o las actividades de ocio que realice.
Y vosotras Malasmadres, ¿educáis en esa autonomía a los buenoshijos/as para que se sientan parte del grupo?
Que cierto..!!
Hola,
buenos consejos, la verdad es que nosotros lo intentamos pero la falta de tiempo no nos permite todo lo bien que quisieramos. Nuestros peques son autónomos en algunas tareas para la edad que tienen pero por ejemplo para limpiarse el culete mi hija con casi 6 años aún no lo hemos conseguido y parece que va a costar..
Besos!
Anabel
Paciencia. Seguro que pronto vais logrando los objetivos que os propongáis. Sin presión y facilitando las tareas. Si quieres que se limpie solita, déjale a su alcance todo lo necesario y anímala a hacerlo en cada oportunidad. Un saludo