Hace menos de un año empezó a sobrevolar sobre el mundo una nueva enfermedad llamada COVID-19 de la que estamos seguros que todas habréis oído hablar. A día de hoy es la causante de una pandemia mundial que en España ha dejado por el momento una cifra cercana a los 30.000 muertos.
Pero mucho antes de que esta cifra tan abultada llenara portadas de periódicos y cabeceras de telediarios, las familias tuvieron el primer gran choque contra la realidad el 11 de marzo de 2020: ese día cerraban los colegios. Esta medida se encuadró dentro de una estrategia a nivel nacional que buscaba evitar que el virus se propagara entre la población. Este cierre escolar, que en principio iba a durar unos quince días, se prolongó durante casi cuatro meses. Meses en la que nuestros hijos se quedaron en casa y dejaron de estar en contacto físico con su amigos de la escuela o el parque, pero también de sus familiares que no convivían con ellos.
Lo que sabemos del contagio del COVID-19 en niños
A día de hoy sabemos que:
- Los niños pueden contagiarse del COVID-19 más o menos en la misma proporción que los adultos, aunque en general el curso de la enfermedad en ellos es leve, y que pueden contagiar a otras personas.
- De hecho, aunque los últimos estudios apuntan a que los niños no son “supercontagiadores”, es decir, los principales responsables de que el virus circule entre la población (cosa que sí que ocurre con otro tipo de infecciones como la gripe) esto no quita para que un niño con COVID-19 pueda contagiar a otra persona.
Pero además, durante estos últimos seis meses los pediatras hemos vivido un fenómeno que normalmente se limita a un par de quincenas en verano: la incidencia de infecciones de cualquier tipo durante todos estos últimos meses ha disminuido drásticamente.
A nadie se le escapa que si los niños no están en contacto unos con otros es imposible que se contagien entre ellos de los mocos, las toses, las diarreas y las fiebres típicas de un niño/a escolarizado, porque, no lo olvidemos, hay otras muchas infecciones que los niños pueden padecer más allá del COVID-19.
Las enfermedades infecciosas en niños/as en la vuelta al cole
Los que atendemos a niños/as sabemos de sobra que unos quince días después del inicio del curso escolar empiezan a aparecer por el centro de salud niños con toda clase de enfermedades infecciosas -la mayoría de curso leve y autolimitado- y que hasta que no llegue de nuevo el buen tiempo del verano siguiente, esta será la tónica general del día a día de la consulta de pediatría.
Y después de un verano más o menos tranquilo, nos hemos plantado sin quererlo ni beberlo en septiembre de 2020, y con ello a las puertas de un nuevo curso escolar, el primero de la llamada nueva normalidad. Estamos seguros de que todos los centros escolares habrán hecho los deberes e implementado protocolos para que la vuelta a las aulas sea lo más segura posible.
El riesgo cero no existe
Sin embargo, el riesgo cero no existe, y eso es una cosa de las que debemos ser conscientes los que tenemos hijos. A pesar de ello, lo que sí que podemos hacer es poner en marcha una serie de medidas para disminuir la probabilidad de que nuestros hijos se contagien de una infección (incluido el COVID-19).
Pero empecemos por el principio…
La gran mayoría de las enfermedades infecciosas que sufren los niños se transmiten por contacto directo con las secreciones de un sujeto infectado –saliva, mocos, heces, orina,… ya sean de un niño o un adulto- o al respirar los virus o las bacterias que una persona con una infección exhala al ambiente y que flotan en el aire.
Por tanto, la forma de prevenir que nuestros hijos se contagien de una infección será poniendo en marcha una serie de medidas encaminadas a cortar la transmisión de microorganismos por contacto directo o por vía inhalatoria entre personas. Vamos a analizar las más importantes.
Las medidas que podemos tomar
1. El lavado de manos.
Es seguramente el gesto sanitario que más vidas ha salvado en la historia de la humanidad.
- Veámoslo con un ejemplo: los virus que un niño con diarrea excreta en heces pueden llegar a nuestras manos al cambiarle el pañal y de ahí infectarnos al tocarnos la boca o los ojos; tres cuartos de lo mismo pasa con los mocos de un catarro o una viriasis cualquiera.
- Si no nos lavamos las después de ese contacto de forma correcta nos podríamos contagiar o actuar como propagadores de una infección al tocar después a una persona o algún objeto. Es cierto que los niños pequeños andan siempre tocándolo todo y compartiendo juguetes, pero si conseguimos que se laven las manos de forma frecuente la posibilidad de contagio disminuirá de forma muy importante.
- Como sabréis, un lavado de manos adecuado se realiza con agua y jabón durante al menos 1 minuto. Es imprescindible que enseñemos a nuestros hijos a hacerlo de forma adecuada para que desde pequeños cojan este tipo de rutinas, y sobre todo al llegar al cole, antes y después de comer, antes y después de ir al baño, y siempre al volver a casa.
- Si no tenemos disponible un baño podemos utilizar gel hidroalcohólico, aunque por debajo de los 2 años no está recomendado ya que los niños podrían llevarse las manos a la boca y chupar este tipo de productos; para un adecuado uso del gel hay que frotarse las manos con él y dejar que se sequen al aire.
2. Distanciamiento social.
Durante el confinamiento aprendimos que el #QuédateEnCasa podía suponer un antes y después para frenar la curva de la epidemia por COVID-19. Y aunque costo lo suyo, el distanciamiento social supuso un arma muy valiosa para luchar contra esta infección.
- Sin embargo, esta no es una medida excepcional ni desconocida por la comunidad científica. No en vano, los pediatras somos los primeros que decimos que un niño con fiebre no debe ir al colegio, e incluso existen una serie de enfermedades con un periodo de exclusión escolar concreto –por ejemplo la varicela, que es contagiosa hasta que todas las lesiones cutáneas están en fase de costra, o unas anginas, que contagian hasta veinticuatro horas después de haberse iniciado el antibiótico-.
- Con esto queremos decir que mientras un niño esté enfermo no puede ir al colegio; a muchos os parecerá de Perogrullo, pero de nada servirán el resto de medidas para evitar contagios en el ambiente escolar si tenemos al enemigo dando vueltas por el aula.
- Por todo ello, y sobre todo en el contexto tan delicado en el que vivimos, un niño con síntomas de una enfermedad infecciosa y contagiosa debe quedarse en casa hasta que esté recuperado. Seguro que los mimos y los cuidados de sus padres obrarán maravillas y en un pispas podrá volver al colegio con sus amigos. En el caso de que lo consideréis necesario, no dudéis en poneros en contacto con vuestros pediatras para que puedan orientaros sobre qué hay que hacer en cada caso concreto.
3. Las mascarillas
Respecto a las mascarillas, poco tenemos que añadir ya que todas sabréis que por ley son obligatorias en personas mayores de seis años.
- En nuestra opinión, los niños a partir de los tres años son capaces de usarlas de forma adecuada explicándoles cómo han de ponérsela y quitarla, por lo que no está de más que las usen también a partir de esta edad, como recomienda la Asociación Española de Pediatría.
- Por debajo de los tres años es difícil que un niño utilice una mascarilla de forma correcta y en los más pequeños incluso les puede dificultar la respiración, así que en ellos no haría falta su empleo.
- Las mascarillas sirven tanto para disminuir la transmisión del COVID-19 como de todas las enfermedades que se transmiten por vía inhalatoria, así que mira, en algo sí que hemos ganado a este respecto. No vamos a entrar en qué mascarillas debéis comprar para vuestros hijos o de qué material deben ser, ni cada cuanto hay que cambiarlas o lavarlas… Estamos seguros que como buenas Malasmadres seréis seguidoras de Boticaria García; la ilustre manchega nos ha estado dando la turra sobre el empleo de mascarillas durante toda la pandemia así que no hace falta repetir aquí lo que ella ha hecho tan bien durante estos meses como si fuéramos un loro. Si sois de las que todavía no la conocéis, ya estáis tardando…
Por último…
1. Revisa el calendario de vacunaciones
No nos cansaremos de recordar que las vacunas que se ponen a los niños durante la infancia les protegen de un montón de enfermedades que pueden llegar a ser muy graves, como por ejemplo la difteria, la tosferina, la polio, el sarampión, la neumonía por neumococo o la meningococcemia. Todos los niños deberían tener el calendario vacunal al día, pero sobre todo aquellos que asisten al colegio o la escuela. Así que además de preparar uniformes y mochilas para el año escolar que nos viene, revisad la cartilla de vacunación de vuestros hijos para comprobar que está al día.
2. Dieta sana y equilibrada
Y antes de acabar, muchas estaréis pensando en esos remedios que se anuncian a bombo y platillo y que prometen ser la solución para subir las defensas y que los niños tengan menos infecciones mientras acuden al colegio: complejos vitamínicos, extractos de jalea, homepatía, polvo de cuerno de Unicornio y no sé qué otros potingues varios… La verdad es que no existe ningún remedio milagroso que consiga tamaña empresa; si fuera así, todos los pediatras se los prescribiríamos a nuestros pacientes y sobre todo se los daríamos a nuestros hijos. El día que alguien la descubra se hará de oro, pero por desgracia ese día todavía no ha llegado.
- Aunque no exista una pastilla mágica, lo que sí que podemos hacer para que nuestros hijos se defiendan más y mejor de las infecciones es ofrecerles una dieta sana y equilibrada, que como sabréis es uno de los pilares básicos para que el sistema inmune de los niños funcione correctamente. Así que ya sabéis, mucha fruta y verdura y cuantos menos alimentos superfluos y poco nutritivos mejor.
Otras medidas importantes
Podríamos seguir hasta el infinito hablando de otras medidas también efectivas, como:
- El empleo de pañuelos de un solo uso para los mocos.
- Cubrirse con el codo para toser.
- Cambio y lavado de ropa diario de los niños.
- Desinfección de las suelas de los zapatos.
- No compartir ciertos juguetes u objetos de aseo personal.
Todas ellas muy acertadas y complementarias a las tres más básicas que os hemos recordado en este post: el lavado de manos, la distancia social y las mascarillas.
Si hace un año nos hubieran pedido a cualquiera de nosotros que nos imagináramos un supuesto inicio para el año escolar 2020 creo que nadie hubiera acertado aunque se hubiera imaginado un futuro distópico de lo más rocambolesco. Pero lo queramos o no, aquí estamos. Desde luego que nuestros dirigentes tienen la gran responsabilidad de ofrecernos un mundo en el que sea seguro ir al colegio, pero también es verdad que cada uno de nosotros tiene una pequeña responsabilidad, y cosas tan sencillas como las que os hemos explicado en este texto puede suponer la diferencia entre que un niño se contagie de una infección o no. A la espera de tiempos mejores, estamos seguros de que todos seremos capaces de asumir nuestro trocito de responsabilidad.
Ante todo, GRACIAS.
No sé si compartirán mi opinión. De ser así,
sería estupendo que se hicieran eco de ella.
Creo que sería buena idea implantar la JORNADA INTENSIVA en TODOS los colegios. Entradas y salidas de niños y niñas 2 veces al día, en muchas ocasiones acompañados por los abuelos, es un RIESGO EVITABLE.
El comedor puede ir después y, de esta manera, algunos se irán a casa y tal vez se puedan guardar mejor las distancias entre los que se queden, establecer turnos sin tener que usar las aulas para comer, …
El comedor es un gran negocio para algunos colegios pero estamos en un año atípico y debe primar la salud.
¿Están de acuerdo?
Mucho ánimo y muchas gracias queridos pediatras!!!
Sin vosotros todo sería mucho mas difícil
Hola!! Quería preguntarte si el coronavirus es más grave en bebes, tengo un niño de 4 años que ya la semana que viene va al cole y un recién nacido de un mes y la verdad que me da bastante miedo, muchas gracias!
Buenos días, muchas gracias por todos sus consejos. Pero quería preguntarles si les parece necesario que los niños entre 3 y 6 años lleven mascarilla al cole. Tengo un niño de 4 años y la sensación de que se han olvidado de ellos, para ellos no hay medidas: ni mascarillas, ni, lógicamente, distanciamiento social, etc. Van como siempre, por lo que tiene toda la pinta de que se van a contagiar sin remedio.