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Cómo vivir con la incertidumbre

Cómo vivir con la incertidumbre

La incertidumbre ha llegado durante las últimas dos semanas como un huésped incómodo que está aquí para quedarse. Sólo con abrir un periódico digital ya aparecen noticias que nos conectan con una situación cambiante a cada segundo.

Cada día nos encontramos con un parte de bajas y con sólo echar un vistazo a los medios de comunicación y a lo que sucede en nuestro entorno vemos cómo la realidad que dábamos por supuesto hace sólo dos semanas nada tiene que ver con la realidad que vivimos ahora.

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Convivir con el dolor y la impotencia

En esta nueva realidad hay un peligro continuo llamado Coronavirus y también un dolor latente por no poder hacer, un dolor latente por no saber y una sensación de impotencia conjunta que acrecienta esta sensación de incertidumbre.

Cómo vivir con la incertidumbre

¿Cómo hacerlo para convivir con la incertidumbre? ¿De qué manera convivir con ella? ¿Hay algún modo de vivirla de modo que nos sirva para crecer?

  1. Lo primero es acoger la incertidumbre. Cuando te digo acogerla significa mirarla y reconocerla. Lo peor que podemos hacer es pelearnos porque cuando nos peleamos con una situación lo que generamos es una tensión, un rechazo y al final ese rechazo nos conecta con la impotencia. Hay una pelea y de esa pelea lo único que puede salir es enfado, rabia, indignación, emociones que pueden llegar a ser positivas siempre que las transformemos en aceptación  y en una decisión encaminada a la resolución. Si nos quedamos en la pelea, hay mucho desgaste y puedes entrar en la negación, un lugar del que hay difícil escapatoria.
  2. Ver qué emociones me genera la incertidumbre. Para acogerla es necesario ver cuáles son las emociones que me genera la incertidumbre. ¿Cómo me hace sentir? Si con algo nos conecta la incertidumbre es con la sensación de no tener suelo bajo los pies. No sé si esa sensación te es conocida, pero tal vez lo que motive en ti es sentir que estás en un lugar de arenas movedizas. Si este es tu caso, la sugerencia es que te dejes caer en esas arenas. Puedes hacerlo buscándote un ratito para ti, para tu cuidado personal, alejada de los buenoshijos/as, y simplemente dejándote sentir qué emociones son las que afloran. A eso me refiero con dejarte caer. En este punto tengo que decirte que las emociones son como una ola y si le damos una salida esas emociones, al igual que las olas, van a hacer un recorrido y a pasar. Si no hacemos este trabajo, las emociones se van a quedar y, lo más posible, es que acaben generando ansiedad y estrés.
  3. Cuáles son los pensamientos asociados a esa incertidumbre. Cuando vivimos una emoción, lo habitual es que haya unos pensamientos asociados a ella. ¿Cuáles son tus mayores temores? ¿Cuáles son tus mayores miedos? Mirarlos abrirá en ti un espacio nuevo. Te lo digo porque en ocasiones lo que tenemos una sensación difusa y ponerle nombre hará que se abra un nuevo espacio en ti. Y, ojo, hay ocasiones en las que nuestros mayores temores son de futuro. Cuando hablamos de la incertidumbre es habitual que lo que nos aprisione es aquello que tememos llegue a pasar, no lo que está pasando en este momento. Verbalizarlo, ponerle nombre y observarlo es una manera de poner luz y conciencia a lo que te sucede.
  4. Hablar y decir en voz alta lo que te preocupa. En esta premisa es en  la que se basa el coaching y la terapia. Verbalizar lo que nos sucede es el primer paso para relativizarlo. De nada sirve guardarte tus emociones, tus pensamientos, hacer con ellos una bola y ocultarlas en lo más profundo de ti. No. Si para algo te va a servir es para conectar con la ansiedad y para que esa pelota se vaya haciendo cada vez más grande hasta que acabe desbordándose dentro de ti. Así que aprovecha esta situación de cuarentena para hablar más con tu pareja, para contarle cuales son tus miedos más profundos, para transparentarte y contarle en qué andas. Si te ha tocado pasar por todo sin nadie al lado, seguro que tienes a alguna persona con la que compartir un rato de charla profunda y verdadera a través del teléfono. Además, hay multitud de grupos de apoyo que se están creando desde diferentes lugares para que las personas puedan hablar y expresarse. Y recuerda, no es necesario estar siempre bien para que te quieran. Es posible conectar con el miedo, con el enfado, con la tristeza. Son emociones permitidas y muy lógicas en una situación como la que estamos viviendo en este momento.
  5. Ve día a día. Incluso te diría que segundo a segundo. Si algo ha dejado claro esta situación es que no controlamos nada. Nada de nada. Así que tienes dos opciones: o pelearte con ello o aceptarlo. La mejor manera de entrenar la aceptación de esta falta de descontrol es ir segundo a segundo. De nada sirve planificar. De nada sirve decir que “esto acabe ya”. La realidad es la que es y, por mucho que nos empeñemos, no podemos cambiarla. En este momento es más necesaria que nunca la paciencia y la mejor manera de cultivarla es ir segundo a segundo en el flujo de la vida, en lo que va sucediendo. Ir por delante o por atrás no sirve de nada, solo para conectar con la depresión con la ansiedad.
  6. Sonríe a la dificultad. Ya, ya sé que es muy difícil. Pero sonreír a esta situación tan jodida es lo único que nos puede llevar a una sensación de mayor amplitud. Se trata de ver la dificultad con una sonrisa. De también hacer repaso por lo que nos está dando este encierro, como un tiempo con tus buenoshijos/as del que tal vez nos ha podido disfrutar hasta ahora, de una profundidad nueva en la relación con tu pareja o de agradecer los pequeños detalles de la vida que ahora te hacen disfrutar, por poner algunos ejemplos. Sonreír a la dificultad y acogerla como parte de la vida es la forma de que nos pueda servir para crecer y para conectar con esos recursos que cada uno tenemos ahí dentro, muchas veces sin saberlo.

¿Que cómo se hace esto? Te dejo este enlace a una meditación de Claudio Naranjo en la que precisamente te propone cómo realizar este trabajo.

¿Cómo te llevas tú con la incertidumbre? ¿Qué es lo que te genera más incertidumbre en esta situación? Me encantaría leerte aquí abajo, en los comentarios.

Han comentado...

  1. Buen articulo, he visita alguno foros y blogs pocos puedo decir que me dan alguna respuestas, muchas veces me encuentro vacia y me gusta leer.

  2. A mi hay tres cosas que son lo que más me asustan, una la salud de los que quiero, en especial de mi padre, hoy empezaba inmunoterapia pero no va a ir, porque esta regular y nos da miedo.
    Segundo que a mí esta situación me ha pillado sola, en un proceso personal difícil, empezando una separación no de mutuo acuerdo que me cuesta asimilar, sin trabajo y teniendo que buscar trabajo y casa, cosa ardua en estos momentos.
    E intentando opositar, cosa que deje por imposible cuando mi marido se fue de casa hace un mes y medio porque ya era demasiado.
    Gracias por el post

  3. Gracias por el post,
    En mi caso tengo sentimientos encontrados: por una parte el miedo a que mis padres o abuelos (que aún tengo la suerte de tener) enfermen y también mucho miedo al panorama laboral y económico que se avecina.
    Por otro lado, estoy disfrutando de este encierro y de lo que ella conlleva y esto hasta me hace sentir culpable. Pienso que no está bien…
    Gracias otra vez.
    Un saludo!

    1. Hola, Alba. El miedo es normal. Se abre un periodo de fuerte incertidumbre por lo económico y laboral. Y también que haya una parte que lo disfrutes. Ambas vertientes pueden darse la mano y no has de sentirte culpable por ello.

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