Cuando estamos embarazadas nos hacemos una idea de cómo será nuestro buenhijo o buenahija. Siempre idealizamos el hijo que vamos a tener y ya le damos unos atributos determinados. La realidad, entonces, sale a nuestro encuentro y descubrimos que las cosas no son ni serán cómo habíamos pensado, máxime cuando muchas familias tienen que adaptarse a hijos con discapacidad. Hay que pasar una primera fase de duelo. Hoy nuestra colaboradora y psicóloga Ana Kovacs aborda este tema.
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Las primeras ilusiones
Julia acababa de pasearse por todas las tiendas de bebés y niños del barrio. Antes pasaban desapercibidas para ella pero desde que se enteró de su embarazo había decidido que allí compraría varias cosas, conocería a las dependientas que le aconsejarían y la mantendrían al tanto de las novedades.
Por la noche se sentó un rato en el ordenador y descubrió un mundo nuevo más lleno de tiendas todavía, descuentos, revistas, sorteos y hasta muestras gratis!
Ha encargado unas cuantas cosas para la habitación de la niña y se ha puesto a imaginar el rincón donde se sentará a pintar y a vestir a las muñecas. Porque Manuela siempre soñó con tener varios vestidos para sus muñecas…
- ¿Sabes Fer? Nos llegarán dentro de poco un cuadro personalizado con el nombre de nuestra pequeña.
- ¿Pero qué nombre? Si ni siquiera sabemos…
- Bueno, dijimos Celia si es niña.
Julia estaba tan ilusionada con la idea de tener una niña que Fernando no se atrevía ni a comentar que, a lo mejor, él también podría ilusionarse mucho con un niño. Ha estado mirando que en la sección de deportes hay unas raquetas pequeñitas y se ha imaginado yendo juntos a practicar. Porque está claro que hará deporte y porque ante todo quiere que su hijo haga cosas “normales”, lo que cualquier chico de su edad.
Las expectativas
Juan lleva un tiempo peleándose con su profesor. No sabe bien por qué pero últimamente se siente muy enfadado, todo le sienta mal. Ir a los partidos le cuesta cada vez más pero tampoco sabe por qué. También hace un tiempo que intuye que, lo que al principio le ilusionaba, en realidad no le gusta tanto. El prefería ir a hockey, porque le gusta la idea de jugar en equipo junto con otros chicos de su edad. Pero su padre lo convenció para seguir practicando lo que llevaba haciendo desde muy pequeño, porque se le daba bien y así no tiraría por la borda todos esos años de clases… “con lo que nos ha costado”.
Dos encuentros decisivos
El día que nuestro bebé viene al mundo se producen dos encuentros: el nuestro como padres con el bebé recién nacido, y el del recién nacido con el bebé que habíamos imaginado. Este último, el de los ojos azules como mamá y los rizos de papá ya ha saltado, ha viajado, ha aprendido un deporte y hasta ha ganado medallas.
Pero cuando miramos a la cuna vemos que nuestro recién nacido (el bebé real) no sólo no tiene los ojos azules sino que encima es calvo. Y encima llora y protesta. ¿Es que el mío no va a ser como esos angelitos que descansan plácidos en las fotos sobre los ovillos de lana?
Este proceso de ajuste en el que aceptar que ese bebé con el que habíamos soñado durante todo el embarazo no es el mismo que tenemos delante, es un primer duelo que hacemos al convertirnos en padres.
Julia sintió una gran decepción cuando le confirmaron que era un niño lo que esperaba. Los ojos azules, marca de su familia, tampoco los ha heredado al parecer.
Y así la realidad sale al encuentro de todo aquello que habíamos idealizado: lo que imaginamos, lo que deseamos, lo que esperamos… Desde cómo será el parto, cómo será mi lactancia, cómo dormirá,… hasta proyectar en nuestros hijos que ya han crecido qué cosas le gustarán.
Fernando vivió con mucha alegría tener un varón. Y desde muy pequeño quería que fuera un chico normal, de los que hacía deporte. Seguramente que su propia necesidad de querer medallas, físicas o figuradas, contribuyeron a que los entrenamientos fueran más serios. El día que Juan le comentó que quería hacer Hockey se sorprendió, incluso se incomodó porque ¿acaso no se le daba muy bien? Sería una pena, después de tanto tiempo y dinero invertido!
Julia nunca llegó a comprar mucho en las tiendas del barrio porque tenían casi todo para chicas. Tampoco compró muñecas pero sí montó el rincón de pintar. Pero lo hizo tan pronto que a Juan nunca le llamó la atención, así que apenas lo disfrutó. Pero sí le gustaba ver lo bien que se desenvolvía su hijo cuando tenía dificultades. En eso se parecía a su padre y era algo que a ella le había gustado siempre de su marido. Y había descubierto que le gustaba lo cariñoso que era con ella y la relación que habían construido. Tener a ese hijo era maravilloso.
Juan sigue jugando al tenis, porque se le da bien y porque no quiere ver a su padre triste y decepcionado. Es tan grande el orgullo que siente su padre cuando lo ve ganar…
‘Encontronazo’ con la realidad
El nacimiento es el primer encuentro de nuestros ideales con la realidad. El choque con nuestras expectativas, de mayor o menor magnitud, se dará inevitablemente. Pero al mismo tiempo son muy necesarias como guía para empezar a entablar ese primer vínculo, para que ese bebé tenga sobre qué construirse. En muchos aspectos el “duelo” podrá atravesarse sin mayores dificultades. En otras será necesario reconocer la decepción para poder encontrarse con el nuevo escenario. Sin embargo, si no somos capaces de atravesar ese duelo por “lo que no es” el vínculo con ese hijo se verá interferido.
Los padres que hacen frente a la realidad de un niño con algún tipo de discapacidad o enfermedad también prepararon con amor su llegada, y con la noticia renuncian también a esa vida soñada. Indudablemente debe realizarse un proceso de duelo por el hijo sano que imaginaron que tendrían, para poder ir anudando aquello que se ha roto, lidiar con todo lo que se imaginó y poder acercarse y asumir el niño real que ha nacido.
Siento una profunda admiración por todas esas madres y padres que luchan a diario con el desgaste físico y emocional, por la aceptación dentro y fuera de casa, por la dedicación, la paciencia y la ternura, más allá del camino difícil de aceptar una realidad que quizás jamás se imaginaron y para la que nunca se está preparado.
Según van creciendo iremos construyendo nuevos ideales, deseos, anhelos y expectativas que volcamos y proyectamos sobre ellos. En ocasiones veremos cumplidos nuestros deseos y en otras será difícil discernir si Juan sigue jugando al tenis porque es realmente lo que le gusta a él o es lo que desea Fernando.
Podemos preguntarnos ¿de dónde vienen estos ideales? ¿Por qué son tan fuertes que a veces me impiden ver al hijo que tengo delante?
¿Y vosotras cómo vivistéis o estáis viviendo este proceso? ¡Os esperamos en los comentarios!
Un vídeo para reflexionar
Si quieres compartir tu experiencia…
Este proceso de aceptación, que nace cuando llega un bebé, sea quizás una tarea que tengamos que seguir haciendo siempre y de por vida. La de aceptar la realidad frente a nuestros deseos y expectativas, para poder ver a nuestros hijos más allá de nosotros mismos.
- Si has tenido un bebé y quieres venir a compartir preguntas, experiencias o escuchar a otras mamás y papás que están pasando por lo mismo que tú, Ana ha puesto en marcha un grupo de crianza.
- Y si sientes que quieres preguntarte a solas, puedes contactar con Ana a través del correo electrónico ana.kovacs@gmail.com o a través de su página de facebook.
Gracias por tu historia. Qué difícil sacar fuerzas cada día! Os admiro, realmente. Pero también es una meta importante poder aceptar y valorar los pequeños avances! Ánimo!
A mi aún me cuesta. Tengo dos peques y la pequeña tiene una leve parálisis cerebral y no soy capaz a veces de ver lo que consigue, me quedo con lo que no consigue. Sé que es triste, sé que no es correcto pero me cuesta ver las cosas de otra manera. Las terapias, el día a día se hace agotador. Quizás dentro de unos años more hacia atrás y sonría pensando en el trabajo que llevé y como estoy ahora pero en estos momentos se me hace cuesta arriba. Gracias
Hola a todas:
Mi hijo tiene 9 años. Tras 6 o 7 fiv ya perdí la cuenta, nació mi rey. Con dos años vimos que algo no iba bien. Trastorno del espectro autista, ahora hablan asperger. Y sí, efectivamente es así, el hijo en el que tenías proyectados tantos sueños muere cuando te dan el diagnóstico y nace otro. Yo hasta que no leí lo del duelo no supe canalizar el torrente de emociones que me sucedían. A día de hoy seguimos con tratamientos pero ya nos quitamos las gafas de mirarle con una discapacidad y pasamos al plano de capacidades diferentes. De hecho ningún niñ@ es igual a otro.
Y Cristina dentro de cuatro años verás todo lo que ha avanzado tu hijo. Eso sí, trabajo mucho trabajo.
Un beso muy fuerte a todas.
Qué gran verdad!el mío tiene ya 4 años, y una discapacidad del 35 %, físicamente está bien pero creen q puede tener algún tipo de transtorno del espectro autista, ya habla más pq lleva en el logopeda desde los tres años y ya por fin nos lo cogieron en lo público. El cole tb le está ayudando mucho pq a parte del habla él no se le raciona con los niños d su edad curiosamente a veces sí con los q son más mayores.
A veces me cuesta asumir q no puedo ir con él a ciertos lugares pq no para quieto o q de momento no le puedo apuntar a actividades en el cole o q no quiere participar en celebraciones del cole y debo asumir q no saldrá en esas fotos. Hay días q lo llevo bien y otras q bueno…Intento no planear mucho el futuro pq no sé por donde va a salir, y tener otro hijo pufff, lo pienso pero creo q no. Ciao.
A mi me pasa igual, intentó no pensar en el futuro, vivo el presente día a día y disfrutó con cada logro como si me fuera la vida en ello. Y lo de otro hijo ufff… la gente me dice que me anime que le vendrá bien pero yo no estoy por la labor, ya bastante lucha tengo con uno. Un beso y ánimo que somos muchas las que estamos luchando como tu.
Me quedo con una frase que me acompaña hace mucho: “Respira, serás madre toda tu vida”.
Una sentencia que aunque da un poco de miedo, me parece maravillosa.
Adoro ser madre de mi Ximena!!!! <3
Me ha gustado mucho el post. Creo que da para reflexionar …Ya desde antes de nacer depositar tantas esperanzas y sueños en una personita que aún se está formando es mucha presión (aunque él/ella aún no lo sepan)… En mi caso, intenté no fantasear mucho sobre cómo sería el buenhijo y cuando le ví, me enamoré. En breve va a cumplir 3 años, es como una cabra loca y a saber lo que hará en la vida, o qué aficiones tendrá, pero al no haberlo “planeado”, podrá sorprenderme, pero no decepcionarme…
Un beso a todas!!!
La historia del post podria ser yo, quiero mucho a mi premio de consolacion pero no puedo dejar de sentirme mal por aun hoy estar decepcionada. Tanto es asi que no he querido tener mas hijos pq si llegaba el premio deseado no queria tener un hijo clase uno y otro clase dos.. aun me hubiera sentido peor todavia. Cuanto dura el duelo?
Me ha encantado el post. Quizás si hubiese llegado antes a mis manos no habría pasado tantos años de pelea interna con la buenahija1,aunque ahora en su preadolescencia lo tengo más asumido, quizás porque yo me lo he ido trabajando a mí misma y se ha visto reflejado en ella y en nuestra relación.
Para mi la maternidad era un “a que huelen las nubes??” Y me dí de bruces con la realidad.
Di
Gracias Eva! que importante es poder trabajarlo para que interfiera menos en la relación con nuestros buenos hijos!
Me ha gustado mucho el artículo y me siento totalmente reflejada en él. Mi pequeño ha sido un niño muy deseado(5 años de larga espera y 2 fiv) y , aunque no lo cambiaría por nadie en este mundo, si es verdad que tenía unas expectativas que no son mi realidad del dia a día. Hipotonia y retraso madurativo severo que no sabemos en que terminará, una lucha diaria con altos y bajos, algo que no cabía en mi mente que pudiera pasar.
Yo tuve mellizos así casi dos año. A los dos días de nacer me dijeron que tenía una cardiopatía que había que operar y q solía estar asociada a una deficiencia en el gen 22 (CHACH 22). A día de hoy solo nos queda un retraso psicomotriz, no camina pero nos falta poquito.
Conozco a algún niño que ha tenido retraso madurativo que a día de hoy no se le nota nada.
Con todo esto solo quería animarte porque lo importante es como termina, no como acaba.
Quería poner q lo importante es como termina y no como empieza. Y que el gen 22 de mi hijo está perfecto
Gracias Carmen! Y mucha fuerza para lo que venga!