Hace dos semanas lanzábamos nuestra colección ‘Nacida para luchar’ que se inspira de uno de los mensajes que nos ha acompañado desde el nacimiento del Club de Malasmadres. Con el objetivo de rendir homenaje a todas las mujeres y Malasmadres luchadoras pusimos en marcha un concurso en el que habéis participado más de un centenar de vosotras. Nos habéis contado cuáles son vuestras historias aquí y hoy os damos a conocer a la ganadora con la publicación de su experiencia en el blog. ¡Teté Esteban es la ganadora y esta es su historia!
Soy Teté Esteban, esposa, enfermera, malamadre de un niño de 11 años y una niña de 9, que me funden y me dan vida a partes iguales. Con 31 años (el buenhijo tenía 2 y la buenahija 8 meses) me diagnosticaron cáncer de pulmón… ¿Cómo podía ser? Soy enfermera, las enfermeras no nos ponemos enfermas, cuidamos de los enfermos. Pero así fue. Y después del shock inicial decidí que iba a luchar. Por mí, por ellos, por el pobre buenpadre/marido/médico aterrorizado, por mi familia que tuvo que hacerse cargo de los niños como si fueran los suyos.
¡Y gané! En menos de un año ya estaba otra vez corriendo por los pasillos del hospital, haciendo turnos, noches, domingos, navidades y todo lo que me tocara. Pero mejor, porque el cáncer me enseñó la experiencia de estar en el otro lado, el lado en el que llevas el camisón con el culo al aire y los miedos a flor de piel. Sí, le doy gracias a mi tumor mucoepidermoide de células claras por enseñarme a ser mejor enfermera y dejarme de tonterías. Me enseño que soy una mujer fuerte NACIDA PARA LUCHAR.
Una nueva lucha: la enfermedad de Bruton
Al poco tiempo empezó la verdadera lucha, la difícil de verdad. Porque cuando la enfermedad te toca a ti te aguantas, pero los hijos… esos que no te los toquen! pero a Carlitos le tocó! Después de muchas vueltas por hospitales, pruebas, especialistas, cuando tenía casi 6 años le diagnosticaron una enfermedad rara, genética e incurable. Carlos padece una inmunodeficiencia primaria ligada al cromosoma X o enfermedad de Bruton. Entonces otra vez me tocó coger aire, arremangarme y decirme a mi misma: bonita, has nacido para luchar. Y luchamos, pero aunque hice lo imposible porque no sucediera, mi vida laboral se quedó en el camino. Ya no era compatible con tener un hijo enfermo, porque para poder cuidarle, llevarle a los chorrocientos médicos, pruebas, etc , tenía que hacer tantos malabares con las planillas y turnos, que era imposible. Y paré. Por él y por mí. Llegó un momento en que no me sentía capaz de seguir cuidando de mi familia, mis pacientes y mucho menos de mí misma.
Durante un tiempo me dediqué en exclusiva a mi familia, porque todos en casa tuvimos que adaptarnos a la enfermedad. Me comprometí a hacerme cargo de su tratamiento en casa para no tener que ir al hospital y dar “normalidad” a su vida, hacerle entender a su hermana que es tan importante y tan especial como él y tirar del buenpadre (y él de mí) cuando uno de los dos se venía abajo.
Llegó un nuevo trabajo
Pero en el fondo, no quería renunciar a mi vida laboral y un día por casualidad (como veis soy una mujer con suerte) apareció el trabajo. Fui a una entrevista a la Fundación Aprocor sin ninguna expectativa y solté así sin más, que mi prioridad era mi vida familiar, que quería llevar y recoger a los niños del cole y cuidar de ellos si me necesitaban. Sorprendentemente me contrataron, adaptaron el horario a mis necesidades familiares y confiaron en mí para cuidar y mejorar la salud de personas con discapacidad intelectual. Mi principal objetivo es proporcionarles las herramientas para ser los verdaderos protagonistas de su salud y no meros espectadores.
¿Y sabéis qué? Que nunca he sentido lástima de mi misma, siempre he pensado que soy afortunada por haber sobrevivido al cáncer, por ser enfermera y poder cuidar mejor de mi familia y por tener un trabajo que me hace crecer cada día y me permite conciliar.
Y vosotras Malasmadres, ¿cuál es vuestra historia de lucha? Os esperamos en los comentarios.
Menuda suerte tienen nuestros chicos de Aprocor de tenerte.
Un besazo y a seguir, mujer valiente.
Arancha
Y yo me quejo,sois una gran familia,y sin conoceros sois un ejemplo a seguir.vamos a dejarnos de chorradas y valorar mas todo en esta vida.mucho animo y muchos besos
Jajaja Joana!! Todos nos quejamos! Lo importante es no perder la perspectiva… nosotros hemos aprendido a reírnos de casi todo y “apiñarnos como los Croods” cuando las cosas se tuercen…
Y esta historia de superación es el motor de la vida de este “buenpadre” , que vive menos aterrorizado sabiendo que en nuestro hogar “todo está bien”