El año 2017 nos ofreció la posibilidad de dar un sentido nuevo en el Club a la palabra solidaridad. Nació de esta manera el proyecto solidario ‘Nacidos para luchar y sonreír’ con la Fundación Aladina, más de 1.000 camisetas solidarias llevamos vendidas, una venta íntegra dedicada al cáncer infantil. Es una carrera de fondo que no se para este año, que tiene un objetivo: alcanzar las 2.000 camisetas solidarias. Y en este hermoso camino, el de poder ayudar a todos estos pequeños y sus familias, un regalo inmenso ha sido conocer tantas historias y personas que también ponen su granito de arena para lograr un mundo mejor y con más posibilidades en este sentido. Leyre Contreras es una de esas Malasmadres luchadoras, una mujer que plantó cara al cáncer de mama y le ganó la batalla, una mujer que con su libro ‘Amor, valor y sonrisas’ da ánimos otras mujeres en su situación y ayuda también a la Fundación Aladina. ¡No os perdáis su testimonio y las claves que le ayudaron a superarlo!
*Podéis seguirla en su blog.
Soy Leyre Contreras, mujer y madre de dos hijos. En octubre 2014 note un bulto en mi pecho, el día 21 de enero 2015 recogía los resultados de la punción. En aquel sobre ponía “compatible con carcinoma”. Fui diagnosticada de cáncer de mama, triple negativo, a la edad de 38 años
Es increíble lo rápido que piensas, lo rápido que te haces preguntas, lo rápido que eres capaz de contestarte algunas y otras se quedan sin respuesta por más que te las formules una y otra vez, lo rápido que tomas decisiones, lo rápido que tu VIDA cambia. De repente, la palabra Cáncer significa muchas cosas a partes iguales: muerte, miedo, incertidumbre, quimioterapia, radioterapia, cirugía, sufrimiento… todo ello aderezado con emociones que a duras penas era capaz de gestionar: angustia, ansiedad, llanto, insomnio, falta de apetito…
1. Fase de negación
Lo primero que pensé es: “esto no me está pasando a mí, se han equivocado, este sobre no es el mío”. Eres consciente de que lo tienes, pero yo personalmente no daba crédito a que me hubiera tocado a mí. Siempre me había cuidado, no había fumado ni bebido nunca, comía sano o eso creía, había hecho deporte y no podía evitar preguntarme ¿Por qué yo? Era una pregunta trampa para la que no tenía respuesta. Es una fase de negación.
2. Fase de rabia y enfado
La siguiente es de rabia y enfado, en mi caso, conmigo misma porque pensaba que a lo mejor lo podía haber evitado, y con el mundo, porque lo consideraba injusto. No podía reprimir el llanto, lloraba en cualquier momento, en cualquier lugar y en cualquier circunstancia. Mi mayor preocupación eran mis dos hijos que tenían en ese momento 8 y 9 años. Pensaba que si me moría ya no iba a poder transmitirles ni mis valores ni mis enseñanzas, y tampoco iba a poder verlos crecer, y todo ello me sumía en una profunda tristeza, hacia 2 años que me había separado de su padre. Era un sufrimiento desgarrador. Tuve la inmensa suerte de contar con el apoyo de mi pareja Jose María. El sentido del humor no lo perdí y recuerdo que le decía: “Cariño, vaya ojo clínico: separada, con dos hijos y con cáncer, ¿seguro que no quieres salir corriendo?”. Su respuesta: “estoy donde quiero estar, a tu lado”. Para salir de esta fase, me ayudó una amiga, me dijo: “Leyre, te doy dos o tres días más para llorar, luego se acabó, manos a la obra. Estás donde estás y eso no va a cambiar”.
3. Fase de aceptación
Aceptar que me había tocado y decidir cuál iba a ser mi actitud y mi forma de relacionarme con la enfermedad. El cáncer iba a vivir conmigo, pero en la medida de lo posible, iba a dar normalidad a mi existencia. Mi trabajo iba a ser curarme. Elegí ser una paciente activa y trabajar en tres pilares: dieta, cuerpo y mente. Descubrí que comer sano era ir un paso más allá respecto a lo que hacía. Me apunté a yoga, me permitía trabajar el cuerpo y la mente. Cada vez que podía subía a la sierra de Madrid a hacer una caminata, daba igual cuanto tiempo empleara en llegar arriba. Cada consecución de una meta que me había fijado me daba mucha fuerza mental, y me ayudaba a pensar en positivo. Si puedo con esto, puedo con lo siguiente.
Mis hijos, la mejor de mis medicinas
Mis dos buenoshijos fueron mi mayor motivación, y siempre digo que mi mejor medicina. Comparto con vosotras un fragmento del libro Amor, Valor y Sonrisas. Mi proceso personal ante el cáncer, que narra el momento en que les conté que estaba enferma: “— Chicos, sabéis que he estado de médicos estas semanas. Ya tengo algunos resultados, a los médicos no les gusta el bultito y me van a poner un tratamiento que todavía no sé bien cuál va a ser. Me faltan algunas pruebas.
—Mamá, y ¿te van a quitar el bulto de la teta?
—Es posible, pero todavía no se sabe seguro.
—Vale, entonces quiero que te pongan una teta de plástico como las de la tienda de Alicante. (Para aclaración de los lectores, no vayan a pensar que llevo a mis hijos a un sex shop, es una tienda en el paseo marítimo que tiene un pequeño rincón con objetos de broma para despedidas de solteros y, entre ellos, hay unos globos que son como tetas).
—Mamá, y ¿te vas a quedar sin pelo?
—Pues es posible, pero tampoco es seguro porque depende del tratamiento.
—Vale, pues si te quedas sin pelo, quiero que tengas una peluca con el largo de tu pelo de ahora, mamá. No como cuando lo tenías corto, sino como ahora mamá, por aquí— y señala al hombro, (y yo pensando: “Vaya, la peluca me va a salir más cara”).
—¿Tenéis alguna pregunta más, chicos?
—No, mamá —contestaron los dos…”
Durante el año de tratamiento, hubo altibajos. Momentos de agotamiento mental, de cansancio físico, sobre todo al final, cuando tuve una bronquitis.
Al finalizar el tratamiento, me sorprendió verme subida en un carrusel de emociones. Lloré tanto o más que cuando recibí el diagnóstico. Supongo que ser consciente de por donde había pasado, sentir por un lado alegría porque todo había salido bien, pero otro lado miedo a que se repitiera. Con el paso de las semanas, todo se fue colocando en su lugar, y seguir de baja médica sin tener que estar sometida al tratamiento, me dio un respiro para recuperarme anímicamente y comenzar a recuperar la normalidad.
Un libro solidario a favor de la Fundación Aladina
Han pasado ya dos años después de la finalización del tratamiento. A veces, el miedo llama a mi puerta, pero le doy poca conversación. Las revisiones ya son cada seis meses. Hay experiencias que te dejan marcado de por vida y tener un cáncer de mama a los 38 años ha sido una de ellas. Aun así, me quedo con todo lo bueno, que ha sido mucho. Doy gracias cada día por seguir viva, y por poder seguir disfrutándola, porque la VIDA es un regalo. Seguiré disfrutando del camino, de diez minutos en diez minutos y cuando lleguen los obstáculos, no quedará más remedio, que saltarlos con “AMOR, VALOR Y SONRISAS”. El libro #amorvalorysonrisas, podeis leer el primer capitulo en www.leyrecontreras.es, ha sido un sueño hecho realidad. El libro lleva 1€ solidario a favor de Fundación Aladina. Mi objetivo es que las personas sanas cuando lo lean se lleven algo bueno de mi experiencia sin tener que vivir el cáncer en primera persona y si además ayuda a los que están afrontando el proceso o viviéndolo cerca con algún familiar o amigo, doblemente feliz. Cuando me escriben los lectores y me dan las gracias porque se han llevado algo bueno, es maravilloso. Mis mejores deseos para el 2018.
Antes de irnos…
¡Tenemos un reto solidario y queremos llegar a las 2.000 camisetas vendidas!
Gracias a todas vosotras Malasmadres estamos repartiendo sonrisas con vuestro gesto solidario, un total de 1.015 camisetas solidarias vendidas y más de 22.000 euros recaudados, esto sí que nos saca nuestra sonrisa más grandes.
¡Vamos a por más! Consigue tu cami solidaria aquí.
Muchas gracias a tod@s, me alegra mucho que os haya gustado. Si con mi testimonio puedo ayudar a que las personas sanas se lleven algo bueno de mi experiencia o ser un apoyo para las que lo estan atravesando o cerca de algun enfermo, mi objetivo se habrá visto cumplido. Como bien dice Anya, no todas nos curamos. Es algo que tambien siempre digo, hay que ser optimista realista, porque si el cancer de mama tiene buen indice de supervivencia, pero a dia de hoy no es 100%, hay mujeres que se quedan por el camino. Por eso hace falta prevenir con un estilo de vida saludable y seguir investigando. Buena semana
A mi me diagnosticaron un cancer linfatico con 28 años y embarazada de cuatro meses, hoy hace 19 años y contra todo pronostico aqui sigo dando guerra y con mi hija de casi 18 que quita el sentido, merece la pena luchar .
Un abrazo muy grande , en mi familia ha habido varias personas a unas les ha ido bien y a otras no, ahora mismo padre a raíz de una metastasis y una posterior hemorragia interna a raíz de la operación esta luchando como un jabato pero llevamos 4 meses muy duros, os admiro a todas
Sois unas valientes!!! Un abrazo enorme a todas las ujeres que estan en el proceso de curacion y muchiiiisimo animo, es muy importante para curar esta enfermedad que tanta gente tiene. Me ha encantado el post sobre todo la forma en que cuentas las fases por las que se pasa. Saludos
Hola,
me ha encantado el post, como comentas las gases por las que se pasa, por que la mayoría que no lo hemos padecido no nos hacemos a la idea lo duro que es, pero también nos ayuda a ver lo fuerte que somos y conocernos mejor en esa dura lucha. Un gran artículo y una iniciativa.
Hola. Yo fui diagnosticada de triple negativo con 32 años y un hijo que cumplía 3 tres días después. Pasé por todas esas fases, incluso lo de poner un plazo para llorar y ningún día más (eso lo hizo mi suegra conmigo) y desde aquello han pasado 6 años y otro maravilloso hijo por medio. Ahora toca revisión anual y reflexionar sobre la prórroga que me ha dado la vida. Seguir adelante es la única vía. Besos
Hola, Me ha interesado tu comentario pues recién culmine mis tratamientos del tipo “triple negativo” (cirugía, quimio y radioterapias) pero aún estoy en shock. Pronto me tocará la primera mamografía post- tratamientos y la incertidumbre no es normal.
Puedes por favor contarme cómo estás ahora? Que cosas haces para superar el trauma, etc . Gracias y valoraré tu ayuda .
Saludos,
Cristina
Te entiendo perfectamente, yo estoy en el mismo proceso, la unica diferencia es que yo tengo 4 hijos pequeños.
Me ha gustado tu post.