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Cómo establecer límites de manera afectiva y efectiva

Cómo establecer límites de manera afectiva y efectiva

Debido a la gran cantidad de información que tenemos hoy en día a la hora de educar y acompañar la crianza de nuestros hijos e hijas, a veces puede resultarnos difícil escoger o elegir un camino donde nos sintamos cómodos acompañando cada etapa, sabiendo crecer al lado de nuestros hijos e hijas y dejando atrás aquellos patrones que no nos agradaron o que no queremos repetir de la que educación que recibimos en nuestra infancia.

Lo primero de todo es saber que debemos abrazar a la niña o al niño que fuimos y comprender que nuestro pasado no es el presente de nuestros hijos e hijas, que nuestras madres y padres hicieron aquello que pudieron con la información que tenían y las capacidades de aquel momento, y que su intención seguramente fue igual de buena que la nuestra ahora mismo, siendo la mejor posible para educar y criar adecuadamente a sus hijos.

Parece que quizás esto no sea muy importante, pero a la hora de criar a nuestros hijos e hijas es esencial saber dejar atrás esta parte para no hiperempatizar y reconocer nuestro papel actual, como adultos y padres, que acompañan y educan, desde una conciencia plena.

En ocasiones puede ser incluso necesario que lo trabajemos con un especialista y puede resultarnos de gran ayuda para poner el foco en lo verdaderamente importante.

Para poner límites de manera efectiva, con respeto, desde el afecto, la calma y la firmeza, debemos establecer unas normas dentro de nuestro hogar comunes a toda la familia.

El modo de establecer dichas normas puede plantearse a través de las denominadas reuniones familiares.

¿Qué es una reunión familiar?

Se trata de establecer una rutina donde en un día de la semana, en una hora concreta, nos sentemos en familia a hablar sobre nuestra dinámica familiar, los temas que nos preocupan de manera conjunta e individual, sobre nuestras emociones, sentimientos…

En ocasiones el ritmo diario que llevamos, la falta de tiempo o el exceso de tareas, nos impiden que podamos tratar asuntos relevantes con la importancia y la calma que precisan, por lo que quizás en el día a día podemos anotar los temas pendientes o que nos preocupan para poderlos abordar en la reunión familiar semanal.

¿Cómo preparar una reunión familiar?

Podemos ofrecer una agenda o un bloc de notas a cada miembro de la familia donde poder anotar aquellas conversaciones o temas que queramos tratar en la reunión y así dedicar el tiempo necesario a ellas.

Además esta opción nos ofrece la posibilidad de abordar cada tema con calma, habiéndolo pensado y meditado de manera individual antes de compartirlo en familia, o dejando que se enfríe un enfado que en el momento quizás podamos haber sentido como muy intenso y con los días ha podido ir perdiendo fuerza.

Habrá temas que podremos seguir tratando en las comidas o cenas en familia, o en los ratos de tiempo conjunto, pero en las reuniones familiares podremos abordarlos con más calma y en familia, ofreciendo cada uno su opinión, proponiendo soluciones a los problemas que se expongan, poniendo normas que nos beneficien a todos y sobre todo, dialogando mucho en familia para favorecer de este modo, el respeto, la comunicación y el vínculo familiar.

Cómo establecer límites de manera afectiva y efectiva

¿Cómo establecer normas y límites?

  1. Las normas y los límites deben establecerse desde la calma. No podemos imponer una nueva norma desde el enfado o en un momento de conflicto, sino desde la serenidad y el diálogo. Busquemos el momento ideal para proponer un nuevo límite.
  2. Las normas deben ser claras y concretas, siempre adaptadas a la edad de cada miembro de la familia. Es mejor establecer 3-4 únicas normas y cumplirlas, que tener un listado infinito de normas donde apenas se cumplen un par de ellas.
  3. Los límites deben establecerse entre todos, en la medida de lo posible. Habrá normas que impliquen peligro o actúen para proteger a nuestros niños y niñas, y sean inamovibles, pero otras pueden ser consensuadas de manera conjunta.
  4. Todos debemos cumplir las normas establecidas, dando así ejemplo y ofreciendo un modelo adecuado. Si nuestros hijos nos ven insultar a otros, decir palabrotas, reírnos de otros, o usar la fuerza para solucionar un conflicto, por mucho que les digamos cómo deben hacerlo, estarán integrando nuestro modelo de actuación en lugar de nuestras palabras. Es esencial que actuemos tal y como les pedimos a ellos que hagan, sin escudarnos en el habitual comentario de “Yo lo hago porque soy tu madre” o “Cuando seas padre comerás huevos”.
  5. Los niños y las niñas tienen que aprender a asimilar las normas de la sociedad, que son muchas y no suelen responder a la mayoría de sus necesidades. Es decir, a veces no actúan tal y como esperamos de ellos, pero no lo hacen de manera intencionada, por lo que no tenemos que integrarlo como un desafío hacia nosotros. En ocasiones se tiende a pensar que los niños nos retan, y tan solo están actuando tal y como se espera que actúe un niño de 2 o 3 años.
  6. Para establecer una norma necesitamos calma, contacto ocular y concreción. Es importante agacharnos a su altura, buscar su atención y explicarle qué debe hacer y cómo.
  7. Debemos ser empáticos. A veces vemos que hablamos a nuestros hijos e hijas de un modo inadecuado. Pensemos que se trata de un compañero del trabajo o de una amiga, ¿le diríamos así las cosas? Esto es esencial a la hora de establecer normas. Debemos ser respetuosos y tratarles tal y como nos gustarían que lo hicieran con nosotros.
  8. Si establecemos una norma, debemos ser firmes, con respeto y amabilidad, sin enfadarnos, pero sí firmes con lo que hemos decidido. A veces la ausencia de tiempo, una rabieta, la falta de paciencia o el cansancio, nos hacen ceder en situaciones concretas, en las que más tarde volvemos a la norma y queremos que comprendan que ahora sí queremos que se cumpla el límite impuesto.
  9. Debemos darnos tiempo y comprender que quien siembra acaba recogiendo el fruto, por lo que debemos ir poco a poco y sabiendo que habrá días buenos y no tan buenos.
  10. Debemos saber escoger el momento ideal para todo, ya que si estamos cansados, llevamos días sin comer o dormir bien, estamos pasando por una época de muchos cambios o estrés, quizás no sea momento de implantar nuevas normas, sino de tratar de seguir poco a poco con la rutina hasta que podamos volver a avanzar.

En esto de la educación y la crianza no existen recetas infalibles o mágicas con las que poder encontrar el modo exacto y efectivo para educar, pero sí es de gran ayuda hacer tribu con otras familias, compartir trucos, ayudarse entre todos, no juzgarse y sobre todo darse el tiempo necesario para cada paso.

Constancia, ejemplo, mucho amor, paciencia y calma.

Han comentado...

  1. Ojalá alguien me lea. Ojalá alguien quiera contestarme. Ojalá alguien me comprenda. Tengo un hijo de cinco años y rabietas frecuentes, casi diarias. Los fines de semana más de una al dia. Estamos cansados. Desesperados. Todo es una lucha. Hasta la cosa más nimia es como escalar una montaña: vestirse, lavarse los dientes, acostarse. Berrinches de una hora. Una vez que empieza no sabe cómo parar. Grita, llora, tira cosas, da portazos. Nació llorando y sigue llorando. Alta demanda leí que lo llaman. Da igual lo que le des, nunca es suficiente. Estoy desesperada y me siento mala madre de verdad por no poder ayudarlo. Me está afectando psicológicamente y no sé qué hacer. Son las 23.36. Lleva una hora y media llorando y se niega a irse a la cama.

  2. Buenos consejos, seguirlos a veces cuesta con el día a día frenético que tenemos, sin embargo se tratará de poner en práctica.

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