Echo la vista atrás y me recuerdo cabreada, indignada, triste y preocupada al inicio del confinamiento. Me cambiaron los planes, como a todas, y me costó ir encajando las piezas de este puzzle que nos colocaba en una realidad bien distinta a la esperada.
Ahora en este momento os escribo desde mi Tierrasanta, mi Málaga querida, que me vio marchar con 21 años en busca de un futuro profesional. Una edad en la que quieres salir, marchar, descubrir, explorar, buscar tu lugar en el mundo. Ese día que marché no tenía ningún plan concreto y mucho menos imaginaba que ser madre cambiaría mi rumbo y mi futuro profesional y personal.
Hoy os escribo desde la paz y la tranquilidad que me da saber que estoy en mi lugar. 17 años he tardado quizás en darme cuenta de que todo se podía parar para encontrarme conmigo misma. Y eso da una paz y una felicidad que nunca podía imaginar. Sentir que estás donde tienes que estar. Como si la vida te hubiera empujado con una fuerza sobrenatural a colocarte donde realmente eres tú. Un lugar que he respetado, querido y valorado mucho más al irme. Porque echar de menos a veces es necesario para conectar con lo que de verdad sientes. Porque irte a veces es necesario para encontrarte y volver. Los primeros días no han sido fáciles, toca adaptarse, encontrar mi sitio, conciliar con la vida familiar que hasta ahora no tenía, dedicar tiempo a mis padres, a mis sobrinos, a mis amigas… Buscar su lugar en mi vida y que ellos también me hagan sitio en la suya. Llegará, solo necesitamos un poco de tiempo para colocarlo todo.
Una crisis, un aprendizaje en positivo
Cuando el cabreo dejó pasó a la reflexión durante el confinamiento tenía algo claro. Solo una cosa clara porque el resto era supervivencia y dejarme llevar. Me costó darme cuenta de que no podía atormentarme buscando respuestas que no existían. Pero algo tenía claro. Esta situación tenía que ayudarme, tenía que regalarme un aprendizaje en positivo. Y yo abrí bien los ojos y conecté con mis sentimientos para verlo. Muchas veces lo tienes más cerca de lo que crees, pero no lo ves. Yo me esforcé en verlo. Nada en esta vida es gratuito, todo implica un esfuerzo.
Cada conversación que tenía, cada paso que daba, cada día que pasaba me iba llevando sin saberlo a la decisión que verbalizamos en mayo. Una decisión que ha venido acompañada de muchos aprendizajes en positivo:
- Es posible seguir adelante con el proyecto aunque yo no esté en Madrid.
- Hogar es donde estemos juntos los cinco.
- Hemos demostrado que el equipo puede teletrabajar y seguir siendo un gran equipo.
- Me hace ilusión estar físicamente en mi tierra y que Málaga sea el lugar desde donde crear y proyectar al resto.
- Malasmadres está en cada lugar donde estáis vosotras. Somos una comunidad online que durante el confinamiento ha demostrado más aún el poder de las redes sociales, la fuerza de sentirnos acompañadas a través de un post.
- Si mañana se acabara todo, querría estar en mi lugar del mundo, donde soy yo misma y conecto con mi ser.
- Hay que adelantarse a los cambios, ser valiente, dar un paso al frente, en busca de nuestros sueños y metas, aunque eso conlleve miedos y dudas. Es normal, es el peaje de un viaje hacia la felicidad.
Busca tu lugar en el mundo, ese donde eres tú misma, sin poses, sin obligaciones que incomodan, aquel lugar donde fluyes, creces como persona y encuentras la felicidad a ratitos que saben a paz.
Este post me lo ha inspirado esta maravillosa frase:
“Antes me iba de mí con tal de que nadie se fuera de mí, ahora me voy de todos con tal de no irme de mí. Ahora comprendo que no estoy en ningún lugar si no estoy en mí”. Zab G. Andrade.
- Podéis disfrutar de sus maravillas en @zabgandrade.
Me encantó tu post, y la frase final, pero me preocupé al darme cuenta que ya no sé bien dónde estoy yo. Me considero una persona feliz, pero siento que avanzo tan rápido para alcanzar ciertas metas que ya no veo el punto desde el cual partí.
Hola Laura,
Lo primero…¡felicidades! Desde luego, cada vez que veo tus fotos desde Málaga en IG, muero de la envidia….yo también quisiera poder volver a mi Tierrasanta, Cantabria, donde me encuentro a mí misma.
Pero en este caso, necesito expresarte que lo que has escrito es maravilloso, pero no siempre aplicable. Sobretodo tengo algunas objeciones a la siguiente frase: “… ser valiente, dar un paso al frente, en busca de nuestros sueños y metas, aunque eso conlleve miedos y dudas. Es normal, es el peaje de un viaje hacia la felicidad.” Suena maravilloso, pero no siempre es posible, ni siquiera una cuestión de ser valiente, ni de afrontar las dudas…. es simplemente una cuestión de realidad. Y te explico por quê lo es asì en mi caso:
Vivo en Italia, donde tengo un buen trabajo, de donde es mi marido, en un territorio en el que podemos realizarnos 100% profesionalmente y podemos mantenernos económicamente como familia. Una vuelta aCantabria sería, sin duda, maravillosa, pero para MI, no para mi marido…hay que encontrar un terreno “neutral”, que además nos permita manternernos como familia. Irme a mi Tierrasanta conllevaría frustrar a mi marido, tener que renunciar a una condición económica bastante acomodada (esto, por supuesto, es una parte de ser valiente, así que podría aceptarse y ponerse en una balanza….), y quizás significaría no poder salir adelante…. Así que por desgracia, el mensaje “Busca tu lugar” es precioso (quizás un poquito demasiado Mr Wonderful para mi gusto), pero me parece que no es aplicable a todas “las vidas”.
Un abrazo grande
Hay veces que hay que volver como dice la canción, el hogar es donde estamos con los nuestros, tú has hecho mucho por todas y también tienes que hacer por ti, puedes teletrabajar hemos demostrado que las cosas (los que podemos) desde casa también se pueden hacer, luchemos juntas desde Madrid, Málaga, Sevilla o Galicia da igual el sitio Malasmadres somos todas agradecidas a tu movimiento y este nunca parara .