Que nuestros buenoshijos sufran y no superen determinadas situaciones que le causan dolor o frustración es una de las cosas que más me preocupan. Que sean capaces de manejar bien su inteligencia emocional y que puedan aceptar que a veces no se puede conseguir todo por mucho empeño que pongan me parece todo un reto. Para entender mejor cómo dotar a nuestros buenoshijos de una resiliencia adecuada nuestra colaboradora Sonia López se sumerge en ello.
* Podéis seguirla en @sonpa70 y en su BLOG.
– Mamá, nunca hubiese pensado que sería capaz de conseguirlo.
– Yo nunca dudé que lo lograrías. Pero si no lo hubieses conseguido, el esfuerzo igualmente hubiese merecido la pena, ¿no crees?
– Ya mamá, pero a veces es difícil esforzarte cuando dudas si serás capaz de lograr tu objetivo. Cuando las cosas se complican me entran muchas ganas de tirar la toalla.
– Hijo, en la vida no siempre se consigue lo que uno desea, es más, en muchas ocasiones no ocurre lo que uno espera. Yo creo que en gran parte en eso reside la magia de nuestra existencia.
– ¿Eso quiere decir mamá que si me esfuerzo no siempre conseguiré alcanzar mis sueños?
– Exacto, pero eso no significa que debas dejar de soñar, porque cada camino que emprendas te regalará mil y un aprendizaje.
– ¿Y si me equivoco mamá?
– Tu mejor maestro será siempre tu último error, será tu mejor aliado para aprender. La experiencia es lo que te quedará cuando no hayas conseguido lo que querías.
– Y tu mamá, ¿alguna vez no has conseguido lo que te has propuesto?
– En muchas ocasiones, pero eso no significa que no haya trabajado lo suficiente para lograrlo. Las dificultades deben convertirse únicamente en un punto y seguido en nuestro camino.
Sin duda la resiliencia es una de las competencias más difíciles de enseñar a nuestros hijos. Las personas resilientes tienen la capacidad de hacer frente a las adversidades que les presenta la vida, superarlas y transformarse positivamente por ellas. En una sociedad en la que vivimos a una velocidad extrema, donde todo debe ser inmediato, donde en ocasiones se evita el fracaso y la tolerancia a la frustración es casi inexistente, es primordial enseñar a nuestros hijos a ser inteligentes emocionalmente, a desarrollar las habilidades necesarias para enfrentarse, con una actitud positiva, a los numerosos retos que les regalará la vida.
Al igual que a los adultos, a nuestros hijos el día a día les pondrá a prueba, les planteará situaciones que deberán superar y para ello será necesario que entiendan que el problema no reside en lo que te sucede sino en lo que haces con lo que te sucede. Para las personas resilientes no existe una vida dura, sino momentos difíciles. Es fundamental que nuestra actitud se convierta en el mejor ejemplo cuando las cosas se pongan cuesta arriba, que nos aseguremos que sepan que creemos en ellos sin titubear, que sientan que reconocemos cada uno de sus logros, que les encorajemos a seguir intentándolo una y otra vez, sin evitar que se caigan pero enseñándoles a levantarse. Uno de las claves será ofrecerles la seguridad y protección necesarias, animémosles a probar y aprender, sin reproches y sin “ya te lo avisé”.
Enseñemos a nuestros hijos a convertir cada contratiempo en una gran oportunidad para aprender, para crecer. Ayudémosles a ser conscientes de sus potencialidades y limitaciones, a confiar en sus capacidades, a vivir en el aquí y en el ahora, aceptando lo que trae la tormenta de forma objetiva y optimista. Potenciemos la creatividad y flexibilidad ante las adversidades como la mejor arma para buscar soluciones, donde el humor y la tenacidad, se conviertan en los mejores socios. Eduquémosles a buscar ayuda cuando lo necesiten, a trabajar en equipo, a ser empáticos y bondadosos con los que les rodean, a ser agradecidos por lo mucho que poseen. Diseñemos juntos nuevos desafíos por los que trabajar, teniendo muy presente que el esfuerzo y la constancia serán la clave para el éxito.
La mejor manera de ayudar a nuestros hijos a ser personas resilientes será no justificando sus errores ni evitándoles las adversidades, ya que en la mayoría de las ocasiones no podremos cambiar las cartas que nos hayan tocado pero si aprender a hacer la mejor partida con ellas. Potenciemos su autoestima, alentemos cada uno de sus pasos, exijámosles que se comprometan con cada una de sus decisiones sin excusas ni reproches. Enseñémosles a hacerse preguntas y no sólo a contestarlas, a reflexionar sobre el por qué de las cosas, a verbalizar sus miedos, a ser útiles y con ganas de sumar, a ver la vida siempre desde la mejor perspectiva. Ayudémosles a focalizar toda su energía en todo lo que poseen y no en lo que les falta, a solucionar los problemas de forma autónoma sabiendo que siempre seremos su mejor apoyo, a relativizar. Animémosles a enamorarse de la vida, a aferrarse a los sueños, a querer mejorar día a día.
Y si hijo, habrá días que no querrás levantarte, ni reír, ni sentir y parecerá que nada merezca la pena. Será exactamente ese día en el que nadie te preguntará si quieres ser fuerte pero deberás obligarte a ello. No olvides nunca que la vida no es un problema para ser resuelto sino un misterio para ser vivido. No serás lo que logres, sino lo que superes.
Y vosotras malasmadres, ¿cómo ayudáis a los buenoshijos a ser resilentes? Contadnos vuestra experiencia.
Estoy de acuerdo con cada palabra que se dice. El problema es: ¿Cómo se hace? ¿Cuáles son las herramientas correctas que les podemos brindar?. A parte del ejemplo, por supuesto…
Gracias por el post.
Un abrazo.
Me ha encantado el mensaje que transmites
Tomo nota para intentar tenerlo muy presente en la educacion de mis hijos
😉
Muy buen post, espero me ayude a mi y a mi hija
Me encanta! Es un tema que me gusta mucho tratar con los padres de los peques que trato, ya que la resiliencia en mi campo es fundamental, aunque lo sea también en todos los campos.
Gracias por explicarlo tan bien y enseñarnos tanto Sonia! Muakkk
Muchas gracias! Alejandra! que importante es que nuestros hijos aprendan a superar la frustración!
Un fuerte abrazo
FANTÁSTICO,Sonia. Me ha encantado, porque creo firmemente que en esto está la clave. No hay que ponerles gafas con cristales rosas, si no darles herramientas para que, cuando se enfrenten a situaciones difíciles, puedan sobrellevarlas.
Un besazo, como.siempre genial.
Paula
Muchas gracias Paula! Me alegro mucho que te haya gustado!
Un abrazo muy fuerte
Me ha encantado Sonia. Qué mensaje tan positivo y alentador para empezar el jueves con otra mentalidad. Desde luego tienes toda la razón, aunque a veces tenemos que aplicarnos el cuento los padres, para poder aplicárselo a los hijos. Y en esta sociedad en la que vivimos a veces es complicado. Me quedo sin duda con la última frase “No olvides nunca que la vida no es un problema para ser resuelto sino un misterio para ser vivido. No serás lo que logres, sino lo que superes”, con tu permiso me la voy a imprimir “en bonito” y me la voy a poner en mi escritorio para leerla cada vez que se me olvide. Mil gracias!!
Muchísimas gracias! Sin duda debemos ser las primeras en aplicarlo para ser el mejor modelo para nuestros hijos. Un abrazo