Hoy 22 de abril es el Día de la Madre Tierra y contamos con Irene Gijón que nos ha preparado un post sobre las lecciones que estamos aprendiendo en familia de este confinamiento. ¡No os perdáis su post y esperamos vuestras aportaciones en los comentarios!
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Seguro que no es sencillo acercarse a las seis semanas de confinamiento con niños en casa, quizá bebés o incluso adolescentes.
La crisis del coronavirus nos está enfrentando con una realidad que hubiéramos querido no conocer. Por otro lado, se parece y se relaciona con muchas de las consecuencias que pueda tener la emergencia climática que también atraviesa nuestro planeta. Aunque no haya sido esta la intención, las soluciones que se han adoptado para frenar la curva de contagios del virus han afectado positivamente al planeta en muchos aspectos, y no solo en los que parecen más evidentes.
Aun a riesgo de parecer muy optimista, quisiera enumerar aquí algunas lecciones para la salud de la Madre Tierra que quizá nuestros niños y niñas puedan estar aprendiendo estos días, más allá de los deberes que puedan (o no) estar haciendo.
Quizá no todos nuestros hijos/as aprendan estas lecciones, o puede que aprendan unas y no otras. Está claro que en estos tiempos en muchos hogares están surgiendo situaciones y acontecimientos dolorosos que hay que abordar con más urgencia.
En cualquier caso, con que solo se plantearan o llegaran a intuir alguna de ellas, estoy segura de que nuestros niños y niñas ya tendrían alguna noción más sobre lo que significa vivir una vida más respetuosa con el planeta.
#1 Lecciones sobre consumo responsable y ocio diferente
Desde hace décadas podemos ver cómo ha aumentado el llamado «ocio de consumo»: ir de compras o a mirar escaparates el fin de semana, salir a parques de atracciones, al cine, etc. Todas ellas son formas de ocio legítimas en sí mismas, pero estos días hemos tenido que acudir a entretenimientos que no siempre cuestan dinero.
Seguramente en estas semanas ha habido momentos de todo tipo. A lo mejor en algunos se han divertido más, en otros menos, pero lo que está claro es que han podido pasarlo bien sin recurrir siempre al consumo.
También hay ocio en hacer cosas con las manos, y seguramente estas semanas han participado en las labores de cocina, de limpieza de la casa, del doblado de la ropa… Y, por qué no, también habrán hecho alguna manualidad, habrán dibujado algo, o hecho figuras con plastilina. Trabajar, en el sentido más manual de la palabra, nos reconcilia con el lugar de donde venimos, y si a los adultos nos resulta gratificante, seguro que para nuestros hijos lo ha sido también.
Sin dejar de lado que la economía necesitará nuestro apoyo en un futuro próximo, cuando podamos salir hemos de pensar también en esas formas de ocio «gratuito» y aun así gratificante que pueden gustar a nuestros hijos: pasear en la naturaleza, jugar en el parque, leer un cuento, cocinar con nosotros, dibujar, etc.
En el campo del consumo responsable, nuestros hijos tienen la oportunidad de aprender que:
- Se puede estar en casa y pasarlo bien.
- Podemos divertirnos sin tener que gastar dinero siempre.
- Hay ocio en hacer cosas con las manos.
#2 Lecciones sobre la comunidad, porque la Tierra somos todos
Estos días hemos visto cómo las iniciativas solidarias se han multiplicado, y no solo porque haya muchas personas con ideas maravillosas, sino porque ha habido otras que se han sumado a esas ideas, que las han compartido, o que las han difundido entre sus conocidos. Cada uno sirve como mejor puede, pero cuando sumamos y nos apoyamos, uno y uno suman más de dos.
También estamos aprendiendo que cualquier cosa que hagamos afecta a los demás, y lo hemos visto con las precauciones que hay que tomar para evitar el contagio. Nuestros hijos saben lo importante que es lavarse las manos, porque eso afecta a la salud de los demás… De la misma manera, cada uno de nuestros comportamientos afecta a otra persona, y podemos decidir cómo. Esto, que se puede enseñar a nuestros hijos/as, aplica a varios aspectos de nuestras vidas, desde cómo me enfrento al día, hasta qué decisiones de consumo tomo.
También nos hemos vuelto agradecidos. Salimos a los balcones a las 20h cada día a aplaudir a quienes están manteniendo en pie la sanidad y los servicios básicos, pero esas personas han estado ahí siempre, y lo seguirán estando. Son personas que nos ayudan cada día, lo que pasa es que ahora les aplaudimos. Será bonito que los niños sigan sintiendo y mostrando su agradecimiento hacia estas y otras personas cuando todo esto pase (sus maestros o el personal del comedor del colegio, por ejemplo).
¡Se me olvidaba! Salir a aplaudir nos ha servido para conocer a muchos de nuestros vecinos. Les hemos saludado. Nos hemos ofrecido para hacer la compra a personas mayores, para que ellos no salieran… Hemos puesto lo mejor de nosotros, quizá sin conocerles previamente o sin tener mucho trato, porque necesitaban un poco más de apoyo. Y nuestros hijos lo han visto.
El resto de días del año esas personas siguen estando ahí, y pueden atravesar momentos en los que necesiten ayuda, aunque ya no se deba al coronavirus. Un mundo más amable en el que todos cuidamos de todos, también es un mundo más sostenible.
Ahora es cuando nos hemos dado cuenta de que estamos todos juntos en esto. Llámalo coronavirus, llámalo planeta, y es más fácil si remamos todos en la misma dirección.
Así que el coronavirus nos puede ayudar a transmitir a nuestros hijos algunas enseñanzas sobre el sentido de comunidad, porque cuidar de los demás también es cuidar de la Tierra:
- Que juntos sumamos más.
- Que cualquier cosa que hagan afecta a otras personas.
- Que es tiempo de ser agradecidos con todos aquellos que les ayudan cada día.
- Que siempre hay alguien que necesita un saludo, unas palabras de apoyo, un poco de cariño.
- Y que estamos todos en el mismo barco, y ahora el barco se llama, más que nunca, «Madre Tierra».
#3 Aprendamos a cuidar la Tierra
Resulta que ha descendido el nivel de contaminación porque hemos dejado de vivir como vivíamos. Uno de los principales factores es la reducción del tráfico.
Si no movemos la gran mayoría de nuestros coches cada mañana, y si hemos reducido el transporte público (por la bajada de la demanda) estamos emitiendo menos gases contaminantes a la atmósfera. Los niveles de dióxido de carbono (CO2) y dióxido de nitrógeno (NO2) han descendido a los niveles de hace 10 años en Madrid, igual que se han reducido en Barcelona y en muchas grandes ciudades. A nivel internacional se aprecia el mismo efecto.
Es un buen momento para explicarles a nuestros hijos/as que la manera en la que vivimos afecta al planeta. Una reducción puntual de las emisiones de gases contaminantes no va a acabar con la emergencia climática si luego repuntamos y seguimos como antes. Por eso es importante seguir eligiendo, siempre en la medida que podamos, un consumo y una forma de vida que sea más respetuosa con el planeta.
Porque queremos seguir habitando este bonito planeta, ¿verdad? Estando en casa nos hemos dado cuenta de que echamos de menos el aire en la cara, caminar por la naturaleza, ir a la playa… ¡Echamos de menos a la Madre Tierra!
Es un sentimiento maravilloso que nos enraíza con lo que somos y del que debemos sacar una valiosa lección que es muy fácil de transmitir: si tanto la echamos de menos, vamos a cuidarla. Vamos a pensar en nuestras acciones (cada niño/a a su nivel) para hacer que la tierra que tanto estamos añorando permanezca sana, para que podamos disfrutarla. Es una enseñanza que nos propone un reto muy grande, lo sé, pero creo que merecerá la pena.
Por tanto, transmitamos a nuestros hijos que:
- La forma en que vivimos afecta al planeta. Quizá no podamos cambiarla como familia de la noche a la mañana, pero sí podemos ser conscientes de ello;
- Debemos cuidar la tierra, para poder disfrutar de todas esas maravillas que echamos de menos.
¿Hay alguna lección que tus hijos/as estén aprendiendo ya?, ¿te han enseñado ellos algo sobre la Tierra en estos días, Malasmadres?
Tengo una hija de 10 años y me gusto mucho este post para ella. Mañana le diré que lo lea para que vaya aprendiendo de a poco lo importante del cuidado de la tierra.
¡Me alegro muchísimo de que te haya gustado este post! Espero que a tu hija le haya servido y se haya quedado con alguna cosita… ¡Un abrazo y gracias por tu comentario!