Puede ser que alguna de la madres o padres que estéis leyendo este artículo os suene esta frase. Me dirijo especialmente a vosotros, esas familias luchadoras que tienen a un niño con necesidades educativas o algún tipo de trastorno, los cuales pueden tener en ocasiones episodios de agresividad, gritos, incluso decir palabras malsonantes…
*Podéis seguirla en Instagram.
Estos niños y niñas suelen ser etiquetados como “malos”, “maleducados”, “malcriados” … Y estas etiquetas acompañan al niño o niña, al igual que a sus familias durante todo su crecimiento como si de una mochila cargada de piedras fuese. ¿Y por qué? Porque este es el mundo que hemos creado y que espero que los que somos y estamos de encargadas de educar en valores a nuestro futuro lo hagamos correctamente y hagamos un mundo en el que gane la empatía.
Las familias que se esfuerzan a diario
He tenido la suerte de trabajar con familias y niños de necesidades, trastornos del neurodesarrollo, TEA, TDAH … y sI digo suerte porque tanto niños y niñas como familias son unos jabatos, dicen que la vida da las peores batallas a sus mejores soldados, y así es, esas familias dan todo por sus hijos (sí, como hacemos todos los padres/madres pero creedme que estas familias son héroes sin capa), se cultivan , leen todo tipo de artículos, buscan ayuda debajo de la piedra más minúscula que haya, hasta conseguirla. Y no es fácil.
No lo es porque nadie lo pone fácil, es una lucha constante por los derechos de sus hijos e hijas, peleas con administraciones para poder recibir algún tipo de ayuda, búsqueda del centro educativo adecuado para ellas y ellos en el que no les juzguen y además cubran sus necesidades como las de cualquier otro niño o niña. ¿Os imagináis esto? Día tras día, luchando, persistiendo, dando justificaciones…Yo sí y debe ser agotador.
Para que encima un día a la salida del colegio, tu hija tenga una crisis o se agobie o no tenga un buen día y decida pegarse, tirarse al suelo y “hacer oídos sordos” a todo lo que puedan decirle sus padres y del resto de familias haya un padre/madre que te mire, después mire a tu hija y te suelta así de regalo: “¡Madre mía! Vaya maleducado tienes a tú hijo, me monta a mí este pollo y no tiene calle para correr. ¡Menudo ejemplo para el resto de compañeros y compañeras!”.
Y esto a veces se extiende a otras familias, llegando a los profesores, equipo directivo y si efectivamente el peque no está escolarizado en un centro educativo inclusivo, en el que los niños/as sean eso niños/as , sin que tenga que existir competencias entre ellas y ellos, pues puede que encima esa familia tenga que “aguantar” la reunión de turno con dirección y tutor en el que les comenten que el niño/a tiene que mejorar su comportamiento y eso sólo depende de ellos porque no están dando la adecuada educación en casa, pero es que además reciben la amenaza de que si continúa así tendrán que verse obligados a no permitirle la participación en proyectos, fiestas escolares, actividades extraescolares u ¡OJO! Y esto aún existe, se tenga que ir del centro a otro en el que le acepten porque un alumna o alumno así les puede hacer bajar la media de tan positiva que tienen.
La autoestima de los niños/as
Y así se marca para siempre la vida de una persona y se mina su autoestima, porque ese niño/a cuando sea adulto se acordará de cada una de las veces que le dijeron “Tú aquí no puedes estar”, “No puedes participar en el teatro”, “No te dejamos que leas porque lo haces muy lento y no se te entiende”…
¿Barbaridad? Sí, pero esto existe y estos dos ojitos lo han visto y estos dos oídos escuchado en centros en los que he estado. Y he visto salir a una madre llorando sobre el hombro del padre intentando buscar consuelo el uno en el otro. Que no digo yo que sea culpa del colegio solamente, no. Pero en muchos casos esta es la educación que hay en España.
La necesidad de más apoyos
Si se bajarán las ratios, hubiera más apoyos y mayor contratación de maestros especialistas en trastornos, este tipo de alumnos sería más integrado en el sistema educativo pudiendo manejar mejor sus conductas y ayudándoles en situaciones como la anteriormente con herramientas adecuadas tanto dentro como fuera del aula. Además, los compañeros y compañeras de aula serían más conscientes de la situación, más empáticos y aprenderían valores y respeto hacía las personas que sufren algún tipo de trastorno o discapacidad.
Con este sencillo paso, ya se estaría cambiando el mundo, desde la base, los más pequeños y pequeñas, el futuro, y así conseguiríamos un mundo justo en el que entremos todas y todos.
Porque no es cuestión de tratar diferentes a las personas con discapacidad o trastorno (del tipo que sea) si no de incluiros en la sociedad. Porque igual de malo es etiquetarlos de “maleducado” que de “pobrecito”. Esto último también es una discriminación que la mayoría de las veces por supuesto la hacemos sin maldad, sólo que no sabemos qué les pasa y las capacidades que tiene o no.
No hay que hacerles sentir distintos, ni ser sobreprotectores, ya que si se hace esto estaremos ayudando a que ese niño o niña no se vea capaz, porque la sociedad, la gente de su alrededor lo dice. Hay que intentar siempre que esas piedras que comentaba al principio las vaya sacando de la mochila, algunas se quedarán, igual son imposibles de quitar por completo, pero puede que se erosionen un poco y sus puntas se redondeen, pasito a pasito, años tras año.
Os voy a poner un ejemplo de un buen amigo, este amigo tiene una discapacidad motora, nació con espina bífida. De pequeño su padre le ponía el bote de colacao en la estantería en la que siempre había estado ni más arriba, ni más abajo, y este observaba como su hijo intentaba llegar , una y otra vez, sufriendo de verlo y a veces sintiéndose mal por no ayudar a su hijo a conseguir su objetivo, pero sólo hizo falta tiempo para que se diera cuenta de que en realidad había conseguido que llegara ese objetivo y otros muchos en su vida. A día de hoy es una persona autónoma, con sus estudios, su carnet, su coche adaptado y encima un amante de los viajes y sin que nada, ni nadie se lo impida.
Así que termino con esto el LUCYCONSEJO de hoy es que si tenéis cerca a algún niño/a con este tipo de conducta, no juzguéis, intentar empatizar e incluso si conocéis a la familia porque es compañero o compañera de clase , acercaros, preguntad a la familia, acompañadles y aprended de ellas y de ellos , y así también estaréis dando ejemplo a vuestros/as propios hijas/os ¡¡Vaya regalazo!!
Estaría bien que se publicaran articulos como este en mas medios de comunicación y que llegara a mas gente. Soy madre, abuela y he sido maestra de infantil… He conocido a personas con opiniones diversas sobre estos niños o niñas con algún tipo de problema de lo mas variopintas… Pero la información y el poder saber que pasa en estas situaciones creo que son herramientas para acercarnos un poquito más a entender que inclusión significa también aceptar, entender, acompañar y ayudar en la medida que podamos a estas familias e hijos con algún tipo de problemática. Enhorabuena por este articulo!!!
Muchas gracias Rosa, seguiremos trabajando para dar visibilidad.
Gran artículo, tenemos que tener más paciencia, educación y entender que tod@s tenemos nuestros problemas, sí que es verdad que más ayudas por parte del estado no estarían mal, porque vamos escasos de todo!
Muchas gracias. Necesitamos trabajar todos con el mismo fin.
¡Hola! Después de leer este artículo, sin pensarlo,he decidido escribiros porque me ha parecido que está lleno de verdad. Siendo una “pequeña intrusa” (pues no soy madre) quería deciros que, como maestra infantil, somos cada vez más los profesionales capaces de ver que hay niños que manifiestan comportamientos que muchos califican como “impertinentes” y que en realidad no lo son, sino que estos niños coexisten con otra realidad más allá de la habitual. Quería agradeceros además el hecho de nombrar la necesidad de unas menores ratios en las aulas y más profesionales educativos, para poder dar a todos y todas la educación de calidad que se merecen. Estoy segura que poco a poco las cosas Irán cambiando, siempre y cuando ámbito familiar y educativo sigan trabajando a la par. Gracias y ánimo.
Muchas gracias por contarnos tu experiencia, seguiremos luchando por que consigamos trabajando a la par.
Me gusto tu publicación, lo has expresado perfecto, muchas madres como yo tenemos niños especiales y hemos pasado por ahí mucho, por ejemplo el mío tiene fobia a la calle y aglomeraciones, o simplemente una puerta o una planta y al suelo que iba chillando, más de uno pasaba y hasta se paraba a mirar como si de una película fuera, eso sí sin faltar los murmullos o comentarios desagradables, muchos como dices aprenderán como el chico/a que describes, el mío tiene 17 años y no puede ni tan siquiera lavarse los dientes solo, espero que un día las personas aprendan que la vida de estos chicos y sus familias lo pasan realmente mal , por intentar darles una vida mejor tanto en aspectos de cariño cómo enseñándoles a que puedan valerse por sí mismos , aunque sea ha medias, con esto te doy las gracias por hacer participe de nuestra lucha y que nos comprendan.
Muy buen artículo, felicidades. Es una situación compleja, intervienen tantos factores “colaterales”. Uno de ellos el nivel educativo y cultural de las personas del entorno, se da cierta relación, generalmente en los círculos donde estos valores son más reducidos (en ocasiones la relación con el nivel económico es inverso, hay mucho “pobre niño rico”) hay más tendencia al borregismo y pandilleo, y a excluir a los diferentes para que uno sea considerado más “guay” o hacer mofas y burlas colectivas a costa de ellos. Y luego está el presupuesto público de cada área y/o comunidad para Educación e Inclusión, que es de lo que depende cimentar bien la base de la sociedad, y crear un sistema fuerte de profesorado y profesionales en NEE para que todos los padres, vivan donde vivan, tengan el nivel de renta que tengan, tengan la posibilidad de llevar a sus hijos extraordinarios a un centro educativo apropiado para ellos, más o menos cercano a su domicilio. Todos los colegios deberían ser capaces de vigilar y fomentar la inclusión de todos los diferentes, ya sea por NEE o por cualquier otra diferencia, como la raza, orientación sexual y de género, o la constitución física. Ojalá se consiga, más pronto que tarde… queda mucho por hacer.
Si, aun nos queda mucho por hacer, pero seguiremos luchando.
Tengo dos hijos con TEA. Esto me recuerda un día que el mayor era muy pequeño, unos 3 años. Viernes por la tarde, supermercado lleno de gente… De golpe tuvo una crisis y empezó a llorar, hasta que se tiró al suelo y se golpeó la cabeza contra él, lo que generó que todo el mundo alrededor se nos quedase mirando. Mientras recogía a mi hijo del suelo pacientemente intentando calmarle, una señora a mi lado me dijo delante de todos “este niño necesita un buen cachetazo” a lo que respondí, hablando bien alto para que todos escucharan “señora, mi hijo tiene autismo, así que la que va a necesitar un buen cachetazo es usted!!” La momento se giraron todos y siguieron con lo suyo… Mi hijo a día de hoy tiene 16 y es de alta funcionalidad. Pero si, falta mucho trabajo por hacer en la sociedad en general con respecto a niños y personas con necesidades especiales.
Lo primero de todo mil gracias por contarnos tu experiencia, Malamadre. Nos queda mucho por educar a demasiada gente, es. inaceptable que todavía tengas que vivir situaciones así… Mucho ánimo y un fuerte. abrazo de todo el equipo del Club.
Soy madre de un niño con Altas capacidades y TDAH. Lo que sufrimos las familias por una inclusión REAL sólo lo sabemos los que tenemos hijos con estas características. Tooodo, absolutamente todo lo que dices lo sufrimos a diario. Profesorado anticuado , sin renovarse , falta de apoyos en aulas y ratios muy altos. Por suerte o por desgracia cada vez hay más niños con estas patologías y los centros educativos no se ponen al día. Mucha fuerza que entre todos lo lograremos ??
Seguiremos luchando y visibilizando esta situación.
No sabes tú lo identificada que me siento. Desde que empezaron mis hij@s en el colegio ha sido una lucha constante y trabajando mucho en casa y dandoles apoyo para que evitar que explotaran, por lo menos fuera de casa.
Mis hijos tienen TDAH y otros rasgos asociados, el mayor prácticamente no tiene amigos, fue muy triste ver de pequeño como invitaban a cumpleaños y a él por ejemplo no. Mientras les dan charlas sobre igualdad entre hombres y mujeres, sobre respeto a colectivo LGTBI a nadie se le ha dado por darles una charla sobre como tratar a esos compañeros tdah, tea….como me dijo una psicóloga a un niño con cierto problema físico tod@s se implican en ayudarlo y sin embargo a un niño con un problema de neurodesarrollo con un grado de discapacidad igual o peor que el anterior nadie lo apoya o le presta atención pq no se ve
Felicidades por el blog, me encanta.
El tema de la educación y crianza de los hijos interesa mucho a los usuarios de mi blog (trata del tema de libertad financiera) y estoy haciendo una revisión de los distintos blogs sobre la educación y crianza para recomendarlos.
Bravo por el buen trabajo!!!
Luis
Esto nos ha aclarado muchas cosas que muchos desconocíamos.
¡Justo este martes he tenido uno de estos episodios! Mi hijo autista, de 4 años, a la salida del colegio no quería volver caminando a casa, ni siquiera salir de su clase. La maestra siempre hace un esfuerzo por traérmelo hasta la puerta (por los protocolos del coronavirus los padres no podemos acceder al interior del aula) y normalmente se calma en cuanto empezamos a andar, o ve a su hermana, o monta en el patinete. Pero esta vez, mientras los sostenía en brazos para intentar que se calmase, me pego 3 golpes en la cabeza y se me enganchó al pelo como si quisiera arrancármelo de verdad. Gritaba y lloraba porque no quería irse, me vi incapaz de soltarme y tuvo que salir la maestra a despegármelo de la cabeza, mientras se revolcaba en el suelo con la rabieta.
No tengo ni idea de si mirarían los demás, ni de qué pensarían, porque bastante tenía con mantener la calma y salir del bache lo antes posible. Un minuto después se calmó y como si nada hubiese pasado. Al día siguiente, una madre me dijo que ella sufre mucho al ver este tipo de situaciones pero que no sabe cómo intervenir para ayudar y que se quedó sorprendida de que yo no perdiera la calma ni arremetiera contra el niño por su comportamiento.
Reconozco que yo también juzgaba estos espectáculos por mi total desconocimiento de la diversidad. Creo que hasta que no tienes un caso cercano no existe la suficiente concienciación acerca de que no todos los niños aprenden ni reaccionan de la misma manera y que no hay culpables detrás de esos actos sino una paciencia y un sacrificio infinito por parte de las familias.
Estupendo artículo, ojalá todos tuviéramos la empatía de la que hablas?
Este post explica a la perfección lo que pasamos las familias. En nuestro caso sobre todo es la lucha administrativa lo que más nos está costando.
También nos hemos llevado comentarios desagradables, como padres que te avisan de que han pedido que cambien a su hijo de mesa por que su hijo habla mal por culpa del tuyo.
Los padres seguiremos luchando por la integración de estos niños.
Hola, acabo de leer el artículo y, como madre y profesora, tengo que decir que estoy totalmente de acuerdo. Hasta que no tenemos un niño diferente no nos damos cuenta de la necesidad de ser empáticos y mirar con otros ojos a los demás. Yo he ido contando a la familia y al entorno más cercano que mi hijo tiene altas capacidades y TDAH, para que lo entiendan y dejan de mirarlo como mal educado o consentido. Por otro lado, en los centros educativos los grupos están tan masificados y hay tanto alumnado con necesidades diferentes que se hace muy difícil la inclusión real. Como bien habéis comentado, necesitamos reducir la ratio, mejorar la formación del profesorado en estos aspectos y un poquito más de corazón por parte de todos…