Siempre llamaba un día antes de todos los eventos importantes: «Así ya lo tengo hecho hija, que mañana estarás muy ocupada». A mí me hacía mucha gracia y me acuerdo de ella el día anterior a cualquier evento importante. Era mi abuela Julia.
Águeda nos habla de la Iniciativa 11 de febrero
*Podéis seguir a Águeda en Twitter e Instagram.
Hoy es el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia
Desde que formo parte de la Iniciativa 11 de febrero me acuerdo mucho de ella. Por si no estáis al tanto de lo que es el 11F, os cuento. Se trata de una iniciativa ciudadana para celebrar el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia declarado por la ONU en diciembre de 2015.
Desde la plataforma 11F animamos a todas las personas a llevar a cabo actividades entre el 1 y el 15 de febrero para visibilizar el papel de la mujer en la Ciencia y fomentar las vocaciones científicas y tecnológicas. En la web de la iniciativa se publican las actividades, eventos o charlas a nivel nacional. Este año se han programado más de 2000 en toda España.
Mi abuela quería ser médica
“No era una carrera de mujeres”
Mi abuela me habría llamado ayer. Aunque no era uno de nuestros «días importantes», hace tiempo que la imagino escribiendo la fecha en esa libreta que tenía, con las de todos los nacimientos, aniversarios de boda, santos, bautizos y otras cosas que quería recordar.
Ella nos contaba a menudo que no pudo ser médica, que en su casa no la apoyaron, le dijeron que la medicina “no era una carrera de mujeres”. Le propusieron que se hiciese enfermera, pero como eso no era lo que ella quería hacer, decidió casarse y convertirse en madre.
La recuerdo sentada a la hora del desayuno, con un tazón enorme de café con leche hirviendo delante y pan tostado, casi quemado, contándonos su vocación truncada y animándonos a luchar por nuestros sueños, a no dejar que nadie nos dijese que había algo que no podíamos hacer por el hecho de ser mujer.
Siempre añadía la coletilla de: “Y yo he sido muy feliz así…”, como preocupada al imaginar una alternativa en la que ella sí que se habría convertido en médica, pero esa conversación de desayuno con sus nietas probablemente no estaría teniendo lugar.
Una renuncia a su sueño
Ella renunció a un sueño, hizo otros sueños realidad y conseguir compatibilizar los dos en su época le parecía imposible. A mi aún a día de hoy me parece muy difícil compaginar muchas profesiones con la crianza y admiro a todas las mujeres que lo consiguen y conservan su salud en el intento. Conciliar es aún una asignatura pendiente.
SINC ha publicado una serie de tres artículos magníficos escritos por Jesús Méndez para analizar los riesgos de salud laboral en la carrera investigadora, señalar sus causas y proponer soluciones. Mientras leía el primero algo me impactó, la frase destacada de un investigador: “El trabajo es gratificante, pero a día de hoy siento que vivo en una burbuja en la que luché terriblemente por entrar y de la que ahora no puedo salir”. Creo que esa sensación se puede aplicar a muchas profesiones, a muchas vidas.
En el campo de la medicina recuerdo haber olido el estrés del MIR casi desde el primer año. El olor se hizo aún más fuerte en los últimos años de carrera. Sonrío al recordar las caras de asombro de algunos compañeros cuando al terminar les conté que yo me iba a tomar un tiempo antes de hacer el examen, que estudiaría en la Escuela de Arte de Oviedo un par de años. No se lo podían creer. Fue una decisión que supuso un cambio importante en mi vida, pero de la que no me arrepiento. Sonrío al recordarlo porque creo que hay que disfrutar del camino y que todas las personas podemos aportar algo.
Que es muy importante que haya personas que se dediquen a la ciencia y que es importantísimo que sean personas diversas porque la diversidad enriquece cualquier proceso. Siempre defiendo que no se puede ser solo de “ciencias” o de “letras” porque hacer eso es como ponerse esas piezas que se colocan sobre los ojos de los caballos de tiro para que solo vean el camino frente a ellos y así evitar que se asusten o distraigan por su visión periférica. Me parece importante conservar la visión periférica sea cual sea la profesión a la que te vayas a dedicar.
Un día le pregunté a mi abuela que por qué no se hizo enfermera. Recuerdo a mi abuela seria mirándome: “Hija, la enfermería es una profesión maravillosa, muy necesaria y que valoro mucho. Pero es que yo quería ser médica y me sentó tan mal que no me dejaran. Les dije que si no era medicina, entonces no estudiaría nada. Era muy joven, me enamoré de tu abuelo. He sido muy feliz desde entonces”.
Mis recuerdos en el mes de febrero me llevan a ella
2020 es el año internacional del personal de enfermería y de partería. Todos los años encuentro una excusa para recordar en febrero a mi abuela, a las abuelas de otros y a todas las personas que han contribuido a que las mujeres podamos estudiar y ejercer en profesiones científicas.
A finales de 2019 al abrir un libro ilustrado descubrí que la primera enfermera en misión internacional fue una mujer gallega. Nunca me habían hablado de ella. Se llamaba Isabel Zendal, madre soltera, rectora del Hospicio de la Caridad. Participó en la Real Expedición Filantrópica de la vacuna. Me habría encantado contárselo a mi abuela.
A lo largo de la historia han existido grandes científicas, ingenieras, inventoras, Malasmadres… ¿cuántas de ellas puedes contar? ¿cuántas te han contado?
Celebra el 11F, busca las actividades en tu ciudad, utiliza los materiales de la web y descubre a pioneras que abrieron ese camino en el que hay que seguir avanzando.
Y vosotras Malasmadres, ¿a quién rendirías homenaje hoy?
¡Qué maravilloso relato Águeda! Apartir de hoy miles de Malasmadres pensaremos también en tu abuela Julia, la que quiso ser médica y se mantuvo en su idea. Qué valiente. Elogio y ánimo a toda persona que lucha por lo que quiere. Mi sobrina Inés está estudiando Ingeniería Aeroespacial y mi sobrino José María, Peluquería y Estética. Les admiro tanto a los dos!!!
Hola, un saludo… Primero que nada quiero dar las gracias por compartir con nosotras excelente contenido, a mi paraecer esta genial ya que nos empodera como mujeres y nos mantiene al tanto de ciertas situaciones que son utiles para muchas de nosotras. Un saludo desde Madrid.
Yo a mi abuela y a mi madre. Ambas maestras. Quizá no fueron científicas pero sí me animaron a mi a ser ingeniera, sin importar si eso era de chicos o de chicas. Lo importante era estudiar, cultivarse y ser independiente para que ningún hombre pudiera tomar decisiones por una misma.