El post de hoy que nos escribe nuestra colaboradora Arancha Gómez es el fiel reflejo de cómo somos el buenpadre y yo teniendo en cuenta que el primero busca las cumbres ‘borrascosas’ y yo me aficiono más a coger setas. El problema es encontrar ese momento en el que ponernos a coger setas para llegar a la cima que eso es otro tema. Hoy nuestra colaboradora nos habla de ello y yo os recomiendo que no os perdáis este post.
* Podéis seguirla en @atajou y en la web de Sexorum.
Los buenoshijos con la llegada del horario escolar completo han caído dormidos nada más tocar la almohada. “¡No está pagada la labor de los profes!”, piensas. Y mientras, el buenpadre (o la malamadre2) termináis de poner la mesa y de hacer la cena. Una copita de vino, unas risas, comentar las anécdotas del día. Ves como brillan sus ojos y sabes que los tuyos también lo hacen. La vida os sonríe…
Por la mañana, recuerdas la noche anterior y no puedes evitar pensar qué diferente es todo de una ocasión a otra. Unas veces parece que todo va a cámara lenta y otras, como anoche, que hay un objetivo claro que conseguir cuanto antes.
Setas y cimas (*)
He comentado en otras ocasiones que la erótica es un aspecto que también está sexuado. Aquí también hay un polo masculino y uno femenino y un continuo de posibilidades de ser entre uno y otro. El polo masculino para el aspecto que nos ocupa hoy es orgásmico y está más centrado en logros que el femenino. Como siempre, quiero puntualizar que decimos que un aspecto está sexuado de manera masculina cuando se da mayoritariamente en hombres, lo cual no significa que tener un rasgo sexuado en masculino nos convierta en hombres… y viceversa. Hay muchas Malasmadres con una erótica orgásmica y centrada en logros.
La amatoria se parece a ir al monte. Se pueden hacer muchas cosas en el monte. Se puede ir para pasear, se puede ir para subir a las cimas o se puede ir para recoger setas… Ahora empieza el otoño y con él empieza la temporada. Recogerlas es una actividad que nos lleva a vagar por los prados, por los bosques, por los pinares, remover aquí y allá las hierbas, los helechos, buscar debajo de los arbustos, detrás de los árboles, sin rumbo, y con la única meta de llenar la cesta de manjares y disfrutar de la naturaleza.
Ir al monte a subir cimas es algo completamente diferente. El objetivo está muy claro: subir a lo más alto y disfrutar de las vistas y de la sensación de triunfo, de superación, por haberlo logrado. Por el camino también se disfruta de la naturaleza, se respira aire puro, pero si aparece una tormenta antes de llegar arriba, tendremos la sensación de “no haberlo conseguido”.
¿Eres setera o eres cimera?
Cuando vamos al monte con amigos, si no todos tenemos el mismo objetivo, pueden surgir las desavenencias: Los “cimeros” querrán ir raudos y directos hacia arriba, los seteros querrán buscar en todos los rincones y recovecos susceptibles de esconder níscalos. A los primeros les parecerá una pérdida de tiempo entretenerse en la ladera. A los segundos les parecerá que el paseo va demasiado rápido y se quedan sitios sin revisar.
Imagina que sales con el buenpadre (o la Malamadre2) al monte. Ha sido una salida estupenda, lo habéis disfrutado muchísimo, pero uno de los dos no ha llegado a la cima. ¿Cómo puntuarías esa salida? Si el hecho de no haber conseguido llegar a la cima hace que le pongas mala nota, claramente, eres cimera. Si lo importante es participar, como nos decía Torrebruno de pequeñas, y piensas que la cima de ahí no se va a mover y ya podrás subir otro día, eres setera.
Entre las setas y la cima
En pareja podemos tener también este tipo de dificultades si la erótica de uno de los miembros prefiere cimas y la del otro prefiere setas. Pero, igual que cuando subimos al monte, cada ocasión es diferente, en la amatoria no siempre las cosas se desarrollan de la misma manera. Y se puede llegar a un fifty-fifty dándole al “setero” suficiente búsqueda de setas y al “cimero” suficiente cima. Las personas que son cimeras, a veces, no comprenden que alguien pueda salir al monte y no llegar a la cima. Hacen suyo aquello de “si hay que ir se va, pero ir para nada es tontería”. Y en ocasiones, casi empujan a los demás a llegar a lo más alto, como sea. Lo que a veces puede estropear la excursión.
Vivimos en un mundo en el que llegar a lo más alto parece que debe ser el objetivo de todos, pero a veces puede ser más divertido entretenerse en las laderas sin una meta concreta, dependiendo del día y de los ánimos que podamos tener. Compartir objetivos es lo que hace que la pareja se fortalezca. Cuando se trata de divertirse y disfrutar, esos objetivos no tienen por qué ser necesariamente los mismos siempre, se puede ir un día a cimas y otro a setas, se puede buscar un rato níscalos y luego ascender y, también, puede que uno prefiera quedarse abajo y que sólo suba el otro. Para todos los gustos.
(*) Esta metáfora de las setas y las cimas me la enseñó mi profesor y amigo Joserra Landarroitajauregi al que quiero agradecer desde aquí esta y otras mil imágenes que generosamente nos ha enseñado a mí y al resto de sus alumnos.
Y vosotras Malasmadres, ¿cómo os consideráis que sois, seteras o cimeras?
Que buen post y lo que me he divertido leyendolo. De repende decìa setera!, noo… ahora cimera! Jajaja. El caso es que llegamos a un punto, que luchar con los horarios, el cansancio, el me voy a dormir que me levanto en 5horas y yo me quedo un ratito que acabo de.llegar del curro… cuando llega el momento de salir al campo, de cruzar miradas, de sentir los labios, es tan bonito! Que la cima o las setas, que màs da si estamos pegados, juntos, disfrutando… cada momento ahora, es màs especial!.
Hola Tere:
Cuando se trata de divertirse, a veces nos ponemos a trabajar “a pico y pala” en algo en concreto, sin lograrlo, lo que hace que la diversión se arruine. Si además decimos algo que al otro le hace sentir mal, el resultado no suele ser placentero para ambos.
Es verdad que el ánimo es un factor clave en este asunto: no todos los días tenemos ganas de lo mismo ni con la misma intensidad.
Muchas gracias por tu comentario y un saludo,
Arancha Gómez
Madre mía Arancha…te veo sembrada jajajajaja. Pues como dices para nuestra pareja no hay una meta definida y unos días nos sentimos a por setas y otro día (tb por falta de tiempo) buscamos la cima. Lo que hizo que las salidas al monte fueran satisfactorias es que, antes de volver a retomarlas, hablamos largo y tendido sobre qué íbamos a buscar cuando fueramos al monte. Creo que una vez sabes qué es lo que prefiere cada uno puedes también plegarte para que la salida sea del disfrute de ambos con más garantías.
Como siempre GRACIAS por hablar “a las claras” y sacarnos una sonrisa… el tuyo si que es un tema pilar para promover la felicidad en el hogar jejejeje.
Hola Eva:
¡Muchas gracias!
Es verdad que saber el objetivo del otro ayuda a reducir la frustración: si ya sabes que el otro busca setas, sabes que la subida se hará más lenta.
No suele hablarse sobre qué queremos o no hacer en el monte. Cada pareja es un mundo y esto a algunas les va muy bien (la aventura es la aventura) y a otras les trae por el camino del desespero.
Me alegro de que vosotros hayáis encontrado vuestra manera.
🙂
Un beso,
Arancha Gómez
¿Pues no dicen siempre que lo importante es participar? Si lo que quieres es llegar y no llegas, vale, es frustrante. Pero es cosa de uno mismo, no se debe forzar ni hacer sentir al que no llega como “que le falta algo, que es una persona incompleta, o incluso, no normal”. Ni el que se esfuerza por que llegues debe sentirse culpable o inefectivo… Como intervienen muchos factores, y el estado anímico es muy importante, y a veces lo que a uno le apetece es jugar simplemente.