Nuestra colaboradora Sonia López nos trae hoy un mensaje muy especial: el de lograr la inclusión de niños con necesidades especiales. Sonia es profesora en una escuela de referencia en ello. De su experiencia diaria nos habla y de cómo explicar a los más pequeños que no todos somos iguales pero al mismo tiempo igual de fascinantes. ¡Espero que os guste este precioso post!
* Podéis seguirla en @sonpa70 y en su BLOG.
– Me hubiera encantado gustarle.
– ¿Y quién te ha dicho que no lo has hecho?
– Ni siquiera me ha hablado mamá.
– Que no te haya hablado no significa que no le haya gustado conocerte. No a todo el mundo le resulta fácil expresar lo que siente.
– Cuando le hablaba no me miraba.
– Sólo necesitáis más tiempo para poder congeniar.
– Me hubiera gustado jugar un rato con él al balón.
– Estoy convencida que el próximo día lo pasareis bien.
– A ti sí que te ha dado un beso cuando le hemos dicho adiós.
– Hace mucho tiempo que nos conocemos. Poco a poco hemos conseguido crear un mundo maravilloso en común. ¿Te gustaría volver a verle?
– !Claro mamá! ¿Y seré capaz de lograr que sea mi amigo?
– Sólo necesitará saber que quieres estar a su lado y estará encantado de compartir contigo lo mejor de él.
Podría empezar explicando que Pablo sufre un trastorno generalizado del desarrollo. Que no le dirigió ni una palabra ni un gesto a Xavier. Que no le miró ni se despidió de él. Seguiría aclarando que está diagnosticado como alguien que padece un trastorno autista. Podría explicar que comprendo la desilusión que sentía Xavier ese día sentado en el parque sin entender porque no querían jugar con él.
Pero prefiero empezar contando que Pablo es un niño muy especial, al que todo el mundo le gustaría conocer. Podría asegurar que si tu mirada logra entrelazarse con la suya no podrás dejar de desear saber más sobre él. Un niño al que le fascina jugar al igual que a todos los compañeros de su edad, no para de reír cuando le haces cosquillas sin avisar y se enfada cuando no entiendes lo que te quiere decir. Al que le gusta que le achuches cuando las cosas no salen bien y le animes a intentar cosas nuevas que probar. Que te pide protección cuando el ruido empieza a aumentar y te expresa su miedo cuando no entiende lo que va a pasar. Al que le gusta soñar y construir.
Podría concentrarme en hablar de todo lo diferente que es de los demás, en describir todo lo que nunca podrá llegar a hacer, en los problemas que presenta a la hora de comunicarse con los demás. Elijo focalizar mi energía en explicar todo lo que día a día es capaz aprender, de sentir, de intuir. Nunca llegará a la universidad pero ya es un licenciado en el arte del querer. Jamás formará una familia pero posee el máster en lograr que a su alrededor todos lo quieran sin condición. No conseguirá conducir un coche pero encarrilará su vida para llegar a descubrir todo lo que le haga feliz. No acabará un doctorado pero será capaz de vivir en un mundo hecho a medida lleno de emoción y bienestar.
Debo confesar que hay días en los que me cuesta mucho aceptar que no tenga ganas de mí, que me exija una paciencia infinita para poder llegarle a ayudar, que no pueda conectar con la realidad, que no muestre interés por escuchar y aprender todo lo que le quiero enseñar. De que haya jornadas donde no se deje tocar y se muestre indiferente a que le narre ese cuento que días antes le hipnotizó. Que me niegue un abrazo o nunca me explique lo que siente por mí. Mañanas en las que no logro entender el porqué de su llanto que me lleva a desesperar, en los que me invaden las ganas de abortar mi esfuerzo y volver a la normalidad. Momentos en los que me molesta su rigidez, su desinterés por todo aquello que le pueda ofrecer, que no pare de repetir que no quiere que me acerque a él o que sus rabietas y berrinches no paren de aparecer. Que me obligue a dejar mi humor y la ironía en un cajón.
Pero llega el día que consigues aliarte con la incertidumbre y lo desconocido te deja de molestar, que te anclas en la clínica de la comprensión y decides ir borrando cada una de las etiquetas que le quieren colgar. Ese justo momento en el que decides centrar tu mensaje en hablar de convivencia y no de inclusión, de igualdad y no de diferencia, de oportunidad y sensatez. El día a día en el aula te lleva a aprender que, sea cual sea la condición, todos los niños necesitan un abrazo cuando todo se tiñe de gris, un “eres capaz de hacerlo” cuando las cosas se empiezan a torcer o un “estoy aquí a tu lado” cuando empiezan a temer. Pablo, al igual que sus compañeros, sólo necesita comprensión, que respeten sus ritmos, que compartan su silencio y crean en él. Que le susurren al oído “todo saldrá bien”.
Trabajo a diario por conseguir sumergirme en su mundo en ocasiones inaccesible para mí, aceptar que con él dos más dos nunca son cuatro. Aliarme con la incerteza para tener ganas de saber cada día más de él, valorar cada uno de sus pequeños progresos e intentar que tenga ganas de saber de los demás. Un mundo extraordinario donde nada está regulado y ordenado, donde nuestras miradas llegan a ser cómplices sin pedir uno al otro ninguna explicación. Un universo donde, llegar a compartir su fascinación por ver las gotas caer, se vuelve algo mágico o que observemos embelesados como ruedan los coches se convierta en el mejor plan.
Me pides que te ayude a comprender, que te anticipe lo que va a suceder y elimine el caos en tu vida porque te produce estupor. Que entienda tu fascinación por cosas a las que yo ni siquiera he llegado a apreciar, que respete tu ritmo y tu forma especial de comprender la realidad. Que no hable demasiado deprisa porque sino no entiendes lo que quiero de tí, que te felicite cada vez que lo haces bien. Que entienda todos los rituales que necesitas para vivir, que sea previsible para que me puedas seguir. Que camine lento, que acepte que no dejes de agitar tus manos y tu cabeza sin cesar, que repitas siempre la última palabra que acabo de pronunciar.
Gracias por haberte cruzado en mi vida y obligarme a diario a improvisar, crear o inventar para encontrar la tecla que te haga feliz. Por hacer que me enternezca por tu ingenuidad, tu manera de besar, tu forma de decirme que te gusta mi olor. Deseo contagiarme de tu naturalidad a la hora de elegir, de decir siempre la verdad, de mostrar una picardía sin intoxicar, de tu ritmo pausado a la hora de actuar.
Aprendo a diario cuando su mamá le viene a buscar y se funden en un fascinante abrazo que sólo ellos logran entender. Y estoy convencida que Xavier y él lograrán crear un mundo único donde poder soñar juntos sin miedo a errar.
Y vosotras malasmadres, ¿comprendéis las palabras de Sonia?, ¿os sentís identificadas?
Gracias Sonia por lo maravilloso que me han resultado tus palabras. Aunque tengo tres nietos precioso, también me has ayudado para hablar con ellos en ciertos momentos. Bendita Seas.
Muchas gracias Teresa, un fuerte abrazo
Enhorabuena Sonia!!! Trasmites muy bien tus sentimientos y emociones. Tocas los corazones. Y se agradece.
Me encantaría que hicieras un post que nos ayude a los padres a explicar de manera natural y accesible a nuestros hijos las diferencias, que ellos sienten como amenazas, al apartarse de sus “parámetros”.Para mí esto es muy importante, y no tengo mucho éxito en mis intentos, quizá porque aún son muy pequeños.
Muchas gracias!
Muchas gracias!! Me alegro mucho que te guste mi manera de escribir. Me pongo a trabajar sobre el post que nos pides!!
Un fuerte abrazo
Sonia, tu artículo me ha llegado al alma, mi hija de 10 añitos está diagnosticada y ahora mismo está cambiando mucho. Yo leo, leo y leo tratando de ser la madre que ella se merece pero me siento muy perdida, siento que me falta mucho… ella es una niña extraordinaria, pero se tiene que enfrentar a situaciones que ni ella ni sus amigos entienden…. mil gracias, me quedare con todos los consejos y seguiré luchando por sacar a mi muñeca adelante y dandole las herramientas que pueda y más para que pueda labrar su camino.
Muchas gracias por tu testimonio. Estoy convencida que eres una mamá genial. Hay que seguir luchando por conseguir vivir en un mundo plural donde todo el mundo tenga derecho a ser feliz.
Un fuerte abrazo
Precioso y real. Los niños son niños, sean como sean. y tienen necesidades afectivas y ritmos individuales.
Normalizar y convivir, porque todos somos distintos. Todos tenemos derecho a que nuestros hijos saquen el máximo partido a la vida, en todos sus aspectos.
Gracias por este post tan estupendo.
Besos
Muchas gracias Paula, en eso reside el secreto en creer que “los niños son niños” y debemos darles la oportunidad de crecer felices.
Me has emocionado hasta las lagrimas, eso nos hace falta, dejar de ver las diferencias o lo que estos niños no llegarán a hacer, y centrarnos enttodo lo que tienen que ofrecer, en todo lo que nos enseñan ellos cada día, en su lucha port vivir y comprender un mundo que no entienden, yo tengo una pequeña guerrera en casa con tea y junto con su hermana es lo mejor de mi vida, lo peor la incomprensión de la gente, aunque todos sus compañeros la quieren mucho esta en infantil 5 años y aún no la han invitado a ningún cumple, eso me parte el corazón, como madre, como persona, pero ante esto yo no puedo hacer nada… Lo peor, que su autismo es leve, y hace ya tiempo que sedfa cuenta de todo, le duele y mucho, pero bueno, no dejaremos de luchar por un mundo en el que no miremos tanto las diferenciación y estos niños especiales sean, por fin, comprendidos y aceptados, un beso y gracias por tu labor
Gracias a ti por tus palabras y testimonio. Trabajo codo a codo con los padres mis alumnos y admiro la fortaleza que teneis. Ojalá en esta sociadad seamos capaz de centrarnos en todo lo que nos puede aportar cada persona y no en lo que le falta.
Un fuerte abrazo
Bravo Sonia! me encanta lo que cuentas y cómo lo describes, me encanta tu dedicación y paciencia, el colegio de mis hijos, que es donde trabaja mi marido, apuesta por la inclusión y comparto contigo que dan muchísimo más de lo que reciben, que el resto de niños se enriquecen muchísimo con ellos y aprenden que cada uno tenemos nuestras peculiaridades y lo ven dentro de la absoluta normalidad. Me ha impactado “Debo confesar que hay días en los que me cuesta mucho aceptar que no tenga ganas de mí…” porque entiendo que es muy duro, pero supongo que cualquier gesto en contrario borra ese sabor agridulce. Tus palabras son preciosas y te doy mi enhorabuena!!!
Muchísimas gracias por tus palabras!! Me alegro mucho que te haya gustado. Soy de las que piensan que en la diversidad encuentras los mejores aprendizajes.
Un abrazo
El resto de mi alumnado al igual que el conjunto de profesorado aprendemos cada día a disfrutar de las cosas que nos regalan a diario.
Un abrazo
Buenos días, uno de mis hijos tuvo un compañero de colegio desde infantil hasta cuarto de primaria (ya no pudo seguir el ritmo)que era “especial”, y tan especial era para ellos, que todos formaban una piña cuando salían al patio y los niños de los otros cursos se metían con el, lo defendían a capa y espada, cuando incluso en ocasiones se le escapaba la mano (son niños), decían es que es especial, no se enfadaban, le explicaban las cosas con una ternura extrema para niñ@s tan pequeños como eran, eso les hizo madurar como personas, y en eso tuvo muchísimo que ver la maestra de primero de infantil que tuvieron, ahora que ya han pasado unos cuantos años, todavía se ven por la calle y se alegran y saludan con abrazos. Siempre será especial para todos nosotros.-
Maravilloso el post. No hay ni comentarios ni palabras que puedan añadirse. Gracias
Me alegro mucho que te hay gustado. Un fuerte abrazo
Qué preciosidad de post! Nosotros tenemos un pequeño ángel distinto en casa y, aunque yo no soy su madre, quisiera poder ser de más ayuda. La aceptación y la comprensión son cosas que no todo el mundo posee. Me temo que muchas amistades se han quedado por el camino al no ser capaces de ver más allá, de entender que hay que mirar de frente y sonreír y también hablar con dulzura. Que con eso basta para empezar y sobre todo para que esos ángeles y sus familias no sientan que el mundo no está hecho para ellos. Es demasiado cruel!
Me aelgro mucho que te haya gustao. Para mi es un auténtico regalo mi trabajo. Hagamos de este mundo un espacio en el que todo el mundo logre ser feliz.
¡Precioso, Sonia! Una realidad fuerte, que comprendo, para vivir día a día. Eres una máquina. Y esos pequeños más aún.
Muchas gracias pero puedo asegurarte que recibo mucho más de lo que lo que doy. Tengo la suerte de trabajar con un gran equipo.
Un abrazo