“Nada volverá a ser como antes”… una frase que retumbaba en nuestras cabezas cuando Maite mi compañera en la lucha por la conciliación , en 2016 se mudó a vivir lejos de Madrid. Después de un año y medio trabajando intensamente en el proyecto de la Asociación Yo No Renuncio, que apenas estaba comenzando, nos resistíamos a pensar que la distancia se lo iba a cargar todo de golpe y porrazo.
Fue nuestro compromiso por este proyecto lo que nos hizo plantearnos un modelo de teletrabajo en el que pudiéramos seguir adelante a base de mucho teléfono y de fijar reuniones quincenales en Madrid para no olvidarnos de nuestras caras. Así lo hacíamos también con Amelia, que trabajaba desde Málaga y gracias al chat y las llamadas constantes parecía que estuviera a en nuestra oficina a diario.
“¿Es posible el teletrabajo?” Era el gran debate que surgía en nuestras comidas internas o reuniones con clientes que habían instaurado “a medias” esta forma de trabajo y que, según el informe de la Fundación Masfamilia de 2020 tan solo representaban el 13% del tejido empresarial español.
“Sí, es posible, pero…” Siempre había algún pero que cuestionaba el teletrabajo y que reflejaba las barreras autoimpuestas que no permitían dar el paso al 100%:
- No todo el mundo está preparado para teletrabajar
- Las distracciones son constantes
- En la oficina se resuelven las cosas más rápido
- Cuando estás en contacto con tus compañeros/as tienes las respuestas inmediatas, etc.
Llegó la pandemia y se impuso el teletrabajo
Pero en marzo llegó la pandemia y de golpe y porrazo nos impuso el teletrabajo y todos esos miedos y cuestiones que surgían en nuestros debates internos se esfumaron en cuestión de horas. 4 meses de confinamiento trabajando desde casa con los buenoshijos y buenashijas jugando en el salón nos ha servido para analizar y reflexionar sobre nuevos modelos laborales que permitan, no solo la flexibilidad laboral sino que también permitan poner en el centro la importancia de los cuidados.
En este sentido, estos 4 meses nos han obligado a analizar cuáles son las dificultades, los riesgos y las necesidades que surgen al instaurar esta nueva medida de conciliación en las empresas.
La encuesta ‘Esto No Es Conciliar’
Empezamos analizando los resultados de la encuesta ‘Esto No es Conciliar’ lanzada el 23 de marzo y a la que respondisteis 12.600 mujeres. En ella destacamos datos como que el 67% de las Malasmadres no ha podido concentrarse mientras trabajaba en casa o que 7 de cada 10 no ha podido crearse un espacio de trabajo propio. Tras semanas escuchando vuestras experiencias, los miedos, los problemas de salud mental u otras secuelas ha dejado este tiempo teletrabajando, hemos constatado la necesidad de regular esta herramienta de trabajo que ofrece enormes beneficios, pero también puede resultar ser una trampa para las mujeres.
Cómo surgió la propuesta para un proyecto normativo sobre la regulación del teletrabajo
Y fue precisamente esta necesidad la que nos empujó a trabajar intensamente en la elaboración de una propuesta para un proyecto normativo sobre la regulación del teletrabajo y presentarlo, cumpliendo con el trámite de consulta pública que abrió el Ministerio de Trabajo hasta el pasado 22 de junio.
Lo hicimos después de reunirnos con la Ministra de Igualdad, a quién pudimos presentarle un diagnóstico de cómo las mujeres siguen siendo las más más penalizadas en el mercado laboral debido a la falta de estructuras sociales que apoyen el cuidado y las familias y que apuesten por la igualdad de género.
Hoy queremos presentaros cuáles son las principales conclusiones que hemos sacado durante estos meses de intenso trabajo y qué propuestas hemos presentado para que esta nueva modalidad de trabajo flexible no suponga otra trampa para las mujeres en pleno siglo XXI.
El desarrollo de esta propuesta se engloba dentro de la elaboración de otras medidas que deben incluirse dentro de un Plan Nacional por la Conciliación en el que estamos trabajando para poner fin a las desigualdades de género desencadenadas por la falta de medidas que regulen la conciliación con perspectiva de género.
La cara A y la cara B del teletrabajo
Todas tenemos bastante claros cuáles son los beneficios del teletrabajo. Esta ha sido una de las medidas más reclamadas en el Club de Malasmadres cada vez que os hemos consultado qué herramientas podrían ayudaros a conciliar vuestra vida laboral, personal y familiar. Algunas de las ventajas son:
- Evitar los tiempos de desplazamiento.
- Organizar la jornada laboral de forma flexible teniendo en cuenta otras responsabilidades (como la del cuidado).
- Impactar positivamente a nivel emocional y psicológico, permitiendo gestionar mejor los tiempos y organizarse la jornada.
Sin embargo, después de estos meses en los que se ha decretado el Estado de Alarma, hemos tenido que improvisar oficinas en casa sin una regulación previa y ha destapado los riesgos que supone el teletrabajo si no se enmarca dentro de una normativa que garantice no solo los derechos y obligacione sino que también evite que las mujeres seamos las que nos quedemos atrapadas en una nueva forma de “conciliación”. En este sentido, durante este tiempo hemos observado diferencias entre la carga de trabajo que han asumido las mujeres y los hombres y el desgaste no solo psicológico (soportando jornadas extensas con grandes interrupciones) sino también físicos, por no disponer de mobiliario ni tecnología adecuada para adaptar el puesto de trabajo en casa.
El teletrabajo sin perspectiva de género puede ser una nueva trampa para las mujeres
Como ha ocurrido con otras medidas de conciliación como la reducción de jornada o las excedencias, el teletrabajo puede provocar el efecto llamada para las mujeres madres, ya que somos nosotras las que socialmente se nos otorga el papel de cuidadora y responsable de las tareas doméstico-familiares. Por tanto, el teletrabajo puede acabar siendo una nueva trampa que aparte a las mujeres del mercado laboral, de las conversaciones informales que se generan en la oficina y del contacto diario y cercanía que supone el contacto presencial.
Para evitarlo necesitamos que los hombres también se vean llamados a utilizar esta herramienta y encuentren los mismos beneficios que las mujeres. Para ello, desde la Asociación Yo No Renuncio, planteamos fomentar la paridad en el uso del teletrabajo a través de acciones o beneficios a los que menos atienden esta forma de trabajo.
¿Cómo podemos asegurarnos de que esto se cumpla?
- Las empresas deben estar obligadas a registrar el uso de la medida del teletrabajo segregado por sexo.
- Posteriormente se debe analizar y profundizar sobre los motivos de uso y no uso a través de cuestionarios a los empleados y empleadas.
- Finalmente, en caso de observar desigualdad de uso según sexo, se debe establecer medidas como los beneficios o formación y sensibilización a la población que menos lo usa.
Poner los cuidados en el centro
En estos meses de confinamiento hemos visto cómo la rigidez de los horarios laborales han impedido que muchas mujeres puedan trabajar y las ha empujado a renunciar a su empleo para poder atender a las demandas de los menores. La falta de flexibilidad y la imposibilidad de adaptar la jornada a las necesidades del cuidado ha destapado la falta de confianza que se establece entre empresario/a y trabajador/a, algo fundamental para el teletrabajo.
Además, fruto de esta invisibilidad que le otorgamos al cuidado de los menores, miles de madres y padres se han visto obligadas a volver a trabajar tras el levantamiento del Estado de Alarma pese a la imposibilidad de que los niños y niñas vuelvan al colegio.
Para no volver a caer en el mismo error, dejando solas a miles de familias, creemos fundamental que la regulación del teletrabajo contemple priorizar el cuidado cuando sea necesario.
¿Cómo podemos hacerlo?
- Se debe permitir flexibilizar la jornada, especialmente en la entrada y la salida o bien adaptando el horario laboral
- Aprobar el derecho al teletrabajo para la persona cuidadora cuando un/a dependiente o menor de 18 años esté enfermo/a.
- Aprobar el derecho al teletrabajo cuando las escuelas estén cerradas debido a una crisis sanitaria como la actual o una situación similar.
Un modelo semipresencial que asegure la desconexión digital
Otro de los riesgos que hemos detectado escuchando vuestros mensajes es la sensación de estar trabajando permanentemente. Esto, sumado la carga de trabajo que supone estar cuidado de los buenoshijos a la vez, ha supuesto un empeoramiento de nuestra salud mental incrementando nuestro nivel de estrés diario.
¿Cómo podemos evitarlo?
En este sentido, creemos fundamental que la normativa del teletrabajo debe reflejar el derecho a la desconexión digital de cualquier persona empleada para garantizar los derechos regulados en el trabajo presencial.
Y por último, teniendo en cuenta no solo las voces de expertas y expertos en esta materia, sino también en nuestra propia experiencia, creemos que es fundamental que el modelo de teletrabajo combine días de trabajo a distancia con los días presenciales. De esta forma mantenemos las relaciones informales que se crean cuando trabajamos en la oficina, no nos sentimos tan aisladas y permitimos que se mantengan las relaciones personales con más cercanía.
Esta propuesta no hubiera sido posible sin el apoyo de Emi de Sousa y David Blay
Gracias a Emi de Sousa, abogada de familia y colaboradora de Malasmadres, y David Blay, periodista y experto en Teletrabajo por participar en la elaboración de esta propuesta. Han sido semanas de trabajo muy intenso que reflejan el compromiso de estas dos personas expertas para cambiar el sistema y caminar hacia una sociedad más sostenible y más sincera con la realidad que acompaña a las familias.
Según David Blay, “por primera vez se realiza una propuesta después de haber escuchado a un número altísimo de personas, que también por primera vez han sufrido los problemas reales del teletrabajo y la conciliación. En tiempos de brecha de género, no sólo debemos tener en cuenta la regulación de lo que tiene que ser el entorno laboral, sino la igualdad entre hombres y mujeres, que sabemos que no se cumple”.
El teletrabajo es una medida voluntaria que facilita la vida a muchas personas y mejorar la calidad de vida es un derecho. Tal y como apunta Emi de Sousa, “la calidad de vida en el trabajo es un derecho humano. Y entre otros aspectos, hace referencia al equilibrio familia-trabajo, con implicaciones físicas y psicológicas importantísimas. Ningún Gobierno debería ignorar la urgencia de legislar y concretar medidas de conciliación, vistos los estragos de su ausencia, que protejan la salud, el bienestar y la seguridad de los/as trabajadores/as y a la postre, de las familias”.
Y vosotras Malasmadres, ¿cómo creéis que debe regularse el teletrabajo?
Estoy de acuerdo con sus propuestas, y especialmente con la de que el teletrabajo sea semipresencial, con un mínimo de dos días presenciales para todas las personas que opten por esta modalidad, incluidas las que tienen menores de 14 años, para que se conserve un mínimo de relación y encuentro personal con los compañeros y mandos, pues los expertos en psicosociología, médicos y psicólogos, además de muchas trabajadoras con experiencia en teletrabajo, coinciden en advertir que trabajar en casa permanentemente durante todo el año, a largo plazo va causando cierto aislamiento, depresión, distanciamiento, y una desconexión que no es nada recomendable tampoco para la salud de las organizaciones. Es bueno encontrarse alguna vez a la semana con compañeros y empleados, no solo para saludar, somo seres humanos, y el teletrabajo va creando sensación de trabajar solos como si fuéramos una extensión del ordenador, por muchas telereuniones que se convoquen. Los extremos no son buenos. Mejor semipresencial, y así lo debe regular la Ley en todas las Comunidades Autónomas.
Aunque soy de los que prefieren el trabajo presencial, y desconectar lo mejor posible el ambiente de la casa con el de la oficina, estoy de acuerdo con sus reivindicaciones, y especialmente les agradezco que hayan incluido entre sus propuestas la del modelo semipresencial: “es fundamental que el modelo de teletrabajo combine días de trabajo a distancia con los días presenciales. De esta forma mantenemos las relaciones informales que se crean cuando trabajamos en la oficina, no nos sentimos tan aisladas y permitimos que se mantengan las relaciones personales con más cercanía.”
Por experiencia propia y ajena, les puedo afirmar que el teletrabajo total no es recomendable para la salud ni para el ánimo. Los extremos nunca son buenos, pues somos seres sociales, no es bueno que nos comuniquemos siempre de forma telemática, lo que nos distancia cada vez más. Es necesario conservar un mínimo de trabajo presencial, de encuentro personal y comunicación real con los compañeros y mandos, para evitar la deshumanización del trabajo.
Buenos días. Tras leer las 5 claves, hay una cosa que no me queda clara: las personas sin hijos ni dependientes a su cargo, ¿también deben tener derecho a teletrabajo?
En el Real Decreto 8/2020 el Gobierno insta a las empresas a facilitar la conciliación a sus trabajadores, mediante el teletrabajo siempre que sea posible y con otras medidas en caso contrario, hasta el 21 de septiembre. Es nuestro derecho, como el de no trabajar durante una baja médica, el de poder acompañar a familiares enfermos o prolongar la lactancia. Pero la realidad es que muchas empresas están volviendo a la actividad presencial aun cuando ha quedado patente estos meses que el teletrabajo es posible en la mayorñia de los puestos. No podemos ejercer nuestros derechos si somos minoría los que no cedemos a las presiones de nuestros superiores y empleadores. Qué derechos les dejamos a nuestros hijos y, sobretodo, a nuestras hijas?
Y los funcionarios? Me han denegado el teletrabajo tras acabar el estado de alarma, porque hsy una resolución que es solo estatal, y que no es aplicable a los organismos locales.
Urgente sindicatos haced algo similar a la comunidad de Madrid y permitir teletrabajo si cierran escuelas.
Por qué no ha salido mi comentario??
Hola, Malamadre!
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Yo veo lo que se está proponiendo insuficiente para una situación como la que hemos vivido. No pueden cerrarse colegios, mandarnos a todos a casa y pretender que teletrabajemos como si no tuviésemos dentro a unos niños demandándonos 24h al día.
Yo soy docente y mi trabajo se ha visto multiplicado durante este tiempo, como el de mi pareja. Por razones personales, no me ha quedado más remedio que trabajar muchísimas horas al día y decirles a mis hijos constantemente que no podía atenderles, que tenía que hacer cualquier otra cosa, menos estar con ellos. Y no estoy dispuesta a hacerlo de nuevo si la situación se repite. No se puede pretender que funcionemos como si nuestra realidad familiar no existiera.
Es subrealista esta situación Malamadre… por ello seguimos y seguiremos luchando, para encontrar medidas dignas de conciliación. De todas formas, échale un vistazo al servicio de asesoría legal que ha creado el Club de Malasmadres sobre la conciliación. Este proyecto se llama ‘Teléfono amarillo de la conciliación’… si necesitas ayuda y demás no dudes en consultar en https://eltelefonoamarillodelaconciliacion.com/
¡¡Un abrazo!!
Tanto mi trabajo como el de mi marido se puede hacer 100% desde casa. En mi caso, no lo habíamos hecho hasta que llegó el cierre y entonces mi empresa se vió obligada a hacerlo. Mi experiencia ha sido MARAVILLOSA a pesar de tener una buenabebe en casa de menos de dos años y que estoy en el medio del salón teletrabajando. Por culpa de la situación, asociamos el teletrabajo, al que hemos estado realizando ahora con niños correteando y compaginando entre trabajo, casa y deberes de los niños. Debemos entender que el nivel de estrés no tiene nada que ver con un teletrabajo Normal.
Mi empresa aún no nos ha hecho volver, pero ya nos han dicho que no quieren establecer teletrabajo porque se necesita el “contacto”. Aunque realizando reuniones semanales se podría solucionar.
En cuanto al trabajo de mi marido, que alguna vez lo había realizado desde casa y fomentaban el teletrabajo, después de la cuarentena, no quieren que los trabajadores, aún solicitándolo, para el cuidado de los hijos, opten por esta opcion.se ve mucha desconfianza por parte de los empresarios.
En mi opinión debería venir para quedarse porque en mi situación el estrés y el corre corre se vería reducido un 90%.
Pero cómo siempre, estamos en manos de los jefes, así que ya veremos
Desde luego Malamadre.
Nosotras seguiremos luchando con medidas para la conciliación y seguiremos dando la cara para ayudarnos entre todas. De todas formas, si tienes dudas en cuanto a esto, no dudes de entrar en el teléfono amarillo de la conciliación, que es un servicio de asesoría legal gratuito que hemos creado. Te dejamos la web para que le eches un vistazo: https://eltelefonoamarillodelaconciliacion.com/
¡Un abrazo enorme!
Después de esta cuarentena, no puedo trabajar normalmente en casa. Me sentí muy cómodo trabajando en casa, es bueno que la compañía lo permita e incluso aliente
Buenos días.
El teletrabajo está muy bien pero cuando eres la jefa en una oficina pequeña, que también tienes tus propios hijos pequeños y los clientes siguen viniendo a que les atiendas tú y el resto del personal que trabaja en la oficina, HAY QUE ESTAR. Muchos clientes son madres con hijos y les da absolutamente igual tu vida personal, eso sí, ellas seguro que exigen todas estas medidas de conciliación. Y yo cómo lo hago?
Yo también trabajo para una universidad catalana y el viernes pasado nos avisaron que si o si teniamos que reincorporarnos físicamente al trabajo en días alternos sin posibilidad de acogernos al 100% de teletrabajo hasta septiembre, que en teoria era lo que nos habían dicho. Yo solicité seguir teletrabajando y no me lo han aceptado, a parte con “amenaza” de que mi contrato se acaba e igual no renuevo. En cambio en otros departamentos si que han aceptado seguir teletrabajando teniendo menores a cargo… Todo muy bonito.
Lo del teletrabajo está bien si se cumplen los requisitos, yo he tenido que improvisar dirante estos mesos un lugar de trabajo y aún así no es cómodo para trabajar 8h. Aunque mi trabajo, que es de oficina, se puede hacer desde casa siemrpe y cuando todo esté digitalizado… Por aquí aún hay mucho papel. Pero también hay trabajos que ko se pueden llevar a este campo. Mi marido jamás podrá hacer teletrabajo, es tornero, por lo que es inviable llevarse el trabajo a casa. Así que en nuestro hogar la conciliación real en cuanto a lo laboral es conplicado… O sólo recaería en mí.
Me acabo de incorporar de una baja larga y he solicitado la opción de trabajar en mi casa. No ha habido posibilidad de negociación, la respuesta ha sido que todo el mundo se tenía que incorporar con normalidad al trabajo ya que los niños están de vacaciones y no hay la necesidad que se produjo por el cierre de los centros escolares. Así que me he tenido que incorporar a trabajar y dejar a los niños con las abuelas, porque según la lógica de algunos, si se puede salir a la calle también se puede volver al trabajo como si nada.
Trabajo en una universidad catalana donde desde hace ya unos años se dio la posibilidad de acogerse a teletrabajo. Máximo son 3 días a la semana, pero depende del trabajo que se realice y del jefe o jefa. En mi caso, mi jefa sólo nos autoriza un día. Yo lo hago los jueves y para mi es mi día de recuperación, poder descansar una hora y media más (me levanto cada día a las 5:30 porque empiezo a las 7:30 y vivo a 45km de Barcelona); poder realizar tareas para las que necesito concentrarme y que en la oficina es imposible con los teléfonos sonando, conversaciones, etc. Lo que sí tengo claro que el teletrabajo durante el confinamiento no es el teletrabajo en su dimensión real. El tener que estar atendiendo a la vez a l@s buenoshij@s en su dimensión escolar, personal y emocional en esta situación excepcional que ha supuesto el maldito coronavirus no permite tener una idea real de las posibilidades del teletrabajo. Por cierto, a nosotr@s nos hacen un test desde la unidad de riesgos laborales para analizar si el espacio donde teletrabajaremos es el adecuado o no antes de autorizarlo.