“Lo que sucede, conviene”, esta frase acompaña a Borja Vilaseca en las charlas que realiza en sus Directos en redes sociales estos días de confinamiento. Nos abre así la puerta para entender que todo lo que nos ocurre puede tener detrás un crecimiento interior y un descubrimiento de nuestra verdadera identidad, aquella que está tapada por la inercia por la que nos dejamos llevar cada día. No nos paramos a pensar quiénes somos, qué queremos, en definitiva a cuestionarnos.
Borja Vilaseca es nuestro segundo protagonista en la serie de entrevistas que hemos estrenado en esta cuarentena a personas que nos inspiran y nos hacen ver y reflexionar sobre la vida desde otro punto de vista. Es escritor, filósofo, conferenciante, profesor, emprendedor y empresario de proyectos orientados a la transformación y el despertar de la consciencia de la sociedad. Su gran pasión es cuestionar el orden social establecido, agitar consciencias y democratizar la sabiduría para inspirar un cambio de actitud y de mentalidad, de manera que las personas aprendan a ser verdaderamente felices y sepan cómo desplegar todo su talento y potencial al servicio de una función profesional útil, creativa y con sentido.
Con él hablamos sobre el despertar de la consciencia, de vivir de adentro hacia fuera y de sacar partido en esta crisis que sin duda hará cambiar el viejo paradigma por uno nuevo totalmente distinto.
- Me quedo con: “por medio de este ‘clic existencial’ experimentamos un profundo cambio de actitud y de mentalidad frente la vida, pasando de darle protagonismo a lo de afuera para empezar a valorar más lo de adentro. De lo superficial a lo profundo. De lo accesorio a lo esencial. De lo material a lo espiritual. Del ego al ser”.
- Podéis seguirle: en Facebook, Twitter, Instagram, Youtube y en su web.
- No dejes de leer su libro: Qué harías si no tuvieras miedo, del que puedes descargar de manera gratuita los primeros capítulos AQUÍ.
Un viernes con Borja Vilaseca
¿Qué podemos sacar en positivo de toda esta situación que estamos viviendo?
En mi opinión, el coronavirus es el detonante que este mundo necesita para hacer tocar fondo definitivamente al sistema, como paso previo a una época oscura que irremediablemente conducirá al despertar de consciencia de una parte de la humanidad. Y no por los efectos que está causando en el corto plazo a nivel de salud (contagios, muertes, aislamiento temporal, hospitales saturados, etc…), sino por las consecuencias macroeconómicas que este virus va a traer a medio plazo.
Son tiempos para salir de la zona de comodidad, cuestionar nuestro sistema de creencias, conocernos a nosotros mismos, aprender a ser verdaderamente felices, cambiar de actitud frente a la vida, reinventarnos profesionalmente y reconectar con nuestra dimensión espiritual laica, de manera que podamos establecer una relación más sabia, madura y responsable entre nosotros mismos y con el planeta.
En tu charla ‘Winter is coming’ ya hablabas de que en 2020 habría un gran cambio, ¿es necesario?, ¿por qué?
“Lamentablemente”, la función de esta pandemia global es fomentar la evolución de la consciencia de la humanidad. Y para que ésta se realice con éxito, primero hemos de ser conscientes de nuestra propia inconsciencia. Es decir, conocer muy bien nuestra sombra y lado oscuro para poder iluminarlo y convertirlo en luz.
En este sentido, los seres humanos solamente iniciamos este doloroso proceso de autoconocimiento y transformación interior cuando tocamos fondo y llegamos a una saturación de sufrimiento. En este sentido, el coronavirus –como cualquier otro virus– está enfermando al sistema, el cual –como organismo vivo–, está sacando toda la basura que ya tenía dentro.
Y por favor, no caigamos en el error de culpar al COVID-19. Su función está siendo la de aflorar las cloacas de este sistema insostenible forjado a base de deuda, corrupción, malversación, delirio y derroche. Tanto es así, que la respuesta que está teniendo el propio sistema consiste en inyectar cientos de miles de millones en la economía para paliar los efectos financieros de este virus en el corto plazo.
Es como intentar apagar un incendio echándole cubos llenos de gasolina. La incómoda verdad es que el sistema es un yonki completamente adicto a la deuda. Me da la sensación de que a lo largo del próximo año va a morir de sobredosis. Preparémonos para vivir el proceso de desintoxicación…
Nuevamente, todo este proceso de destrucción creativa es totalmente necesario para que evolucionemos tanto a nivel individual como colectivo, co-creando un nuevo modelo económico basado en el posmaterialismo. Es decir, en construir una sociedad que fomente el bien-estar, la felicidad, la autorrealización, la consciencia ecológica y el bien común como pilares principales. Y no tanto en el bien-tener, el consumo material, la opulencia, la inconsciencia ecológica y el propio interés, que son los que han venido dominando a lo largo del último siglo.
¿Qué les dirías a todas las Malasmadres que tienen miedo a lo que sucederá después?
En vez de dejarnos vencer por el miedo y la ansiedad originados en nuestra mente, más bien aprovechemos el actual contexto para sacarle el polvo a la valentía y el coraje que residen en nuestro corazón. Sabios de todos los tiempos nos han recordado una y otra vez que todo lo que sucede en nuestras vidas es neutro, perfecto y necesario para aprender, crecer y evolucionar. Lo que sucede, conviene.
Ojalá estemos a la altura de los retos y desafíos que se avecinan. Algún día les contaremos a nuestros nietos cómo era la vida antes del coronavirus y no se lo podrán ni creer. De nosotros depende que después del coronavirus la suya sea mucho más plena y próspera que la nuestra. Asumamos nuestra parte de responsabilidad, aprendamos de los errores, seamos autocríticos, trabajémonos interiormente…
Y en definitiva, seamos cada uno de nosotros el cambio que este mundo tanto necesita. En mi opinión, la mejor manera de empezar es conociéndote a ti mismo a través del Eneagrama de la personalidad. Os podéis descargar la guía “Eneagrama para principiantes”, donde podéis empezar al apasionante viaje de autoconocimiento a través de esta maravillosa herramienta.
¿Cómo podemos crecer personalmente ante la adversidad?, ¿hay esperanza?
Existen dos formas muy diferentes de afrontar la adversidad. La primera es sin duda la más común y mayoritaria. Y básicamente consiste en adoptar el papel de víctimas –culpando siempre a algo o alguien externo a nosotros–, tomando la decisión de medicarnos o, en casos extremos, suicidarnos. Cada año se quitan la vida 800.000 personas, según la Organización Mundial de la Salud. Es decir, 2.191 cada día y 91 cada hora. Sin embargo, existe una segunda opción: la revolucionaria.
Se trata de afrontar las desgracias y los infortunios con estoicismo. Es decir, con fortaleza, serenidad, aceptación y resiliencia, entrenando así nuestro espíritu de superación. Es entonces cuando cuestionamos nuestras viejas creencias, valores, prioridades y aspiraciones, cuestionando así nuestro falso concepto de identidad. De este modo va cayendo el cemento con el que fuimos condicionados hasta que solo queda lo esencial: ese diamante que siempre ha estado ahí y que nunca va a desaparecer: el ser, la esencia, lo que verdaderamente somos.
A través de un proceso de autoconocimiento e introspección, finalmente nos levantamos con la ayuda del suelo y salimos del pozo más fuertes, más sabios y más conscientes. Metafóricamente podemos decir que hemos vencido a nuestros demonios internos, venciendo así a nuestro propio ego. Es entonces cuando experimentamos un proceso alquímico. La ignorancia se convierte en sabiduría. Y el sufrimiento en felicidad. Nos sentimos en contacto con el ser, reconectando con así nuestra dimensión espiritual.
Experimentamos lo que muchos llaman el despertar de la consciencia, por medio del que cambia para siempre la forma en la que nos relacionamos con nosotros mismos, con los demás y con la vida. A raíz de esta experiencia, poco a poco todo comienza a cobrar sentido y nuestra existencia adquiere un nuevo significado. Por medio de este ‘clic existencial’ experimentamos un profundo cambio de actitud y de mentalidad frente la vida, pasando de darle protagonismo a lo de afuera para empezar a valorar más lo de adentro. De lo superficial a lo profundo. De lo accesorio a lo esencial. De lo material a lo espiritual. Del ego al ser. Y cuando este viaje concluye, despertamos del sueño en el que estábamos inmersos y descubrimos el auténtico propósito de nuestra vida: aprender a ser felices y amar, creciendo en consciencia y evolucionando en sabiduría para desarrollar al máximo el potencial innato que trajimos con nosotros al nacer. Este “viaje del héroe” culmina en el momento en que apreciamos que nuestra vida ha cambiado porque nosotros hemos cambiado gracias a todo lo que hemos aprendido a raíz de la desgracia que ha tocado vivir.
Y a los niños y niñas, ¿qué podemos transmitirles de toda esta situación?
Ante la situación de incertidumbre e inestabilidad actual, lo mejor que podemos hacer por nuestros hijos es ser felices, estar en paz y confiar en nosotros mismos y en la vida. Solo así podremos trasmitirles calma, tranquilidad, sosiego y serenidad, pudiendo pasar tiempo con ellos sin perturbarnos, perder la paciencia o llenarles de miedos y ansiedad. En esencia, educar es ser. Educamos con quienes somos cuando estamos con ellos. Con lo que sentimos.
Con lo que decimos. Con lo que hacemos. Solo podemos educar a través del ejemplo. Nuestros hijos son esponjas que lo absorben todo. Se nutren de nuestra energía. Y a través de las neuronas espejo imitan el comportamiento de sus padres. De ahí que sean un espejo muy nítido donde nos podemos ver reflejados, especialmente durante este proceso de confinamiento.
Y a vosotras Malasmadres, ¿de qué os está sirviendo este tiempo de cuarentena?
Hola Laura! Pues me está sirviendo para leer mucho, y para hacer por ejemplo meditación Kundalini en las clases de Yoga. Y la verdad es que me siento más “mala madre” aún.
Gracias por tus artículos
María Manca.
Muy de acuerdo con su posición de cuestionarse el sistema. Es una oportunidad única para examinar que vida llevamos y si realmente es la que queremos tener. Momento para meterse para adentro,conversar,leer,y replantearse muchos comportamientos,ser valiente. Aún así pienso q no tiene por qué ser incompatible con algunos de nuestros principios.Quiza lo q hay q hacer es hacer nuevo lo q es viejo: repensarlos,y renovarlos. Cómo les digo a mis hijos: los valores y talentos q tenemos no son solo para aprovechamiento propio,sino para contribuir al bien común,o ponerlos en servicio de los demás. Quizá es uno de los cambios q necesita esta sociedad: dar un giro radical a la honestidad,la honradez,la generosidad,la responsabilidad.Y todo esto está viéndose ya.