Ellas opinan: emprendedora, luchadora y malamadre

Cristina Mata, malamadre y protagonista de nuestra sección hoy, sabe muy bien qué significan las palabras superación y lucha. La vida le ha puesto situaciones complicadas que ha ido afrontando con entereza y, por difícil que parezca, con ilusión y una sonrisa en su cara. Optimismo es lo que desprende ella y lo que transmite, un ejemplo a seguir. Su lucha ahora es conseguir que tengamos una sociedad donde se pueda conciliar y para ello a través de su empresa apuesta por asesorar a mujeres emprendedoras, ella sabe muy bien lo que es emprender. ¡Os dejamos con su historia!

*Podéis seguirla en facebook y twitter.

Llevo días pensando, pensando en cómo escribir esto. Propuesta hecha por la gran Malamadre Laura Baena, y por “Cookita Tamara”, y vamos a allá a ver si somos capaces de explicar cómo soy una mujer emprendedora, luchadora y “malamadre” desde que nací.

Yo soy una “buenahija” nacida de un parto gemelar de dónde ya salí luchando con esta vida, ya que pesé un kilo ochocientos cincuenta gramos y lidié mi primera batalla con la incubadora y prueba superada.

La siguiente gran batalla fue cuando con cinco añitos me enfrenté a un cáncer de hueso y tuvieron que para salvar mi vida, amputarme la pierna derecha por encima de la rodilla, a eso se le sumaron tres largos años de quimioterapia, y la adaptación a caminar con una prótesis ortopédica. Todo esto fue superado, con la inestimable ayuda de mi familia, amigos, profesores, etc. Pues puedo decir bien alto que nunca nadie se metió conmigo en el cole por ser “diferente al resto”, tal y como escuchamos hoy en día. He de decir al respecto que yo era una niña con bastante coraje y tampoco les dejaba que lo hicieran.

Cuando todo esto estaba superado, a mi gran malamadre se la llevó un cáncer de colon con tan solo 34 años recién cumplidos en hospital y dejándonos a mi gemelo y a mí con 12 añitos junto al buenpadre de 36. Ésta sí ha sido una batalla dura, de la que puedo decir que nunca se supera pero que se aprende a vivir con ella. En la niñez y adolescencia casi no te das cuenta en echarla de menos porque estás arropado completamente por toda la familia, pero cuando somos adultos y tienes momentos tan especiales como el nacimiento de tu hijo, ahí notas verdaderamente la ausencia, y en la mayoría de los momentos cotidianos que ahora me rodean.

Mi vida transcurrió feliz, estudié me saqué mi carrera de Derecho y antes de terminarla ya estaba batallando la primera vez como mujer emprendedora, pero no en solitario, con un compañero de facultad, comienzos duros, pero respaldados también por mi gemelo que fue el que nos ayudó desde el minuto cero a empezar nuestro proyecto de asesoría jurídica, laboral, fiscal y contable.

Entre medias de toda esta vorágine me casé con el novio de toda la vida, entre novios y matrimonio, catorce años juntos que se truncaron e hicieron que camináramos cada uno por nuestro lado. Nuevamente a luchar.

Con gran capacidad de sacrificio y mucho esfuerzo aprobé el examen de Gestor Administrativo y en 2006 comencé mi carrera profesional en solitario, dura, pero otra vez con la inestimable ayuda de mi gemelo.

En este devenir, conocí al que por ahora ha sido mi gran amor, me lo presentaron en una asociación a la que pertenezco que es de personas con alguna amputación y él acababa de sufrir ocho meses antes un accidente de quad. Llegó a mi vida un día de Nochebuena, fue mi gran regalo de Navidad. Llegó para quedarse, arriesgando y saltándome las normas que me había impuesto en mi vida y que hasta ese momento habían fallado, a las dos semanas estábamos viviendo juntos y a los nueve meses estábamos “embarazados” de nuestro “buenhijo”.

Decidió subirse a mi barco empresarial y juntos compartir “todo” en nuestra vida y así conciliar desde dentro nuestra vida familiar y laboral.

Ocho años juntos, llenos de muchas vivencias, casi más malas que buenas, pero llenas de un amor inmenso. Creo que me he llevado los peores años de su vida, pero para mí los mejores de la mía. Y digo peores porque entró en un bucle de malas vivencias del que no supo salir, ni dejar que le ayudásemos los que le queríamos y estábamos a su lado, sobre todo yo, que luché con uñas y dientes porque fuese feliz, pero un día hace ya diecisiete meses decidió volar y no ser un lastre para los que aquí nos quedábamos. Se cansó de luchar en esta vida en la que estamos sumergidos y que todos intentamos continuar hacia delante.

He de decir que me he encontrado apoyada por más gente incluso de la que podía imaginar, doy las gracias a todos ellos porque sin ellos este camino no hubiese sido como está siendo.

Ahora camino sola tanto en la vida laboral como en la familiar. Intento conciliar todo lo que puedo gracias a la inestimable ayuda de mi familia, de las chicas que trabajan conmigo, porque sí, tanto el “buenpadre” cuando estaba conmigo como yo apostamos por nosotras las mujeres, y doy todas las facilidades del mundo a las que trabajan conmigo y ellas me responden de la misma manera.

Pero este camino ahora sola me lo he encontrado de mucho machismo, ya me lo decía el “buenpadre” y yo le decía siempre que exageraba. Pero una vez que él ha salido de la escena he tenido que lidiar con toda clase de diremos personas y no está siendo nada fácil, mi constancia y mi perseverancia me hacen pensar que aun estando sola puedo conciliar y vivir de lo que me gusta y eso es lo que le transmito siempre a mis clientes, sobre todo a los nuevos que llaman a mi puerta queriendo emprender y crear un negocio nuevo. Muchas, muchas veces nos dan ganas de tirar la toalla pero tenemos que trabajar en lo que nos gustar, en lo que creemos y en lo que realmente nos hace felices.

Por todo esto que me está ocurriendo en este último año, he decidido apostar por las mujeres emprendedoras y asesorarlas en todo lo que pueda, sin olvidarme de los clientes que en este periplo también me están ayudando.