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La dislexia, un camino de aprendizaje

La dislexia, un camino de aprendizaje

Hace 3 tres años a mi hija le detectaron DISLEXIA. Algo mucho más normal de lo que se cree pero que tiene su importancia en la vida de un niño, en su educación escolar y en su familia. Hoy mi hija tiene 11 años.

La DISLEXIA es un “trastorno del aprendizaje que consiste en la dificultad en la lectura debido a inconvenientes para identificar el sonido con las letras”.

Todo empezó muchos años atrás.

En la etapa infantil, te das cuenta que a tu hija le cuesta identificar los días de la semana, los meses del año, confunde palabras o le gusta pronunciar algunas, le cuesta recordar que hizo ayer en una secuencia lógica, etc. Son signos que te hacen ver que a tu hija le pasa algo. Pero claro, como aún es pequeña y todavía no ha aprendido a leer, piensas que eso no es importante. Que simplemente son cosas de la edad pero que con el tiempo lo aprenderá.

En el colegio, en la etapa de educación infantil (3 a 5 años) el profesor me comentaba que a ella sólo le interesaba jugar y que no iba a forzar el aprendizaje de las letras cuando no quiere. Porque en infantil no están obligados a enseñar a leer. Y en cierta medida, tenía razón. Sin embargo, cuando ves que tu hija tiene 5 años y que sus compañeros comienzan a leer o a identificar la palabra con el sonido. Empiezas a dudar. Yo, ya tenía mis sospechas. Soy pedagoga (aunque no ejerzo en la atención tempana) y entonces empecé a recordar cosas que había estudiado y a investigar sobre las dificultades del aprendizaje.

Cuando entró en la etapa de primaria y pasaban los meses. Mi hija empezó a decir que no quería ir al colegio. Que lo le gustaba lo que hacía allí. Siempre lloraba desconsoladamente y me decía:”Mamá, es que yo tengo que ser tonta” y yo le preguntaba: ¿Por qué dices eso?

Y me decía: porque mis amigas ya saben leer y yo no. ¡Puff! Se me partía el alma, solo de escucharla. A partir de ahí, mi hija empezó a tener baja autoestima, rabietas continuas, rechazo al colegio, a los libros.

En el colegio, me empezaron a decir que quizás “era una niña floja” “No ponía interés” Que habían probado con distintos modelos de aprendizaje de la lectura y que en ninguno encajaba. Pero que aun así, solicitaría que la vieran en el EOE (Equipo de Orientación Escolar). Eso significaba espera un tiempo a que evaluaran a mi hija, antes que pusieran los medios en el colegio. Sin un dictamen, no le pueden pasar a la PT (profesora Terapéutica).

En una reunión con la tutora me comentó que lo mejor es que la niña repitiera primero. Y que si podía, la llevara a un gabinete para que la estudiaran, porque los EOE tardan en hacer la evaluación. Le comenté que quizás mi hija tuviera dislexia. Pero me dijo la maestra que eso no era posible.

https://www.instagram.com/p/C11uKK6tXES/?hl=es

Me adelanté al EOE, y la evaluaron en un gabinete psicopedagógico.

Me comentaron que al tener 6 años aún era muy pronto para tener un diagnóstico claro, pero sí que se podía decir que tenía un trastorno de aprendizaje y que iba a necesitar ayuda. Pero, que recomendaba que lo comentáramos con el pediatra para que nos mandara al neurólogo y descartar cualquier problema neurológico o motor.

Y así fue como la vio una neuróloga que nos dijo que estaba perfectamente bien y que no tenía nada neurológico. Simplemente que su proceso madurativo necesitaba más tiempo para el aprendizaje de las letras. Que no todo el mundo aprende a leer a los 5 o 6 años. Hay niños que incluso tardan hasta los 8 años. Que no había prisas. “Eso mismo me preguntaba yo” ¿Por qué en el sistema educativo se les exige a los niños que en primer curso de Primaria tiene que aprender a leer?

Por otro lado, la neuróloga me comentó que si era dislexia o algún proceso madurativo, los niños suelen heredar de la madre la tendencia a ello. Entonces, recordé cómo a mí me costó mucho los estudios, siempre necesitaba más tiempo para todo y me constaba más esfuerzo que al resto. Ahí me sentí un poco culpable. No quería que mi hija viviera, todos los sufrimientos que yo había pasado en el colegio y concretamente en los estudios. Pero, ¿cómo podía evitarlo? Posiblemente, si a mí me hubieran evaluado por entonces, me hubieran tenido que poner refuerzo. Pero eso no había antes.

La llevé también a que la valoraran por si tenía algún tipo de discapacidad intelectual. Pero me dijeron que no. Aunque eso yo, ya lo sabía (trabajaba por entonces con personas con discapacidad intelectual).

Lo único que podía hacer por mi hija era costearle sesiones psicopedagógicas en un gabinete privado. Gracias a que empezamos pronto, mi hija fue mejorando considerablemente. A través del juego, empezó a reconocer las letras con su sonido. Entonces, ya tenía 7 años y había repetido primero. No me importó que repitiera, pero sí me dolía que sus amigas empezaran poco a poco a dejarla de lado, sólo porque estaba en otra clase. Ella también lo pasó mal. No lo entendía. Los niños, a veces, pueden ser crueles.

Llegó la pandemia, y volvimos a estar todos en casa. Hacer los deberes en casa. Las sesiones del gabinete online. A trabajar con mi hija la lectura y la comprensión.

Toda mi atención se la llevaba ella, y sin querer, dejaba a un lado a mi otro hijo que era más pequeño. Yo no me daba cuenta. Pero con el tiempo, eso me pasó factura psicológica y mental.

Y sobre todo, porque yo llevaba todo el peso. A mi marido le costó mucho entender que su hija tenía un problema. Hasta que no nos dieron el diagnóstico en el EOE, no lo acabó de comprender. En mayo del año 2021, le pusieron en el colegio a mi hija, una PT una vez en semana. Fue entonces cuando, al hablar esta con ella, entendió que lo que le pasaba tenía un nombre: DISLEXIA. Y que ella no era tonta, ni torpe, ni nada por el estilo. Fue como quitarse una mochila de encima. Poco a poco ha ido recobrando la confianza en sí mismo. Seguimos trabajando porque la DISLEXIA en un camino de fondo y hay que cogerle el pulso durante toda la vida.

“El secreto mejor guardado”, un libro dedicado a los niños y niñas que tienen dislexia

En 2022, escribí y publiqué un libro de aventuras para niños dedicado especialmente a los niños y niñas que tienen DISLEXIA: “El Secreto Mejor Guardado” Ed. Mr. Momo. Y es que es difícil encontrar libros para ellos. Ya que tienen que tener unas características específicas que no las tienen la mayoría de los libros a partir de 8 años.

Con mi historia quiero hacer visible, que los padres somos los que tenemos que estar alerta de cualquier cosa que notemos en nuestro hijo o hija. Porque la DISLEXIA se puede confundir con otros diagnósticos o juicios que se hacen desde la escuela, que, a veces, pueden hacer más daños que beneficio.

GRÁFICA DEL LIBRO LINKADO A https://www.amazon.es/secreto-guardado-%C3%81gueda-Santos-Jim%C3%A9nez/dp/8419443506

Considero que la mayoría de los profesores no están informados ni reconocen los signos de esta u otras necesidades educativas especiales. Por otro lado, no todas las NEE, cuentan con ayudas económicas del Estado. Hoy por hoy, no recibo nada para costear las clases psicopedagógicas y mi hija las necesita. Pero sigo, solicitándolas por si algún día llega.

Sólo con el refuerzo del colegio, no es suficiente. Todavía sigo luchando, años tras año, para que adapten los exámenes a mi hija. Los profesores no saben hacerlo, sobre todo, los que llevan muchos años en la escuela. Necesitan más formación en esa área. Y si los padres y madres, no estamos ahí, pendientes de nuestros hijos, te aseguro que pasan desapercibidos. Me he encontrado con padres y madres muy agobiadas porque no sabían qué les pasaban a su hijo, estos ya tiene 8 o 9 años, que aprendió a leer con dificultad y que tiene serias dificultades en muchas áreas del colegio. Un diagnóstico a tiempo puede evitar mucho sufrimiento en el niño.

Han comentado...

  1. gracias x dar visibilidad a la dislexia mi hijo tiene dislexia y me veo muy identificada con esta madre por que a yo pase por bastantes situaciones que ella pasó y es muy difícil explicar a esta sociedad que es ña dislexia por que te dicen a pero que es tonto o que tiene retraso y entonces ya sacas las garras y buff ye los comerias

  2. Cierto que hay profesores con falta de conocimientos, y existen cursos de formación pero muchos lo rechazan, no quieren actualizarse.
    Las familias con menores NEAE tenemos mucho trabajo para conseguir los derechos que les corresponden en educación, sanidad, esta sociedad que no los integran….
    pero no vamos a parar.
    Un saludo

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