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Mamá, llegamos tarde. Otra vez.

Mamá, llegamos tarde. Otra vez.

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8:50 de la mañana de un día cualquiera de 1988

– Mamá, llegamos tarde… Otra vez.
Cuando una Malamadre llega tarde al colegio, con la lengua fuera y un tic nervioso en el ojo… ¿por qué es?

  1. Porque se le han pegado las sábanas y no tiene ganas de comenzar la rutina del día.
  2. Porque justo hoy la buenahija quería desayunar bizcocho de chocolate y se ha puesto a hornear.
  3. Porque la buenahija hoy se ha levantado con el pie izquierdo y no hay quien la vista, la peine ni le haga entender que no, que bizcocho de chocolate no hay para desayunar. Empiezas a perder el ritmo, a mirar el reloj, a respirar, a mirar a la buenahija con cara de compasión hasta que ves marcar las agujas las 08:55 y sales como alma que lleva el diablo con la camiseta del revés, un ojo pintado, el pelo encrespado y la niña en brazos con el tazón de cereales en la mano y las legañas pegadas.

Y luego me preguntan por qué uno de mis momentos preferidos es cuando le quito con saliva las legañas del ojo en la puerta del colegio, le doy un beso apretado, la veo alejarse y respiro aliviada. Y eso que yo pues no me puedo quejar, por ahora… Aquí una servidora era raro el día que se levantaba diligente y sin el pie izquierdo. ¡Santa paciencia la de mi madre, que lidiaba con el tema vestimenta y la de mi hermana, que sufría en silencio las consecuencias de tales fechorías!

– Mamá, ahora sí que llegamos tarde…

Recuerdo perfectamente la vocecilla de mi hermana indignada por llegar tarde otra vez, quejándose al otro lado de la puerta por no llegar nunca puntual. Ella diligente, educada, tranquila y paciente como la que más, salía perfectamente peinada, con la felpa en su sitio (no se movía en todo el día de ahí, ¡increíble!), con su camiseta remetida sin ninguna arruga. Y así sin despeinarse  entraba al colegio y así sin despeinarse salía del colegio horas después, acompañada de su querida hermana (una servidora), que salía con las gafas de Snoopy dobladas, un chichón en la cabeza y los pelos cardados a lo Madonna en sus mejores tiempos. No había rodilleras que durasen dos días seguidos en mis pantalones.

Media hora para desayunar, media hora para peinarme y ya la traca final: vestirme

¿Que hubiera dado mi madre por aquel entonces porque mi Colegio Público de tierrasanta tuviera uniforme y no tener que luchar cada día conmigo a la hora de vestirme? Un brazo o la vida entera. No digo más. Y es que nada me venía bien. La cosa llegaba a su punto más álgido cuando mi madre osaba algún día de fiesta en el cole a vestirme de “niña mona”. Al contrario que la mayoría de las niñas, ODIABA (del verbo odiar muy fuerte) las faldas, las medias, los leotardos, los pichis, los vestidos. Recuerdo como si fuera ayer un jersey mitad azul mitad blanco con smiles bien grandes, que hubiera sido sin duda tendencia hoy en Instagram. Era mi prenda fetiche. Me lo quería poner TODOS los días. Pero, claro, cuando el jersey cogía ya un color blanco parduzco mi madre no tenía más remedio que echarlo a lavar. ¿Y entonces? Entonces se liaba parda y llegábamos tarde. Otra vez. Y así durante los 8 años de colegio.
En el Instituto mi madre ya dejaba en mis manos la cosa. Y con ello la adolescencia, el maquillaje a escondidas, la bomber negra, las Martins con los cordones sin atar y toda clase de espantos que tuve a bien ponerme sobre mi persona. Pero eso es otra historia de terror que no viene al caso.
En el bloque donde vivía, la mayoría de los niños iban a un colegio privado, que estaba a dos calles, y bajaban con sus falditas remangadas, pintadas y con esos imperdibles que las decoraban. Yo, pese a odiar las faldas, las miraba con recelo, igual que ellas miraban con recelo mi jersey parduzco de smiles.
En aquella época los colegios públicos no tenían la opción de uniforme, como sigue pasando en muchos de ellos a día de hoy. Así que mi madre se ganó un lugar en el cielo para la posteridad sin saber que otra vida mejor estaba a la vuelta de la esquina.

*Ilustración de @belengmh.

Mis mañanas son otra cosa bien distinta

No hay opción. Hay uniforme y sinceramente a mí me hace la vida más fácil, que para complicármela ya está la cuota de autónomo, el tráfico de Madrid y la pérdida de memoria. Cada principio de curso hay unos temas TOP en esta nuestra sociedad y uno de ellos es: “uniforme sí o uniforme no”. Para mí “sí, con matices”. En nuestro colegio marcan los colores y cada uno se busca la vida. Hay tiendas del barrio que venden la falda, el pantalón y la sudadera. Pero realmente se marcan los colores. Zapatos, calcetines, polos, zapatillas, pantalón de deporte son un festival, de todo como en la viña del señor.
La buenahija1 en invierno poquita ropa tiene, la del fin de semana y vacaciones, poco más. Para que os hagáis una idea este uniforme es a prueba de una hecatombe. Tres años de infantil ha durado y ya lo he cambiado por pequeño porque la tela es tan fuerte que no se destruirá nunca de los jamases. Así que este año hemos renovado, con la suerte de que vamos a heredar parte del uniforme de una compi de la buenahija. Así que por coste no será.
También os diré que el uniforme fue una grata sorpresa que me encontré, pero no fue lo que nos llevó a la decisión de elegir ese colegio. Si no hubiera tenido uniforme, hubiéramos hecho nuestro propio uniforme como hago con La Niña Intensa y tan contentos. Ahora, eso sí, el pantalón o la falda del colegio dura más que 20 pantalones de cualquier tienda. Doy fe y puedo demostrarlo.

¿Falda o pantalón?

Es otro tema top sin duda. La buenahija1 en eso no ha salido a su madre, le encantan las faldas y al principio me costaba hacerla entender que había que ponerse también pantalón. Me decía con solo dos añitos y ocho meses que entró en el cole: “pantalón es de chico”. ¡Madre mía, pero quién les mete esas ideas en la cabeza! Eso fue al principio, ahora va encantada porque ella misma sabe que el pantalón es mucho más cómodo, así que aplaudo la iniciativa de este cole.
Y para terminar, con vuestro permiso, Malasmadres:
Yo brindo por no tener que pelear por las mañanas por “no quiero ponerme eso, mamá”. Y también brindo porque cada uno elige y decide libremente la educación que quiere para sus hijos. ¡Faltaría más! 
Y con mi último brindis por la vuelta al cole me despido este viernes, esperando vuestra opinión y aprovechando para compartir el debate que generó el otro día mi amiga Marisa de ‘Madres estresadas’ en redes, acérrima defensora del “no uniforme”.
Y vosotras, ¿qué pensáis sobre este tema? Abran debate Malasmadres.

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Han comentado...

  1. Yo he preferido sin uniforme porque tenía quien me daba ropa para el buenhijo y realmente durante años lo único que le he comprado ha sido ropa interior y calcetines… También pensaba que con lo que se ensucia a lo largo del día, me iban a hacer falta cinco juegos del uniforme, porque lavadora no pongo todos los días, ni plancho todos los días, y los uniformes no son baratos así que cinco… Como otros, de cole chándal y camisetas, de finde vaqueros y jersey de punto. Todavía le da igual lo que se pone, eso sí, cuando empecemos con el “eso no me gusta, eso no quiero hoy” ya veremos. Pero no estoy dispuesta a gastarme un dinero en ropa.

  2. Creo que llevar uniforme es práctico y que a los niños se les pueden empoderar de otras maneras. Mi hija esta muy emporedada ,tanto, que va un colegio con uniforme y decidió desde el primer momento que no lo quería llevar. Tuvo que intervenir su profesora para conseguir que lo llevara puesto porque se negaba rotundamente. De momento este año parece que lo tolera más.

  3. Yo nunca he llevado uniforme, pero ahora daría lo que fuera porque mi buenahija llevara uno….aunque iba a ser titánica tarea colocárselo…el baby de la guarde está sin estrenar ???? Me espera una buena adolescencia ????

  4. Yo defensora incondicional del uniforme. Si bien es cierto que en mis años de EGB lo odiaba (pasar al instituto en aquel momento supuso un “alivio” en ese sentido, qué ingenua era entonces en tantas cosas) ahora como madre sólo veo ventajas.
    Cuando mi hija entró al colegio en infantil me tragué todas las jornadas de puertas abiertas de mi zona habidas y por haber, de colegios públicos y concertados. Y en muchas de los públicos salía el tema de uniforme sí/uniforme no. Incluso el director de un colegio público comentó que ya se había conseguido implantar, después de mucho trabajo de convencimiento, la equipación deportiva en los niños, con el contento generalizado de los padres. Tanto que estaban pensando también en implantar el uniforme para el resto de días en los que los niños no tenían gimnasia. En otro de los coles públicos un padre se quejaba de que uniforme está asociado a ideas religiosas (nada más lejos de la realidad, por lo menos en nuestro caso) y que por eso si en ese cole lo implataban su hijo no iría allí
    El problema, como dicen más arriba, puede venir por posibles abusos… Pero efectivamente ahí está el trabajo tanto de la inspección educativa como de los propios padres (a través del AMPA y de los consejos escolares)
    En nuestro caso hay uniforme, pero ni se compra en el colegio, y no sólo son unos grandes almacenes los que tienen la exclusividad para la venta. De hecho las tiendas del barrio también los venden,y eso ya es decisión de cada familia, porque los precios varían, y en algunos casos mucho.
    Yo no lo considero un gasto sino una inversión (sólo tenemos que comprar ropa para el verano, durante el curso con poca cosa pasamos), ahorra tiempo y muchos quebraderos de cabeza

  5. Yo de pequeña iba a un cole con uniforme, el cual odiaba(era de cuadros y parecia un mantel).
    Y ahora que soy malamadre estaría encantada de que en el cole de mis hijas hubiera que llevarlo, considero que evita quebraderos de cabeza y a la larga ahorras.

  6. A ver… lo bueno es poder decidir… eso es cierto…. pero me inclino por la opcion de no uniforme…. libertad… me encanta que vayan forjando su personalidad… alienarlos tan pequeños… uff
    Y sobre el tema economico… pues lo mismo será desembolsar a principio de cole una cantidad x por los uniformes que por la ropa que compres para el cole, no? que
    son mas duros.. pues se busca un material mas duro en la ropa y ya…no? los vaqueros con elastico puedo asegurar que duran y duran…. y sin supercomodos… y no son nada caros! y si no el chandal!
    y en cuanto a rapidez por la mañana… pues igual que los buenos hijos “asimilan” el uniforme para el cole que “asimilen” la ropa que es para el cole y se acaban habituando…. si a lo uno a lo otro tambien!
    pero ver la diversidad… variedad… y cada uno con su personalidad… me encanta!

  7. Yo me pasé hasta los 10 años sin uniforme. Odiaba los chándals pero para mi madre era lo más cómodo. Después llegó el uniforme y recuerdo la ilusión que me hizo. Ahora con mi hijo la guardería solo tiene uniforme opcional en tallas grandes y estoy detrás de que me hagan tallas pequeñas para ponérselo. Es cómodo para él, para mi y para sus profesoraa. La parsonalidad no solo se demuestra con la ropa, de hecho grandes mentes de este sigolo tienen su propio uniforme para su dia a dia. Mi propio jefe, qué es un gran profesional tiwnw su “uniforme”. Y yo me estoy planteando hacerlo. El uniforme no unifica, hay altos, bajos, rubios, morenos… y además la personalidad es innata no solo demostrada a través de nuestro físico. Pero obviamente tenemos la suerte de que en nuestro país tenemos todo tipo de colegios y la libertad de elegir según nuestros valores.

  8. Yo llevé uniforme en mi colegio concertado y voto un si rotundo. Creo que los hace iguales con sus compañeros, no hay marcas ni tonterías elitistas. Y si además te ahorra la pelea con el buenhijo estilista (porque mi hijo a sus dos años elige sus zapatos y camisetas como si fuera un pequeño influencer) adora su uniforme y yo más ????

  9. Soy una GRAN defensora del uniforme!!
    Crecí llevando uniforme, pichi y pantalón, como era enfermiza mi madre me enviaba de octubre a mayo en pantalón y el pichi quedaba para septiembre y junio.
    Llegaron los 13 años y el odio al uniforme, deseando pasar al Bachiller donde no lo llevabas. Esa euforia me duró un mes, tras el cual cansada de pensar que me pongo cada mañana, eché de menos terriblemente el uniforme. Tardé casi un año en “crear” mi uniforme de clase y así evitar la angustia de combinar la ropa y pensar que iba horrible cuando las demás iban “monas”.
    Mis hijos llevan uniforme, aunque supone un desembolso inicial grande, luego es un gran ahorro económico y desde luego evita muchos problemas de lunes a viernes :))

  10. Yo iba a un cole concertado y llevaba uniforme. Recuerdo que no me gustaba, y eso que no era de los más horrorosos, pero entiendo que para mi madre era un quebradero de cabeza menos. No sé lo que se gastaría en el uniforme, la verdad, pero sí recuerdo que la falda, gris, me la compraba “crecedera” y me duraba un montón… Eso sí, lo peor que podía pasarme era caerme y hacer un desgarro en la ropa del uniforme. Casi que me llevaba más bronca por haber roto el uniforme que por la herida que pudiera llevar. Recuerdo la frase de mi madre:”pareces hija de padres viejos”, ja, ja…
    Mis buenoshijos (cole público) no llevan uniforme pero sí es obligatorio el uso del chándal del cole cuando tienen educación física (3 días a la semana el buenhijo1) o psicomotricidad (2 días a la semana el buenhijo2), o cuando salen de excursión, así que en realidad, es como si llevaran uniforme esos días. Y el resto de días también van en chándal o con ropa supercómoda, así que, de momento, sin complicaciones.

  11. Yo fui a un colegio con uniforme y la verdad que la comodidad es brutal. Te levantas y no hay que pensar. Mi hija va a un colegio sin uniforme y en los momentos de estres matutino preferiría mil veces más que lo llevara. Pero como he dicho, con el uniforme no hay que pensar y pese a que me gustaría que mi hija combinara a la perfección los colores y no se pusiera los pantalones más viejos que tiene para ir al cole, aprecio la personalidad que tiene para vestirse. Hoy se ha ido con unos leggins negros y una chaqueta de punto azul marino, y le he dicho que eso no combinaba nada bien, y su respuesta ha sido, ¡a mí me gusta!, el conjunto iba acompañado de un sombrero que le compramos en la sección de chicos de h&m.
    Esa es mi hija, tiene una fuerte y convincente personalidad. Y el poder elegir la ropa por la mañana le ayuda a afianzarla. Eso sí, creo que el gasto en ropa es mucho más alto, ¡los uniformes son indestructibles!

  12. Yo llevaba uniforme y era guay. Para mis padres, claro, pero es que a mí me encantaba. Mi hijo, que acaba de empezar el cole, va de calle. La verdad es que, por ahora, le da igual lo que le ponga así que genial. Pero el uniforme ahorra pasta y quebraderos de cabeza.

  13. Pues yo estoy con Marisa (la voz de la experiencia pero también la del respeto y la libertad bien entendida) por diferentes razones:
    -La primera es que el mundo real no lleva uniforme por lo general, por más que sea habitual un cierto dress code.
    -La segunda es que la vestimenta es una forma de expresión y no quiero limitarles ninguna.
    -La tercera es que es un gasto adicional en el que muchos colegios encuentran “otra vía de financiación” (no me creo que un jersey de poliester 100% cueste 60€ y no entiendo que ese jersey cueste diferente dependiendo del cole al que pertenezca el uniforme).
    -La cuarta es que te obliga a estar continuamente replanteando lavadoras porque Murphy marca el día a día de las manchas y pocas malasmadres conozco que compren mas de dos equipaciones (y menos a esos precios).
    -La quinta….nada, para qué seguir con que es una forma de imposición de un tema sobre el que no se tienen competencias o que suele ser discriminatorio desde el punto de vista de género e incluso victimiza a nuestros peques por comentarios tan rancios como si las niñas de 12 años usan mas o menos escote y pone nerviosos a los niños (cuando en realidad a quien pone nerviosos es a madres y profesores).
    Respecto a los que dicen “que iguala” al no tener que discutir por marcas…cuando llevas la marca del cole a todas horas presumiendo de estar en un cole mas elitista que otro o en uno que está en el ranking de los mejores del mundo.
    Pero todo ello se cae abajo cuando tu hija es alérgica al tejido que ALGUIEN ha decidido que tienen que llevar TODOS: mi hija adoraba el uniforme del cole (aún recuerdo cuando con 2 años soltó un “QUE GUAPOOOO” cuando vio bajar a su hermano estrenando uniforme en su primer día en primaria) y estaba deseando llevar la falda del cole “que es preciosísima” cada día de sus tres años de educación infantil…pero llegó primaria y la falda (también 60€, debía ser precio único) picaba…pero no picaba como siempre se ha dicho…picaba de verdad y dejaba sus piernas con ronchas enormes.
    Intentamos de todo (leotardos de algodon y supervisión del pediatra incluida) incluso cambiarla de cole (acababan de abrir uno público junto a mi casa) pero nada(no quería abandonar a sus amigas “de toda la vida”) y hablamos con el cole que dijo que no podía permitir excepciones (recordad: es una vía de financiación) e incluso indicó al profesorado tomar medidas si no se usaba el uniforme oficial (bajar nota), así que optamos por usar el uniforme masculino “tuneado”: pantalón gris pero no el oficial sino otros de algodón (por cierto, de Tintoretto, aunque eso solo lo sabía yo, gracias a que mi hija era grandota) y gracias a ello era adorada por las niñas de infantil porque era “LA NIÑA CON PANTALONES” … que ésto pasara ya en el siglo XXI era de traca.
    Por suerte por aquel entonces estaba en la consejería de educación y podía pedir consejo a mis compañeros inspectores que ya habían detectado abusos al respecto y me dieron todo su apoyo…moral, que tampoco movieron un dedo por arreglarlo.
    Bueno, ya lo he soltado, espero que podáis disfrutar de la libertad que os dan los uniformes…
    Un beso.

    1. No puedo estar mas de acuerdo contigo, soy de la misma opinión.
      Buen fin de semana malasmadres

    2. Poco más que añadir… En mi caso si nos dieron la “facilidad” de que la niña no llevara uniforme, debido a su problema de piel atopica. Pero pasó a ser señalada por papás y mamás debido a que se le permitía vestir diferente… y en las fotos de la clase era un “dónde está Walli” imaginaros la foto… así que la solución fue en febrero pedir el traslado de colegio (a uno sin uniforme por supuesto!).
      Algunos pensareis que me dieron solución, pero para mí no lo era, ya que si a un niño Celiaco se le ofrece un menú apto para su alergia (cosa lógica y normal!!) también lo deberían hacer en el tema de uniformes, buscar una solución con un uniforme de algodón… no?? A mí me parece un tipo de discriminación hacía esos niños.

  14. Queridas, yo entiendo los beneficios del uniforme pero para mí, como su nombre indica, su función es “uniformizar”. Uo creo que la variedad y la diversidad son una riqueza y el vestir es una forma de expresión de la personalidad. Para mí es un NO rotundo pero eso es una elección de cada una; faltaría más!. Dicho esto; yo me pasé la infancia en chándal de táctel…me molaba, era cómodo para jugar y no dejaba que mi madre eligiera por mí. Salí una mujer empoderada ????. Feliz fin de semana malasmadres.

  15. Tengo un hijo de 16 años, que desde los 13 meses ha estado llevando uniforme en el mismo colegio. Ahora ha pasado ya al Instituto y ya, lógicamente, no lleva uniforme. Pues bien, La semana pasada fuimos a comprarle ropa adecuada para ir a clase. Me llevé una sorpresa cuando mi hijo me dijo: “Echo de menos el uniforme! Casi dan ganas de repetir cuarto de la eso!” Así que es supercomodo para nosotras pero también para ellos, que lo sepáis!????

  16. Yo fui a un colegio concertado que tenía uniforme pero no era obligatorio, quien quería lo llevaba y quien no quería no, pero al final lo llevábamos casi todas porque era lo más cómodo aunque al tener libertad, si algún día te apetecía ir “de calle” pues no pasaba nada..
    Ahora en el colegio de mi hija hay uniforme obligatorio y fue una de las razones por las que lo elegimos. Además las niñas pueden elegir llevar falda o pantalón, aunque la verdad es que desde los 3 años hasta los 17 si miras por las clases puedes contar con los dedos de una mano las niñas que llevan pantalón pero a mi me parece fenomenal que se pueda elegir.

  17. Buenos días!
    En mi infancia, primero estuve en un colegio sin uniforme, y lo que tú dices:
    “Mamá no me quiero poner los pantalones, quiero la falda!” Y min pobre madre, desesperada.
    Luego cambié a otro colegio y era obligatorio el uniforme. Y yo encantada de la vida.
    Te facilita la vida, es un ahorro económico y entre los niños NO existen diferencias del poder adquisitivo de cada familia porque no se reflejan las marcas o no marcas de la ropa.
    En el cole de mis hijos no hay uniforme. Pero yo misma lo creo. Siempre van igual durante todo el año. Chándal (6 camisetas, 5 pantalones, y 4 sudaderas) y el fin de semana vaqueros y poco más.
    Ahorro en ropa porque “no llevan modelitos” cada día de la semana. Es sota, caballo y rey.
    Pero daría lo que fuera porque lo implantasen.
    Y si yo tuviese que llevar uniforme para trabajar, mejor que mejor. 🙂
    Feliz viernes!

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