*Podéis seguirla en facebook,twitter, instagram y en su blog.
Las madres estamos mejor preparadas para cuidar de nuestros hijos
Partamos de que cada caso es diferente y particular, y que la custodia compartida requiere reunir ciertas condiciones para que resulte exitosa.
Una separación nunca es fácil ni está libre de impacto emocional para todas las partes implicadas.
Aún contando con que ambos progenitores estén de acuerdo, tras el proceso de separación, no sólo son los tiempos, los gastos y las responsabilidades en la educación lo que se reparte. También se reparten papeles: no sólo las madres estamos preparadas para cuidar de nuestros hijos.
Cuando este concepto está tan arraigado la idea de sentirse poco idónea o Malamadre puede aparecer cada vez que los hijos estén con el otro progenitor.
Pensar que nuestro papel es siempre más importante, devaluando las maneras del otro, sólo nos sirve para mantener cierto lugar ventajoso a nuestros propios ojos.
Como con su madre con nadie (yo decido cómo y con quién)
Amor es estar y dar pero también dejar que haya lugar para otros.
Ante la pregunta “qué es lo mejor para mi hijo” ¿Estoy pensando en realidad “qué es lo mejor para mí?” A veces no es fácil aceptar que el otro progenitor, si bien es muy distinto y transmite de otra manera, también tiene algo que ofrecer que es beneficioso para el desarrollo de nuestro hijo. Incluyendo las fallas y las limitaciones que todos como padres tenemos. Distribuir los tiempos más equitativamente permite que en la vida del niño existan ambos referentes.
Como padres no tenemos la propiedad, por ejemplo, para prohibir que haya contacto (tampoco telefónico) con el otro progenitor o su familia. Tan perjudicial es prohibir como consentir que eso ocurra.
Como conmigo no estará con nadie se convierte en una trampa para sostener nuestro lugar. ¿Tanto miedo tenemos a perder un lugar de privilegio que no podemos dar un lugar a otro también? ¿De quién es la necesidad de tenerlos siempre conmigo? ¿De ellos o mía?
Si hay voluntad y entendimiento los conflictos, inevitables en toda relación humana, podrán abordarse entre adultos. Dejando a los niños fuera de estas conversaciones o problemáticas, proceso en el que ellos nunca deberían participar. Evitando que se conviertan en mensajeros de nuestras propias necesidades y/o responsabilidades.
Y vosotras Malasmadres, ¿qué pensáis sobre este tema? Os esperamos en los comentarios.
Cuando ellos no están
“El espacio que deja tu hijo cuando se va no lo suple nadie”, me decía una mamá.
Cuando tenemos que despedirnos y nos quedamos a solas nos encontramos en realidad con nosotros mismos. Empezamos a escuchar lo que nos pasa, lo que sentimos que nos falta, también lo que duele pero también nos encontramos con lo que somos…
Volcarse en el trabajo o en el cuidado de otros puede ser una salida para alejarse de la tristeza, pero también una huída hacia adelante. Y aunque hagamos lo posible por enmascarar el sufrimiento si éste no se resuelve no va a ninguna parte: se queda con nosotros.
Este nuevo escenario y este tiempo “en soledad” puede convertirse en una oportunidad para escucharse, descubrir qué deseo, dónde quiero estar y de qué manera. Sin duda habrá momentos de tristeza, de rabia y frustración pero que no sea esto lo que acapare nuestro espacio.
“Volví a descubrir aquello que me gustó siempre y no me atrevía a hacerlo. No se trata sólo de salir con amigas o a ligar sino de encontrarte contigo”
Uno mismo, el punto de partida para poder continuar. Permitirse disfrutar, descansar y reponer fuerzas es indispensable para PODER ESTAR también como madre/padre.
Porque se está no sólo físicamente sino también en la distancia.
Lejos del egoísmo trabajar desde nosotros mismos nos ayuda a poder tener la generosidad de hacernos a un lado a veces, de dejar hacer al otro, de acercar posiciones, y de evitar cargar en nuestros hijos.
Sólo así podemos empezar a responder a la pregunta, con honestidad, madurez y responsabilidad ¿Qué es lo mejor para mi hijo?
Ellos necesitan de nuestra disponibilidad, paciencia, tiempo y ganas.
Y quizás no haya mejor regalo para nuestros hijos que ofrecerles, más allá de las diferencias o dificultades que existan en la pareja, a dos adultos que son capaces de hablar y llegar a acuerdos por el bien de sus hijos.
Hola Tere, efectivamente hablamos de una separación en la que ambos progenitores están de acuerdo y tienen voluntad por asumir sus responsabilidades así como mirar por el bien del menor. Gracias!!
Sí, si lo mejor es que puedan recibir lo bueno de cada uno y disfrutar de todos los miembros de su familia, padres, abuelos, tíos, primos… sea con el régimen que sea, custodia compartida, visitas, etc., y de hecho no es solo permitirlo, sino propiciarlo e incluso obligar (cuando no hay interés por la otra parte) el contacto. Pero es verdad que en ocasiones hay alguno que no puede ofrecer nada bueno o positivo, y estamos en nuestro derecho, y en nuestra obligación, como madre o padre, de proteger al menor.
Hola Tere, efectivamente hablamos de una separación en la que ambos progenitores están de acuerdo y tienen voluntad por asumir sus responsabilidades así como mirar por el bien del menor. Gracias!!