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Cuídate como querrías que los buenoshijos se cuidaran

Cuídate como querrías que los buenoshijos se cuidaran

Vivir sin expectativas era el post que nos trajo nuestra colaboradora y coach Leonor Cabrera el mes pasado. A raíz de leerlo y reflexionar muchas Malasmadres pensaron en cómo podían darle espacio a sus necesidades y cómo conseguirlo porque muchas veces cuando somos madres dejamos esas necesidades a un lado o en último lugar. Hoy Leonor ha querido darnos respuesta y ayudarnos para conseguirlo. ¡No te lo pierdas!

* Podéis seguirla en FacebookTwitter y en su BLOG.

Si hiciéramos un ranking de los problemas de las malas madres estoy segura de que uno de los puestos más elevados lo ocuparía la falta de tiempo para cuidarse. Ya lo decía Inma en un comentario a mi post del mes pasado, dedicado a cómo lidiar con las expectativas: “¿Qué ocurre cuándo las expectativas se convierten en necesidades? Por ejemplo, necesito dormir y descansar, necesito tener la casa medio ordenada… Esas necesidades son difíciles de cumplir y terminan haciendo mella…”, decía ella en este comentario.

Pues sí, ¿qué ocurre cuando no le damos espacio a esas necesidades podríamos llamar, primarias, como dormir, descansar, tener tiempo libre? Pues que poco a poco nos vamos cargando, aparece el cansancio, el enfado y demás emociones negativas que nos acaban sacando de nuestras casillas y nos alejan del deseado estado de bienestar que todas vamos buscando.

Si te digo que es primordial cuidarse estoy casi segura de que me dirás, sí, pero cómo lo hago yo para cuidarme teniendo que cuidar de los buenoshijos, de la buena pareja, de la casa, teniendo que atender al trabajo… ¿Dónde queda el tiempo y el espacio para cuidarme a mí misma?, tal vez te estés preguntando ya.

Hallar ese tiempo y ese espacio para cuidarte a ti misma es un proceso de aprendizaje, de maduración y de respeto hacia ti y hacia los que te rodean, porque si tú no estás bien es imposible que estés bien para los otros. Ése para mí ha sido un aprendizaje básico a la hora de realizar mi labor como terapeuta y como coach; si yo no estoy bien, cuidada, descansada y presente, es imposible que pueda estar bien y presente para mis clientes.

Si tú no estás bien, no lo estarás para tus hijos

Lo mismo sucede con la crianza. Si tú no estás bien, centrada, serena y en ti, es imposible que estés bien para tus hijos. En este punto te invito a que hagas un viaje al futuro y te imagines dentro de unos años, cuando ya sean adultos, a tu buenhijo o a tu buenahija tratándose como tú te estás tratando ahora a ti misma, haciendo lo que tú haces y con el ritmo de vida que llevas. ¿Qué le dirías? ¿Qué consejo le darías, ya como la mujer sabia y adulta en que te has convertido, con la perspectiva de haber pasado por lo que ellos están pasando? A ese consejo que le das ahora en tu cabeza a ellos es al que tienes que hacerle caso, no a las excusas mentales del tipo “si yo no lo hago todo esto se va a pique”.

Desarrollar el amor hacia una misma es fundamental para poder desarrollar el amor hacia los otros. Y cuidarse significa precisamente eso, desarrollar el amor hacia sí misma y cuidar y alimentar la madre interna que todas llevamos dentro y que nos ama de forma incondicional, igual que tú amas a tus hijos.

“Los tres amores”

Claudio Naranjo, con quien he tenido la suerte de formarme como terapeuta integrativa, habla de los tres amores. Su teoría es que dentro de cada persona conviven un padre, un hijo y una madre. El padre sería el encargado de lo mental, de lo que él denomina el amor admirativo, mientras que el niño está más conectado con el instinto, el amor erótico y con la satisfacción del deseo. Por último, la madre interna es la que nos conecta con el amor compasivo, con el cuidado hacia nosotras mismas y hacia los otros. Quizás la imagen que mejor puede evocar esta figura interna es la de una madre acunando a su bebé.

¿Cómo desarrollar esta madre interna de la que andamos tan necesitadas?

¿Cómo desarrollar esa madre que nos acune a nosotras mismas? Pues lo primero es dándole el espacio que se merece, cambiando esa idea de “cómo voy a sacar tiempo para cuidarme a mí con todo lo que tengo que hacer” por la idea de “si no me cuido, no puedo estar para los otros”. Esa madre es compasiva, es amorosa y espaciosa, lo que significa ser compasivas, amorosas y espaciosas con nosotras mismas.

Desarrollar esa madre interna también consiste en dejar el juicio hacia una misma a un lado. Soltar ese látigo que tan a menudo llevamos en la mano y que nos impide querernos de una forma auténtica y generosa. Frases como “tienes que ser así” o “debes hacer esto o aquello” son las que te están diciendo al oído ese látigo. Soltarlo significa dejar que de nuestro diálogo interno caigan frases de este tipo.

Significa sentirte valiosa por quien eres, por tu forma de ser y por simplemente estar presente sin necesidad, en muchas ocasiones, de hacer nada. Significa simplemente ser y en ese simplemente ser transmitir a tus buenos hijos, a tu pareja y a quienes te rodean todo lo que tienes para dar.

¿Cómo te llevas con el cuidado? ¿Te dedicas el tiempo y el espacio que te merece? ¿Qué coste está teniendo para ti y para tu familia el no cuidarte? Me encantaría escucharte ahí abajo, en los comentarios.

Han comentado...

  1. Buenos días,
    Aunque no estoy de acuerdo con la “adjudicación de roles” dentro de esos tres amores internos que relatas si que coincido contigo en la necesidad de autocuidarnos por dentro para poder estar y responder y sentir bien externamente a los demás y a nuestra propia vida. A mí me pudo la presión de ser la madre perfecta, todavía ahora, 6 años y medio después, sigo en terapia intentando reencontrarme a mi misma en mi nuevo status. No hallo la manera de cuidarme que me haga conectar mi mente y mi cuerpo, que me lleve al equilibrio, pero por fin he visto que eso es vital para una misma en esta aventura de la maternidad. No me castigo comomadre,eso lo hago lo mejor que puedo,pero a mí misma me censuraba y anulaba en el resto de aspectos vitales… ha llegado la hora de recuperar mi espacio y de hacer cosas para mí misma, de cuidarme YO.
    Muchas gracias por el post

  2. Hola. Yo me he apuntado a bailar en el gimnasio. Son sólo 2 horas a la semana pero me lo paso pipa y me río muchísimo. Cuando llego a casa estoy nueva. El buenpadre se queda con las buenashijas y si algún día no puede allí hay ludoteca para que se entretengan mientras tanto.
    Ahora en verano se han suspendido las clases y las estoy echando muchísimo de menos

  3. Hola,

    Yo cada día reservo mis 30-45 minutos de Yoga en casa. Me relajo, me estiro, me centro en mí… a veces me acompaña la buenahija, pero sabe que es mi momento y se pone a un ladito observándome e imitándome. Como dice nuestra Lucía mi pediatra: mama feliz, hija feliz. Es mi mantra = ) Antes cuando llegaba cansada o enfadada del trabajo quieras que no, lo pagas con todo el mundo, no te apetece hacer nada y todo te molesta. Ahora ya no.

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