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Cómo elegir juguetes para niños y niñas

Cómo elegir juguetes para niños y niñas

Se acerca la Navidad y es muy probable que vuestros hijos hayan empezado a escribir la carta a los Reyes Magos y Papá Noel. Está claro que deben ser ellos los que elijan qué juguetes les gustaría pedir, pero está en la mano de los reyes y del señor con tripa y barba blanca hacer una selección de aquello que realmente merece la pena que reciban, sobre todo cuando esas cartas suelen convertirse en encíclicas con varios folios de extensión.

Resulta que el juego es una de las actividades más importantes que puede hacer un niño durante la infancia. A través del juego explora su entorno y tiene la posibilidad de conocer el mundo que lo rodea, además de ser un estímulo muy importante para su desarrollo psicomotor y un entrenamiento muy valioso tanto para sus habilidades sociales como emocionales. Y en el sentido estricto de la palabra, un juguete es todo objeto con el que el niño juega, ya sea un palo y una piedra del parque o el robot de última generación con miles de luces que venden por internet.

Ficha técnica: Gonzalo Onoro y Elena Blanco

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Claves que os pueden ayudar para la elección del juguete

Entre tantas opciones es muy fácil que los reyes o Papá Noel se encuentren perdidos y no sepan elegir qué es lo que realmente merece la pena para los más pequeños de la casa. Porque un buen juguete, más allá de entretener, es un juguete que potencia alguna de las habilidades que el niño está desarrollando en ese momento. Con este post intentaremos dar una pistas para que esta Navidad tanto sus majestades como santa Claus lo tengan un poco más fácil y no se pasen hasta el último minuto sin saber qué dejar debajo del árbol o a la lumbre de la chimenea.

Tipos de juego

De forma clásica se ha clasificado el juego según las diferentes habilidades que estimula. Es importante conocerlas ya que esto va a permitir ofrecer al niño diferentes tipos de juguetes y actividades que potencian diferentes áreas cerebrales sin caer en la repetición.

  • Juego manipulativo o motor fino: este tipo de juego es de los primeros que aparece. Con él, el niño intenta coger cosas con las manos e interactúa con ellas. Juguetes de este tipo son los bloques de apilar o las piezas de encajar. Este tipo de juego potencia la destreza de las manos y constituye un buen ejercicio de preescritura.
  • Juego físico o motor grueso: en este caso aparece un poco más adelante, sobre todo cuando el niño es capaz de caminar.  Este tipo de juego estimula las habilidades motoras de todo el cuerpo y la coordinación. Juguetes de este tipo son las pelotas, los triciclos o una tabla curva.
  • Juego simbólico o referencial: con este tipo de juego el niño interpreta roles sociales y simula supuestos de la vida real, además de ser un buen estímulo para su imaginación. En este grupo podemos encontrar los muñecos, los coches o un set de café.
  • Juego artístico: incluyen todas aquellas actividades que potencian la creatividad y la imaginación del niño. Juguetes de este tipo son la plastilina, las pinturas, los instrumentos musicales o los disfraces.
  •  Juego conceptual o lingüístico: durante este tipo de juego el niño realiza una serie de procesos mentales destinados a resolver enigmas o solucionar problemas. Los puzles, los juegos de mesa o de cartas son algunos ejemplos.

A pesar del listado anterior, los juguetes suelen potenciar varias áreas cerebrales o habilidades al mismo tiempo. Por ejemplo, un set de cocina estimula tanto el juego simbólico (el niño interpreta que prepara una comida), pero también el motor fino (al requerir de destreza motora en las manos para que no se le caigan las diferentes piezas). Y por otro lado, los mismo juguetes, dependiendo de la edad del niño, pueden incidir más en un tipo de juego u otro; por ejemplo, un set de bloques de construcción a un niño de un año le servirán para entrenar las habilidades de motricidad fina y más adelante, con tres o cuatro años, ese mismo juguete le puede servir para montarse un taller en el que repara unos cochecitos, y por tanto formar parte del juego referencial.

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Para elegir un buen juguete hay que conocer al niño que va destinado

Quizá esto os parecerá de Perogrullo, pero seguramente este es el consejo más importante de este texto. Si habéis entendido que dependiendo del tipo de juguete se estimulan un tipo de habilidades u otras, parece que lo más adecuado es que el juguete que reciba un niño concreto encaje con su momento madurativo para que le suponga un buen estímulo para su desarrollo.

Con un par de ejemplos lo entenderéis

  1. ¿Qué os parece un balón como regalo? En nuestra opinión es un juguete muy bueno ya que estimula el motor grueso, la coordinación y el equilibrio. Vamos, un must que todos los niños y niñas deberían tener durante su infancia.
  2. Sin embargo, ¿qué os parece un balón como regalo para un niño de seis meses? Como que no tiene mucho sentido, ¿no? ¿Y un sonajero para un niño de cinco años? No sería de extrañar que lo mirara con cara de “Yo no soy un bebé…” y lo dejara olvidado en un cajón, mientras que para un crio de seis o siete meses puede ser un juguete muy apetecible. Por todo ello, la elección de un juguete debe hacerse en base a lo que el niño es capaz de hacer, pero también pensando en que le suponga un pequeño reto que le estimule a adquirir nuevas habilidades.

Otro aspecto importante a la hora de elegir un juguete es que sean evolutivos, es decir, que puedan jugar con ellos durante mucho tiempo y les suponga un buen estímulo aunque hayan ido superando diversas etapas madurativas. Sirva como ejemplo uno cubos de apilar; este juguete puede ser muy interesante para un niño de uno o dos años para que le estimule la motricidad fina y más adelante, con tres o cuatro años formar parte del juego referencial al servir como recipientes para dar de beber a los muñecos. Lo que está claro es que un buen juguete es aquel con el que los niños juegan muchos años y no aquellos que les dejan de interesar al cabo de pocos meses porque no les suponen un reto divertido para entretenerse.

¿Juguetes para niños y juguetes para niñas?

Basta con visitar una tienda de juguetes para darse cuenta de que algo pasa con los juguetes y el género de los niños. Por un lado hay pasillos enteros llenos de figuritas de acción de grandes guerreros y cochecitos con colores fuertes y llamativos, y por otro lado hay secciones enteras de muñecas y princesas con colores pastel y mucho brilli-brilli.  Es como si nos estuvieran diciendo que los niños deben jugar con un tipo de juguetes y las niñas con otros.

Es cierto que la gran mayoría de las niñas suelen realizar un juego más tranquilo que los niños mientras que ellos habitúan a realizar un juego más activo y físico. Sin embargo, la gran mayoría de los estudios que se han hecho al respecto reflejan que esa preferencia por un tipo de juguetes u otros se debe a los roles sociales del hombre y la mujer en la sociedad en la que vivimos y que, en cierto modo, hemos asumido los adultos. Parece que si las niñas juegan con muñecas es porque están acostumbradas a ver a las mujeres asumir cierto tipo de tareas, mientras que los niños prefieren realizar otro tipo de juego porque observan que en la sociedad los varones se dedican a otras cosas.

A pesar de todo ello, cuando un niño empieza a jugar, más o menos hacia los seis meses de edad, no sabe o no conoce que hay un tipo de juego más habitual de niñas y otro de niños. De hecho, no tiene nada de malo en que un niño reciba como juguete un set de limpieza con su escoba y su plumero y una niña un coche teledirigido. En este sentido es labor de los padres y madres ofrecer a sus hijos juguetes de todo tipo independientemente del género de sus hijos y que sean ellos los que decidan con qué quieren jugar. Quizá con este pequeño gesto ayudemos al cambio que tanto necesita nuestra sociedad.

Preferencia de juguetes por los roles sociales

¿Juguetes tradicionales vs. juguetes electrónicos?

Practicante todos los anuncios que vemos en la tele sobre juguetes nos muestran objetos de última generación con luces de colores, botones que al tocarlos emiten ruidos, mecanismos complejos, música estridente y otras chorrocientas cosas más que prometen ser el juguete perfecto para todos los niños. Lo cierto es que vivimos en un mundo en el que estamos rodeados de tecnología y parece razonable que estos avances se hayan trasladado al entretenimiento de los más pequeños de la casa.

Pero, ¿realmente esta tecnología hace que los juguetes sean mejores?

El problema de los juguetes con tecnología es que en muchas ocasiones hacen que el niño sea un mero observador de lo que ocurre, sin que realmente interactúe con el juguete. De esta forma el juego se convierte en “toco un botón y el juguete emite un ruido” o en un “mira que luces más bonitas salen de ese objeto que hasta cambian de color”. Como os podéis imaginar este tipo de juguetes no permiten que el niño experimente con su entorno ni potencian su imaginación, que al fin y al cabo es para lo que sirve el juego.

Por todo ello, los juguetes tradicionales que no incorporan tecnología no son peores que los de nueva generación. De hecho, muchos psicólogos y pedagogos hasta dirían que son mejores. Además, suelen ser más baratos, aunque esto al niño no le de importancia. Y para terminar de hacer un alegato a favor de los juguetes tradicionales no nos queda otra que contaros que muchos estudios han demostrado que los juguetes electrónicos (y también las tabletas y los smartphones) potencian el sedentarismo y la falta de actividad física, lo que a la larga suele traducirse en sobrepeso y obesidad. Así que siempre será mejor regalar a un niño un balón o una bicicleta que un cacharro con botones, sonidos y luces.

El juego libre y el juego estructurado

Es probable que hayáis leído en algún sitio el valor del juego libre en la infancia. Con este tipo de juego el niño decide cuales son las normas, incluso muchas veces las crea sobre la marcha siendo él quien marca la dinámica del juego. A través de este tipo de actividad se estimula la creatividad y la socialización, ya que es el niño quien decide cómo se juega y cuál es el papel de cada compañero en el juego. Por otro lado tendríamos el juego estructurado; en este caso las normas ya existen y el niño debe seguirlas. Este tipo de juego también tiene su valor durante la infancia ya que favorece el seguimiento de normas, así como la paciencia y la tolerancia a la frustración.

Existen en el mercado juguetes que se podrían encajar en cada uno de estos dos tipos de juego. Por ejemplo, un maletín de médico se podría enmarcar dentro del juego libre, ya que es el niño el que decide cómo quiere interpretar al personaje y establece cuáles son las normas que se deben seguir durante esa consulta médica mientras pone una inyección o explora los oídos. El ejemplo más típico del juego estructurado son los juegos de mesa, ya que en ellos hay que seguir unas normas concretas y el niño se debe amoldar a ellas. Como padres y madres deberíamos favorecer que nuestros hijos tuvieran a su alcance juguetes de los dos tipos ya que son actividades complementarias que favorecen habilidades distintas.

El valor de jugar con los niños

Todo esto de los juguetes y los tipos de juegos está muy bien, pero no nos debe hacer olvidar lo importante que es que los padres juguemos con nuestros hijos. Cuando un niño juega con un adulto realiza un actividad de un valor incalculable en la que, además de potenciar una habilidad dependiendo de a qué estén jugando, aprende de lo que hacen sus mayores e intercambia experiencias.

Si esto os parece poco, hay estudios que han demostrado que los niños que juegan con sus padres desarrollan antes el lenguaje y mejoran sus habilidades sociales. Así que no olvidéis decir a vuestros hijos que incluyan un rato de jugar con mamá y papá todos los días en la carta a los reyes. Y lo que es más importante, no os olvidéis de jugar con ellos a menudo porque, al fin y al cabo, el mejor juguete que puede tener un niño es a las personas que más quiere jugando a su lado.

Decálogo para elegir un buen juguete

Nuestros profesores del colegio nos decidan que lo bueno, si es breve vale por dos. Así que en un ejercicio de concreción hemos sintetizado todo lo que habéis leído en un decálogo para que los Reyes Magos y Papá Noel lo tengan fácil a la hora de tener que tomar una última decisión sobre qué cosas traer a los niños estas navidades. Vamos con ello:

  1. Los juguetes deben facilitar que los niños jueguen y se entretengan.
  2. Conocer el momento madurativo de un niño es importante a la hora de elegir un juguete.
  3. Los juguetes deben permitir que los niños interaccionen con el mundo que los rodea.
  4. Los juguetes deben estimular la imaginación de los niños.
  5. Los juguetes evolutivos son siempre una buena opción.
  6. Es mejor tener pocos juguetes que estimulen diferentes habilidades que muchos que sean de un mismo tipo.
  7. El género de un niño no debería ser determinante a la hora de elegir un juguete.
  8. Los juguetes electrónicos no son mejores que los juguetes tradicionales.
  9. El precio de un juguete no hace que sea mejor ni peor.
  10. Los juguetes no deben ser un sustituto del juego con los adultos.

Como habéis podido leer a lo largo de este texto, el juego es una de las actividades más importantes que un niño realiza durante la infancia. Como padres está en nuestra mano que aquello con lo que juegan nuestros hijos realmente les aporte algo para su futuro. Estamos seguros que con estos consejos que acabáis de leer las indicaciones que reciban los Reyes Magos y Papá Noel harán que los juguetes que lleguen a vuestros hijos permanezcan con ellos durante mucho tiempo y no abandonados en un cajón cuando se acaben las fiestas navideñas.

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