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Cómo retomar la rutina sin volver a caer en la locura

Cómo retomar la rutina sin volver a caer en la locura

Ya estamos en septiembre y para la mayoría de los mortales el fin de agosto significa la vuelta a la rutina, a la normalidad y a las obligaciones. Y con ella la vuelta a la locura, a las carreras para llegar a la hora con los buenoshijos al colegio y, cómo no, al estrés que cada vez más asociamos al trabajo, ya sea fuera o dentro de casa. ¿Cómo hacerlo para recuperar la rutina pero sin volver a caer en la locura?

Lo primero es saber que este estado zen que has podido alcanzar durante las vacaciones no es algo externo a ti. Es interno. Y al igual que durante los primeros días de las vacaciones hay algo dentro de ti que se resiste a parar y quiere seguir con el ritmo ajetreado que traías de serie, con el arranque de la rutina ese algo que hay dentro de ti querrá seguir el mismo ritmo lento y pausado que ha traído durante las vacaciones.

Pero a medida que vamos entrando en ese día a día, el ritmo vuelve a subir, como si te subieras en un coche cada vez con más revoluciones, que va más rápido y que cada vez avanza por lugares con más curvas y de más difícil conducción, hasta que dentro de unos meses acabará desbocándose.

¿Cómo evitar que ese ritmo de vida afecte a tu salud?

¿Cómo conseguir que el estado zen de las vacaciones dure un poco más?

Lo primero es examinar tus creencias relativas al tiempo. Si yo te digo que el tiempo es oro, ¿qué piensas? Si te digo que hay que exprimir cada minuto porque el tiempo se va y hay que aprovecharlo, ¿qué pensamiento te viene a la cabeza? Y, lo más importante, ¿cuál es la sensación física asociada a ese pensamiento?

Una de mis especialidades a la hora de trabajar con coaching es la reducción del estrés y conseguir que mis clientes vivan en paz y y relajados. Para ello uso un método llamado coaching wingwave en el que trabajamos el estrés a través de las sensaciones físicas generadas por ciertos pensamientos y situaciones y si algo he podido comprobar en las sesiones que he hecho es que creencias como los que he mencionado antes suelen generar bastante estrés y ansiedad.

Y es paradójico, porque es habitual el bombardeo de creencias de este tipo por todos lados. Creencias que nos animan a ser continuamente productivos y a no perder el tiempo, a estar de forma continua en movimiento y produciendo. También es recomendable usar el tiempo para perderlo, para hacer nada, porque ese hacer nada es lo que da la gasolina para seguir y dispara la creatividad.

Este verano he leído ‘El libro de los Baltimore’ en el que Joël Dicker cuenta el germen de una novela. El escritor protagonista de este libro pasa varias semanas sin hacer nada antes de comenzar su nuevo libro y escribirlo de un tirón. Para Marcus Goldman, que así se llama el escritor protagonista, era necesario ese hacer nada para ordenar sus ideas y para ponerse a la tarea de escribir su novela.

Sí, ya sé que me dirás que con los buenoshijos, con el trabajo, con las responsabilidades de la casa, ¿de dónde vas a sacar tiempo para hacer algo? Si en realidad lo que te sucede es que no tienes tiempo para nada (ojo con esta creencias porque el tiempo que tienes cada día es exactamente el mismo: 24 horas. De ti depende saber aprovecharlas). Porque la vida te pasa por encima como si fuera un rodillo y cada noche te deja extenuada sin ni siquiera poder disfrutar de un rato de sofá y ver la televisión en modo off.

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Busca tu calma interna

La solución a esta sensación de impotencia es cultivar lo que podemos llamar tu calma interna. Esa calma que está dentro de ti y que necesita expandirse de vez en cuando. Y para cultivar esa calma es importante la quietud. Cuando hablo de la quietud no me refiero a la quietud física, me refiero a la quietud del pensamiento. A acallarlo, a pararlo. Y a respirar.

Ahora está muy de moda la meditación mindfulness que en muchas ocasiones parece la solución a todos los problemas. Meditar está bien, está genial, pero hay otras alternativas para cultivar esa quietud interna. Yo ahora mismo lo estoy haciendo a través del paseo. Para mí pasear por un campo que tengo justo detrás de mi casa con mi perra Guía supone contactar con esa quietud interna, acallar mi mente y coger gasolina para el día o soltar el día, dependiendo de si lo hago por la mañana o por la tarde.

Para algunas personas esa quietud interna la logran a través del yoga o de salir a correr o de la lectura o de pararse un rato a pintar o a dibujar o a hacer punto. Como todo en la vida, cada maestrillo tiene su librillo. En cualquier caso, lo importante es encontrar ese modo en el que tu ser puede contactar con esa parte de quietud que hay en ti y que también necesita ser expresado en el día a día.

¿Qué acción concreta se te ocurre que puedes hacer para contactar con esa calma interna? ¿Qué te ha venido bien en las vacaciones para relajarte y cómo puedes seguir aplicándolo a tu día a día? Me encantaría leerte ahí abajo, en los comentarios.

Han comentado...

  1. Hola, pues lo cierto que desde el primer día que llegué a mi pueblo, me levantaba e iba a andar 1h sola y con música. Me daba paz y además la sensación de hacer deporte para luego poder comer, un poco fuera de la norma y seguir en forma y peso. ?

  2. Yo hago ganchillo, y aunque a veces este realmente cansada me quedo un rato por la noche aunque sea para hacer un par de pasadas… Pero la semana pasada tuve una caída y me fracture un hueso del pie, tengo para dos meses de baja y me está matando la ansiedad, no tengo ni ganas de coger la aguja para al menos pasar el rato yo que estoy inmovilizada… No sé, es como apatía a todo, supongo que no puedo estar quieta por obligación.

  3. Yo después de año y medio de sobrecarga familiar, laboral y de estudios, en pocos días mi vida dará un giro radical. Termino empleo, el peque empieza el cole y se clausura el estudio. La verdad es que estoy deseando que llegue pero a la vez me dá un poco de miedito

  4. Totalmente de acuerdo!!! Yo siempre intento buscar una ínfima parcela en la que ordenar mis pensamientos… Y si no es posible, me conformo con que el buen padre haga de centinela en el baño y darme una ducha a solas, un poco más larga de lo normal y que me deje descansar la mente. Ommm ?‍♀️?‍♀️ mano de santo!!

  5. Me ha gustado mucho lo que dices, y me he dado cuenta que poco a poco voy haciendo pequeños logros en cuento a mi calma interior. Siempre me he agobiado mucho porque me proponía hacer muchas cosas que luego, por falta de tiempo no podía hacer y me frustraba. Ahora soy más realista con mi situación y mi vida; y he empezado a priorizar mi bienestar… aunque he de reconocer que hay veces que es difícil.

  6. Pues despues de un periodo en el que he estado muuuuy perdida y agobiada,….. vuelvo al gym… A ponerme en forma…ya no solo fisicamente si no mentalmente.
    Y por supuesto, salidas a la montaña…con y sin niños…
    Costará entrar en rutina pero lo conseguré… Me he marcado un objetivo a un año vista…asi que con calma pero con constancia.
    Saludos malasmadres!!!!!!

  7. Yo siempre me propongo salir a andar pero luego casi nunca lo hago, siempre tengo alguna obligación que me lo impide. Y si consigo salir lo hago con la presión del reloj y no consigo desconectar mi mente que sigue en modo lavadora pensando en todo lo que me queda por hacer…

    1. Hola, Marijo. Puedes ver lo beneficioso que para ti y los tuyos es darte ese momento de calma. Seguro que te ayuda. Besos.

  8. hola
    pues tienes razón que a veces nos agobia el aprovechar el tiempo y al final es una espiral de culpabilidad y ansiedad… ‘si hago mucho’ porque no se parar, y si paro porque no aprovecho el timepo… Yo me llegué a agobiar porque no sacaba ratitos para pintar mandalas y relajarme, pero no valoraba que en verano paseo y leo mucho y que son 2 actividades que realmente me relajan y me aislan de quehaceres y preocupaciones. Me ha gustado mucho tu post, invitar a la calma interna ahora que volvemos a las rutinas me parece novedoso porque siempre lo he asociado a épocas de vacaciones. Gracias!

    1. Hola, Almu. Lo ideal es que esa calma puedas extenderla a toda tu vida. Besos.

    1. Hola, Bety. Parece que te toca disfrutar más de esos placeres. ¿Cómo podrías hacerlo para incluirlos en tu día a día? Besos.

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