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¿Qué nos ha enseñado el 2020 sobre conciliación?

¿Qué nos ha enseñado el 2020 sobre conciliación?

El 14 de marzo de 2020 se decretó el estado de alarma en España para hacer frente a la expansión del coronavirus Covid-19. A partir de ese momento todo cambió. No solo por lo que se refiere a las medidas sanitarias para frenar los contagios, sino por el impacto económico, social y emocional que ha supuesto (y está suponiendo).

El equipo de la Asociación Yo No Renuncio rápidamente identificamos los riesgos que esta situación excepcional podía suponer en materia de conciliación, pero también veíamos con optimismo que ciertos contextos derivados del confinamiento podían tener consecuencias positivas en cuanto a corresponsabilidad y conciliación. Sin embargo, no todas nuestras suposiciones se cumplieron…

  • Esperábamos que el hecho de pasar más horas en casa podía conllevar avances en corresponsabilidad, pero no fue así.
  • Esperábamos que aquellos puestos de trabajo que habían teletrabajado durante el confinamiento siguieran haciéndolo hasta que los niños y niñas volvieran al colegio, pero no fue así.
  • Esperábamos que las empresas y el estado pusiera en el centro los cuidados, ya que no podíamos contar con las estructuras de la no-conciliación (las abuelas, abuelos y escuelas), pero no fue así.
  • Y un largo etc.

Después de meses de reflexión, de análisis y de participar en debates en los que se ha hablado sobre la transformación social y laboral que vivimos desde marzo, hoy queremos precisamente hablar de los aprendizajes que nos deja esta pandemia, pero también señalar hacia dónde tenemos que caminar para no perder la oportunidad que nos ha puesto en bandeja el 2020. ¿Vamos a hacer como si nada, siguiendo la inercia de la no-conciliación o preferimos apostar por un cambio, por una revolución, que ponga en el foco en aquello importante para sostener la vida?

¿Qué hemos aprendido y en qué debemos trabajar a partir de ahora en materia de conciliación?

1. Que el teletrabajo es una herramienta de flexibilidad en la que podemos confiar (para aquellos puestos que permitan realizar esta modalidad), PERO sin formación en tecnología y gestión de proyectos, difícilmente conseguiremos conectar con los beneficios que tiene el trabajo a distancia.

El teletrabajo se impuso en las empresas, especialmente en aquellas que en 2019 no estaban apostando él. En 2019, solo en el 4,8% de las empresas había personal que trabajaba desde casa y en 2020 el porcentaje alcanzaba casi el 50% (48,8%) como fórmula para mantener la actividad, según las cifras recogidas por el INE.

Sin embargo, el hecho de que la mayoría de empresas valoraran el teletrabajo como una herramienta para “salvar” el confinamiento y no como una herramienta real de flexibilidad es el principal bloqueo que encontramos en los avances en conciliación. Como contaba nuestro colaborador David Blay en el post ‘No todo el mundo puede teletrabajar (pero los que sí, tienen derecho a probarlo)’ si el teletrabajo llega por obligación y no va acompañado de formación, difícilmente funciona porque estamos trasladando una manera de trabajar “presencial y rígida”, pero desde casa. Y precisamente, lo que necesitamos es que el teletrabajo esté basado en la flexibilidad, no solo espacial, sino también horaria.

2. Que la flexibilidad es clave cuando hablamos de conciliación porque lo que vivimos las familias con los niños y niñas en casa no fue conciliar. SIN EMBARGO, la forma de definir nuestra jornada sigue siendo contabilizar las horas trabajadas y no los objetivos alanzados. Teletrabajes o no, la posibilidad de organizar tu jornada laboral en función de tus objetivos puede facilitar la conciliación en muchos puestos de trabajo, pero todavía queda mucha formación en relación a metodologías de trabajo por objetivos. Según David Tomas, autor de “La empresa más feliz del mundo”, se deben definir objetivos de trabajo específicos, medibles, alcanzables y temporales. Además, cada objetivo debe estar relacionado con un resultado (cuantitativo y medible), deben establecerse métricas para medir el progreso y el cumplimiento y deben revisarse regularmente.

3. Que la corresponsabilidad en el hogar es clave para reducir las desigualdades en la empresa, PERO las cifras constatan que las mujeres han sido las que han soportado el peso del trabajo doméstico-familiar en la mayoría de los casos. Lo que pensábamos que iba a ser el escenario perfecto para mejorar la corresponsabilidad, por el hecho de estar más en casa, ha acabado siendo el espejo de la desigualdad de género en la sociedad. Según nuestra encuesta “Esto No Es Conciliar”, realizada tan solo 10 días después de declarar el estado de alarma, la corresponsabilidad había empeorado en el 13% de los hogares y en el 66% de los casos se había mantenido igual. Con estas cifras constatamos que cualquier medida de conciliación (ya sea la flexibilidad o la adaptación de la jornada) debe tener perspectiva de género e incidir en que los hombres también concilien y se corresponsabilicen de trabajo en casa igual que las mujeres.

4. Que la corresponsabilidad social es necesaria para evitar que el trabajo del cuidado recaiga únicamente en el ámbito familiar, concretamente en los hombros de la mujer, PERO el confinamiento y los meses posteriores han puesto en evidencia la falta de medidas o servicios para que el cuidado de los y las menores esté asegurado sin que sea a costa de penalizar la vida laboral y la salud mental de las mujeres. Justo un mes antes del confinamiento, recogíamos datos en la encuesta “Las Invisibles” que revelaban que 7 de cada 10 mujeres se siente sola ante la crianza y educación de sus hijos e hijas. El motivo principal por el cual nos sentimos solas es precisamente por la falta de corresponsabilidad y apoyo social en el cuidado. Y es que debemos entender que los hijos e hijas son de la sociedad, no únicamente de las mujeres y, en este sentido, si queremos avanzar hacia una sociedad más justa y sostenible, debemos contar con servicios públicos o medidas que protejan y visibilicen el cuidado.

Seguir reivindicando nuevo modelo de sociedad.

5. Que la ausencia de apoyos para las familias y el cuidado de los hijos e hijas nos lleva a una sociedad insostenible, como hemos constatado en este 2020 en el que las mujeres se han visto obligadas a renunciar a sus empleos o a sus salarios para poder cuidar. Las familias deben ser una prioridad porque el cuidado, la crianza y la educación de los niños y niñas es básico para vivir en una sociedad sostenible. Para ello necesitamos la implicación de todos los agentes sociales: el Estado debe proponer más medidas que actúen como palancas de cambio, las empresas y sindicatos deben entender las necesidades de sus empleados y empleadas y tratarlas como necesidades propias de la empresa y las familias deben ser corresponsables, beneficiando no solo al reparto de tareas en el hogar, sino que también impacta positivamente en la educación en igualdad.

Por todo esto, desde la Asociación Yo No Renuncio estamos preparando objetivos de trabajo para seguir visibilizando el problema social que se esconde detrás de la conciliación y la corresponsabilidad. Queremos seguir reivindicando un nuevo modelo de sociedad en el que el cuidado se ponga en el centro y no invisibilice a las mujeres, empujándolas a renunciar a un aspecto u otro de su vida.

Y vosotras, Malasmadres, ¿qué medidas proponéis para mejorar la conciliación y la corresponsabilidad?

Han comentado...

  1. Hola, soy enfermera, trabajo en Madrid sin familia aquí. El sector sanitario, sobre todo los de abajo, somos las grandes olvidados de la conciliación. Además a día de hoy se nos pide desde la sociedad más y más, pandemia, temporal, vacunas….tenemos vida como todo el mundo. El cansancio y desazón se acumula.

  2. Como bien dices ninguna de las promesas ha acabado en buen puerto, y básicamente lo hemos acabado es quemados, ojala sirva para sentar un precedente y podemos avanzar, pero ha día de hoy conciliar con los niños es muy duro, por la cantidad de trabajo que conlleva. Yo la verdad casi tengo ganas de que llegue el verano, por con el COVID, cada pocas semanas sale un positivo en alguna de la clase de los peques y ya la tenemos liada…

    Anabel

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