Ellas hablan: la malamadre jefa, a examen

Soy igual de Malamadre que cuando comencé esta aventura hace dos años y medio, cuando lancé ese primer tweet en @malasmadres, cuando me di cuenta de que me habían engañado, de que no cumplía las normas no escritas de la maternidad. Pero hay una diferencia muy grande desde ese momento porque darte cuenta de que no estás sola alivia y mucho. Como suelo decir “mal de muchas, consuelo de Malasmadres”. El club ha permitido que rompamos barreras, le demos una patada a la culpa, no nos sintamos solas y miremos de reojo a los prejuicios para así reírnos de nosotras mismas, compartir nuestras experiencias diarias y sentirnos acompañadas en esta aventura que nos toca vivir y que sin presión se disfruta mucho más.

El Club de malasmadres nace de la necesidad de desmitificar la maternidad, de romper el mito de la madre perfecta, la madre eternamente estresada, con sensación de no llegar a nada, que se cree superwoman y con una culpa constante como compañera de viaje. Para mí nace como una manera de desahogo personal, la terapia más barata jamás inventada para contar al mundo mis miedos, inseguridades, experiencias y anécdotas del día a día. Situaciones que a base de caídas me van demostrando que la maternidad no es tan idílica como pintan, que la conciliación es ese cuento chino que nos creímos y que el papel de la madre está sobrevalorado en esta sociedad patriarcal, dejando de lado el de él, el padre. Un padre que cuando se implica en la maternidad (o paternidad) es un héroe al que aplaudir bien fuerte. Cuando comienzo a dar forma a esta comunidad para mí pasa a convertirse en mi día a día, en mi proyecto, en mi pasión, en mi futuro y en mi trabajo. Sin duda, creo que mi sentimiento individual conecta con una necesidad social que estaba latente y que era necesario que alguien la abanderara. Y ahí estuve yo, en el momento oportuno, viviendo mi maternidad, que tanto me ha cambiado la vida.

Mmmmm. Vivo atrapada en un TIP. Cada día me pasa algo, que me hace reír bajito y compartir cada noche el TIPdelDIA. ¿El último? Podría ser sin duda, mi capacidad de compartir la maternidad en grandes momentos como la boda de mi primo del sábado pasado. Cuando mi buenatía llegó y me dijo bajito: “haz el favor de limpiarle las manos y la boca a la buenahija2 que estaba rebozándose en el suelo. No seas tan ‘malamadre'”. He de decir que en ese momento yo creía que la buenahija2 estaba con la buenaabuela pero no porque yo estaba muy atenta a la historia que me estaba contando mi prima hermana, a la que veo poco y a la que quiero más. Y por supuesto apuntar que mi buenatía me lo decía con toda la sorna del mundo porque ella también es Malamadre y ¿qué?

¿Menos? Yo creo que quiero a las buenashijas más aún si cabe por trabajar. Tomar distancia, centrarme en mis sueños y en mi trabajo hacen que valore más mi papel como madre, que las eche de menos y vuelva a casa queriendo abrazarlas muy fuerte. Cierto es que a los 5 minutos, cuando empiezan a liarla, se me pasa esas ganas de achucharlas. Pero así es la maternidad porque nadie ama todos los días, a todas horas, las madres tampoco. Como contaba en el post de la semana pasada, que podéis leer aquí.
¿Qué opinas del libro ‘Madres Arrepentidas’? Muchos han creído ver una identificación con el club. 

Respeto a todas las madres, independientemente de su forma de críar o entender la maternidad. ¿Quién soy yo para juzgar? Creo que hay que respetar más y juzgar menos, pero este nuevo movimiento de “madres arrepentidas” nada tiene que ver con nuestra filosofía. Tendría que conocer sus historias y compartir un café con ellas. Pero siempre he pensado que no hay nadie que quiera como una madre a sus hijos. Parto de la base que toda madre quiere lo mejor para sus hijos, por eso me preocupa e incluso me incomoda ese “arrepentimiento” del que hablan. Yo siempre quise ser madre, de siete por cierto, y sí creo en el instinto maternal. Como fundadora del Club de Malasmadres he de decir que no me siento nada identificada con ese modelo de madre, que me cuesta creerlo y que las Malasmadres luchamos por no perder nuestra identidad como mujer, por no renunciar a nuestra vida profesional, pero tampoco renunciamos a ver crecer a nuestros hijos, que luchamos cada día por la conciliación porque nuestra vida no tendría sentido sin ellos por mucho que a veces queramos huir. En nuestro club prima el humor, el sentido común y la búsqueda de un futuro mejor para ellos, nuestros hijos, por los que daríamos todo. Y no, no entra en juego el arrepentimiento.

Es curiosa mi relación con el feminismo. Creo que han hecho mucho daño corrientes extremistas del feminismo, como ocurre en todos los movimientos sociales, se desvirtúa el objetivo principal y se produce un rechazo por parte de muchas mujeres. Pero no, no puede ser. Me considero orgullosamente feminista porque estoy muy agradecida a las mujeres que han luchado durante años porque hoy se escuche nuestra voz y hoy podamos luchar por la igualdad en todos los aspectos de nuestra vida. Esta sociedad necesita la unión de todas las mujeres, que nos sintamos feministas, que sigamos luchando por nuestros derechos y que no comparemos el feminismo al machismo, que es la comparación más absurda y que más daño me hace leer o escuchar. Es fundamental que la lucha por la igualdad la lideremos las mujeres porque somos nosotras las que la sufrimos. Nos queda mucho por hacer. Y no podemos esperar sentadas a que las cosas cambien. Lucha por la sociedad que quieres.

Y por último, una malamadre se nace o se hace…

Se hace, sin duda. Si no echemos la vista atrás. Hace 4 años y 9 meses cuando nació la buenahija1 lo tenía claro. Yo iba a ser la mejor madre del mundo, esa que me había vendido la sociedad, esa buenamadre con paciencia infinita y con sonrisa perpetua que no cedería en su empeño de convertirse en “la madre perfecta”. ¡Ja! Llegó la maternidad y con ella la crisis existencial y la consecuente necesidad de gritar al mundo que sí, que yo era Malamadre porque no cumplía las normas de esa maternidad idílica que nos imponen y que, por supuesto, yo me había creído. Así que por suerte, una malamadre se hace por convicción ante los hechos vividos.

Ahora un cuestionario rápido:

1. ¿Para qué comprarías el tiempo? Para vivir más intensamente cada día, para disfrutar más de los sueños cumplidos y para alargar los besos de buenas noches cuando más los necesito.
2. Ese momento de la semana, para ti sola… (¿qué haces?) Necesito mis momentos de soledad, mis ratitos en el garaje o en el baño a pestillo cerrado, twitteando, pensando o soñando despierta. Necesito estar sola, desconectar para conectar conmigo misma.
3. Ese sueño/ meta que siempre está ahí y que algún día conseguirás… No me gustan los sueños lejanos ni las metas inalcanzables. Hace tiempo que aprendir que ser insatisfecha por naturaleza no me llevaba a ningún sitio. Por ello prefiero ser feliz con lo que tengo. Me siento muy afortunada por todo lo vivido. Así que si tuviera que elegir algo, diría: que esta comunidad me permita seguir soñando por mucho tiempo.
4. Un lugar donde te perderías una y otra vez… En tierrasanta, mirando al mar que me vio crecer y donde me siento niña otra vez, con esa seguridad que te da estar en tu casa, con tu gente.
5. ¿Cómo te ves dentro de 20 años? Trabajando, soñando, disfrutando y malamadreando como ahora. Viviendo con la misma pasión mis días, pero con la tranquilidad de haber recorrido ya la mayor parte de mi camino, con la paz de no esperar tanto, de no tener tanto por lo que luchar.
6. Un consejo para esas mujeres que se culpan por no llegar a todo… Sin duda, que se pregunten así mismas: “¿qué están haciendo por cambiar esa sensación? ¿Por mandar a la porra a la dichosa culpa? ¿Por ser ellas mismas y comenzar a vivir la vida como quieren? ¡Hay que moverse, luchar y trabajar por lo que uno quiere!

Así fue ‘Un gin con Laura’

Apúntate a nuestro próximo Gin con… Marisa Casas.

Ya estamos organizando nuestro próximo Gin con y contamos contigo. Será el próximo jueves 22 de septiembre y podremos disfrutar de una charla con Marisa Casas, fiel seguidora del club y que muchas conocéis por su blog ‘Madres Estresadas’.