Pararte y respirar, algo tan sencillo como esto puede ser un arma muy eficaz para el control de nuestras emociones. Es en definitiva concentrarse en la respiración para calmar la mente que a veces nos juega malas pasadas. Hoy en el blog nuestra colaboradora y coach Leonor Cabrera nos habla de la meditación, una herramienta válida para nosotros pero también para los buenoshijos. ¿Lo has probado alguna vez?
* Podéis seguirla en facebook, @Leonor_Cabrera, @centroviventi y en su BLOG.
A menudo se nos olvida que las personas estamos hechas también de emociones. Más de una vez me ha llegado algún cliente a hacer coaching conmigo con la petición de que quiere no llorar más o dejar de sentir miedo. Parece que la supresión de la emoción, la amputación es la salida y que esa supresión va a hacer que dejemos de sentir tristeza, enfado o miedo.
La negación no es el camino
Sin embargo, la tristeza, el enfado o el miedo va a seguir ahí y la negación sólo hará que salga con más fuerza. A estas personas les pongo siempre el mismo ejemplo. Les pido que imaginen esa emoción como una tabla de surf que intentan sumergir en el mar. Aplicando la fuerza necesaria esa tabla se puede hundir pero en el momento en el que mar se mueve esa tabla va acaba emergiendo hacia la superficie con una fuerza inusitada y es posible que, incluso, salga disparada en la dirección menos esperada.
Por desgracia, muchas de las personas que ahora somos adultos hemos aprendido a relacionarnos de esta manera con nuestras emociones. Está bien visto que expresemos en público las emociones positivas, como la alegría, pero ¿qué sucede con esas emociones que no están tan bien vistas como el enfado, la rabia, la tristeza, la confusión o la impotencia?
Quizás en tu niñez te regañaban cuando llorabas y quizás tú repitas el mismo patrón con tus buenos hijos. O quizás estaba mal visto que expresaras el enfado o la rabia, cuando esta última es una emoción que nos permite ir por lo que queremos y afirmarnos en este mundo, siempre y cuando la canalicemos de una forma positiva, claro está.
Las emociones atascadas
Lo cierto es que esas emociones que se quedan de alguna manera atascadas nos acaban condicionando la vida. Yo lo veo cada día en las sesiones que hago con mis clientes. Durante el último año me he especializado en hacer coaching wingwave, un tipo de coaching emocional que va de forma directa a localizar esas emociones que se quedaron atascadas en cierto momento de nuestra vida con el fin de desatascarlas y evitar que sean un obstáculo ahora en nuestro día a día.
Te pongo un ejemplo. Hace poco me llegó una clienta que tenía que dar una charla por motivos laborales. Llevaba ya varios días sin dormir porque le daba pánico dar esa charla. No sabía porqué. Era un miedo irracional que se repetía una y otra vez en su cabeza y que incluso le impedía conciliar el sueño. Sólo con pensar en esa charla le entraba pavor.
En la sesión que hicimos descubrimos cuál el origen de ese miedo al hablar en público y no era otro que algo que le sucedió con 12 años, cuando tenía un profesor que hablaba muy bien ante sus alumnos y con el que ella se comparaba y se sentía en desventaja. Pensaba que nunca iba a hablar tan bien como él y eso creó en ella un profundo sentimiento de impotencia. Al trabajar con esa emoción, con esa sensación de impotencia, y de alguna manera hacerla consciente de ella, logramos también que pasara y que ya no le afectara, hasta el punto de que la charla fue todo un éxito y, según me contó, incluso disfrutó dándola.
Meditación para conocer las emociones
Las emociones están ahí y nos sirven para algo. De hecho, tienen muchas utilidades: sirven para empatizar con los otros, para decidir, para protegernos cuando sentimos miedo, para recordar esos momentos que han sido importantes en nuestras vidas… ¿Qué hacemos entonces con esas emociones que nos resultan problemáticas? Los niños de este cortometraje, llamado ‘Sólo respira’, lo tienen muy claro.
Observar nuestras emociones
La solución a la hora de tratar con las emociones no es suprimirlas, sino observarlas para que, de alguna manera, como le pasó a mi clienta, pierdan poder y dejen de limitarnos la vida. Piensa que nuestro cerebro es de forma habitual como un mono que salta de un lugar a otro sin concentrarse en nada. En el momento en el que aprendemos a concentrarnos en algo, como la respiración, y a centrar ahí nuestra atención, la mente se aquieta. Como dicen los niños del vídeo, la mente es como un bote de purpurina que agitas. La idea es dejar ese bote en una mesa y simplemente esperar que la purpurina caiga. Eso es lo que hacemos cuando meditamos.
Además de observar la respiración, también podemos observar esas emociones ya que observarlas crea una especie de espacio alrededor de ellas lo que evita que sean las emociones las que mandan y hará que aprendamos a gestionarlas. Es como si esa tabla de surf que intentamos mantener debajo del agua se volviera de pronto muy pequeñita y ya pudiéramos hundirla sin ningún esfuerzo. Al crear ese espacio se abre una nueva relación con la emoción: de alguna manera, podemos decidir qué hacemos con ella y cómo la vivimos. Ya hay en colegios españoles en los que la meditación se está usando para acabar con el bullying y como elemento de gestión de las emociones.
¿Te animas a probar cómo es esto de meditar?
Incluso puedes animarte a hacerlo en familia con los buenos hijos. Os podéis sentar en lugar cómodo y tranquilo, sin ruido, con la espalda recta y las manos sobre las rodillas y durante unos minutos simplemente observad la respiración, cada inspiración y cada exhalación. Al principio la mente estará más inquieta pero con la práctica lo disfrutaréis cada vez más y podréis experimentar los beneficios que tiene dejar a la mente en paz, practicando la atención plena o mindfulness.
¿Cómo te llevas tú con las emociones? ¿Sabes gestionarlas o son ellas las que te gestionan a ti? ¿Cuál es esa emoción con la que más trabajo te cuesta lidiar y qué problemas te ha traído en la vida no saber gestionarla?
Antes de irnos…
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Y si las primeras emociones son de enfado y rabia y es después cuando aparecen la tristeza y la melancolía?
La verdad es que no se me da bien lidiar con las emociones. Es difícil entender si tengo razón o no al sentirlas y para mí es básico entender esto porque sino no puedo relativizarlas o hacerlas más pequeñas.
Lo que me pasa al final es que tiendo a no pensar más, así se me pasan y me olvido de ellas hasta el próximo episodio. No sé si es justo a esto a lo que te refieres con la tabla de surf…
Y si las primeras emociones son de enfado y rabia y es después cuando aparecen la tristeza y la melancolía?
La verdad es que no se me da bien lidiar con las emociones. Es difícil entender si tengo razón o no al sentirlas y para mí es básico entender esto porque sino no puedo relativizarlas o hacerlas más pequeñas.
Lo que me pasa al final es que tiendo a no pensar más, así se me pasan y me olvido de ellas hasta el próximo episodio. No sé si es justo a esto a lo que te refieres con la tabla de surf…
Efectivamente la mejor forma de gestionar las emociones negativas es convertirlas en positivas. Por ejemplo, una mala experiencia o un problema, en lugar de que provoquen tristeza, melancolía, depresión, autocompasión… hay que convertirlo en enfado, en rabia. Vale, siguen siendo emociones negativas, pero mientras que las primeras te paralizan, las segundas te hacen ir adelante y te dan fuerzas para solucionar lo que sea.
Cuando el buenhijo llora o lloriquea, le pregunto primero por qué, antes de pedirle que deje de hacerlo, si acaso. No le pongo trabas tampoco a que grite cuando está enfadado, porque es mejor sacarlo de dentro que quedárselo ahí, que luego salen las úlceras, y siempre será mejor gritar que pegar. Le permito que tire cosas (sys cosas, claro, je je) … claro que, habiéndole explicado ya una y mil veces que si se enfada y tira algo y lo rompe, que tiene que apechugar con ello. Para que así sea también responsable de sus acciones y pueda controlar sus reacciones en función del resultado de estas primeras: que quizá no le compense dar tanta rienda suelta…
No, no está bien visto exteriorizar las emociones negativas y nadie quiere a la gente que se queja, que está enfadada, que está triste, y vamos por ahí como si todo fuera estupendo.
Desde que empecé a practicar mindfulness, la vida en casa ha cambiado. Aunque ya había hecho meditación de manera esporádica, fue a raiz de un TDH mal diagnosticado de mi hijo cuando volví. Mi hijo dejó la medicación que no le iba bien y para contrarrestar los efectos empezó mindfulness. Yo le digo que cambió sólo una letra: medicación por meditación. Bueno en mi blog lo cuento mejor. Sólo quiero deciros si tenéis dudas que le deis una oportunidad. Actualmente me dedico a promover y difundir la práctica de mindfulness. Cualquier duda, a vuestra disposición. Pilar
Desde que empecé a practicar mindfulness, la vida en casa ha cambiado. Aunque ya había hecho meditación de manera esporádica, fue a raiz de un TDH mal diagnosticado de mi hijo cuando volví. Mi hijo dejó la medicación que no le iba bien y para contrarrestar los efectos empezó mindfulness. Yo le digo que cambió sólo una letra: medicación por meditación. Bueno en mi blog lo cuento mejor. Sólo quiero deciros si tenéis dudas que le deis una oportunidad. Actualmente me dedico a promover y difundir la práctica de mindfulness. Cualquier duda, a vuestra disposición. Pilar
Eso nos pasa a todos en algún momento. Nuestro pequeño es muy emotivo, llora con facilidad y le gusta “montar una escena” en cuanto algo lo contraria. Al principio le reñíamos porque la 3ª vez que se te tira al pasillo del Carrefour en 20 minutos de compra ya no puedes más, pero ahora lo que hago es que me agacho junto a él, le pregunto si está triste, le hablo con cariño y me he dado cuenta de que la rabieta se pasa muchísimo más rápido. Lo peor son las miradas de las otras madres y los comentarios de “que niño tan mimado” porque no le castigamos o le reñimos por el espectáculo.
En fin! Esto de las emociones es un camino muy largo a recorrer pasito a pasito.
Un saludo
https://nadiemelodijoblog.wordpress.com/
Eso nos pasa a todos en algún momento. Nuestro pequeño es muy emotivo, llora con facilidad y le gusta “montar una escena” en cuanto algo lo contraria. Al principio le reñíamos porque la 3ª vez que se te tira al pasillo del Carrefour en 20 minutos de compra ya no puedes más, pero ahora lo que hago es que me agacho junto a él, le pregunto si está triste, le hablo con cariño y me he dado cuenta de que la rabieta se pasa muchísimo más rápido. Lo peor son las miradas de las otras madres y los comentarios de “que niño tan mimado” porque no le castigamos o le reñimos por el espectáculo.
En fin! Esto de las emociones es un camino muy largo a recorrer pasito a pasito.
Un saludo
https://nadiemelodijoblog.wordpress.com/
Yo me he entrenado duramente hasta los 35 años para ocultarlas, ambas, las buenas emociones y las malas. Pero a partir de esa edad (aprox) soy como un torrente de emociones y la verdad, no sé que es peor porque salen por y donde menos te lo esperas. la alegría exagerada, la pena honda y la ira incontenible. Seré yo que no tengo término medio?.
El término medio lo irás adquiriendo. Saludos y ánimos.
Yo me he entrenado duramente hasta los 35 años para ocultarlas, ambas, las buenas emociones y las malas. Pero a partir de esa edad (aprox) soy como un torrente de emociones y la verdad, no sé que es peor porque salen por y donde menos te lo esperas. la alegría exagerada, la pena honda y la ira incontenible. Seré yo que no tengo término medio?.
El término medio lo irás adquiriendo. Saludos y ánimos.
Yo las expreso siempre y sobre todo lloro mucho
Fantástico post ¡Ay las emociones!me pueden los enfados y muchas veces no sé como canalizarlos. Por lo menos ya me hago a un lado,pero si es la rabia la que me lleva es peor. Respirar viene muy bien lo malo es que se me olvida.
Fantástico post ¡Ay las emociones!me pueden los enfados y muchas veces no sé como canalizarlos. Por lo menos ya me hago a un lado,pero si es la rabia la que me lleva es peor. Respirar viene muy bien lo malo es que se me olvida.
Genial, Beatriz. Ya nos contarás.
Yo muchas veces me dejo llevar por las emociones, y a veces me ha traído cosas buenas y malas.
En mi caso, el pensar que me tengo que sacar el carnet de conducir me bloquea, porque hace muchos años tuve una mala experiencia, pero tengo que enfrentarme a ella y lo voy a hacer con este consejo que me ha dado la llave Leonor y si tengo que acudir a alguien lo haré o te pido consejo profesional.
Yo muchas veces me dejo llevar por las emociones, y a veces me ha traído cosas buenas y malas.
En mi caso, el pensar que me tengo que sacar el carnet de conducir me bloquea, porque hace muchos años tuve una mala experiencia, pero tengo que enfrentarme a ella y lo voy a hacer con este consejo que me ha dado la llave Leonor y si tengo que acudir a alguien lo haré o te pido consejo profesional.