Las malasmadres sobrevivimos a las vacaciones lo mejor que podemos. Tener hijos suele ser un factor de estrés en los momentos de ocio, pero si a eso le añadimos una mala experiencia con el viaje, apaga y vámonos.
Cuando las cosas se dan mal durante nuestro período vacacional, por algún inconveniente o problema con el viaje o con las actividades contratadas, es muy fácil dejarlo pasar y limitarnos a “denunciarlo” en las redes sociales que, aunque sí tienen un impacto directo en la reputación de la empresa o establecimiento implicado, no nos van a reportar seguramente la resolución o satisfacción de nuestro problema. Y, ¿qué queremos?, ¿solo quejarnos públicamente o solucionar el problema en el momento, o en su caso recibir una compensación? Pues vamos a ver cómo actuar según la situación.
Las situaciones que se pueden dar
1. Si hemos tenido un problema con un viaje combinado
Llamamos así a aquellos que contratamos como un “paquete”, y que se venden a través de una agencia de viajes (física u online) por un precio global incluyendo transporte y alojamiento, o bien solo el transporte o el alojamiento y alguna otra actividad adicional como entradas a parques temáticos, conciertos, etc. Estos viajes están expresamente regulados en la Ley de Consumidores y Usuarios (https://www.boe.es/buscar/act.php?id=BOE-A-2007-20555), que otorga una amplia protección a quienes los contratan.
Si surge algún problema con un viaje combinado – bien sea responsabilidad de la empresa de transporte, del alojamiento o de cualquier proveedor de los servicios contratados -, debemos saber que tendremos la opción de reclamar tanto a la empresa o establecimiento responsable del problema, como a la agencia de viajes que nos lo vendió, que tendrá siempre responsabilidad solidaria de todo lo que pase.
Conviene tenerlo bien claro, porque quizá sea engorroso iniciar un proceso de reclamación en el lugar de destino vacacional (por falta de tiempo y de ganas), pero no lo es tanto si al volver, en nuestra propia ciudad, acudimos a la agencia de viajes, o incluso a la oficina de consumo del Ayuntamiento, a presentar la reclamación correspondiente. Tendremos que valorar qué nos conviene más, porque a veces merece la pena reclamar in situ, para resolver la situación (por ejemplo, si nos asignan una habitación de categoría inferior a la contratada) y otras, esperar al regreso para reclamar una indemnización económica (como cuando perdemos un día del viaje en el aeropuerto al cancelarse o retrasarse un vuelo).
En los casos en que hemos sido nosotros mismos quienes hemos contratado, por nuestra cuenta, los servicios de forma separada (por un lado el vuelo, por otro el hotel, etc.) no existirá esa responsabilidad solidaria de la agencia de viajes, de modo que solo podremos reclamar frente al proveedor del servicio que haya causado el problema.
2. Si nos ha fallado el alquiler vacacional
Hay plataformas que funcionan en condiciones muy estrictas: hay que avisar del problema máximo 24 horas tras haberlo descubierto, y además acreditar que antes de reclamar a la plataforma se ha reclamado directamente al anfitrión en algunos casos. Si no obtienes solución por esta vía, siempre nos quedará acudir a los tribunales ordinarios para solicitar la indemnización que corresponda por los servicios defectuosos o no prestados. Otras plataformas tienen sistemas similares de reclamación, pero alguna carece de tal posibilidad. Si hemos contratado el alquiler directamente con un propietario, solo nos quedará la citada vía judicial. En cualquier caso, hay que saber que esta vía implicará en la mayoría de ocasiones reclamar en el juzgado del lugar donde se encuentre el alojamiento.
3. Si el problema lo hemos tenido en un restaurante o bar
Estos establecimientos, al igual que hoteles, empresas de transporte y cualquiera abierto al público, tienen sus hojas de reclamaciones, que inician la vía de consumo. Por ello, ante cualquier problema – excepto si se trata de una intoxicación alimentaria o accidente – lo ideal será rellenar dicha hoja de reclamaciones y continuar, en su caso, el trámite ante el organismo de Consumo competente. En el caso de haber sufrido una intoxicación, habrá que formular la correspondiente denuncia ante las autoridades sanitarias y, además, en caso de reclamar una indemnización, acudir a la vía judicial, al estar vetados al sistema de consumo los problemas de esta índole.
4. Si sufrimos una caída o accidente
En caso de que, en cualquier momento de nuestras vacaciones, suframos una caída o accidente (en un bar, en un hotel o alojamiento vacacional, en un medio de transporte o incluso en un parque temático o similar), para reclamar conviene acudir siempre a un abogado. Para ello, tendremos que recabar el máximo de pruebas, que nos servirán para demostrar los hechos, el lugar de ocurrencia, las consecuencias, etc. Es bueno contar con fotografías y datos de posibles testigos, información sobre las instalaciones, licencias, seguros, nombres de los empleados, y todo lo que esté a nuestro alcance para acreditar lo ocurrido e identificar a los posibles responsables.
Un último apunte:
- Al contratar las vacaciones a través de una agencia de viajes, siempre nos van a ofrecer un seguro de “cancelación”, que nos permita obtener el reembolso de lo pagado si tenemos un problema que nos impida viajar.
- Y hay que saber que estos seguros tienen cobertura normalmente para casos muy extremos, como estar hospitalizado o en reposo absoluto inmediatamente antes del viaje, fallecimiento de un familiar cercano o el propio.
- Si se cancela el viaje por motivos laborales, cambio de planes o imprevistos no graves, estos seguros no van a cubrir el coste de cancelación del viaje, que dependiendo de las fechas y de la política de cada agencia de viajes, puede ser hasta del 100% de su precio total. Por ello, hay que pensar bien si merece la pena contratar o no el seguro, pues si finalmente no viajamos porque, por ejemplo, la fecha de viaje coincide con un examen de nuestra buenahija, el seguro no se va a hacer cargo del coste de su cancelación.
Hoy hace un mes del accidente náutico que sufrimos en la Cueva de Benagil, en el Algarve (Portugal). Posiblemente el chico que patronaba la embarcación no supo reaccionar ante un mar algo agitado, o quizás se acercó demasiado a la cueva,… El caso es que en cuestión de segundos la barca volcó y mis hijas de 6 y 10 años y yo nos vimos atrapadas debajo. No hace falta describir la situación de pánico, miedo, caos y terror que allí vivimos, ni los daños materiales, físicos y psicológicos que aún tenemos. Lo que comenzó siendo un agradable paseo en barca pudo acabar en tragedia. Afortunadamente las 13 personas que nos vimos afectadas lo podemos contar, pero lo inaceptable es que a día de hoy nadie se ha responsabilizado del tema, ni hemos tenido noticias del seguro, ni de la empresa. Sí que agradecemos las actuaciones de salvamento llevadas a cabo en el momento, pero ni aún interviniendo las autoridades pertinentes y habiendo parte policial nadie se ha puesto en contacto con nosotros. Tendremos que llevar a cabo acciones legales, de las que ya nos informaron sobre la dificultad del caso teniendo en cuenta que sucedió fuera de España. Este tipo de accidentes no es muy habitual, pero sí que creo oportuno dejar constancia de la situación de desamparo en que nos vemos cuando suceden estas cosas. Aún así, lo importante es que estamos vivos.
Eva
Hoy justamente hace un mes tuvimos un accidente náutico en la cueva de Benagil, en el Algarve (Portugal). Lo que comenzó siendo un agradable paseo en barca pudo haber acabado en tragedia. Afortunadamente las 13 personas que allí íbamos, incluyendo a mis niñas de 6 y 10 años lo podemos contar. Posiblemente el chico que patronaba la barca (contratado en una de las numerosas empresas que ofrecen esa ruta bordeando la costa) no pudo controlar la situación, o quizás se metió demasiado hacia la cueva… El caso es que en segundos la embarcación volcó, quedando atrapadas debajo mis hijas y yo. No es necesario describir la situación de pánico, angustia, caos que allí se produjo. Los daños físicos no fueron muy graves, sin quitarle importancia a golpes en la cabeza y lesiones en brazos y hombro; los psicológicos nos irán acompañando cada día por tiempo, sobretodo las fobias y traumas que esto puede causarnos a todos, especialmente a mis niñas; los materiales también se han de valorar, que no fueron pocos. A pesar de la intervención de las autoridades pertinentes y de la atención de los servicios de socorro, los cuales nos auxiliaron desde el primer momento (les estamos muy agradecidos), a fecha de hoy nadie se ha preocupado de nosotros, ni siquiera para preguntar por nuestra salud, ni tampoco el seguro de la empresa, de la cual no se nos quiso ni facilitar su nombre. Es vergonzoso. Todas las víctimas estamos en contacto y no dudamos en pedir asesoramiento jurídico, aunque se nos ha informado sobre las dificultades que plantea este caso por haber sucedido en otro país.
Este tipo de accidentes no suele ocurrir, pero creo oportuno dar a conocer el desamparo al que estamos ahora sometidos, que, sumado a todo lo que ese día sufrimos, hace que pasar página sea complicado.
Nosotros alquilamos 2 semanas en agosto por segunda vez un apartamento en Manilva. El año pasado no tuvimos ningún problema, este año han pasado 3 semanas y aún estamos esperando que nos devuelvan la fianza. El dueño por fin me contestó un mensaje por WhatsApp cuando empecé a llamarle sin parar y no me atendía el teléfono. Aparentemente tiene “problemas” y necesita unos días más para solucionarlos. Ademas, no vivimos en España y ya con el tema de transferencia internacional perdíamos un porcentaje de la devolución pero a eso ya me había resignado. Yo por mi lado pienso que damos la fianza ya por perdida. Me parece que el cuenta con que no nos vamos a meter en un lío legal por 250 euros. Hay algun recurso legal que nos pueda ayudar en estos casos?