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La presión de ser la ‘madre perfecta’ puede impactar negativamente en nuestra salud mental

La presión de ser la ‘madre perfecta’ puede impactar negativamente en nuestra salud mental

Hoy es el Día Mundial de la Salud Mental y vamos a conversar sobre la salud mental materna y de cómo la presión por ser la madre perfecta puede afectar negativamente a nuestra salud. Junto con Danone realizamos el Estudio ‘No eres menos madre’ con algunos datos relevantes como los que puedes ver a continuación.

Cómo podemos mejorar nuestra salud mental

Nos ayuda la psicóloga y nuestra colaboradora Silvia Nava

*Podéis seguir a Silvia en Instagram y en su web.

 ¿Por qué las mujeres sentimos la presión de cumplir con el canon de madre perfecta?

Porque hay una madre perfecta idealizada que existe en el imaginario colectivo, que nos ha acompañado en la historia y que continúan cultivando muchas veces las redes sociales y las películas. Pero también esta expectativa la encontramos dentro de nuestras propias familias, por cómo han sido las madres en nuestra propia historia.

Se espera de nosotras que seamos unas trabajadoras impecables, que atendamos todas las necesidades de nuestros hijos e hijas, que estemos implicadas en los colegios, que seamos pacientes y amorosas, que nos recuperemos rápido del parto, que haya siempre algo rico y saludable en la nevera, que además tengamos vida social y por supuesto que nuestras casas estén impecables.

Las madres estamos muy expuestas, tenemos acceso a mucha información y no es difícil sentirnos juzgadas en un entorno que tiene una opinión acerca de cómo debemos criar. Con lo cual va a ser inevitable sentir presión por intentar cumplir esas expectativas, tanto del entorno como las que nos imponemos nosotras mismas, tratando de ser esa madre que todo lo puede.

¿Qué consecuencias psicológicas puede tener ser tan exigente con una misma?

  • Esta exigencia extendida en el tiempo, que además suele vivirse en soledad, puede tener importantes consecuencias en nuestra salud mental:
  • Tiene un impacto directo en el estado de ánimo, aumentando la tristeza y siendo un factor de riesgo para sufrir depresión.
  • Aumento de la ansiedad, rumiaciones excesivas, somatizaciones.
  • Dificultades en la regulación emocional, pudiendo vernos desbordadas en muchos momentos.
  • Trastornos del sueño.
  • Disminución de la autoestima debido a este sentimiento de insuficiencia.
  • Dificultades en el vínculo con nuestros hijos e hijas.

¿Qué tenemos que hacer para superarlo? 

  • Preguntarnos cuáles son nuestros referentes y si el modelo que tenemos en mente nos sirve dentro de la maternidad que queremos nosotras
  • Dejar de compararnos, no hay dos maternidades iguales, hay madres con hijos e historias de vida completamente diferentes. La maternidad, por tanto, es diversa
  • Ser más amables con nosotras mismas y también con las madres que tenemos cerca, de esta manera entre todas derrumbaremos esta exigencia
  • Rodearnos de personas con las que podamos mostrar nuestra vulnerabilidad y validen y respeten nuestra maternidad
  • Las madres nacemos a la vez que nacen nuestros hijos e hijas. Daros tiempo para crear vuestra nueva identidad.
  • El autocuidado como prioridad, potencia aquellas áreas de tu vida que te devuelven a tu centro
  • Acepta que no puedes llegar a todo, delega y pide ayuda en lo que necesites
  • Y, por supuesto, si sientes que tu autoexigencia es excesiva y no te deja respirar en tu maternidad, no dudes en acudir a un profesional de la salud mental.

¡Esperamos que este post os haya servido de ayuda!

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  1. Necesito desahogarme, contar mi caso y buscar algo de comprensión o un mínimo de empatía antes de perder totalmente la fe en la humanidad.
    Sufro desde hace años un trastorno de ansiedad con agorafobia contra el que lucho a diario lo mejor que puedo. Como en todo, hay días peores y días mejores, y por supuesto las situaciones estresantes tienen a desencadenar ataques de pánico. Hace poco fue la fiesta de fin de curso de mi Buenahija, (su primer año de cole ya pasó, qué rápido se va el tiempo). Tuvimos una llamada telefónica con una mala noticia que hizo que mi marido tuviera que ausentarse precipitadamente, y yo me quedé sola con la niña y no poca angustia en el cuerpo. El caso es que se dió una circunstancia en la que perdí a mi hija durante un buen rato, y entre la ansiedad que ya tenía y el susto pues cuando otra madre apareció con ella (se la había llevado junto con su hijo a hacer pis), no pude evitar que la ansiedad me venciera y me senté en el suelo a respirar hondo y tomar una “pastilla de rescate” (quien también sufra ansiedad sabe de qué hablo). Por supuesto, no me enfade con la otra mamá ni le dije nada (yo también he llevado a los hijos de otras al baño a veces en otros eventos y en cumpleaños), pero ella ha tenido a bien comentarme después por whastapp que “todos piensan” que me comporté de forma incorrecta y que “todos decían” que si no podia controlar mis problemas personales, no debería ir a la fiesta de fin de curso o debería haberme marchado y delegado el cuidado de mi hija en otra persona porque los niños no tienen por qué sufrir nuestros problemas, porque tanto su hijo como mi hija y otro que había ido a la excursión de hacer pipí preguntaron qué me pasaba y tuvo que decirles que es que “me dolía la barriguita”.
    A todo esto me gustaría aclarar que yo estaba aguantando allí por mi hija, porque ella tenía mucha ilusión por esa fiesta y llevaba más de un mes hablando de ello y de las ganas que tenía. Porque mi marido había tenido que salir pitando, mis suegros aún no habían vuelto del pueblo y mis padres andaban pachuchos: si no claro que habría delegado en alguien, porque yo estaba en tal estado que hasta había tenido que ir a vomitar dos veces de pura ansiedad, y estoy segura de que otros padres me vieron llorar. Y nadie, NADIE, salvo los niños a los que apartaron de mi como si tuviera una peste contagiosa, NADIE preguntó que me pasaba o si necesitaba ayuda. En lugar de eso, alguien, en teoría “la más buena” y que lo hace “porque me aprecia”, me contactó por WhatsApp el día siguiente para decirme que el esfuerzo que hice por mi hija era incorrecto y para reprocharme que me encontrara en mal estado anímico.
    Sé que la ansiedad, pese a ser tan común, es una gran incomprendida. Me da por preguntarme… ¿si alguien hubiera tenido, por ejemplo, un ataque epiléptico, también le habrían juzgado y criticado de la misma forma? ¿También le habrían dicho que mejor se hubiera ido a su casa si no estaba completamente seguro de que no iba a tener convulsiones? No deja de ser una enfermedad, una contra la que lucho todos los días generalmente con éxito, pero que en ese momento me venció temporalmente debido a una mala noticia que nos sacudió fuerte tanto a mi marido como a mí. No sólo nadie me preguntó que me pasaba ni si necesitaba ayuda: alguien mintió y apartó a los 3 niños (incluida a mi propia Buenahija) (que sí lo preguntaron porque aún no están corruptos de la falta de empatía de los adultos), y después se creyó con la superioridad moral de recriminarme mi actitud al día siguiente. Por supuesto, asegurándose de dejar claro que hay un “todos” y un “nosotros” detrás de su opinión.
    No pensé que fuese a afectarme tanto lo que pensaran, pero aparte de que la mayor pesadilla de una persona con ansiedad es tener un ataque o flaquear en un lugar público (el peor miedo contra el que se lucha con la ansiedad es, probablemente, el terror a la ansiedad misma), no paro de pensar si esas críticas contra mi persona que aún deben seguir fluyendo por ahí afectarán a mi Buenahija. Ha llegado a tal punto el nivel de pánico a volver a cualquier evento del colegio, incluso a llevarla y recogerla a la puerta de clase, que empiezo a plantearme cambiarla de centro (por… ¿bullying maternal?). Pero no puedo ser tan egoísta: ella es feliz allí y tiene muchos amiguitos, sobre todo una niña que es, digamos, su mejor amiga. Incluso temo que ahora de cara al verano y ya que no se verán todos los días en el cole, su madre no quiera quedar en el parque para que jueguen juntas porque mi niña sea “la hija de la loca”, o algo así. Y le prometí a mi niña que intentaría hablar con la mamá de su amiguita para conseguir que se vieran durante el verano.
    No entiendo por qué me afecta tanto. No tengo especial interés en estrechar amistad con prácticamente ninguna de las madres o padres de los compañeros de clase de mi Buenahija, porque sus conversaciones siempre suelen basarse en criticar gente (algo que no disfruto) y encima generalmente gente que ni siquiera conozco (interés 0). Son gente bastante superficial y tendente al juicio fácil, es algo que ya sabía. No debería pillarme de nuevas. He capeado las críticas de la lactancia (tomó el pecho hasta los 3 años y medio) y otras igual de clásicas con estilazo y manoletinas, pero esto ha podido conmigo y, sinceramente, no se como afrontarlo.
    ¿…Algún consejo? =(

  2. yo no sé que me pasa pero estoy muy nerviosa siempre. Me medico con ansioliticos por ansiedad y fumo muchisimo dia y noche. Fumo dos paquetes diarios. Quiero a mis hijis más que a mi vida pero me encuentro mal. Creo que parte de la culpa es de mi marido que pasa de todo y duscutimos cada dia por cualquier cosa.

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